- Tentativa de Los Mantuanos
- Don Vicente Emparan
- 19 de abril de 1810
- La Junta Suprema
- Movimientos Revolucionarios en la Provincias
- Política Exterior de la Junta Suprema
- Las Elecciones
Antecedentes:
La complicada política europea, resultante de la expansión napoleónica, será la determinante del movimiento emancipador americano. El deseo de Napoleón de obligar a Portugal a adherir al bloque continental lo llevó a estrechar su alianza con España. Cebo para lograrlo es la desmembración de Portugal, una de cuyas provincias se daría a Godoy, príncipe de la Paz. Treinta mil franceses mandados por Junot penetran en la península con autorización real. Coincide con la lucha sorda que se desarrolla entre Carlos IV y su valido Godoy por una parte, y el príncipe de Asturias por otra. Una conspiración de éste es descubierta y sus amigos encarcelados, mientras la impopularidad de Carlos IV gracias a la política de Godoy va en aumento. El 19 de marzo de 1808, ante los rumores de la partida del rey para América, el pueblo se amotina y obliga al monarca a desprenderse de su favorito y a abdicar la Corona a favor de Fernando, príncipe de Asturias, Murat sugiere que el rey se retracte y abdique luego a favor de Napoleón y para ello la familia real es trasladada a Bayona. Napoleón, fiel a su concepción de articular su propia dinastía, de rodear a Francia de Estados satélites y de quebrantar el poderío marítimo inglés, no vacila en dar este inconcebible paso que levantó contra él un pueblo de secular nacionalismo.
En Bayona, Napoleón declara que no reconoce como rey de España sino a Carlos IV y ofrece a Fernando, a cambio de su renuncia al trono, el pequeño reino de Etruria. Días después los demás infantes hacen igual renuncia y Carlos IV cede a Napoleón sus derechos sobre España y las Indias. Antes ha nombrado al mariscal francés Murat, teniente general del reino. Napoleón coloca en el trono español a su hermano José, a la sazón rey de Nápoles.
Unas cortes convocadas en Bayona, basadas en los principios de la Revolución Francesa, fueron reunidas, donde aparecen seis personas representando a las provincias americanas. En junio de 1808 es sancionada una Constitución.
El pueblo español no reconoció al usurpador. El 2 de mayo el pueblo madrileño se levantó en armas y un movimiento popular se extiende por toda España organizando juntas que se encargan del gobierno y de la resistencia. De todas ellas adquirió singular importancia la de Sevilla, la cual proclamó los derechos de Fernando VII y declaró la guerra a Napoleón.
El 9 de mayo, ignorándose los sucesos de Bayona, el Ayuntamiento de Caracas reconoció por Capitán General de Venezuela al coronel D. Juan de Casas por la muerte de D. Manuel Guevara y Vasconcelos.
En los primeros días de julio, por informaciones de Cagigal, Gobernador de Cumaná, quien envía varios números del Times de Londres, se conocen los sucesos de Bayona. Estos fueron ocultados al pueblo y sólo se supieron por la llegada del bergantín francés "Serpent" comandado por Paúl de Lamanon, quien tenía instrucciones del Consejo de Indias y del gobierno de hacer reconocer a José Bonaparte como Rey de España.
La llegada de este delegado provocó un motín por parte el pueblo de Caracas determinando la retirada de Lamonon y la proclamación de Fernando VII ante el Ayuntamiento y su consecuente predonación en los lugares acostumbrados.
El 16 de julio el Ayuntamiento incitó al Capitán General a considerar la situación. Presionado así Casas, procedió a convocar a una Junta con representantes del Ayuntamiento, de la Audiencia, del Consulado, del ejército, del clero, de la nobleza, de los agricultores y comerciantes con el objeto de examinar la situación. Dos tendencias se manifestaron. Una que era partidaria de que la junta adquiriera carácter permanente, siguiendo el ejemplo español, y otra encabezada por los españoles que consideraban inconveniente esta medida.
Casas cedió a los primeros y el 27 de julio comunicó al Ayuntamiento su deseo de formar en Caracas "una junta a ejemplo de la Sevilla", lo que venía a alentar a los partidarios de un gobierno autónomo, y les pedía su parecer. Este ser apresuró a encargar de la formación de un prospecto al regidor Méndez y al síndico Echezuría, quienes lo tuvieron listo para el día 29. En él se proponen las clases que debían formar la Junta. Presidiría el Capitán General y tendría como vocales al arzobispo, regente y fiscal de la Audiencia, al intendente, sub-inspector de artillería, comandante de ingenieros, síndico procurador general, diputados del comercio y cosechería, de la Universidad, clero, colegio de abogados, nobleza y plebe. Este proyecto fue aprobado el mismo día y remitido al Capitán General, quien se desentendió más tarde de la iniciativa.
Miranda desde Londres escribió al Marqués del Toro incitándolo a formar una Junta de gobierno que estaría apoyada por Inglaterra. Este se dirigió al Capitán General dándole cuenta de la "injuria atroz" que le había infligido al Precursor.
Tentativa de Los Mantuanos:
Los Mantuanos no cesaron en su deseo de organizar una Junta, en la cual veían el comienzo de su poder político y encabezados por D. Antonio Fernández de León, futuro Marqués de Casa de León, rico terrateniente de Maracay, se dieron a la tarea de constituirla. Teniendo noticias el gobierno del proyecto los promotores resolvieron solicitar directamente del Capitán General la formación de la Junta. Los principales propagandistas de la idea fueron Ribas, Montilla, Miguel Uztáriz, Francisco Antonio Paúl, el Marqués del Toro, Martín Tovar y José Tovar, hijos del anciano Conde de Tovar. El plan consistía en convocar una junta representante de "nuestro augusto soberano el Señor Don Fernando VII, que Dios guarde"
El gusto tuvo la virtud de incitar a los europeos y pardos contra los mantuanos, hábilmente dirigidos por las autoridades españolas quienes les hicieron ver que se dirigía específicamente contra sus intereses. El 24 de noviembre fue entregado el documento con cuarenta y cinco firmas. Leído en sesión extraordinaria provocó el apoyo de las milicias pardas quienes se ofrecían a las autoridades para combatir estas maniobras de los mantuanos que tendían a destruir un sistema de gobierno" bajo cuyos auspicios habían disfrutado hasta entonces de la mayor tranquilidad".
Se decretó el arresto de algunos de los firmantes en sus propias casas, tales como el Marqués del Toro, el Conde de San Javier y Fernández de León; otros fueron detenidos en los cuarteles, José Félix Ribas, Mariano Montilla, Vicente Tejera, Nicolás Anzola, Juan Sojo, Francisco de Paula Navas, Martín y José Tovar; otros fueron confinados: Pedro Palacios a Curiepe; José Ignacio y Antonio Nicolás Briceño a Ocumare del Tuy; Juan Aristiguieta a Aragüita; Juan Nepomuceno Ribas en Guatire; José María Uribe en Ocumare de la Costa; Isidro Quinterno, Domingo Galindo y Narciso Blanco en Puerto Cabello; Antonio Estévez a Tacarigua; Tomás Montilla a Baruta; Vicente Ibarra a Charallave; Francisco de la Cámara en La Guaira.
El Conde de Tovar en documento dirigido al Capitán General el 2 de Diciembre denunció el peligro que significaba el provocar el odio entre las castas y pedía la erección de la junta gubernativa.
Fernández de León, considerado como autor intelectual del movimiento fue enviado a España bajo rigurosa partida de registro. Para febrero de 1809 se dio indulto a los comprometidos.
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