Optimización del manejo de las infecciones nosocomiales en UCI y reducción de los costes
Enviado por ISABEL OSTABAL
- Lavado de las manos y reducción de costes directos por infecciones nosocomiales
- Manejo catéteres y reducción costes directos
- Manejo de vías centrales
- Neumonía nosocomial y coste directo
- Política de antibióticos y coste directo.
- Bibliografía
Lavado de las manos y reducción de costes directos por infecciones nosocomiales
Las manos de los sanitarios son sin lugar a duda, el principal fómite para transmitir infecciones nosocomiales de un enfermo a otro. Por ello el profesional que trabaja en un hospital debe concienciarse de la importancia que tiene el lavado de sus manos antes de tocar a un paciente y después de hacerlo, debe también tener presente que el uso de guantes no elude la obligatoriedad del lavado de las manos y, que éstas deben lavarse durante el tiempo necesario, en función del producto que se utilice.
Partiendo del conocimiento de que el lavado de las manos es la piedra angular en la prevención de las infecciones nosocomiales, estudiaremos los productos disponibles para llevarlo a cabo.
Los antisépticos son sustancia con capacidad bactericida o bacteriostática, que añadidos a sustancias con propiedades detergentes como jabones o geles, potencian la eliminación de la carga bacteriana resistente o transitoria de la piel de las manos del personal sanitario:
CLORHEXIDINA Es una biguanida cuyas propiedades antisépticas se explican por la adhesión de la sustancia a la membrana citoplasmática, lo que genera la liberación de sus componentes y la muerte de la bacteria. Su actividad es más lenta que la del alcohol, pero al contrario de éste tiene actividad bacteriana residual. La clorhexidina es activa frente a bacterias GRAM+, GRAM-, hongos y virus con envoltura lipídica. Pero no presenta actividad frente a esporas, micobacterias y virus sin envoltura lipídica. Se recomiendan las fórmulas al 2-4%. Para el lavado de las manos con este producto, si las manos están sucias se lavarán primero con agua y jabón y luego durante 60 segundos, frotándose por palmas, dorso, zonas interdigitales y dedos. Su actividad puede verse reducida por los jabones naturales, aniones inorgánicos, surfactantes no iónicos y cremas de manos, por lo cual no deberán utilizarse cuando se usa este producto como antiséptico de manos.
Se han descrito casos de contaminación por uso de una preparación que contiene PCMX; por lo cual, y, aunque las soluciones que se usan normalmente tienen escaso riesgo de contaminación no se deben rellenar los dispensadores medio vacios.
JABÓN DE ARRASTRE: Se conoce como tal, el jabón de mano o los geles que se utilizan habitualmente. Tienen actividad limpiadora por sus características detergentes y de retirada de la suciedad de las manos. Pero debe tenerse en cuenta que tienen poca o nula actividad antimicrobiana; por lo cual no deben utilizarse en las UCIS, cuando se va a intervenir sobre un paciente. Si se utilizará previamente al uso de otros productos, cuando las manos estén visiblemente sucias, por su acción de arrastre. Hay que tener cuidado, porque en muchas ocasiones los jabones de arrastre se han contaminado con gérmenes GRAM- y pueden colonizar las manos del personal sanitario.
YODO Y YODÓDOROS: Los yodos son eficaces antisépticos pero son muy irritantes, por lo cual se han sustituido por yodóforos. Éstos se componen de yodo elemental y povidona. La povidona-iodada al 10% contiene un 1% de yodo disponible. El yodo actúa penetrando en el microorganismo e inactivándolo. Según la FDA es un antiséptico seguro y eficaz para el lavado de la mano, pero lo cierto es que provoca más dermatitis que otros productos, por lo cual existe riesgo de escasa adherencia del personal sanitario a esta medida.
COMPUESTOS DE AMONIO CUATERNARIO: Son el cloruro de benzaconio, la cetrimida y el cloruro de cetilpiridio. Se componen de un átomo de nitrógeno ligado a 4 grupos alquil. Son bacteriostáticos y fungostáticos. Hay que tener en cuenta que el cloruro de benzalconio es propenso a la contaminación con bacterias GRAM –.
TRICLOSAN: Es una sustancia iónica, incolora que se ha ido incorporando a los jabones usados en sanidad. Tiene actividad contra los GRAM +, incluyendo el SARM. Y tiene actividad persistente en la piel.
SOLUCIONES HIDROALCOHÓLICAS: Contienen etanol y otros derivados como el isopropanol o el n-n-propanol. Su actividad antimicrobiana se debe a su capacidad de desnaturalizar las proteínas. Las soluciones del 60-90% son las más eficaces. Estas soluciones, como agentes de frotación son las más eficaces y mejor toleradas. Si bien su uso continuo producen sequedad de la piel, con estas soluciones a diferencia que con la clorhexidina si que pueden utilizarse cremas de manos. Otra de las ventajas de estas soluciones es que es más accesible, puesto que no necesita agua y permite su uso en cualquier sitio, así como que reduce el tiempo de consumo en el lavado de las manos. Mientras que con la clorhexidina se debe realizar un lavado de manos de al menos 60 segundos, con las soluciones alcohólicas es suficiente con 30 segundos.
Existen una serie de normas a tener en cuenta en el lavado de las manos:
Si no existe dispositivo de cierre del grifo con el pie o la rodilla, se usará papel de secado para cerrar los grifos.
Se evitará el uso de agua caliente ya que favorece la dermatitis.
En cuanto a las soluciones hidroalcohólicas, se revisará que el dispensador funcione correctamente, es decir que no se atasca y que suministra el volumen adecuado de solución.
Para la correcta antisepsia de las manos se usarán con las soluciones hidroalcohólicas 2 dispensaciones en la palma de la mano, se frotará bien por toda la superficie de la misma, durante 30 segundos y, se esperará a que se seque sola, cosa que ocurre en este lapso de tiempo.
No se añadirán jabones o productos de higiene en los dispensadores parcialmente vacios, ya que existe riesgo de contaminación.
RESUMIENDO: El simple lavado de las manos, supone un ahorro muy importante en cuanto al uso de antibióticos de amplio espectro y en cuanto a la estancia media, así como una reducción de la morbi-mortalidad del enfermo.
Para evitar equivocaciones en el lavado de manos, deberían existir jabones para arrastrar la suciedad de las mismas y soluciones hidroalcohólicas que pudieran utilizarse en cualquier punto de la UCI para no tener que ir buscando un lavabo. Una buena medida para que el personal sanitario se adhiera a esta maniobra es disponer crema de manos en la unidad, para el cuidado de las mismas.
Manejo catéteres y reducción costes directos
Existe la idea preconcebida, que a todo paciente que ingresa en UCI se le debe canalizar una vía central, ya sea de acceso periférico o de acceso central. Por otra parte, en los servicios de Urgencias cada vez se tiende más a canalizar catéteres periféricos de 18 y 20 Gauge, en vez de utilizar catéteres de 14 y 16 Gauge; con los cuales se podría conseguir un importante flujo de infusión de líquidos y no obligaría a la posterior canalización de vías centrales en la UCI. También llama la atención que cada vez son más los anestesistas que canalizan directamente vías centrales, para postoperatorios de fácil resolución de 4 ó 5 días y que probablemente no necesiten nutriciones parenterales y la administración de antibióticos sea profiláctica salvo complicaciones.
Si se valoraran estos puntos, el número de vías centrales canalizadas sería ligeramente inferior y, la incidencia de infecciones nosocomiales secundarias a las mismas con el consiguiente costo disminuiría. Esto no quiere decir que deban evitarse las vías centrales en la UCI, ya que lo cierto es que la mayoría de los enfermos las necesitan ya sea por monitorización de constantes o por tratamientos administrados. Se podrían evitar en cardiopatías isquémicas sin insuficiencia cardíaca ni bajo gasto cardíaco y de fácil resolución en los días siguientes y, en algunos tipos de intentos autolíticos medicamentosos, que ingresan en UCI para control de posibles complicaciones.
En el manejo de las vías centrales también podemos reducir el coste directo mejorando, al mismo tiempo, la incidencia de infecciones nosocomiales:
Con un adecuado manejo y ubicación de las mismas para evitar trombosis y bacteriemias.
No retirando las vías centrales de forma rutinaria, salvo que no se detecte otro foco de fiebre o persista tras comenzar tratamiento del foco de fiebre localizado. También se deben retirar si aparecen signos de trombosis.
Valorar día a día cuando dejan de ser necesarias y retirarlas; ya que el riesgo de bacteriemia es más frecuente con una vía central que con una periférica.
Existe la costumbre en algunas unidades de enviar a cultivar todas las puntas de catéteres, cosa que incrementa el gasto y la carga de trabajo del servicio de microbiología. Sólo se deben cultivar aquellas vías que se sospeche son causa de foco febril.
Poner la vía central con los lumen que se suponen serán necesarios: Si va a necesitar nutrición parenteral total es mejor optar inicialmente ya por una vía de 3 lumen, si se piensa que ésta no va a ser necesaria se utilizará una vía de 2 lumen.
Manejo de vías centrales
Según un estudio publicado en 2006 por Pronovost es posible disminuir la incidencia de infección de las vías centrales y el riesgo consecuente de bacteriemia con un buen manejo. Esto redunda de forma notoria en una disminución de las infecciones nosocomiales, en una reducción de la estancia media del enfermo en UCI y, en un menor costo de antibióticos de amplio espectro. Así como reduce el riesgo de endocarditis con sus consecuentes repercusiones. Pronovost demostró que con las medidas que a continuación referiremos se puede disminuir la incidencia de bacteriemias a cifras cercanas a cero:
Educación al profesional implicado en el procedimiento. En el programa de acogida de personal nuevo en cada Unidad se debe hacer un especial hincapié en estas medidas
Siempre que sea posible se canalizará la vena subclavia ya que es más cómoda para el paciente, tiene menor riesgo de trombosis y de contaminación e infección. Se evitará siempre que sea posible en los adultos la vía femoral.
El rasurado de la piel se hará lo más cercano posible en el tiempo a la canalización de la vía. Siendo preferible la depilación al rasurado, ya que éste aumenta el riesgo de infección.
La desinfección de la piel se realizará con clorhexidina, por lo menos a una concentración mínima del 0,5%.
El médico que vaya a proceder a la colocación de la vía llevará bata, gorro, guantes y mascarilla. La enfermera y la auxiliar mascarilla y gorro si van a estar cerca pero no van a intervenir en el campo.
Los apósitos a utilizar dependerán del tipo de enfermo: Si el paciente no suda mucho, se utilizarán apósitos transparentes, que reducen la carga de enfermería al no necesitar cambios hasta los 5-7 días y permite observar el punto de punción (estos apósitos deben evitarse en pieles que trasudan mucho o en enfermos con coagulopatías que sangran, ya que se despegan, aumentan el gasto y el riesgo de infección puesto que están levantados parte del tiempo y deben ser cambiados). Si la piel transpira mucho se utilizarán gasas, éstas se cambiarán cada 48 horas, salvo que estén manchadas.
El cambio de apósitos no se hará diariamente salvo que estén manchados ya que hacerlo aumenta el costo, la carga de enfermería y el riesgo de infección.
El mantenimiento de la vía es igual o más importante que su colocación: Se manipulará con técnicas de esterilidad, se desinfectarán las desconexiones antes de utilizarse con alcohol al 70%.
