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José Martí, un análisis del deporte colegial norteamericano (página 2)

Enviado por Ramón Guerra Díaz


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" Wassong pone de relieve que la opinión de Coubertin es una visión sesgada porque se centró en el apoyo a las pruebas de su opinión y se olvidó del documentar los aspectos negativos de las escuelas de los EE.UU., tales como el profesionalismo que deja mucho que desear sobre los objetivos generales de la educación. Wassong explica que esa opinión edulcorada del barón sobre las escuelas secundarias se obtuvo a partir de sus experiencias en la Liga Ivy colegios, que, aparte de Yale ", trató de mantener el deporte estudiantil impoluto con respecto al profesionalismo". Wassong afirma que en sus esfuerzos para convencer a las autoridades francesas el Barón adoptó cierta flexibilidad con la verdad."[4]

Al término de la Guerra Civil en los Estados Unidos(1861-1865) el deporte colegial entra en un período de rápido desarrollo, se crean muchos clubes gimnásticos y atléticos en estas instituciones; el ejercicio físico pasó a ser parte de la enseñanza en estos centros, aplicándose diversos sistemas de los mismos, desde la gimnástica alemana de Turner hasta el movimiento de enseñanza sueca(Swidish Movement Cure), desarrollado por profesores estadounidenses; el doctor J.C. Warren populariza el término "Educación Física" y la palabra callisthenics("calistenia")[5], que define la ejercitación para obtener agilidad y fuerza. En este período están en pleno auge los juegos de béisbol y de fútbol americano, los dos deportes más populares del país, este último muy identificado con el deporte colegial americano.

Al mismo tiempo se generalizaron los encuentros deportivos entre los colegios, primero en los del Este del país y luego por toda la nación, el primero de ellos se produjo en 1852 con la regata de los botes de ocho pares de remo, entre Harvard y Yale, lid que se convirtió en un clásico anual del deporte colegial.

Poco a poco el deporte colegial fue ganando un mayor espacio en la sociedad norteamericana hasta convertirse en todo un espectáculo que para la década del 80 era muy reseñada por la prensa y seguida por el público. Por eso Martí al hablar de los grandes sucesos de ese país, no podía dejar a un lado estos festivales, que se producían principalmente en la apertura y cierre de curso.

Las competencias eran en principio organizadas por los clubes y sociedades estudiantiles, sin la intervención de las autoridades universitarias que no veían estos encuentros competitivos como parte de su misión educativa, pero más adelante toman parte en su organización y patrocinio.

Este es el panorama del deporte colegial en los Estados Unidos cuando llega José Martí al país en 1880 y no deja de reflejar con simpatía este sano modo de hacer más placentera la vida: "(…)Ya han pasado las regatas entre estas y aquellas clases de unos y otros colegios; que la mente ha de ser bien nutrida, pero se ha de ver de dar, con el desarrollo del cuerpo, buena casa a la mente(…)No se ha visto palacio bien seguro sobre cimientos de arena"[6]

Llama mucho la atención al que esto escribe, la poca importancia que han dado los estudiosos de la obra martiana, sus valoraciones sobre el deporte y los ejercicios físicos, sin que esto signifique que no se hallan acercado, principalmente los periodistas, a sus crónicas más relevantes sobre estos temas en las que trata problemáticas que a Martí le urge denunciar: la deshumanización de los competidores, la insensibilidad del público ante espectáculos más de "circo romano" que deportivas; las apuestas y sus consecuencias y otros problemas más cercanos a la explotación humana que al disfrute lúdico de las capacidades del ser humano.

Pero pocos han profundizado en esa constante presencia del fenómeno de la competición deportiva, en frases breves, juicios atinados y como al paso, la expresión de alegría y el detalle del admirador que a lo largo de una década fue dejando en su periodismo sobre los Estados Unidos.

Algunos escritores han comentado las crónicas y notas martiana sobre el deporte, pero exigiéndole como comentarista deportivo, que no fue, y obviando el matiz social que existe en sus observaciones y el objetivo de juzgarlo como fenómeno intrínseco de la sociedad norteamericana. Se le señala falta de conocimiento de los deportes que menciona y de desprecio a la actividad física, cuando en realidad lo que hace es señalar los puntos oscuros de este movimiento deportivo incipiente del cual reconoce sus virtudes.

