BATALLA DE BOMBONÁ – 7 DE ABRIL DE 1822
Acción táctica de Simón Bolívar contra Basilio García, durante la marcha hacia Quito. El campo donde se llevó a cabo la batalla, está situado en las estribaciones occidentales del volcán Galeras (departamento de Nariño, Colombia). Por el Norte corre el río Azufral, por el Sur el de Cariaco y por el Oeste el Guáitara. Paralelas al Sur del río Cariaco se hallan las alturas del mismo nombre. El camino que pasa por la hacienda de Bomboná, al dirigirse hacia Yacuanquer, atraviesa el río Cariaco por un pequeño puente. En horas de la mañana del 7 de abril de 1822, el coronel Basilio García se estableció defensivamente en las alturas de Cariaco. Su fuerza (1.055 combatientes) estaba constituida por 3 batallones de infantería (Aragón, Cataluña y milicias de Pasto) y 2 cañones violentos. Después de un reconocimiento del área, Bolívar comprobó que la posición contraria era inabordable por el frente y por la izquierda, mas, por las laderas del volcán había un sendero que podía ser utilizado, aunque con cierta dificultad. En consecuencia ordenó que el general Manuel Valdés, con el batallón Rifles (coronel Arturo Sandes), atacase el flanco derecho enemigo, en tanto que el general Pedro León Torres, con 2 batallones de infantería y 2 escuadrones de caballería, atacaría por el frente. A las 3:30 p.m. se inició el ataque. Torres cargó contra el centro, al mismo tiempo que Valdés se dirigía contra la derecha realista. Torres fue rechazado con grandes pérdidas; pero en cambio, el batallón Rifles, protegido por las sinuosidades del terreno y por la niebla, cumplió con éxito su cometido, al tomar las alturas de la derecha contraria, lo cual le daba completo dominio de la posición. Con esta maniobra, los defensores fueron envueltos. La victoria fue de Bolívar, aunque a costa de muchas bajas. Protegidos por la oscuridad de la noche, el jefe realista y sus tropas evacuaron la posición.
BATALLA DE BOYACÁ – 7 DE AGOSTO DE 1819
Acción perteneciente a la campaña Libertadora de Nueva Granada. Como consecuencia de su movimiento desde Bonza, Simón Bolívar había tomado posesión de la ciudad de Tunja el 5 de agosto de 1819, interfiriendo las comunicaciones de la tercera división realista bajo el mando del coronel José María Barreiro, quien, para recuperarlas, se desplazó por el camino principal, a través del páramo de Cómbita, para llegar a la localidad de Motavita el día 6. El 7, Barreiro se puso en marcha hacia la zona de Boyacá para ganar el puente sobre el río Teatinos y seguir de allí a Santa Fe de Bogotá. Advertido de este movimiento, Bolívar ordenó la marcha de su ejército, también hacia el puente de Boyacá, dispuesto a tomarlo para impedir a Barreiro su desplazamiento hacia la capital granadina. La marcha de estas 2 fuerzas originó la batalla de Boyacá. A las 2:00 p.m. de ese día, la vanguardia realista llegaba al puente, en el momento que hacía su aparición la descubierta de caballería patriota, la cual recibió el ataque de algunos cazadores enemigos; el grueso realista se hallaba como a 1.000 m de su vanguardia. La descubierta patriota neutralizó el ataque de los cazadores, los cuales se retiraron hasta la margen opuesta del río. Entre tanto, el grueso del ejército patriota entraba al campo de batalla; las fuerzas realistas intentaron un movimiento por su derecha, el cual fue interceptado por el batallón Rifles y una compañía de voluntarios británicos. Esta acción fue seguida por el avance de los batallones Bravos de Páez y Barcelona contra el centro realista y el de los batallones Nueva Granada y Guías que fueron a reunirse al batallón de Cazadores para formar la izquierda republicana. La reserva quedó constituida por las columnas de Tunja y del Socorro. Al empeñarse el combate en todo el frente, el general José Antonio Anzoátegui cargó contra la fuerza principal del enemigo y al producirse la ruptura, envolvió a los cuerpos contrarios con cuya intervención fueron puestos fuera de combate. Casi simultáneamente, el general Francisco de Paula Santander, con las operaciones del ala izquierda, forzó el paso del puente y completó la victoria.
