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Violencia juvenil: La gestación del criminal

Enviado por Felix Larocca


  1. La agresividad como instinto
  2. Entonces, ¿qué hacer?
  3. En resumen
  4. Bibliografía

"Estamos conscientes del hecho de que escribir una tesis proponiendo el concepto de que la crueldad y la violencia son actividades inmanentes, ubicuas y con la capacidad de conferir ventajas adaptivas a nuestra especie, en las mentes de muchos, tendría repercusiones adversas". FEFL en La Crueldad y la Violencia: Anatomía de Entidades Inmanentes.edu.redEl crimen en todas sus manifestaciones es una realidad penosa en nuestro país como es lo mismo en tantos otros que se declaran a sí mismos dechados de la prosperidad y ejemplos de lo civilizado en el mundo.

Todavía, entre nosotros, la delincuencia juvenil no ha adquirido las dramáticas dimensiones que ha logrado en otros lugares, pero el problema aquí existe, según los reportajes que leemos diariamente en la prensa local.

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¡Dame tu celular o mueres!

Aquí, sabemos, que los juveniles azotan las barriadas pobres con sus pandillas organizadas alrededor de un cabecilla, utilizando métodos violentos para cometer sus actos criminales.

La pobreza y la falta de oportunidades, tanto como la falta de vida familiar y la carencia posible de un futuro, pueden que sean los factores contribuyentes al deterioro general del respeto a la ley que hoy presenciamos.

Pero, la violencia en otras formas se observa también en las clases privilegiadas, cuya presencia se siente en carreras de vehículos en las avenidas de la Capital, en el abuso de drogas y en, casos aislados, de asesinatos y torturas inesperadas. Lo más fácil es atribuir la razón por estos comportamientos inexplicables a la influencia de la televisión, a los comics, a la música que escuchan, a la falta de disciplina personal, a tenerlo todo, al cine… porque nos faltan razones válidas para entender la naturaleza de este problema.

La agresividad como instinto

La agresividad es un instinto ingénito de nuestra especie, y la violencia (psicológica o física) aparece como el medio más rápido para lograr nuestros fines. El diálogo implica madurez y exige habilidades polemistas que no abundan entre los jóvenes. De todos modos, nadie está libre de reacciones primitivas, de carácter agresivo, para defender el territorio propio — que, cuando se producen de forma reiterada, terminan modulando la conducta.

Pero, los humanos somos la única especie animal que ha creado una cultura de la violencia y los medios de aniquilar al adversario se hacen cada vez más espeluznantes y complejos.

Al principio, durante el pleistoceno, inventamos las armas como herramientas de supervivencia para obtener comida. Ahora diseñamos armas para destruir poblaciones enemigas en masa.

Sin embargo, no somos el único animal que caza, tortura y extermina por razones otras que la adaptación de la especie. (Para leer acerca de "pandillas" de elefantes jóvenes dedicados a la violencia: http://www.monografias.com/trabajos91/abecedario-n-es-ninos-malcriados/abecedario-n-es-ninos-malcriados).

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Experimentación precoz

Así pues, niños y jóvenes pobres y ricos nacen y crecen en un mundo violento. Aquí no hablamos sólo de guerras ni siquiera de agresiones físicas. La violencia que más influye en los niños proviene de un estilo de vida en la que uno de los valores principales es el control y la seguridad. Ésta se manifiesta en la defensa de la propiedad y en la colocación de alambres de espinas y guachimanes en nuestro territorio individual. Las actitudes violentas, en suma, medran muy bien en una sociedad competitiva que predica soluciones individualistas y que olvida promocionar la dimensión social de las personas — la sociedad dominicana: la de las yipetas (SUVs) con vidrios tintos, de los guardaespaldas y de las escoltas — Así, resulta hipócrita que nos espantemos de ver algunos niños que perpetúan la misma sociedad que hemos creado. Desde un punto de vista sociológico, por tanto, las conductas violentas de niños y jóvenes podrían interpretarse como la consecuencia de la preponderancia de lo individual ante el interés común.