Mezcla de todo eso fueron sus alusiones al deporte colegial en los Estados Unidos, pujante y representativo, que desde lejos era admirado por muchos en todas partes del mundo y que junto con el movimiento deportivo inglés representan la avanzada del futuro olimpismo moderno.

En noviembre de 1884 José Martí describe para el diario La Nación, de Argentina una de sus más conocidas e impresionantes crónicas, los protagonistas son los equipos de fútbol americano de Yale y Princeton quienes ante un público de elegantes damas y caballeros van a escenificar una épica batalla narrada con objetividad y fuerza, "(…) Naranja el color de Yale y el de Princeton azul (…) El cielo sombrío como no queriendo ver. Los gigantes entrando en el circo, con la muerte en los ojos. Llevan el traje de juego: chaqueta de cañamazo, calzón corto, zapatilla de suela de goma: ¡todo estaba a los pocos momentos tinto en la sangre propia o en la ajena![7]

El párrafo que sigue es una joya de la narración deportiva, llena de toda la emotividad de lo que ocurre en el terreno, con las palabras adecuadas y el dramatismo creciente hasta el desenlace final:

"Los de un bando se proponen entrar a puntapiés la bola en el campo hostil: y los de este deben resistirlo, y volver la bola al campo vecino. Este pega: aquel acude a impedir que la bola entre: otros se junta a forzarla: otros acuden a rechazarla: uno se echa sobre la bola, para impedir que entre en su campo: los diez, los veinte, todos los del juego, trenzados los miembros como los luchadores del circo, batallan a puño, a pie, a rodilla, a diente(…)Y cuando se apartan del montón, el infeliz capitán del Yale, caída la mandíbula, apretados los dientes, lívido y horrendo, se arrastra por la arena hecha lodo(…)" [8]

Tras la conmoción del partido el Apóstol reflexiona: "El lucimiento mental se desdeña, y se enaltece el brío del músculo"[9]

En 1886 su criterio sobre el deporte colegial se hace más crítico, dado fundamentalmente por los problemas que ya está presentando producto de su popularidad y de otros males que no dejará de señalar el propio Martí: "Estas fiestas de fin de curso, sino acabasen en regatas enconadas y en desafíos celosos de pelota, serían cosa bella(…)" [10]se da cuenta que no es un problema de los colegios y sus estudiantes, sino de la propia sociedad que lo engendra: "Los juegos son como los pueblos en que privan: este es golpe, rudeza, ausencia de arte: se enronquecen y embriagan con ese juego burdo que cría admiración funesta por los fuertes(…)La pujanza los enamora y los domina. Les gusta lo que arremete, lo que violenta, lo que invade (…)" [11]y continua en otras de sus crónicas: "La vida nacional es acá ruda (…) En muchas universidades es más la pompa que la ciencia, y el pelotear que el leer"[12]

La valoración desmedida del atleta entre los estudiantes es tema que no deja de preocuparle, "(…)en los colegios se mira aquí como a pobres personas al que se nutre, como de estrellas que muerden, de ideas y de sueños grandes: acá los prohombres de los colegios, lo que llevan damas y mantienen corte, son el que mejor rema, el que mejor recibe la pelota, el que más sabe de hinchar ojos y desgoznar narices, el que más bebe o fuma(…)" [13]

Este extenso artículo que estamos comentando apareció en el periódico mexicano El Partido Liberal, el 13 de julio de 1886, contiene una denuncia valiente y clara a una institución vista con admiración por el mismo Pierre de Coubertín y por otros muchos educadores e intelectuales en Europa e Hispanoamérica , era un modo de desmitificar al deporte colegial presentándolo no solo con las virtudes, que el supo ver, sino con sus defectos que no dudó en señalar: "(…)¡ved con que saña mal contenida durante todo el año, se entregan a estas regatas y desafíos, y apuestan sobre ella, no por aquel sano amor a los ejercicios viriles que hizo hermoso y fuerte a los primeros griegos, sino con aquella mercenaria y rencorosa rivalidad que afeaba las lidias tremendas de los gladiadores de Roma y de Pompeya!(…)" [14]

Tal era la dimensión de los problemas que presentaba el deporte colegial a fines de los 80 que las autoridades universitarias debieron tomar sus medidas para tratar de erradicarlos, primero suspendiendo en algunos momentos las competiciones y poco a poco regulando la organización de dichos torneos. El colegio de Harvard fue el primero en 1892 en crear un Comité para las Actividades Atléticas y tras él otros colegios universitarios.