BATALLA DE CARABOBO – 24 DE JUNIO DE 1821.
Acción bélica dada en la sabana de Carabobo, cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de 1821 entre el ejército realista del mariscal de campo Miguel de la Torre y el republicano mandado por el general en jefe Simón Bolívar. La victoria lograda por este último resultó decisiva para la liberación de Caracas y del resto del territorio venezolano. El campo de batalla está constituido por una sabana de unos 4 km de longitud, de este a oeste y 3 km de norte a sur. Limita por el norte con las filas del Algarrobal y de Las Manzanas; por el este con la fila de Las Manzanas; por el sur con el plan de Cartanal y por el oeste con la quebrada de Carabobo. Durante la ejecución de su movimiento retrógrado desde Araure, el mariscal de campo Miguel de la Torre se detuvo en esta sabana y distribuyó sus fuerzas en forma tal que cubrían, por el oeste, el camino de San Carlos, y por el sur el de El Pao. La primera línea defensiva fue confiada a la primera división (teniente coronel Tomás García), la cual se organizó de la manera siguiente: el primer batallón del Valencey (teniente coronel Andrés Riesco) ocupó la parte sur del camino; a su derecha se situó el batallón ligero del Barbastro (teniente coronel Juan N. Montero); el batallón ligero del Hostalrich (teniente coronel Francisco Illas), en columna de marcha, detrás de los anteriores. Las 2 piezas de artillería fueron emplazadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por Valencey y Barbastro. La posición correspondiente a la vía de El Pao fue ocupada por la división de Vanguardia (brigadier Francisco Tomás Morales), la cual constituyó una avanzada de unos 100 hombres (capitán Juan Casals); a continuación tomó posiciones el batallón ligero del Infante (teniente coronel Simón Sicilia); e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos (teniente coronel Joaquín Dalmar) y 4 regimientos de caballería. El Burgos se situó cerca del camino de El Pao y la caballería, en las vegas de la quebrada de Las Manzanas. El cuartel general quedó establecido cerca del batallón Burgos.
El 15 de junio de 1821, el Libertador reorganizó el ejército en 3 divisiones: la primera (general de división José Antonio Páez) estaba formada por los batallones Bravos de Apure (teniente coronel Francisco Torres) y Cazadores Británicos (coronel Thomas Ilderton Ferriar) y 7 regimientos de caballería. La segunda (general de división Manuel Cedeño), constituida por los batallones Tiradores (teniente coronel José Rafael de las Heras), Boyacá (teniente coronel Ludwig Flegel) y Vargas (teniente coronel Antonio Gravete) y un escuadrón de caballería. La tercera (coronel Ambrosio Plaza) contaba con 4 batallones: Rifles (teniente coronel Arturo Sandes), Granaderos (coronel Francisco de Paula Vélez), Vencedor en Boyacá (coronel Juan Uslar) y Anzoátegui (coronel José M. Arguindegui) y un regimiento de caballería. En total, 6.500 hombres. A tempranas horas del 24 de junio, desde las alturas de Buenavista, el Libertador hizo un reconocimiento de la posición realista y llegó a la conclusión de que ésta era inabordable por el frente y por el sur. En función de esta apreciación ordenó que las divisiones convirtiesen su marcha por la izquierda y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba descubierto; es decir, Bolívar ordenó una maniobra desbordante del ala derecha realista, maniobra ejecutada por las divisiones Páez y Cedeño, en tanto que la división Plaza seguía por el camino hacia el centro de la posición defensiva. El movimiento de estas unidades se ejecutó con rapidez, a pesar de la dificultad que ofrecía el terreno.
