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Historia de España. Parte I. Desde la prehistoria hasta la reconquista (página 2)

Enviado por Lorena Pozueta


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Los Visigodos:

Pueblo de origen germano, bajo el mando de su caudillo Alarico, destruyeron Roma el 24 de Agosto del 410.

Tras un saqueo que duró tres días, cargados de botín y esclavas, se retiraron a la Italia Meridional. Poco después muere Alarico y le sucede Ataulfo; que también había participado en el asedio de Roma.

Ataulfo acarició la idea de fundar un imperio sobre las cenizas del romano, pero pensando que su pueblo no estaba preparado para asumir las instrucciones romanas, creyó mas conveniente colaborar en el resurgir del Imperio Romano.

Honorio, pese al odio que sentía por los visigodos, no tuvo mas remedio que aceptar la ayuda que se le ofrecía. Ataulfo cruzó los Pirineos y conquistó Barcelona en el año 414.

Honorio recompensó a Walia con la Aquitania, desde el Loira hasta Burdeos, con lo que se dio nacimiento al reino visigodo de la Galia. Walia y sus sucesores fueron, desde ese entonces, los reyes de un pueblo y de un reino.

Ataulfo, aunque sólo dominó parte de la Tarraconense, puede ser considerado el primer rey visigodo de España.

La Dominación Visigoda:

Hacia el año 467 los visigodos dominaban gran parte de la península y, bajo el reinado de Eurico (467-484), sus territorios se extendían mas allá de los Pirineos y la capital era Toulouse.

En el año 507, Alarico II, sucesor de Eurico y seguidor de la herejía arriana se enfrentó con Clodoveo, rey de los francos, y fue derrotado. Esta derrota supuso la pérdida de los territorios de la Galia, excepto la provincia de Septimania (ancha franja de la costa francesa sobre Cataluña, en parte coincidente con el Rosellón). El reino visigodo quedó confinado en la Península que era compartida con los Suevos del noroeste y con los Bizantinos que ocupaban el sur.

Leovigildo (568-586), reformó las leyes para facilitar la convivencia de hispano-romanos y visigodos, reforzó la autoridad real y destruyó el reino suevo; pero no consiguió la unidad religiosa bajo el arrianismo. Su hijo Recadero (568-601) y el pueblo godo abrazaron el cristianismo y así se logró la unidad religiosa.

Cuando en el año 313 se publicó el Edicto de Milán, por el que el Imperio Romano hacía del cristianismo la religión oficial, ya había en Hispania 19 Obispados.

La unión territorial la consiguió Suintila (621-631) al expulsar del país a los bizantinos. Con Recesvinto (653-672) se publica el Código Liber-Ludiciorum (código de leyes para unificar la población peninsular), que fue aplicable por igual a godos e hispanorromanos, consiguiéndose la unidad judicial para todos.

En el año 711 cruzan el estrecho de Gibraltar para intervenir en la lucha dinástica de los visigodos, provocada por la aspiración al trono de los hijos de Witiza, frente a Don Rodrigo.

Ante la facilidad de la invasión, olvidaron a los hijos de Witiza (702-710), y organizaron el gobierno como un emirato independiente de la Dinastía Omeya de Damasco (Siria). Los sucesores de los primeros invasores extendieron la conquista hasta Francia, pero allí fueron derrotados por Carlos Martel en la Batalla de Poitiers (año 732).

La Conquista Islámica (S. VIII) – Don Rodrigo y la Invasión Musulmana:

A pesar de la insistencia de la viuda de Witiza para que coronaran al mayor de sus hijos, los nobles decidieron elegir rey a Don Rodrigo, hasta entonces gobernador de la Bética y un gran guerrero. Pero los deudos de Witiza decidieron nombrar otro rey en la persona de Aguila II, cuyo parentesco con aquel no estaba muy claro. La guerra civil estalló y Rodrigo no pudo dominar las provincias de Cataluña y Septimania, donde reinaba Aguila II.

En la primavera del 711, Rodrigo, sin hacer caso de lo que consideraba una razia mas de los musulmanes, se dirigió al norte para someter a los vascones, con la intención de dirigirse luego contra Aguila II, en Cataluña, una vez estuvieran sometidos.