Pero, desde una perspectiva psicológica, se explican las conductas violentas independientemente del momento social en que se producen, recurriendo a lo más íntimo del ser humano. Generalmente, las travesuras se cometen junto a un grupo de amigos y se actúa espontáneamente. Quien transgrede la norma se siente importante y admirado por sus compañeros. En ese caso, el acto mismo resulta estimulante: sabe el niño o joven que sus padres no lo aprobarán, pero eso sólo añade un poco de emoción. Lo que importa es la aprobación de los amigos, esa es la recompensa y merece la pena asumir el riesgo del castigo.

Esa es la motivación de las pandillas, que entre ellos mismos comparten una identidad colectiva que les eleva la serotonina cerebral y les incrementa la autoestima. A Seymour Kety, ex-director del Instituto Nacional de la Salud Mental en los Estados Unidos, el haber reconocido este fenómeno y proponer "tratar de controlarlo" le costaría su posición prestigiosa en el gobierno de su país.

¡Hipócritas que, los burócratas son!

La violencia como evento ocasional y leve se considera parte de la rebelión "normal" del adolescente. Pero, cuando un niño mata al otro para robarle su I-Pod, estamos hablando de cosas más serias y de agresión más integrada dentro de la formación psicológica del criminal que la comete.

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Si bien es verdad que los adolescentes buscan identificarse como individuos y reafirmarse como miembros de un grupo cualquiera, no todos cometen crímenes de proporciones homicidas ni otros actos de naturaleza criminal.

Sólo pocos lo hacen

Decía el psicoanalista James P. Comer: "[que]…la pobreza no es causa de la delincuencia, pero tampoco la previene…" Nosotros tenemos una juventud substancial en sus números que vive en la pobreza más abyecta y en condiciones que deniegan, a todos, un porvenir.

No existe la educación pública. Para el pobre, las oportunidades de avance son escasas. El desayuno escolar, es una sola comida, y no alimenta. No saben leer. No saben escribir. Lo que aprenden es lo poco que les dicen y lo que de otros imitan.

Conjeturan que los ricos desdeñan a los pobres. Que alimentan a sus perros de raza, mejor que lo que tratan a sus padres, quienes son fatídicamente, sirvientas y chóferes de los adinerados.

Los que ansían asistir — en búsqueda de conocimientos, a los planteles ruinosos que llaman escuelas — Encuentran lugares que, a veces no tienen donde sentarse, carecen de libros, el profesor no enseña y el desayuno escolar a muchos les hace daño, por no poseer la enzima necesaria para digerir la leche.

Pero ojos; ellos poseen. Ven a niños que crecen en ambientes en los que sienten que valen mucho, que son "especiales", y, que pueden (por la excesiva tolerancia familiar) hacer casi cualquier cosa que se les antoje.

Ven que los ricos no respetan las leyes, que parquean sus carros costosos donde les dé la gana y que se burlan de todos.

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Ladrona o ¿cleptómana?

Los actos agresivos, entonces se justifican, y se convierten en la esencia del grupo al que se unen. La serotonina circulante aumenta colectivamente y se sienten vindicados.

No temen las represalias de la ley, porque hasta el punto en que controlan el hábitat donde operan, por medio del miedo, nadie los tocará.

Entonces, los más dominantes, desarrollan fantasías instintivas, atávicas y poderosas. Sueñan del aroma (de las feromonas, en realidad) de la niña rica, de su piel suave color de la nieve y de su belleza inmaculada, llegando a concebir que una violación sexual sea lo que ella secretamente anhela. Lo saben, porque es lo que sus mentores le inculcan y porque anhelan creerlo.

El resto es triste si la fantasía se vive en la realidad.

Tenemos que diferenciar estas conductas con los comportamientos de un niño sociópata, que siempre ha mantenido dificultades para distinguir entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo inaceptable. Crónicamente antisocial, no aprende de las consecuencias de sus acciones. Los jóvenes que estamos describiendo creen que están luchando por una causa justa gozando de la aprobación de los sistemas éticos en los que creen.