Al darse cuenta la Torre de la maniobra de los republicanos, ordenó al Burgos que marchase al norte a ocupar la altura hacia la cual se dirigían las divisiones de Bolívar. Al llegar el Burgos al área indicada abrió fuego contra el batallón Bravos de Apure, cabeza de la primera división, el cual, después de cruzar el riachuelo de Carabobo, trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana. Tan violento fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que replegarse por 2 veces consecutivas. En ese momento, la unidad que le seguía, el batallón Cazadores Británicos, se enfrentó al Burgos y lo obligó a ceder terreno. Entraron los batallones Infante y Hostalrich en apoyo del Burgos, pero reorganizado el Bravos de Apure, se unió al Cazadores Británicos para reanudar el ataque, auxiliado por 2 compañías del batallón Tiradores. Mediante una carga a la bayoneta estas unidades entraron a la sabana y rechazaron al ejército realista. Para detener el repliegue de las unidades que había empeñado, la Torre envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron sostener la línea, pero sólo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera división entró por el norte de la sabana. Para hacer frente a este nuevo ataque, la Torre ordenó al regimiento Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería republicana, pero esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas. Atacados de frente por la infantería patriota y por la derecha por la caballería, los batallones realistas optaron por la retirada. Del batallón Burgos había perdido la mayor parte de su fuerza y duramente castigados los otros 4 que intervinieron. Como último recurso, la Torre le ordenó al regimiento Lanceros del Rey que atacara a la caballería contraria, pero esta unidad no sólo desobedeció la orden sino que volvió caras ante el ataque de los republicanos.
El primer batallón del Valencey, que no había tomado parte activa en la batalla, al ver el giro de la situación, inició la retirada, bajo la presión de la tercera división. Sobre la marcha se le incorporaron la Torre, su Estado Mayor y los restos de las unidades que habían escapado a las cargas de los patriotas. El batallón ligero del Barbastro trató de unirse a los que se retiraban, pero fue rendido por unidades de la segunda y tercera división. El batallón del Infante, una parte huyó por el bosque y la otra cayó en manos de los patriotas. Al entrar la batalla en su fase final, los patriotas iniciaron una tenaz persecución, la cual fue llevada hasta Valencia. De los 4.279 efectivos presentes en la batalla, los realistas perdieron 2 oficiales superiores, 120 subalternos y 2.786 individuos de tropa. Las bajas de los republicanos también fueron cuantiosas. Los restos del ejército español se refugiaron en Puerto Cabello.
BATALLA DE JUNÍN – 6 DE AGOSTO 1824
En su marcha desde Cerro de Pasco hacia el sur, en busca del contacto con el general José de Canterac, Simón Bolívar llegó a Conocancha el 5 de agosto de 1824, y allí recibió la información de que Canterac se hallaba en Carhuamayo con 8 batallones, 9 escuadrones de caballería y 9 piezas de artillería; entonces ordenó una marcha directa a Reyes, donde suponía que tocarían los realistas en su movimiento retrógrado.
Canterac marchaba con rapidez hacia el sur para esquivar el envolvimiento que trataba de hacerle el Libertador, y así pudo ganar la pampa de Junín antes que el Ejército Unido. Al llegar Bolívar a las alturas que dominan la llanura, observó que el ejército realista seguía hacia Tarma, cuando aún la infantería patriota se hallaba distante unas 2 leguas (8,4 km). Para retardar el movimiento de Canterac, en espera de la infantería, Bolívar dispuso que la caballería entrase al campo a cumplir este cometido.
Toda la caballería patriota, bajo el mando del general Mariano Necochea, comenzó a entrar a la pampa, y cuando se habían desplegado algunos escuadrones y los otros se disponían a hacer lo propio, Canterac cargó de frente con 2 escuadrones que se hallaban en batalla; y contra los flancos lanzó 4 escuadrones que estaban en columna en ambas alas del dispositivo, en tanto que como reserva dejaba la caballería de la derecha.
Los jinetes patriotas recibieron la carga con sus lanzas en ristre. La ventaja inicial fue de los realistas, quienes lograron desordenar algunas unidades patriotas; pero éstos, repuestos de la violencia del choque, lanzaron un regimiento contra la izquierda enemiga, con lo cual rompieron ese flanco; al tiempo que el centro y la derecha eran sostenidos por 2 regimientos.
A los pocos minutos de combate, la victoria se decidió por la caballería del Ejército Unido. La caballería realista abandonó el campo en desorden y con precipitación.
BATALLA DE PICHINCHA – 24 DE MAYO 1822
Acción táctica definitiva de la Guerra de Independencia de Quito (Ecuador). En marcha en busca del ejército realista, el general de brigada Antonio José de Sucre había llegado el 17 de mayo de 1822 al valle de Chillo, distante de Quito 4 leguas (unos 17 km). Consciente de la maniobra planteada por Sucre, el mariscal de campo Melchor Aymerich ocupó la ciudad de Quito el 16 de mayo en la noche. La colina de Puengasi, de difícil acceso, se interponía entre el valle de Chillo y Quito; sin embargo, Sucre la pasó, después de burlar los puestos avanzados de Aymerich. El 21, bajó el ejército republicano al llano Turubamba y presentó batalla a los realistas, quienes la rechazaron en virtud de que ocupaban posiciones impenetrables.
Después de algunas maniobras, Sucre llevó sus tropas al pueblo de Chillogallo, a unos 1.600 metros de las posiciones contrarias. Durante la noche del 23 al 24 de mayo, Sucre marchó con su división con la idea de ocupar el valle de Iñaquito, al norte de Quito, el cual, además de ser el mejor terreno, se hallaba entre Pasto y Quito. Con tal fin adelantóse el coronel José María Córdoba con 2 compañías del batallón Magdalena. Después de atravesar un camino muy escabroso, la columna de Sucre llegó a las 8 a.m. del día 24 a las alturas del Pichincha. Detrás había quedado el parque, custodiado por el batallón Albión. A las 9:30 a.m., la compañía de cazadores del batallón Paya, que se hallaba en reconocimiento, tomó contacto con la división realista, que marchaba por la derecha de los patriotas, a ocupar las posiciones que éstos tenían en su poder. Se inició el combate, y poco después llegó el batallón Trujillo (coronel Andrés Santa Cruz), seguido de 2 compañías del batallón Yaguachi. El resto de la infantería, bajo las órdenes del general José Mires, seguía el movimiento de estas unidades, hasta entrar en combate. Entre tanto, el coronel Córdoba marchó con las 2 compañías del batallón Magdalena, buscando situarse a retaguardia del enemigo; pero lo fragoso del terreno se lo impidió y tuvo que regresar. Avanzaron los realistas, pero el batallón Paya los cargó a la bayoneta y les hizo perder la ventaja que habían obtenido.
Trataron los realistas de flanquear a Sucre por la izquierda con 3 compañías del batallón Aragón en momentos en que llegaba el batallón Albión, el cual puso en derrota al primero. Córdoba recibió la orden de relevar al batallón Paya y cargó contra el enemigo, hasta desorganizarlo y derrotarlo. Al mediodía, Sucre había obtenido la victoria; la explotación de ésta fue llevada a cabo por los batallones Paya, Yaguachi y Albión, la cual fue llevada hasta la propia ciudad de Quito. Imposibilitados los realistas para hacer frente a estas acciones, se refugiaron en el fuerte del Panecillo, y hasta allí les hizo llegar Sucre su oferta para una capitulación, aceptada por Aymerich y ratificada el día siguiente. Con la victoria de Pichincha el general Sucre tomó posesión de todo el departamento y capturó 1.100 prisioneros de tropa, 160 oficiales, 14 piezas de artillería, 1.700 fusiles y abundante material de guerra de todos los tipos. Los realistas tuvieron 400 muertos y los patriotas 200.
BATALLA DE SANTA INÉS – 10 DE DICIEMBRE DE 1859
Librada el 10 de diciembre de 1859, la batalla de Santa Inés representa una de las acciones militares más importantes de la Guerra Federal; en ella triunfaron los federalistas al mando del general Ezequiel Zamora. Una vez reunidas sus fuerzas en Guanare, a mediados de noviembre de 1859, los generales Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora se trasladaron a Barinas, seguidos por el ejército gubernamental de occidente, cuyo comandante, el general Pedro E. Ramos había recibido la orden de perseguirlos y batirlos. Tras su movimiento de retroceso, los federales se establecieron en el pueblo de Santa Inés, situado a unos 36 Km. al suroeste de la ciudad de Barinas, en la margen derecha del río Santo Domingo. La concentración de las fuerzas federalistas quedó concluida el 9 de diciembre. Asimismo, el general Zamora una posición defensiva y formuló un plan que consistía en un repliegue, ejecutado por las avanzadas, para atraer al atacante a un área donde sería destruido mediante un contraataque. Las avanzadas, además de canalizar la acción de los atacantes, debían causarles el mayor desgaste posible mediante el empleo de las fuerzas situadas en 3 líneas sucesivas; siendo la cuarta línea la posición final y en la que el atacante recibiría la descarga del máximo poder de combate de la fuerza de golpe, integrada por la reserva, incrementada por las fuerzas procedentes de las líneas anteriores.