Mientras, los descendientes y partidarios del difunto Witiza seguían intrigando para que Muza les ayudara a retomar el poder. Muza accedió, y el 28 de abril del 711, 7000 hombres se embarcaban en naves proporcionadas por el Conde Don Julián, y tras cruzar el estrecho se fortificaban en Gibraltar, antes de emprender la marcha hacia el norte.

Rodrigo reunió a los nobles, incluidos los descendientes de Witiza. Tariq recibió 5.000 hombres de refuerzo (enviados por Muza). La batalla final tuvo lugar en Medina Sidonia. Rodrigo murió. Tariq tomó Córdoba y Toledo, Muza tomó Sevilla y Mérida. En el año 714, Tariq y Muza se unieron para tomar Zaragoza; y mientras duró el asedio, Tariq avanzó hacia Cataluña. Otras expediciones penetraron en Galicia. Cuando Muza y Tariq fueron llamados a Damasco por el Gran Califa al-Walid, la conquista había casi concluido, con la excepción de los focos del norte, impermeables a cualquier invasión.

La facilidad y rapidez de la conquista se debieron: por un lado, a la colaboración de los traidores de Witiza, y por otro, a la pasividad del pueblo llano, harto como estaba de los abusos de los señores feudales y de la iglesia.

La Reconquista (S. VIII)

Los hispano godos que no quisieron someterse a la dominación musulmana, se refugiaron en las montañas de Asturias y en los altos valles de los Pirineos. Desde estos lugares se inició la reconquista, una rebelión contra el invasor que se mantuvo durante más de siete siglos.

Al frente de la rebelión de los astures se puso Don Pelayo, noble rey godo y primer rey (718-737) de Asturias y León, que obtuvo su primer victoria sobre el Islam en Covadonga (722). Años después, su sucesor Alfonso I (739-757), recorrió el Valle del Duero y trasladó, hasta Asturias, a los cristianos que estaban desperdigados. De esta forma, consolidó su pequeño reino y la meseta septentrional se convirtió en territorio de nadie entre los dominios musulmán y cristiano.

La Dinastía Omeya de Damasco fue derrocada, subió al poder la Dinastía Abasí de Bagdad. Abderramán I se proclamó emir independiente. Con Abderramán III (912-961) se consolida el califato de Córdoba, que se extendía hasta el Valle del Duero y más allá del Ebro.

El califato independiente se convirtió, durante más de un siglo, en el centro cultural y comercial mas activo de occidente. Allí acudían filósofos, médicos, geógrafos, historiadores y artistas de todo el mundo musulmán. El califa al-Hakam II (961-976) llegó a reunir una biblioteca de 400.000 volúmenes. Pero el califato tuvo una vida muy corta. Tras la muerte del Gral. Árabe Almanzor (año 1002), que había conseguido, mediante el despliegue de una gran actividad bélica, que los cristianos se replegaran a los mismos territorios en los que se habían refugiado cuando se inició la reconquista, la autoridad de los sucesivos califas, diez entre los años 1009 y 1031, se resquebrajó de tal forma que la España musulmana se disgregó en numerosos y pequeños reinos de taifas entre los que sobresalieron los de Sevilla, Badajos, Toledo, Zaragoza y Valencia por su gran actividad cultural y su nivel de vida.

Mientras el califato de disgregaba, el rey de Navarra Sancho el Mayor (1000-1035) consiguió extender su influencia por toda la España cristiana, desde los condados catalanes hasta el reino de León. Pero, en su testamento, repartió sus dominios entre sus tres hijos. García de Nájera le sucedió en Navarra, Ramiro recibió el condado de Aragón y adoptó el título de rey, y Fernando recibió Castilla, que había sido convertida en reino, al que por herencia unió el reino de León; tras la muerte sin sucesión de su cuñado Bermudo III (primera unión).

El sentimiento catalán se formó por la oposición a francos y musulmanes. El primero de los condes de Barcelona, fue Wilfredo I el Velloso, inició una dinastía que consiguió independizarse de la monarquía Carolingia.

Los nuevos reinos y condados forzaron a muchos de los reinos de taifas a pagar tributo. Esto, unido a la mejoría económica por el camino de Santiago. Alfonso VI de Castilla va a conquistar Toledo, para ellos recurre a los almorávides del norte de África.

Yusuf unificó España. El arte cristiano se materializó, entre otras manifestaciones, en una gran expansión de iglesias y monasterios de estilo románico.

Mientras Portugal y Navarra se independizaban, Aragón y Castillas se habían unido (1135).