¿Qué puede responderse a alguien que diga que uno puede ser millonario y ser oficial del ejército si vive al margen de la ley? — ya que vivir al margen de esa ley es lo que algunos banqueros, políticos, cambistas, jueces y economistas astutos, hacen impunemente.

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"…ya es muy tarde para remediar…"

Entonces, ¿qué hacer?

Si existe un dilema que a todos nos atañe es éste. La solución no resta en manos de los oficiales públicos cuyas soluciones, tradicionalmente, han sido nimias, hiperbólicas, aparatosas y que aún ni saben cómo confrontarlo, por falta de entendimiento.

Todos, la familia, la escuela, las autoridades y la sociedad misma, deben abordar el tema con la seriedad y responsabilidad que éste requiere. Porque es algo que no puede, ni debe esperar, hasta que el joven se torne a una vida de crimen, cuando ya es demasiado tarde.

Pero, como paradoja triste, el gobierno, como todos los gobiernos, llena sus posiciones vacantes adjudicándolas a burócratas sin experiencia, pero que sean esencialmente leales.

Éstos no saben ni qué hacer.

¡Ya basta de favoritismo gubernamental!

Los políticos elegidos tienen — además del "deber" tradicional de enriquecerse vía el saqueo del erario público — el de atraer a los cerebros que pueden acelerar el cambio debido que toda nación espera.

En resumen

Freud nos advirtió: "Cuando un ser humano lanzó una palabra en lugar de una piedra, nació la Civilización". Hoy, parece ser que es preferible la coerción al raciocinio entre personas. El juvenil sabe que su arma más poderosa es el terror que sus actos infunden.

Padres que no respetan valores, no pueden esperar nada distinto de sus propios hijos. Políticos que hoy prometen quimeras, para mañana "comprometer" sus palabras, retractándose, a sí mismos de modo engañoso y superfluo para el logro de sus fines, son asimismo violentos en el sentido figurativo de la palabra, porque la mentira es violencia: Violencia contra la verdad.

Pero, nuestra sociedad sanciona lo expediente y lo cómodo — vale más ser encamada por un hombre rico, siendo su amante, que ganarse la vida con dignidad y coraje. Vale más ser lisonjero y ganar favores de gobernantes corruptos que levantarse en desacato digno y moral.

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Padre: Dando ejemplo a su hijo…

Quizás, entonces, para el delincuente juvenil, su desafío del status quo es acto digno y moral — depende de cómo se considere.

La delincuencia existe en todos los niveles de nuestras vidas y tenemos que hacer nuestra paz interior antes de pretender remediarla. Porque primero, viene remediar el daño que hiciéramos, cuando ignoráramos la educación moral de nuestros hijos y las promesas que en las campañas presidenciales los políticos hicieran.

Fin de la lección.

Bibliografía

  • Larocca, FEF: La Crueldad y la Violencia: Anatomía de Entidades Inmanentes en monografías.com

  • Larocca, FEF: Abecedario "V" es por Violencia y los Síndromes de Estocolmo en monografías.com

  • Larocca, FEF: Abecedario "M" es por Niños Mal Criados en monografías.com

  • Larocca, FEF: Antisocial, Psicópata, Sociópata: Las Tres Caras de Narciso… en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Síndrome de Oslo

  • Robins, L: (1947) Deviant Children Grown Up: A Sociological and Psychiatric Study of Sociopathic Personality Krieger Pub Co

  • Larocca, FEF: La Rabia del Camino y la Personalidad Narcisista en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Terrorismo en monografías.com

  • Larocca, FEF: Juego Brusco y Abuso Sexual Infantil en monografías.com

  • Larocca, FEF: Fenómenos Psíquicos en monografías.com

  • Larocca, FEF: Economista: Alquimista en monografías.com

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Futuro de las naciones…

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca