El Martín Fierro es una de las obras fundamentales que constituyen el patrimonio cultural de la República Argentina. Este poema es considerado la obra cumbre de José Hernández, uno de los más originales del romanticismo hispánico. Fue publicado en el mes de diciembre de 1872. Sus ediciones son innumerables y esta traducido a casi todos los idiomas.
Esta historia épica y popular es una obra clásica, ya que trata de cuestiones universales como la vida, la muerte, la libertad y el destino del hombre. Su argumento es sencillo y tiene, por sobre todo, la virtud de representar magníficamente a un tipo humano-el gaucho- una época y un pueblo.
Con un lenguaje diáfano, vigoroso y creador, su protagonista el gaucho y payador Martín Fierro, canta de manera humana su lucha por la libertad, contra las adversidades y la injusticia. Este poema recorre la felicidad inicial de su vida familiar en las planicies, hasta que es obligado a alistarse en el ejército, su odio a la vida militar, su rebelión y su posterior deserción. A su regreso descubre que su casa ha sido destruida y su familia se ha marchado. La desesperación lo obliga a unirse a los indios y a convertirse en un hombre fuera de la ley.
Su autor José Hernández nació el 10 de noviembre de 1834 en la chacra de los Pueyrredón en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires. Al morir su madre, su padre los llevo a él y a sus hermanos al sur de dicha provincia, región por entonces bastante primitiva.
En esta etapa de su vida Hernández se hizo gaucho, aprendió a jinetear y presenció aquellos grandes trabajos que su padre ejecutaba. Pasó diez años en el campo, conociendo desde dentro la vida del gaucho y aprendiendo a valorar su riqueza y su miseria.
Ya en su adultez se dedicó a la política, siendo diputado y senador. Su labor periodística alcanzó su punto máximo a los 35 años. En 1869 fundó en Buenos Aires el diario "El Río de la Plata", opositor al gobierno de Sarmiento. Falleció el 21 de octubre de 1886, cuando apenas contaba con 51 años de edad.
José Hernández asume en esta obra la actitud de narrador protagonista, es decir, se mete en la piel del personaje al narrar sus aventuras y desventuras. Desde la primera estrofa deja en claro su posición:
"Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que al hombre que lo desvela
una pena estrordinaria,
como la ave solitaria,
con el cantar se consuela"
El "aquí me pongo a cantar" demuestra desde el primer verso su condición de narrador en primera persona. El poema consta de 13 cantos y 2316 versos. La métrica es heredada del romance octosílabo, aborigen y privativo de la poesía castellana, y los versos se agrupan en décimas, coplas o sextinas.
Hernández había reparado en que el gaucho cantaba porque había en él algo de métrico, algo de rítmico que dominaba su organización, lo que lo llevaba hasta el extremo de que todos sus refranes, dichos agudos y proverbios comunes los expresaba regularmente en dos versos octosílabos perfectamente medidos. Deliberadamente en octosílabos, entonces, escribe el autor todo el poema y los versos se agrupan en sextinas. En este caso, el parlamento de Fierro no es un relato común, sino un canto, el canto de un cantor popular.
En una de las sextinas se cuenta la relación entre el vino y su forma de cantar:
"Mi gala en las pulperías
era cuando había mas gente,
ponerme medio caliente,
pues cuando puntiao me encuentro
me salen coplas de adentro
como agua de la virtiente"
Cuenta la historia que en las pulperías se producían los famosos contrapuntos entre payadores, por supuesto que esas reuniones eran regadas abundantemente por bebidas alcohólicas, especialmente vino y ginebra, que iban enardeciendo los ánimos de los presentes, hasta que, casi siempre, terminaban en alguna pelea.
En el canto número dos rememora su vida pasada:
"Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
Y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer…
Era una delicia ver
Como pasaba sus días"
Él cuenta como era la vida del gaucho, su trabajo, sus costumbres, sus diversiones, da un amplio panorama que identifica perfectamente al personaje, que en definitiva representaba a un grupo humano bien definido en esa época.
En el mismo canto comienzan las denuncias contra la autoridad:
"Y el lomo le hinchan a golpes
Y le rompen la cabeza,
Y luego con ligereza,
ansí lastimao y todo,
Lo amarran codo con codo
y pal cepo lo enderiezan.
Ahí comienzan sus desgracias,
Ahí principia el pericón;
Porque ya no hay salvación,
y que usted quiera o no quiera,
lo mandan a la frontera
O lo echan a un batallón"
Aquí comienza a narrar su desgracia, la conscripción no estaba reglamentada en esa época, y la leva de hombres se practicaba imprevistamente y sin justificación en cualquier lugar público, especialmente en los lugares de diversión, se los llevaban con la excusa de estar fomentando la vagancia y el ocio, en una de estas
operaciones Fierro fue capturado y enviado a uno de los fortines de la frontera, en territorio indígena. El hecho de que en la última votación no se hubiera presentado a cumplir con su obligación fue la excusa que le dio el juez, para reclutarlo.