La intervención de los musulmanes represento una breve amenaza para los reinos cristianos. A partir de la batalla de las Navas de Tolosa (1212) se supuso la 1er victoria.

Después de las Navas de Tolosa, la España musulmana fue cayendo en poder de los cristianos. Solo quedo en manos musulmanes el reino de Granada, que subsistió dos siglos como vasallo y tributario de la corona de Castilla.

Sociedad:

La rápida extensión de esta última fase de la reconquista y la escasez de población de los reinos cristianos hicieron que parte de la población musulmana permaneciera en sus tierras, tributando a los nobles de las órdenes militares que habían apoyado a la corona en la reconquista. Así se formaron los latifundios del sur de España y Portugal. La nobleza, con una clara falta de visión que respondía al desprecio por el trabajo manual que tan graves consecuencias tuvo para España en los siguientes siglos, dedicó con preferencia sus tierras a la ganadería en perjuicio de la agricultura que tan sabiamente se había desarrollado en la España musulmana, esto supuso convertir Castilla en una potencia lanera.

(En el siglo XVI se estimaba que pastaban en la Península unos cinco millones de merinas, casi un borrego por habitante, cuya lana era transportada fuera de España, en tejidos diversos. Tejidos por los que se pagaba diez veces más de lo que se había cobrado por las materias primas para elaborarlas).

Frente al creciente poder de la nobleza, la monarquía buscó el apoyo de los municipios, de forma que en las Cortes comienzan a participar, además del clero y de la nobleza, representantes de este nuevo poder. Con las nuevas formas de vida, surgen nuevas órdenes religiosas, como los Franciscanos que se mantienen en contacto con el pueblo y esta siempre de su parte en las ocasiones de conflicto con la nobleza.

Durante el S. XVIII se levantan iglesias con diferentes estilos (gótico y románico). La numerosa población musulmana de Aragón justifica la existencia de varias torres mudéjares, de las cuales Teruel, posee un conjunto excepcional.

Siglo XV – Los Reyes Católicos Y La Unidad De España.

En 1469 Isabel y Fernando se casan en secreto, este enlace acabaría produciendo la unión de los reinos de Castilla y Aragón en 1479. Aunque no es efectiva hasta el reinado de su nieto Carlos I.

En 1476 Isabel fue confirmada como reina. En 1479 se firma La Paz Con Alcaçovas (Portugal).

Firmada la paz con Portugal, Isabel y Fernando van por los diferentes reinos para ser jurados por las Cortes.

Castilla era el reino más poderoso de la Península, pero la nefasta gobernación anterior había degradado el papel de la corona y la autoridad real era incapaz de dominar a la levantisca y ambiciosa nobleza. Los reyes católicos habían cobrado importancia por lo que se entregaron a la tarea de restaurar el orden y la autoridad real.

Sociedad:

Isabel comenzó por sustituir en las tareas de gobierno a muchos nobles por otros servidores más capaces, aunque fueran de clase inferior. Se reformo la justicia y se impulso la vigilancia de la Santa Hermandad (1476). Se desposeyó a la nobleza de la mitad de las rentas que habían usurpado desde 1464.

Una parte de esas rentas fueron distribuidas entre viudas y huérfanos de soldados que habían muerto en la guerra de sucesión y con esa medida se ganó la adoración del pueblo.

Controlaban las tres órdenes militares (Santiago, Calatrava y Alcántara).

Con la ayuda del Cardenal Cisneros nombran a los Maestres, reforman la iglesia y nombran a los prelados directamente.

El consejo real se transformo en un órgano ejecutivo de gobierno y asesor de los monarcas y a él se vinculo la dirección de la Mesta.

Se creo el cargo de corregidor, como representante del trono en las ciudades. Se convirtió el ejército en permanente y profesional y se lo dotó de nuevos medios de guerra (artillería). Se crearon los Hospitales de la Reina que situados en la retaguardia, contenían material y personal de atención a heridos en campo de batalla.

Ambos monarcas estaban de acuerdo en destruir el poder islámico en España, y unificarla bajo la religión católica. Esto suponía la guerra total contra el reino de Granada, una larga lucha de once años iniciada en el año 1481 que vencieron gracias a su tesón y coordinada actuación.

La Conquista De Granada.

En 1481 los musulmanes asaltaron la fortificación castellana de Zahara de los Atunes, por lo que los Reyes Católicos declararon la guerra a los Granadinos.