Para dar cumplimiento al mencionado plan de ataque, el general Zamora tomó las siguientes previsiones: en el caserío La Palma fue situada la avanzada, la cual estaba dirigida por los coroneles Jesús Hernández y León Hernández; un poco más atrás, en una trapiche y un caney, fue organizada la primera línea a cargo del general Ignacio Antonio Ortiz; la segunda línea comandada por el general Rafael Pettit quedó a unos 900 m hacia atrás; la tercera línea liderada por el general Pedro Aranguren fue formada a 800 m de la anterior, en una encrucijada; por último la cuarta línea, a 800 m de la encrucijada, estaba constituida por el poblado; allí estaba la reserva. De acuerdo con el plan preparado por Zamora, al presentarse el atacante en La Palma, las tropas federalistas ofrecerían poca resistencia y se replegarían a la primera posición; la cual sería entregada al atacante, después de alguna resistencia; entonces los defensores ocuparían la segunda posición; de donde se replegarían a la tercera y allí harían lo mismo que en la línea anterior; quedando los atacantes a merced de la fuerza de golpe (reserva). El 8 de diciembre el ejército centralista pernoctó en el pueblo de San Lorenzo, en la margen izquierda del río Santo Domingo. A la mañana siguiente, el nivel del río bajó y las fuerzas centralistas avanzaron hacia La Palma, por lo que las fuerzas federalistas tuvieron que abandonar su posición y dirigirse al trapiche.
Por su parte, los atacantes armaron campamento en La Palma; el 10, reiniciaron el ataque, produciéndose el contacto con los defensores del trapiche (primera posición), los cuales se replegaron después de haber causado gran cantidad de bajas al atacante. Concluida la acción contra la primera posición, los atacantes prosiguieron sobre la posición siguiente (segunda), la cual fue tomada tras un sangriento combate. Luego de esto el objetivo de los centralistas era conquistar la tercera posición, la más fuerte de las que habían sido tomadas. Con tal finalidad, el general Ramos empeñó un combate a fondo con apoyo de artillería, pero la posición no pudo ser tomada. Además estaba previsto que allí la resistencia sería mayor, antes de que los atacantes cayesen bajo la acción de las fuerzas del poblado. Por otra parte, el ataque llevado a cabo por Ramos, a través de un intrincado atrincheramiento, eficientemente combinado con una barrera de fuegos, degeneró en el más completo fracaso para las fuerzas gubernamentales, las cuales tuvieron numerosas bajas. Convencido al fin de lo infructuoso de su empresa, el general Ramos decidió ordenar la retirada, la cual se efectuó a partir de la medianoche de ese día. Finalmente, el día 11 de diciembre al amanecer, al advertir la ausencia de los atacantes, Zamora dispuso lo conveniente para la realización de las reliquias del ejército centralista de occidente.
BATALLA DE LAS QUESERAS DEL MEDIO – 2 DE ABRIL DE 1819
Acción táctica librada el 2 de abril de 1819 en el estado Apure, en el marco de la Guerra de Independencia. Durante la misma Páez ordenó el célebre "vuelvan caras", maniobra decisiva para derrotar a las fuerzas realistas. La batalla de las Queseras del Medio se produjo una vez que luego del combate de la Gamarra (27.3.1819), se replegó en los Potreritos Marrereños, a la derecha del Arauca, lugar donde el jefe español Pablo Morillo decidió atacarlo. José Antonio Páez enterado de los objetivos de Morillo, a la cabeza de 153 jinetes cruza el río Arauca el 2 de abril de 1819 y enfila 3 columnas contra el campamento realista. Morillo ante el ataque Páez, movió su ejército con la caballería al frente (cerca de 1000 jinetes), por lo que el "Centauro de los llanos" emprendió la retirada en la dirección donde Bolívar había apostado una unidad de infantería. Ante la aparente repliegue de las fuerzas de Páez, Morillo ordenó a un escuadrón bajo el mando de Narciso López rodear al ejército paecista.
Por su parte, Páez encomendó a Juan José Rondón que atacase a López para hacer que éste reuniese su escuadrón en una sola columna, al ocurrir esto, Páez ordenó volver caras y el ataque sobre las fuerzas de Narciso López. El efecto de esta maniobra de la caballería paecista, fue sembrar el caos y la confusión en el ejército realista. La acción de los lanceros de Páez fue facilitada por el hecho de que los carabineros de López echaron pie a tierra para hacer uso de sus carabinas. Ante el ataque de las fuerzas patriotas la caballería realista se retiró con precipitación y se echó sobre su propia infantería, la cual no fue arrollada gracias a la decisión de Morillo de trasladarla rápidamente a un bosque vecino, donde se refugiaron. El balance del enfrentamiento entre las fuerzas patriotas y realistas, se calculan en 400 bajas para los primeros, contra 2 muertos y 6 heridos de los segundos.
En términos generales, la maniobra "vuelvan caras" ejecutada por José Antonio Páez en las Queseras del Medio, es en la terminología militar una táctica llevada a cabo por las unidades de caballería. La misma consiste fundamentalmente en un cambio de dirección de la retaguardia, en la que los que se retiran vuelven cara a sus perseguidores, lo cual crea una gran confusión en los mismos. La maniobra como tal se ejecuta mediante voz de mando o toque de trompeta; siendo la última la más usual. A esta estrategia también se le conoce como "volver cara al enemigo".
BATALLA DE URICA – 5 De Diciembre De 1814
Acción táctica militar de la Guerra de Independencia venezolana librada en el pueblo de Urica (Edo. Anzoátegui), entre el general en jefe José Félix Ribas (por los republicanos) y José Tomás Boves (por los realistas); y que tuvo como desenlace final, la muerte de Boves. Luego de la victoria obtenida en Los Magüeyez (9.11.1814) contra el coronel José Francisco Bermúdez, José Tomás Boves se dirigió por Nuevo Mundo a Urica a reunirse con su segundo, el coronel Francisco Tomás Morales, quien de Santa Rosa había marchado hacia aquella zona. Por su parte, Bermúdez retornaba a Maturín, donde el general en jefe José Félix Ribas dispuso la ejecución de la ofensiva contra los realistas en Urica; operación que no se había llevado a cabo debido a la decisión de Bermúdez de ir a Los Magüeyez contra Boves.
Para esta empresa contaba Ribas con 2.000 hombres, al frente de quienes se hallaban José Tadeo Monagas, Pedro Zaraza, Manuel Cedeño, Francisco Parejo y otros. Al llegar al sitio de El Areo, procedió Ribas a la formación de 2 columnas de caballería de 180 hombres, las cuales recibieron el nombres de Rompelíneas, con Monagas y Zaraza de comandantes. Después de efectuar todos los preparativos para la batalla, el destacamento patriota marchó durante la noche del 4 al 5 de diciembre, para amanecer en Urica frente a los realistas (ya Boves se había incorporado al lugar), desplegados en 3 columnas en una gran sabana. Las hostilidades fueron iniciadas por Boves, cuando salió con su columna a enfrentarse a la que mandaba el coronel Bermúdez, quien pudo rechazar el ataque. Este éxito inicial de los patriotas permitió a Ribas la colocación de sus hombres en línea de batalla y con ellos cargó contra los realistas, quienes respondieron con intenso fuego de artillería. En este momento, ordenó Ribas que las columnas Rompelíneas emprendieran el ataque contra la columna derecha enemiga, lo cual fue ejecutado con éxito. Cuando Boves advirtió que su columna había sido envuelta, salió de su centro precipitadamente y pereció en el choque. El resto de las fuerzas realistas (centro e izquierda), cargaron contra la línea republicana y la envolvió, y con ello obtuvo la victoria. Las bajas fueron numerosas en ambos bandos.
