Introducción
Referente a todas las reflexiones sicológicas o sociológicas, dadas hasta estos tiempos sobre el significado del autocontrol, podemos citar la de W. Dyer y de Goleman; para el primero significa "ser el amo de tu propio destino, ser la única persona que decide cómo va a vivir, a reaccionar y a sentir en todas las situaciones que la vida presenta", y para el segundo es "la capacidad que nos permite controlar a nosotros mismos nuestro comportamiento y emociones y no que estas nos controlen, sacándonos la posibilidad de elegir lo que queremos sentir y hacer en cada momento de nuestras vidas". (1995-La inteligencia emocional)
"El que se domina a sí mismo irradia de todo su ser tal ascendiente que sin esfuerzo, disipa las dudas de quienes están a su alrededor" (O.S. Marden).
Si nos basamos en estas definiciones, podremos mencionar entonces que al referirnos a dicho término también podremos decir que es el dominio conveniente del propio ser, es decir de su forma de actuar ante alguna circunstancia o hecho que experimenta, motivadas o en reacción a funciones externas que la producen, y al deseo propio de sentirse bien consigo mismo y en relación con los demás, lo que nos involucraría en la demarcación de "hacerse a sí mismo".
Hacerse a sí mismo es un valor que va tomando forma en el ser humano, a medida que crece en edad y en inteligencia, y se va haciendo más autónomo, más responsable y maduro, para llevar las riendas de la propia existencia, sortear los obstáculos que surgen a cada paso, saber frenar y acelerar en el momento oportuno, conducir a velocidad prudencial, con firmeza y mesura, sin peligro para los demás; todo esto exige un elevado índice de autocontrol, al que sólo es posible acceder por dos vías obligadas: la del conocimiento de nosotros mismos; y la del dominio y control responsable de nuestros actos. (por B. Tierno, tomado de la prensa en http://www.sectormatematica.cl/orientacion/autocontrol.htm)
Por otro lado, desde el punto de vista cristiano (teológico), podemos indicar el autocontrol como aquello que el hombre en su dignidad de persona humana, a imagen y semejanza de Dios, y en virtud de su alma y de sus potencias espirituales de entendimiento y de voluntad, está dotado de libertad (CEC 1705); esta libertad suministrada por Dios, es la que el hombre mediante su razón (inteligencia) será capaz de dosificarla y cultivarla; y que por el bien de su propia naturaleza (Conciencia Moral), busca mantener la armonía en su diario vivir, tanto para si mismo (individuo) como para su entorno (comunidad).
Esta búsqueda será resuelta mediante la formación y educación de la propia conciencia, ¿Cómo lograrlo? Iluminándonos de la Palabra de Dios, asimilándola en la fe y en la oración, examinándonos internamente en atención a la Cruz de nuestro Señor, ayudándonos por el testimonio o consejos de otros y por la enseñanza autorizada de la Iglesia (CEC 1785)
En este iluminar de nuestra conciencia, tenemos varios pasajes, citas, adagios o concejos, dentro de los cuales podemos mencionar:
"La paciencia persuade al gobernante, una lengua suave quebranta los huesos… Ciudad abierta y sin muralla el hombre que no sabe dominarse" (Proverbios 25,15.28)
"Respuesta blanda aplaca la ira, palabra hiriente atiza la cólera"…"Hombre colérico atiza las pendencias, hombre paciente calma la riña." (Proverbios 15,1.18)
"Evita las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien que engendran altercados. Y aun siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable con todos, pronto a enseñar, sufrido, y que corrija con mansedumbre a los adversarios…" (2 Timoteo 2:23-25)
No queremos extendernos en lo que en sí significa el autocontrol o para que sirve, puesto que su explicación no sería la mas acertada para este tema; más por el contrario lo que queremos explicar, es que como este valor de "dominarse o controlarse a si mismo" se integra dentro de la vida conyugal, en la pareja hombre y mujer, dentro de dos seres distintos y complementarios, que por la unión de su amor se hacen uno, y que por su alianza matrimonial, constituyen entre sí un consorcio de toda la vida.
"Más difícil es vencernos a nosotros mismos que a nuestros enemigos" (Séneca)
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