Tras luchas internas entre los bandos musulmanes, Boabdil consiguió el dominio total de Granada.

El 28 de noviembre de 1491, las largas negociaciones de González Fernández de Córdoba "El Gran Capitán", con los granadinos, se llego a un acuerdo de rendición de la ciudad. A Boabdil se le reconoció el gobierno independiente de un pequeño territorio en las Alpujarras, mientras los habitantes de Granada quedaban en libertad de emigrar a África o de quedarse en España, siéndoles respetadas sus propiedades, idioma y religión. El 02 de enero de 1492 Isabel y Fernando, acompañados de un nutrido sequito entraban en la Alhambra, donde les esperaba Boabdil, para hacerles entrega de la llave de la ciudad.

El Imperio Universal De Carlos I (1416-1456)

Carlos I – su persona y su herencia:

Nació y se educó en Borgoña. Fue hispanizándose debido a sus estancias en la península y su matrimonio con Isabel de Portugal.

Eligió morir en el Monasterio de Yuste en Cáceres (Extremadura).

Fue heredero de cuatro dinastías. Hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, heredo de sus abuelos maternos:

Isabel la Católica: Castilla, Plaza de África y Las Indias.

Felipe II: La corona de Aragón, Nápoles, Cerdeña y Sicilia.

Y de sus abuelos paternos:

Maximiliano de Habsburgo: Austria y territorios patrimoniales de Habsburgo.

María de Borgoña: PP.BB, Flandes, Luxemburgo, Franco Condado, Artois y Condado de Borgoña.

La Etapa de Residencia en España y La Elección Imperial:

En septiembre de 1517 llegó a Castilla, sin hablar español y rodeado de una corte de extranjeros, lo que despertó la desconfianza de la nobleza española. Las Cortes Castellanas y Aragonesas se negaron a reconocerle como rey mientras viviera su madre.

A la elección imperial concurrían dos candidatos más: Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia. En Barcelona permaneció más de un año. Allí recibió la noticia de que había sido nombrado emperador de Alemania el 28 de julio de 1519. Con el apoyo de Fugger (banqueros de Habsburgo), logró ganar.

Hecho que desagradó en el reino de Castilla, que preferían un rey propio que un emperador extranjero.

Para preparar la coronación imperial y recaudar dinero convocó a las Cortes en Santiago en marzo de 1520; éstas se negaron a concederle el empréstito; finalmente y bajo presiones, consiguió el voto de los procuradores.

Muchos de ellos fueron linchados cuando volvieron a sus ciudades.

El dinero no se recogió.

Conflictos Internos:

Las comunidades:

Carlos I permaneció en Alemania desde mayo de 1520 a julio de 1552 y en ese período tuvo lugar la revuelta de las comunidades.

Fue fundamentalmente una reacción de la burguesía ciudadana contra la monarquía, cada vez más autoritaria, que les iba restando la autonomía que habían gozado desde los tiempos de la reconquista. Los líderes fueron: Juan de Padilla – de Toledo, Juan Bravo – de Segovia y Pedro Maldonado – en Salamanca. La nobleza se unió en un principio, rebelde ante un rey extranjero y con una Corte de Extranjeros que estaban ocupando los cargos más lucrativos. También se unieron los eclesiásticos y campesinos.

Fue una rebelión que tuvo un matiz nacionalista acusado, dado que en un principio participaron todos los estamentos (clases sociales). La división debilitó las fuerzas de los comuneros, llegó a establecer tres juntas, que se disputaron el poder. Los excesos provocaron que la nobleza les retirase su apoyo, por lo que fueron fácilmente derrotados el 23 de abril de 1521 (en Villalar).

El resultado fue que en los reinos de la corona de Castilla la monarquía autoritaria aumentó su poder. Durante el reinado de Carlos I las cortes solo se reunieron 15 veces.

Las Germanías:

El lanzamiento de las Germanías o Hermandades en Valencia y Mallorca fue una rebelión popular contra la nobleza, mas que un levantamiento contra el Rey, el movimiento surgió de una forma espontanea y coyuntural.