LA BATALLA NAVAL DEL LAGO DE MARACAIBO – 24 DE JULIO DE 1823
Librada el 24 de julio de 1823 resultó una acción decisiva en las campañas navales de la Independencia. En dicha batalla se enfrentó la escuadra republicana dirigida por el general José Prudencio Padilla, comandante del tercer departamento de Marina y de las operaciones sobre el Zulia y la realista mandada por el capitán de navío Ángel Laborde y Navarro, Comandante del apostadero de Puerto Cabello y segundo jefe de la armada española sobre Costa Firme. La escuadra patriota estaba compuesta por los bergantines: Independiente, Marte, Fama, Confianza y Gran Bolívar; las goletas: Espartana, Independencia, Manuela, Chitty, Emprendedora, Aventina, Peacock, Antonia Manuela y Leona. En cuanto a las fuerzas realistas las mismas estaban conformadas por el bergantín San Carlos, los bergantines-goletas: Esperanza y Riego o Maratón; la goleta de gavias Especuladora; las de velacho: María Salvadora, Estrella, Cora, Mariana, Rayo, María Habanera y Zulia; las flecheras: Atrevida y Maracaibera; los pailebotes: Guajira y Monserrat, los faluchos: Resistencia, Mercedes, Brillante, Relámpago y Pedrito y las piraguas: Raya, Duende, Palomera, Esperanza, Félix María, Altagracia, San Francisco y Corbeta, con un total de 49 cañones, 14 carronadas, 4 obuses, individuos de tropa y 670 de marinería, incluidos jefes y oficiales.
Luego de haber tenido 3 encuentros parciales con la española, la escuadra republicana se apostó en el puerto de Moporo, donde pasó la primera quincena de julio sin actividades de mayor importancia hasta el 17 en que el comandante Labordex envió a Padilla una intimación que éste rechazó, por lo que los días subsiguientes transcurrieron en febril actividad bélica, en el que ambos comandantes se mantuvieron acondicionando sus buques, concentrando provisiones y adiestrando sus tripulaciones con miras al combate. En la tarde del 23 la escuadra realista se dirigió a la costa occidental del lago en las inmediaciones de Capitán Chico y fondeó entre este sitio y Bella Vista, al norte de Maracaibo, quedando en línea de combate, pero la republicana permaneció en la vela hasta el anochecer que fue a dar fondo en Los Puertos de Altagracia, quedando todos los buques en una línea paralela a la costa oriental, avanzando las fuerzas sutiles hasta Punta de Piedra. Al amanecer del 24 los comandantes de los buques republicanos fueron llamados al bergantín Independiente, donde el general Padilla les dio las últimas instrucciones para el combate, efectuando algunos cambios y no satisfecho aún, a las 10:30 a.m., pasó personalmente a bordo de toda la escuadra, con el objeto de arengar a sus dotaciones y animarlas de un modo eficaz para que, llegado el momento de atacar a los realistas, lo hicieran con la mayor intrepidez y entusiasmo. A las 10:40 a.m. roló el viento al noroeste y 10 minutos después se hizo la señal de prepararse a dar la vela, pero habiendo aflojado llamándose al sur, se reservó la decisión de levar anclas hasta que se afirmase la brisa por donde fuera favorable, pese a que todo lo invitaba a atacar la escuadra realista que se hallaba fondeada a su frente en una línea paralela a la costa y muy próxima a ella.
