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Organizaciones de intermediación y Estado. ¿­De­­scen­tra­lización o publificación?

Enviado por César Barrantes


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    1. Introducción

    LA ECONOMÍA POPULAR EN VENEZUELA

    Primera parte de la ponencia presentada en el panel "Organizaciones Civiles, Etnia y Discurso Oficial en los Procesos de Reforma del Estado", coordinado por el autor dentro del marco del Tercer Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública. Madrid, España del 14 al 17 de octubre de 1988. Una versión similar fue presentada al XVI Congreso Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social, celebrado en Santiago de Chile del 9 al 13 de noviembre de 1998. Forma parte de una investigación financiada por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela. El texto completo aparece publicado en la Revista Venezolana de Gerencia, No. 7, 1999 de la Universidad del Zulia, Maracaibo.

    INTRODUCCIÓN

    El presente trabajo aporta un material cualitativo descriptivo que da cuenta de un cierto estado de cosas que involucran al estado venezolano, representado por el Fondo de Cooperación y Financiamiento de Empresas Asociativas (Foncofin) -una fundación sin fines de lucro adscrita desde su creación al Ministerio de la Familia-, y a un aglomerado de veinticuatro organizaciones residenciadas en el Área Metropolitana de Caracas, las cuales integran el directorio de convenios que Foncofin viene suscribiendo con aproximadamente ciento treinta organizaciones de desarrollo social (ods) civiles (ocds) y oficiales decentralizadas (ogds) y cooperativas, a partir de 1990.

    Nuestras estudiadas establecieron -si bien sin fines de lucro, fundamentalmente sin fines de pérdida-, de uno a tres convenios con Foncofin, a los efectos de ejecutar la línea de microcrédito, capacitación y asistencia técnica, cuya población objetivo son los sujetos individuales, familiares, grupales y comunitarios que encarnan la Economía Popular.

    Aquí ponemos en escena un desafío no asumido por las ods ni por el estado representado por Foncofin: la forja de una promisoria esfera pública que sea síntesis plural de la sociedad civil y la sociedad política, fragua que tiene como condición la publificación de las esferas del estado-gobierno-aparatos y sus entornos íntimos tanto como de los ámbitos privados y mercadistas a los que viene siendo reducida la sociedad civil, lo cual pasa porque nuestros estudiados redimensionen sus respectivos papeles, articulaciones mutuas (no exentas de tensiones, ambigüedades y desconfianzas) y reciprocidades (no carentes de vacíos y discontinuidades), tanto entre sí como con los agrupamientos populares, especialmente los más vulnerados por la crisis sistémica. Dicho desafío tiene varios telones de fondo, de los cuales enumeramos los siguientes:

    1)    El periodo de larga agonía transicional hacia otra Venezuela, de la que no sabemos qué de nuevo ni qué de viejo tendrá. Éste se abrió con la sangrienta rebelión popular de febrero de 1989, continuó con los intentos de golpe de estado en febrero y noviembre de 1992, remató con la destitución de Pérez en 1993, y siguió haciendo sentir sus ondas expansivas hasta 1995. Esta cadena de sucesos significó la abrupta y brutal implosión del sistema sociopolítico, económico, industrial y militar nacido del Pacto de Punto Fijo, el cual había sido suscrito por los representantes de los partidos políticos mayoritarios, luego de derrocada la dictadura militar de Pérez Jiménez en enero de 1958.

    2)    El entramado mismo de relaciones que, el estado y las ocds, mantienen entre sí y con otros sujetos en cada uno de los momentos co-constitutivos de la configuración social venezolana.

    3)    El modo paternalista, populista y clientelar (hoy en proceso de reconstitución no resuelta) de relacionarse el estado con la sociedad; modo en el que está implicado el estilo (hoy, como aquél, en proceso de cambio) de resolver a realazos los problemas de la convivencia social.

    4)    La discapacidad del estado para producir y distribuir servicios de prevención, asistencia, bienestar y seguridad individual y social, etc., con visión temporal de corto, mediano y largo plazo.

    5)    La deslegitimación del sistema político cuyas manifestaciones más evidentes son la discapacidad de gobernación, la crisis de representación, el desencanto y la desesperanza de amplios agrupamientos sociales, a causa de las promesas no cumplidas por el proyecto modernizador y la democracia tal cual se practica en Venezuela desde 1958.

    6)    El multiproceso, de indudable sentido utópico-normativo, de la reforma del estado en la que están implicadas la decentralización político-administrativa del aparataje estatal y las transferencias de, al menos, algunas de sus competencias a los sectores más notables y mayormente organizados de la sociedad civil. Proceso formal iniciado en 1984 con la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado, la cual -luego de un decenio de funcionar como foro de discusión- fue relanzada en 1994 sin éxito, dadas las contradicciones y contramarchas que caracterizan al gobierno de Caldera.

    Los anteriores telones pertenecen a un escenario de la historia en el que ya no es posible afirmar -a no ser por cinismo, insensibilidad, oportunismo o franca convicción neoliberal conservadora- que el bien común y la buena sociedad -dos imágenes liberales- son producidas por obra y gracia de toda inversión económica.

    Lo anterior nos remite a la necesidad de contar con sistemas y tecnologías autoecosocioorganizacionales (Morin, 1995), es decir, organizaciones inteligentes y eticopolíticamente problematizadas -dentro de las cuales contamos las ods -, cuyos desideratos parecen ser los siguientes: habilitar redes públicas formales e informales propias de la sociedad civil (familiaridad, grupalidad e intimidad incluidas), el sistema político, la nación, el mercado y el estado. Agregar valor a la mancomunación de esfuerzos y a la traducción de necesidades en demandas efectivas. Enriquecer la producción de satisfactores de carencias y creadores de aspiraciones y, por qué no, de sueños e ilusiones.

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