En el canto número tres cuenta como era la vida en la frontera:
"Más de un año nos tuvieron
en esos trabajos duros,
y los indios les asiguro,
dentraban cuando querían;
Como no los perseguían,
Siempre andaban sin apuro"
Allí conoció la fortaleza y la bravura del indio que llegaba en grupos desde el fondo del desierto para atacar las poblaciones blancas. Los reclutas estaban obligados a defenderse con sables y cuchillos, porque no había municiones. Sufrían hambre, castigos y falta de ropa e higiene. Además nunca les pagaban lo prometido, ni tampoco llegaban los relevos.
En el canto número cinco habla de los inmigrantes:
"Yo no sé porque el gobierno
Nos manda aquí, a la frontera,
Gringada que ni siquiera,
Se sabe atracar a un pingo.
¡Si crera, al mandar un gringo,
que nos mandan una fiera!"
Martín Fierro tenía una visión particular sobre los extranjeros, llamados popularmente gringos. Éstos no eran bien vistos debido a que los gauchos los consideraban como usurpadores de sus puestos de trabajo y de las tierras nativas. Por eso los trataban de inútiles, cobardes y ladrones.
En el canto número seis, él narra su deserción del ejército y la vuelta a al pago:
"Volvía al cabo de tres años
De tanto sufrir al ñudo,
resertor, pobre y desnudo,
A procurar suerte nueva;
Y lo mismo que el peludo
Enderece para mi cueva.
No halle ni rastro del rancho;
¡Solo estaba la tapera!
¡Por Cristo, si aquello era
pa enlutar el corazón.
Yo juré en esa ocasión
ser más malo que una fiera."
A partir de ese momento, comienza su vida marginal de gaucho rebelde y matrero, desertor de la justicia. Disgregada su familia y sin tener adónde ir, se entrega a la diversión y a la bebida, luego mata a un gaucho engreído en un boliche por lo que es perseguido por la justicia.
En el canto número nueve entra en escena Cruz:
"y ahí nomás se me aparió,
dentrándole a la partida,
yo les hice otra embestida,
pues entre los dos era robo;
y el Cruz era como lobo
que defiende su guarida"
Aquí es cuando se produce su encuentro con Cruz, un sargento de la policía, quien en un enfrentamiento, termina poniéndose de su
parte y entre ambos finalmente derrotan al resto de la partida policial.
En los cantos diez, once, doce y trece Cruz le narra su vida que resulta muy parecida a la de Fierro:
"Ya conoce pues, pues, quien soy;
tenga confianza conmigo:
Cruz le dio mano de amigo
y no lo ha de abandonar;
Juntos podemos buscar
pa los dos un mesmo abrigo."
"Ya veo que somos dos
astillas del mismo palo:
yo paso por gaucho malo
y usté anda del mesmo modo,
y yo pa acabarlo todo
a los indios me refalo"
Hermanados en el desencanto y fugitivos de la justicia, deciden internarse en la tierra de los indios, alentados por la esperanza de que allá, a pesar de los "riesgos" menos males pasarán.
En esta sextina, donde están traspasando la frontera, se denota que fue una decisión difícil de tomar:
"Y cuando la habían pasao,
Una madrugada clara,
Le dijo Cruz que mirara
Las ultimas poblaciones,
Y a Fierro dos lagrimones
Le rodaron por la cara"
Así con amargura y pesimismo concluye esta aventura de Martín Fierro, en el canto final se produce el cambio de narrador, ya que se supone que el protagonista sale de la escena, y entra un narrador testigo que cuenta los últimos momentos en que fueron vistos estos dos gauchos.
"Y siguiendo el fiel del rumbo
se entraron en el desierto.
No sé si los habrán muerto
En alguna correría,
Pero espero que algún día
Sabré de ellos algo cierto."
El autor termina su relato dejando un final abierto, que da lugar a la segunda parte, "La Vuelta del Martín Fierro", que se publica en 1879.
En resumen, Martín Fierro habla como un gaucho de verdad, lo que el autor consiguió gracias a sus frecuentes contactos con los hombres de campo.
Su propósito es reivindicar la imagen del gaucho, sin idealizarlo.
Desde sus primeras estrofas, el poema denuncia la permanente incomprensión social que el protagonista ha debido padecer.
José Hernández refleja su modo de ser, de sentir y de expresarse.
En su homenaje el día de su nacimiento, el 10 de noviembre, se celebra el "Día de la tradición", honor más que merecido, después de escribir tan maravillosa obra que se considera "El Poema Nacional".
Bibliografía:
Hernández José. Martín Fierro. Chile. Editorial Lord Cochrane. Año 1993.
Hernández José. Martín Fierro. Buenos Aires. Editorial Kapeluz. Abril de 1953.
Microsoft. Enciclopedia Encarta. Año 2004.
Página Web. www.geocities.com/fotografias/htl.
Ana Maria Ponce
Tercer año
Escuela de enseñanza media numero 2 Alfonsina Storni
San Pedro (Bs As)