Un acercamiento a la sociedad futura en el cine de Terry Gilliam: "Brazil" y "12 monos"
Enviado por Djamel Toudert
- Abstract
- Introducción
- Argumentos complementarios
- Dos modelos de sociedades distópicas
- Realidad-Sueño
- Reconstrucción y fragmentación del tiempo
- Conclusiones
- Bibliografía
A través del análisis de dos films dirigidos por Terry Gilliam, "Brazil" (1985) y "12 monos" (1995), se puede llegar a conocer una versión del futuro cercano, decididamente pesimista, que acecha a la raza humana en torno a diversos conceptos relacionadas con su interacción con el medio que le rodea y el vertiginoso avance de la ciencia y la técnica. Elementos que provocarán la destrucción del mundo tal y como es conocido en el presente, y que derivará en un predominio absoluto de la tecnosfera sobre la biosfera, de la vigilancia sobre la libertad, y en el control absoluto del individuo, que perderá su identidad a manos de un estado rígido y poderoso, desembocando en una sociedad distópica. Personajes anónimos, como los protagonistas de ambas películas, serán los encargados de enfrentarse a estos modelos sociales que oprimen su individualidad y cohíben su voluntad, aún con la falta de los medios y mecanismos suficientes para lograr sus objetivos.
Palabras claves: · cibersociedad, cine, lenguaje visual, posmodernismo, sociedad de la información.
La mirada al futuro es una de las preocupaciones principales en torno al género de la ciencia-ficción, ya sea mediante la literatura, el cine, o cualquier otra manifestación. En el séptimo arte, esta mirada, asociada a lo fantástico y al mundo de la imaginación, se encuentra presente desde el mismo momento de su origen, anticipándose en muchas ocasiones a lo que se tornaría realidad pasado el tiempo. Solo hay que recordar algunas de las escenas de Viaje a la luna (Le voyage dans la lune) (1902), de Georges Méliès, o La mujer en la luna (Frau im mond) (1929), dirigida por Fritz Lang. El cine, fábrica de sueños, se sirve del poder y la magnitud de la imagen para ver materializados sus sueños y anhelos a través de la utilización de trucos y efectos: "El cine es un fenómeno idealista. La idea que los hombres se habían hecho existía ya totalmente definida en su cerebro, como en el cielo platónico; y lo que nos sorprende es más la tenaz resistencia de la materia ante la idea que las sugerencias de la técnica a la imaginación del creador" (BAZIN, 2001: 33)
Lo que empieza como un acercamiento a la fantasía propia de lo quimérico, se convierte pronto, al igual que en la literatura, en un vaticinio pesimista y una sátira visión de las características menos amables de la sociedad.
La filmografía de Gilliam, especialmente las dos películas a las que hace referencia este trabajo, constituyen una de esas versiones "desagradables" de lo que le espera al género humano en su discurrir por la existencia. El vertiginoso avance de la ciencia y la técnica, y la progresiva deshumanización, identificada en nuestros días con los aspectos más peligrosos de la globalización, conducen a un trágico destino en el que el hombre queda sometido a un régimen basado en el control, la vigilancia, la monotonía y la ausencia de esperanza, particularidades propias de un mundo alejado de su condición natural y ensimismado con la tecnosfera que el propio ser humano ha creado como entorno virtual que puede controlar con una mayor comodidad y eficacia, un sustitutivo artificial que conduce a la alienación y pérdida de identidad del individuo en su entorno más inmediato y en su relación con sus semejantes.
Brazil (1985) se centra en la vida de Sam Lowry, encarnado por Jonathan Pryce, el más eficaz funcionario de su departamento dentro del Ministerio de Información. Lowry soluciona los problemas de su jefe y se muestra satisfecho con su puesto, sin aspiraciones hacia cotas más altas. En una ciudad y un tiempo sin identificar, aunque en la película podemos observar un cartel que nos indica "en algún lugar del siglo XX", la burocracia y la vigilancia son los imperativos por los que se rige la vida cotidiana de sus habitantes. El trascendente cambio en la vida de Lowry comienza por un error tipográfico, la confusión entre los apellidos de Buttle y Tuttle (Robert de Niro), un fontanero que no respeta las normas y códigos vigentes y se mueve al margen de la ley. Esta confusión primigenia desencadena una serie de encuentros casuales por los que Lowry terminará aceptando un nuevo cargo en Obtención de Información, a la búsqueda de Jill Layton, la mujer que aparece en sus sueños y a la que da vida Kim Greist.
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