A las 2 p.m., se ordenó al comandante de las fuerzas sutiles levar y seguir sobre las embarcaciones realistas de su clase, en atención a que por su menor andar debía adelantarse; a las 2: 20 p.m., hicieron la señal de dar la vela, y minutos después la de formar la línea de frente para atacar al mismo tiempo a todos los buques enemigos que, observando aquellos movimientos que se acordaron. Como el bergantín Marte estaba situado a barlovento y el Independiente, a sotavento, fueron proporcionando el andar de modo que quedase y siguiese perfectamente bien formada la línea de batalla para lograr la ejecución del plan que Padilla se había propuesto, sin que por esto se dejasen de hacer las señales que fuesen menester a cada uno de los que se desviasen de su sitio. Los buques republicanos avanzaron con rapidez sobre la escuadra realista que se mantuvo anclada en espera del ataque; el ala sur de la escuadra la llevaba el general Padilla y el ala norte estaba a las órdenes del capitán del navío Nicolás Joly, cortando la retirada hacia la bahía. A las 3:04 p.m., colocaron la señalar de abordar al adversario dejándola izada no obstante haber sido contestada por todos los buques, para manifestar con ello que ninguna cosa restaba por hacer. A las 3:45 p.m., la flota realista abrió fuego sobre las escuadras patriotas, pero la escuadra de Colombia la Grande, prosiguió avanzando sin disparar un tiro; hasta que estando cerca rompieron los fuegos de cañón y fusilería. Al romperse los baupreses, el bergantín Independiente, se echó sobre el San Carlos, y se dio comienzo al abordaje, fase con la cual se decidió la victoria para los republicanos. Como consecuencia del ataque patriota, fueron destruidos muchos buques realistas y capturados otros. Los realistas en la más angustiosa situación picaron los cables y trataron de escapar haciéndose a la vela; pero fracasaron en su intento, pues sus buques mayores fueron hechos prisioneros. La mayor parte de la tripulación del San Carlos se arrojó al agua e igual suerte corrió la de los otros buques, excepto la del bergantín-goleta Esperanza, que fue destruida por una explosión. En definitiva, sólo tres goletas lograron escapar y se pusieron al abrigo del castillo San Carlos.
Terminada la jornada el general Padilla ordenó que la escuadra diese fondo allí donde había combatido. Poco después se dirigió a Los Puertos de Altagracia a reparar las averías de sus naves. Por su parte, el comandante Ángel Laborde pasó al castillo, ganó luego la barra, tocó en Puerto Cabello y con el archivo del apostadero se dirigió a Cuba. Las pérdidas de los republicanos fueron de 8 oficiales y 36 individuos de tripulación y tropa muertos, 14 de los primeros y 150 de los segundos heridos y un oficial contuso, mientras que la de los realistas resultaron mayores, sin contar los 69 oficiales y 368 soldados y marineros que quedaron prisioneros. En 2 horas de recio combate, se decidió la acción, la cual, abrió camino de las negociaciones con el capitán general de Venezuela, quien a concluirlas el 3 de agosto siguiente, se obligó a entregar el resto de los buques españoles, la plaza de Maracaibo, el castillo San Carlos, el de San Felipe en Puerto Cabello, así como todos los demás sitios que ocupaban los españoles y el día 5 evacuó definitivamente el territorio nacional.
CONCLUSIÓN
Las batallas casi siempre reciben su nombre en base a alguna característica geográfica del campo de batalla, como el nombre de una ciudad, de un bosque o de un río. Ocasionalmente, las batallas pueden recibir su nombre por la fecha en la que tuvo lugar.
En Venezuela las batallas cumplieron un papel muy importante ayudaron a la independencia de Venezuela.
A partir de 1.810 se inicia en Venezuela el proceso de consolidación del territorio. Entre 1.810 y 1.812 se sucede un período cívico constitucional que culmina con la capitulación de Miranda. Entre 1.812 y 1.813 tiene lugar la Segunda República. En 1.814 se pierde esta república con la Batalla de Urica. La Tercera República o tercer período abarca desde 1.816 hasta 1.819. Entre 1.819 y 1.830 se produce la integración de Venezuela, Nueva Granada y Quito en una sola república.
BIBLIOGRAFÍA
– http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Las_Queseras_del_Medio
– http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_naval_del_Lago_de_Maracaibo
– http://www.auyantepui.com/historia/batallas_13.html
– http://www.fpolar.org.ve/nosotros/educacional/batallas/bataboya.html
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– http://www.fpolar.org.ve/nosotros/educacional/batallas/batabomb.html
– http://www.fpolar.org.ve/nosotros/historia/junin.html
Autor:
María Belda
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