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Don Juan, sus enunciados y la concepción del Amor

Enviado por araceli


Partes: 1, 2

  1. Abstract
  2. Introducción
  3. Marco teórico
  4. Síntesis y Conclusiones

Abstract

El presente artículo toma como objeto de estudio el discurso del seductor con el fin de establecer en el mismo cómo se configuran las construcciones "yo" y "tú" así como también la ideología de este enunciador.

Como material de trabajo se toma la canción de amor y, dentro de este género, la producción del cantautor español Joaquín Sabina. Se parte del supuesto de que en la obra de este artista confluyen dos tradiciones de gran arraigo en la cultura española: la juglaría y la donjuanesca.

De la juglaría toma los recursos propios de la oralidad utilizados por el juglar medieval para seducir al auditorio, para mantener su atención; esta estrategia le permite a nuestro enunciador construir un tipo de discurso de la seducción en el cual se patentiza la figura de Don Juan. La seducción surge, entonces, de esta relación discursiva "íntima" en el marco de la oralidad.

La hipótesis que se pretende demostrar es la siguiente: los recursos de la oralidad permiten a este enunciador construir un tipo de discurso de la seducción en el cual se hace presente, de manera explícita en la enunciación e implícita en los preconstruidos, la reconstrucción de la ideología donjuanesca.

I. INTRODUCCIÓN

"Fue Amor el primero que concibió de todos los dioses"

Parménides

a.- El Amor.

Platón, en El Banquete, relata un viejo mito según el cual originariamente los hombres habrían sido andróginos (es decir, pertenecientes a una especie en la que cada individuo posee caracteres sexuales femeninos y masculinos a la vez). Temerosos del poder que podían llegar a tener las criaturas así constituidas, los dioses las dividieron en machos y hembras. Desde entonces, las dos mitades del primitivo ser se buscan afanosamente para recomponer la unidad perdida. A esta búsqueda angustiosa por volver al estadio original, daríamos el nombre de "amor". Así, siempre según el mito, unos son más afortunados que otros para encontrarlo.

El amor es, sin duda, uno de los grandes temas universales. En el marco de los consumos culturales siempre la canción de amor ha tenido un espacio notable, independientemente del género musical al que pertenezca, de la edad o del nivel económico-social de sus consumidores. Encontraremos canciones de amor en el rock, la balada, el folklore, la cumbia, el bolero, el tango; es decir, en toda expresión del consumo discográfico. Una amplísima gama de intérpretes presta su voz a estas composiciones; dentro de esa gama, elegimos la figura del cantautor. Entre los cantautores consumidos actualmente por el público, optamos por el español Joaquín Sabina, ya que en su producción el amor y la seducción aparecen como temáticas constantes.

El presente trabajo parte del siguiente supuesto: en nuestro cantautor confluyen dos tradiciones literarias de fuerte arraigo en la cultura española: la juglaresca y la de Don Juan.

b.- Juglaría y juglares

Los juglares primitivos cantaban las luchas interiores de las familias señoriales castellanas, venganzas feroces o luchas intestinas. Pero también era oficio del juglar divertir a todas las clases sociales. Al respecto, Ramón Menéndez Pidal nos dice "…Los juglares eran todos los que se ganaban la vida actuando en público, para recrearle con la música, o con la literatura, o con la charlatanería… puestos en trance de divertir a una reunión de gentes que cada vez iba entendiendo menos el latín tuvieron que arrojarse entre los primeros en formar una lengua literaria que sirviese en múltiples géneros poéticos a fin de satisfacer la demanda de recreo imaginativo que el vulgo hacía "[1].

La actividad épica de los juglares, que ha dado en llamarse "mester de juglaría", (oficio, arte o profesión de juglares) se caracterizaba por ser una poesía en lengua vulgar, es decir, poesía compuesta en llano romance de habla cotidiana, poesía destinada al canto o a la recitación y no a la lectura. Por esta razón, el juglar debía mantener la atención de su público a través de varios recursos propios de la oralidad, entre otros: apelaciones al auditorio, uso de series enumerativas de carácter descriptivo, acotaciones de tipo subjetivo, paso frecuente al estilo directo, etc. De esta manera, mantener la atención, también es una forma de seducir.

Fiel a su tradición cultural, como veremos en el análisis, tampoco nuestro cantautor puede prescindir de la oralidad como herramienta para la construcción de su discurso.

c.- Don Juan y la seducción

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