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Análisis de la jerga delincuencial en “El Guanche”, de Pablo de la Torriente Brau


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    Análisis de la jerga delincuencial en "El Guanche", de Pablo de la Torriente Brau – Monografias.com

    No suprimiría nada que fuera el reflejo fiel de aquel mundo con perfecto derecho a ser soez. Yo pretendo reflejar aquello, y no domesticarlo ni disfrazarlo.

    Pablo de la Torriente Brau, carta a José M. Chacón y Calvo

    Presidio Modelo debe atraer más a lingüistas, psicólogos (…) por la riqueza de modos de vida que en él se presentan.

    Ana Cairo

    En los años en los que Pablo de la Torriente Brau estuvo como preso político en el reclusorio de Isla de la Juventud (1931 – 1933), las atrocidades que vivió afirmaron su voluntad de denuncia y su afán antimperialista. Gracias a investigaciones y entrevistas posteriores a su excarcelación, y a su talento para las letras, pudo ratificar la gravedad de los abusos, las privaciones y tragedias que tuvieron lugar en el Presidio Modelo.

    La obra de este autor se inscribe en la narrativa de vanguardia cubana por el análisis de temas nacionales, por su afán reflexivo en el tratamiento de la problemática social de la Cuba republicana, por la inclusión de los sectores marginales (la cárcel, en este caso) en su praxis literaria, por el reflejo de los problemas del hombre en su contexto político – social (desde su dimensión individual y humana en constante interacción con la vida misma), por la jerarquización de la denuncia y el compromiso personales, por la incorporación en su obra de estilos no literarios (historia, geografía, cine), junto a la reflexión sobre el modo de construcción de la propia obra literaria.

    En Presidio Modelo Pablo de la Torriente estrena un método de composición narrativa que podríamos ubicar entre el periodismo y la literatura; pero desde que comienza a forjarlo, ya tiene este texto un sitio en la tradición nacional de lo que llamaríamos narrativa carcelaria, iniciada en 1835 con la Autobiografía del esclavo Francisco Manzano, secundada por José Martí en El presidio político en Cuba (1871).

    Presidio Modelo es una obra de índole testimonial, pues "tiene de reportaje, pero excede las dimensiones de este (…), su temática está tratada con amplitud y profundidad, destinada a perdurar más allá de la existencia efímera de los trabajos puramente periodísticos y, por eso mismo, exige una superior calidad literaria; [1]también porque mantiene una estricta objetividad y fidelidad respecto a la realidad, porque su interés no es solo individual, sino que es capaz de lograr que lo biográfico de uno o varios sujetos se ubique dentro de un contexto social para tipificar un fenómeno colectivo, una capa social: la carcelaria.

    Uno de los procedimientos para alcanzar la fidelidad a la vida real que exige un testimonio, yace en la apropiación de la oralidad. Para esto Denia García Ronda declara dos vías: "la utilización del llamado cuento folklórico o popular con intención de rescate o como hipotexto para un relato escrito individual; y la apelación a la expresión hablada, cotidiana, de determinados grupos o zonas lingüísticas para conformar una creación individual."[2]

    Pablo de la Torriente toma la segunda de estas vías hasta la conformación de un discurso propio. El secreto de los rasgos estilísticos que caracterizarán su obra, subyace en la utilización de recursos que le imprimen a la narración un fuerte tono de oralidad e inmediatez: la combinación de la norma culta y su habla particular, con determinado vocabulario, sociolecto, argot: la llamada jerga carcelaria.

    Entendemos como jerga la definición de Carlos Paz Pérez de "la mezcolanza de términos de diferentes orígenes y de fácil creación, que se adoptan y se renuevan constantemente por las diversas esferas de la sociedad." [3]También es nombrada por este autor lenguaje gremial o de convivencia.[4]

    Según Paz Pérez, nuestro léxico se divide en dos grandes grupos: "léxico general y léxico restringido. El primero comprende las voces de las modalidades regionales, de los dialectos, del lenguaje culto (literario), del habla popular y del habla vulgar generalizada (…) El léxico restringido comprende lo vulgar restringido, es decir, la jerga marginal y delictiva, así como otros lenguajes especiales (jerga estudiantil, militar, deportiva, etcétera)[5]

    La aparición en el texto narrativo del léxico vulgar restringido que constituye la jerga carcelaria, produce una especie de choque, de extrañamiento, y por tanto, el lector queda atrapado por el coloquialismo y se mueve entre la identificación y el rechazo del hecho literario y su referente. Esta puede ser una vía para el reforzamiento de la función ideológica del texto, para alcanzar la declaración de la denuncia.

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