Las líneas de infusión sólo deben cambiarse cada 72-96 horas, poner una nueva línea cada vez que se ponga una perfusión o un nuevo medicamento es un costo innecesario, salvo circunstancias especiales que dejará reflejadas el facultativo. Se cambiarán, no obstante cada 24 horas, en caso de que se utilicen para soluciones lipídicas (nutrición parenteral o propofol) o infusión de sangre y derivados.
Cuando una vía no se vaya a utilizar se sellará y se heparinizará para que no se obstruya.
Es fundamental que diariamente se valore la necesidad o no de seguir manteniendo la vía.
Si en un hemocultivo se aisla Estafilococo coagulasa negativo, no se tratará salvo que salgan positivos dos hemocultivos tomados de diferentes puntos o exista inestabilidad hemodinámica. Sobra con la retirada de la vía, en la mayor parte de los casos.
RESUMIENDO: Si el personal que cuida al enfermo se conciencia en estos puntos se disminuye de forma considerable el coste en fungible, el coste en antibioterapia de amplio espectro, se reduce la carga del personal de enfermería, la estancia del enfermo en UCI y el riesgo de iatrogenia.
Neumonía nosocomial y coste directo
Varios estudios realizados en distintas unidades de cuidados intensivos, cifran el impacto económico de la neumonía, entre los 9 y 12 millones de euros. Se calcula que la disminución de una unidad porcentual de la incidencia de esta infección, supondría un ahorro en torno a los 2 millones de euros anuales, cifrándose el gasto sobreañadido de cada episodio de infección nosocomial en unos 2000 euros.
Pero su repercusión no es sólo económica sino también sanitaria, ya que aumenta la morbi-mortalidad, prolongando la estancia media de 7 a 10 días más de los previstos por la patología y se le atribuye una mortalidad que oscila entre el 14 y el 25%, según estudios.
Existen una serie de medidas que reducen la incidencia de neumonía nosocomial y que deben ser implementadas como son:
1.-ANTES DE LA INTUBACIÓN:
Educar a los trabajadores hospitalarios acerca de la neumonía nosocomial y los procedimientos de control de dichas complicaciones (CATEGORIA IA).
Creación de un grupo de trabajo en la Unidad compuesto por médicos, enfermeras y auxiliares, encargado del control de las neumonías y la implementación de las medidas (CATEGORIA IA).
Puesta en marcha y actualización de un protocolo para la prevención de la neumonía asociada a ventilación mecánica.
Revisar periódicamente la incidencia de neumonía asociada a ventilación mecánica, los organismos causantes y patrones de resistencia de tales microorganismos.
Transmitir y explicar al personal que se incorpore a la Unidad, de las medidas encaminadas a la prevención de la neumonía asociada a ventilación mecánica.
2.-DURANTE EL PERIODO DE VENTILACIÓN MECÁNICA
– Usar ventilación no invasiva cuando sea posible (CATEGORIA III B).
– Reducir al máximo la duración de la ventilación mecánica (CATEGORIA IB), haciendo retiradas de sedación diarias y utilizando escalas de sedación-analgesia en el paciente intubado, manteniendo grados de sedación bajos.
– Mantener al paciente en posición semisentada de 30 a 45º, salvo que exista contraindicación (CATEGORIA IB).
-Evitar sobredistensiones gástricas, revisando el débito de la sonda nasogástrica por turno y adaptando el ritmo de la nutrición enteral a ello (CATEGORIA IB).
– Evitar extubaciones no planeadas y reintubaciones.
– Retirar a los pacientes lo antes posible tubos endotraqueales, traqueostomías y sondas nasogástricas (CATEGORIA IB).
– El neumotapón debe tener una presión superior a 20 cm de H20
– Durante la extubación o antes de recambiar un tubo endotraqueal debemos asegurarnos que no existen secreciones (CATEGORIA IB)
3.- EN EL EQUIPO Y MATERIAL
– No se debe esterilizar o desinfectar de forma rutinaria el interior de los ventiladores (CATEGORIA IA).
– No reutililizar un equipo o accesorio que es utilizado para un solo uso (CATEGORIA IB).
– Usar agua estéril para llenar los humidificadores (CATEGORIA II).
– Usar sólo líquidos estériles para las nebulizaciones (CATEGORIA IA).
-Si se utilizan sistema de succión abierto, usar catéter de un solo uso estéril (CATEGORIA II).
– Si la sonda de aspiración se va a introducir en el tracto respiratorio inferior, usar únicamente solución estéril para remover las secreciones en la sonda de succión (CATEGORIA IB).
– Verificar de forma rutinaria la correcta colocación de la sonda nasogástrica (CATEGORIA IIB).
– El uso de tubos de aspiración subglótica pueden contribuir a reducir la incidencia de neumonías en pacientes con intubaciones que se prolongan más de cuatro días(CATEGORIA IA), pero no está justificado el cambio de tubo por uno de aspiración subglótica. Su uso debería limitarse sólo a aquellos pacientes que son intubados dentro de la unidad (CATEGORIA II B).
4.- MEDIDAS DE HIGIENE Y PROTECCIÓN.
-Usar guantes para manipular las secreciones respiratorias u objetos contaminados (CATEGORIA IA).
-Cambiarse de guantes y lavarse las manos entre pacientes y después de manipular a cada uno de ellos y, antes de tocar ningún objeto o superficie (CATEGORIA IA)
– Usar bata cuando se prevea que se va a manchar de secreciones respiratorias y cambiarse cuando se haya terminado con el paciente (CATEGORIA IB).
– Lavado por turno de la boca del enfermo con clorhexidina.(CATEGORIA IA).
5.- MEDIDAS NO RECOMENDADAS RUTINARIAMENTE Y QUE AUMENTAN EL GASTO.
–Descontaminación digestiva selectiva (Salvo en quemados).
– Eliminación de protectores de hemorragias digestivas altas.
–Recambio rutinario de circuitos del respirador y humidificadores. Los circuitos se cambiaran cada 15 días y los humidificadores cada 48 horas salvo que estén sucios.
– Uso de antimicrobianos profilácticos (CATEGORIA IA).
– Intubación nasotraqueal en vez de orotraqueal.
– Uso de sondas nasoduodenales o nasoyeyunales, en vez de nasogastricas.
Política de antibióticos y coste directo.
El conjunto de estrategias y normas para mejorar y optimizar el uso de los antimicrobianos recibe el nombre de política de antibióticos. La influencia y el impacto de los antibióticos se observa tanto en los pacientes que lo reciben (respuesta clínica y evolución), como en el ecosistema que rodea al enfermo (flora hospitalaria). Es por ello, que una política inadecuada provoca resistencias, elevada morbi-mortalidad y elevación consecuente de los costes directos.
Se ha demostrado que la administración precoz de antibióticos con espectro adecuado influye a corto plazo en una evolución favorable del enfermo, mientras que a largo plazo, favorecen la aparición de flora emergente y condiciona cambios en las resistencias de algunos gérmenes.
Para realizar en una UCI una adecuada política antibiótica, se necesita la participación directa de todo el personal sanitario, tanto en los dedicados al control y vigilancia de las infecciones, como los dedicados a su prevención y tratamiento. La existencia en UCI de al menos un facultativo que controle la correcta utilización de los antimicrobianos, en colaboración con un microbiólogo, un farmacéutico y un preventivista), optimiza su empleo, disminuyen los costes y la morbilidad.
Existe un decálogo de normas para el uso de antibióticos:
1º UTILIZAR ANTIBIÓTICOS SÓLO CUANDO EXISTE SOSPECHA CLÍNICA O MICROBIOLÓGICA DE UNA INFECCIÓN.
Sólo se utilizarán antibióticos cuando exista confirmación o sospecha fundada de infección, intentando distinguir de otros motivos (procesos inflamatorios de naturaleza no infecciosa ).
No está motivado el inicio del tratamiento antibiótico por aislamiento de microorganismos en algunas muestras (esputo, aspirado traqueal, heces y piel), en las que existe de forma habitual flora endógena.
Tampoco se utilizarán cuando se aíslan en sangre o en muestras pulmonares, incluso obtenidas por catéter telescopado, protegido o lavado broncoalveolar patógenos escasamente virulentos como: staphylococcus coagulasa negativos, Corynebacterium, debiendo individualizarse los casos.
En caso de enfermos con fiebre de foco desconocido, siempre que no haya una respuesta sistémica grave, el recambio o retirada de catéteres, puede ser suficiente. La administración de antibióticos, sin esperar la retirada de los catéteres, es uno de los motivos por los que aumenta el consumo de glucopéptidos, daptomicina, tigleciclina y linezolid en UCI.
En los casos en que los antibióticos se utilicen como profilaxis, se recomienda utilizarlos por cortos períodos de tiempo.
En pacientes con pancreatitis aguda grave no se utilizaran los antibióticos para prevenir la infección, por falta de efectividad.
2º OBTENER MUESTRAS DE LOS TEJIDOS INFECTADOS ANTES DE INICIAR EL TRATAMIENTO CON ANTIBIÓTICOS.
En los pacientes críticos, no está justificada nunca la administración de antimicrobianos sin obtener muestras de los tejidos infectados y al menos 2 hemocultivos, siempre que no retrasen la obtención del segundo, la administración de antibióticos.
Si el paciente está ya con antibióticos, en el momento de detectar una nueva infección, deben tomarse las muestras con la máxima rapidez, sin esperar a que disminuya la acción de los antibióticos, puesto que el patógeno responsable, será resistente a los mismos. En estos casos se aconseja la obtención de la muestra en el momento previo a la administración de la siguiente dosis del antibiótico, que se corresponde con su mínima concentración plasmática.
3º ELEGIR LOS ANTIBIÓTICOS EMPÍRICOS EN BASE A PROTOCOLOS TERAPÉUTICOS CONSENSUADOS.
Debido a la gravedad de los enfermos que ingresan en UCI, en caso de infección deberá establecerse un tratamiento antibiótico empírico, es por eso, que cada UCI debe tener protocolizado de forma detallada (fármaco, dosis, intervalo, alternativas, etcétera), de al menos los siguientes procesos:
1.- Neumonía comunitaria grave.
2.- Meningitis aguda.
3.- Encefalitis.
4.- Sepsis de origen urológico.
5.-Peritonitis secundaria.
6.-Neumonía nosocomial.
7.- Infección urinaria asociada a sonda vesical.
8.- Meningitis posquirúrgica.
9.- Peritonitis posquirúrgica.
10.-Infección relacionada con catéter vascular.
11.-Sepsis grave sin focalidad.
4.- LOGRAR UNA RESPUESTA RÁPIDA DEL LABORATORIO DE MICROBIOLOGÍA.
Cualquier tipo de información relevante: GRAM, crecimiento de gérmenes, muestra desechada, etcétera, debe ser comunicado de forma rauda, al intensivista por el microbiólogo. Es importante que exista un contacto fluido y continuo, aconsejándose la comunicación telefónica, cada vez que surja una duda o un hallazgo relevante.
5.- SELECCIONAR EL TRATAMIENTO DIRIGIDO CUANDO SE CONOZCA LA ETIOLOGIA DE LA INFECCIÓN.
El aislamiento de uno o varios gérmenes en una muestra válida debe motivar la readaptación del tratamiento antibiótico. En caso de que se aíslen dos o más gérmenes se valorará la posibilidad de que alguno de ellos sea contaminante o colonizante, si se acepta que la infección es multibacteriana, se elegirá una cobertura global y con el menor número de antibióticos posibles.
6.- MONITORIZAR LA EFICACIA DEL TRATAMIENTO.
A las 72 horas de iniciado el tratamiento antibiótico empírico se hará una evaluación de la situación clínica. La aparición de nuevos signos o empeoramiento, obligará a obtener nuevas muestras de sangre y tejidos infectados y, se procederá a la administración de antibióticos de rescate más potente, de mayor espectro y cobertura.
Si el antibiótico es efectivo según el antibiograma, se estudiará su penetrancia en el tejido infectado, la dosis de administración (valorando el volumen de distribución del enfermo) y el intervalo de la misma.
7.- VIGILAR LA APARICIÓN DE EFECTOS ADVERSOS O FLORA EMERGENTE RECOGIENDO MUESTRAS DE AXILA, FROTIS NASALES, TRAQUEOSTOMA Y RECTO DE LOS ENFERMOS.
8.- LIMITAR LA DURACIÓN DEL TRATAMIENTO EN FUNCIÓN DE LA RESPUESTA CLÍNICA O MICROBIOLÓGICA.
Por norma general a las 48-72 horas de desaparición de la fiebre y otros signos infecciosos puede retirarse el tratamiento antibiótico. En los enfermos no inmunodeprimidos la sepsis por gramnegativos se tratará de 8 a 14 días.Cuando la infección sea por bacterias multirresistentes, que protagonicen recidivas frecuentes (Pseudomona, Acinetobacter, Estafilococo aureus resistente a meticilina o enterobacterias productoras de betalactamasas), el tratamiento se prolongará dos semanas. Sin embargo, la persistencia de estos patógenos en vía aérea de enfermos con traqueotomía o ventilación mecánica prolongada en ausencia de signos infecciosos no debe ser motivo de prolongación del tratamiento. Las infecciones urinarias relacionadas con sondas vesicales producidas por bacilos gramnegativos o cocos grampositivos suelen responder a una semana de tratamiento.Si la evolución clínica y los estudios microbiológicos, descartan infección se retirarán los antibióticos.
9.- RESPONSABILIZAR A UN INTENSIVISTA EN EL CONTROL, VIGILANCIA Y EL TRATAMIENTO DE LAS INFECCIONES.
10.-CORRESPONSABILIZAR A TODO EL PERSONAL SANITARIO DEL ADECUADO CUMPLIMIENTO.
11.- IMPLEMENTAR EL DESESCALAMIENTO DE ANTIBIÓTICOS UNA VEZ DISPONGAMOS DE ANTIBIOGRAMA.
RESUMIENDO:
Para racionalizar y mejorar el coste-eficiencia del tratamiento de las infecciones se deben tener unos buenos protocolos de las infecciones más frecuentes, coger las muestras previamente al inicio del tratamiento, cogiendo buenas muestras y teniendo en cuenta por ejemplo, que un enfermo que lleva ingresado más de 72 horas y comienza con diarreas, los coprocultivos son caros e ineficaces, salvo en niños y sospecha de clostridium que requerirá la solicitud de enterotoxinas. Se reevaluará el tratamiento a las 72 horas, se readaptará una vez conocido el patógeno, se evitará prolongaciones en el tiempo del tratamiento, etcétera.
Bibliografía
1.- Esteban A, Frutos-Vivar F, Ferguson ND et al. Sepsis incidence and outcome:contrasting the intensive care unit with the hospital Ward. Crit Care Med.2007;35: 1284-9
2.- Sociedad Española de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias. Grupo de trabajo de enfermedades infecciosas. Estudio Nacional de Vigilancia de Infección Nosocomial en Servicios de Medicina Intensiva. ENVIC HELICS.
3.- Safdar N, Maki DG. The pathogenesis of catheter related bloodstreams infection with noncuffed short-term central venous catheters. Intensive Care Med (2004)30:62-67
Autor:
Maria Isabel Ostabal Artigas