En 1519 los gremios de Valencia estaban armados para repeler los ataques de los piratas Berberiscos. Una peste estalló y gran parte de la nobleza abandonó la ciudad. El pueblo pidió participación en el gobierno de la ciudad. Joan Llorenz, fue el líder que quería convertir Valencia en una república. Al morir, hombres de menor categoría le sucedieron en el mando tomando decisiones extremistas: suprimieron los impuestos, obligaron a bautizarse a los moriscos, amenazaron con hacer una reforma agraria y terminaron robando y cometiendo terribles asesinatos, por lo que la clase media les retiró su apoyo y fueron vencidos por el Virrey Diego Hurtado de Mendoza y la nobleza.

A partir de este hecho la nobleza Valenciana se hizo centralista y marcó las distancias respecto al pueblo, dejando de hablar la lengua Valenciana.

En Mallorca la participación campesina fue muy grande pero al final fueron vencidos como en Valencia.

La Idea Imperial de Carlos I:

Su idea era construir un imperio universal. El "Sacro Imperio Romano Germánico" y defender la cristiandad.

Conflictos Externos:

La Lucha Contra El Turco:

Los turcos formaban un Imperio tanto o mas grande en recursos humanos y económicos en: la Europa Oriental, el Mediterráneo y en España.

Intentó conquistar varias plazas en el Norte de África (Túnez).

Las Guerras Contra Francia:

Las causas de estas guerras fueron las aspiraciones sobre Navarra y el Rosellón, la Borgoña y el Milanesado.

Primer Guerra: La causa fue el milanesado. Terminó con la Victoria Imperial de Pavía, en que cayó prisionero Francisco I, que fue llevado preso a España y firmó en 1536 el Tratado de Madrid, por el que renunciaba a dicha plaza.

Segunda Guerra: Francisco I, con el afán de revancha, consiguió la alianza del Papa. En esta guerra se produjo el celebre Sacco Di Roma (1527). Terminó con la Paz de Cambray o de las Damas (1529). Carlos renunciaba a sus aspiraciones sobre borgoña pero se aseguraba su dominación en Italia.

Tercera Guerra: Francisco I en 1535 aprovechó que Carlos se hallaba en Túnez combatiendo contra los Turcos para invadir el Piamonte. Terminó con la Tregua de Niza en 1538.

Cuarta Guerra: En 1541 se reanudaron las hostilidades, pero en 1543 el Emperador decidió centrar sus actividades en Alemania, donde los protestantes, aprovechando la situación se habían revelado, cometiendo todo tipo de desmanes, atacando a los católicos y arrebatándoles sus propiedades.

Las Guerras Germánicas:

Los principales Alemanes amparaban a los Luteranos con el fin de demoler la autoridad del Emperador y apropiarse de los bienes de la Iglesia, Carlos, debido a su formación cultural se percató enseguida de la gravedad del asunto y en la Dieta de Augsburgo (1530) hizo todo tipo de concesiones, pero los rebeldes protestaron de todo por que lo único que les interesaba eran los beneficios económicos y políticos que les deparaba la ruptura. Fracasado el diálogo se enfrentó a los protestantes en la batalla de Muhlberg (1547), todos los príncipes de la Liga de Esmalcalda que no habían muerto, cayeron prisioneros. Una nueva liga, dirigida por Mauricio de Sajonia, se rebeló contra el Emperador y logró definitivamente consolidar la Reforma Protestante en parte de Alemania. Sin embargo, las acciones de Carlos I lograron librar de la destrucción a los católicos de la mayor parte de Europa.

La Herencia De Carlos I

Carlos I ha sido el único estadista en la historia universal que en vida renunció al poder, lo que por sí sólo habla de su calidad humana y religiosa. En 1556 se retiró al monasterio de Yuste (Cáceres), y dejó a su hijo Felipe II: Milán, Nápoles, PPBB y España con las Indias; y a su hijo Fernando I: el patrimonio austríaco con los derechos al Sacro Imperio.

Este reparto lo hizo con una doble finalidad:

  1. Mantener abiertas a sus estados las rutas comerciales del océano en el preciso momento en que el eje económico se trasladaba del Mediterráneo al Atlántico.
  2. Poner una abarrera al agresivo imperialismo francés, y frenar la expansión de la herejía protestante.

Referencias y Bibliografía:

Historia de España – 2 bachillerato – Santillana

Historia de España – Javier Albert Gutiérrez

HISTORIA de ESPAÑA CONTEMPORÁNEA, Juan Sisinio Pérez Garzón http://www.uclm.es/profesorado/juansisinioperez/

Entre otros…

 

Lorena Pozueta

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