En 1888 Martí escribe para el periódico La Nación, en Buenos Aires el estado de ánimo de los estudiantes ante las regulaciones de la autoridades universitarias: "(…)este año los estudiantes están enojados, tanto había crecido entre ellos estos cursos pasados, so capa de ejercicio físico, la práctica de lo más animal del hombre, con detrimento de lo más bello, que las universidades acordaron prohibir las regatas de río y juego de pelota que eran ya ocupación mayor en los colegios, y asunto de apuesta y disputa, que los tenía sin sosiego todo el año" [15]

El deporte colegial fue tema de mucho interés para José Martí, formaba parte de la enseñanza superior norteamericana y el Apóstol supo ver que su manera de estructurarse era el resultado de las características desarrollada por esta nación joven, impetuosa, formada en la fragua de intereses diversos en los que priman el individualismo y la lucha por abrirse paso a toda costa en esa sociedad.

Su ética humanística, entró en contradicción con estos valores y junto al elogio por los esfuerzo para fomentar una cultura del ejercicio que mejorara la salud del cuerpo, fustiga la cultura del más fuerte como ideal humano, la competencia deportiva como estímulo de rivalidades, apuestas y triunfo fácil, abogando por una práctica sana de la ejercitación física y el deporte.

Bibliografía

  • Febles, Jorge: "Martí frente a dos deportes anglosajones: antagonismo conceptual y traducción hermética en algunas Escenas Norteamericanas" en Revista Hispania. Vol. 83, Nº 1,USA, 2000

  • Lopategui Corsino, Edgar: "Historia de la Educación Física" en http://www. saludmed.com

  • Martí, José: Obras Completas. La Habana, 1975

  • Martínez de Osaba, Juan: Cultura Física y Deporte: Génesis, Evolución y Desarrollo. Editorial Deportes. La Habana (sin fecha)

  • Mejías Ernesto: Otras Crónicas de Nueva York. La Habana, 1983

  • Rider, Toby: "Wassong, Srephen, "Pierre de Coubertin: Estudios Acerca de los EE.UU.". Revista Olympika, 2007

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

Ramón Guerra Díaz

Museólogo Especialista

Museo Casa Natal de José Martí

[1] Obras Completas de José Martí. Tomo IX, p. 445. La Habana, 1975

[2] Obra Citada. Tomo XII, p. 299. La Habana, 1975

[3] "Pierre de Coubertin y Estudios En Acerca de los EE.UU.," Diario de la historia olímpica 13 (2006), 31-37.

[4] Stephen Wassong, "Pierre de Coubertin Estudios Acerca de los EE.UU.," Olympika: La Revista Internacional de Estudios Olímpicos, anual de 2007 por Toby Rider

[5] Palabra de origen griego compuesta de los vocablos kallos(hermoso), sthenos(fuerza) y el sufijo €“ia(usado para crear sustantivos derivados de sustantivos), y significa, "fortaleza bella"

[6] Obras Completas de José Martí. Tomo IX, p. 436. La Habana, 1975

[7] Obras Completas de José Martí. Tomo X, p. 132. La Habana, 1975

[8] Ídem

[9] Ídem, p. 133

[10] Otras Crónicas de Nueva York: José Martí:p.42

[11] Ídem:p. 43

[12] Obras Completas de José Martí. Tomo XII, p. 300. La Habana, 1975

[13] Otras Crónicas de Nueva York: José Martí:p.40

[14] Ídem: p. 43

[15] Obras Completas de José Martí. Tomo XII, p. 54. La Habana, 1975

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