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Aportes para una genealogía del sistema educativo uruguayo

Enviado por Douglas Ifrán


Partes: 1, 2

    1. Consideraciones previas

    1. Consideraciones previas

    "La evolución del pasado es central en la construcción de la memoria colectiva y, sobre todo, en el diseño de las políticas de dicha memoria. Así esta se constituye en el campo de batalla en donde el presente debate el pasado como un modo de construir el futuro"

    Hugo Achugar: Derechos de memoria.

    El relato histórico general generado en la región comenzó a procesar un quiebre significativo en la década de los sesenta. Al amparo de la crisis que sacudía de modo muy fuerte a las sociedades, comienza una re – visión del pasado.

    Figuras emblemáticas del pasado comienzan a ser mostradas desde otros ángulos hasta entonces no tomados en cuenta. Como fruto de esta nueva línea de trabajo seres demonizados pasan a adquirir ribetes positivos. Sirva para el caso el ejemplo de Juan Manuel de Rosas que de mazorquero degollador pasa a ser un individuo capaz de enfrentar los imperios de la época.

    En Uruguay también hay un giro en la consideración de Artigas el cual se busca bajarlo de su condición de general para mostrarlo como jefe político de una revolución. La apropiación que efectuara el discurso oficial comienza a ser erosionada.

    Pese a ello en el imaginario social se continúa en buena medida dentro de las coordenadas de la lectura heroica. La razón de ello está en que las diferentes figuras que ofician de demiurgos de nuestra nación, han sido elevadas a tal condición, para a partir de ellas fundar las bases mismas de la nación.

    Si algo tuvieron claro las generaciones dirigentes de finales del siglo XIX, fue la necesidad de construir una idea de nación que justificara nuestra existencia. De ese modo era posible separar nuestra historia de los sucesos de la región. Los partidos políticos van debilitando sus lazos con los existentes en Brasil y Argentina, con singular trabajo intelectual se narra una historia que muestra nuestra particularidad, nuestra supuesta individualidad.

    Se entra así en un terreno en donde

    "El héroe (su vida, su pensamiento) es "leído" por el discurso oficial en forma monolítica, es fijado, inmovilizado, alejado de debates y cuestionamientos. Así recordar al héroe es, perversamente, olvidarlo; es borrar todas sus aristas transformadoras, revulsivas, para conservar solo aquello que puede ser aprobado en forma unánime y pasar a formar parte del discurso monolítico de la nación"

    Al producirse el quiebre se intenta rescatar otras dimensiones del pensamiento.

    Los enfrentamientos que se procesan en el entorno de los sesenta facilitan la aparición de una memoria paralela. Esta está llamada a disputar un lugar en el imaginario social a la oficial. Aquella avanza en relación directa a la evolución de las fuerzas sociales que la engendran y afirman.

    Esa situación se vive de modo muy peculiar dentro de la enseñanza. La expresión "escuela vareliana" ha sido levantada y lo es aún como una bandera que señala la aspiración de un volver a la esencia. Retomar el camino apropiado que fuera abandonado. Ese reclamo comprende soluciones inmediatas de diversos aspectos claramente señalados con la justificación de la lectura heroica a que hacíamos referencia.

    Este hecho no es novedoso. Todo intento emergente en el cuadro de las ideas necesita vestirse con las formas existentes buscando con ello una legitimidad histórica básica. Uno de los primeros pasos consiste en trazar una línea continua que desemboca en las nuevas formulaciones. Con ello se pretende dar una idea de "natural" a la nueva situación.

    Lo anterior lleva a que muchas veces nos encontremos pronunciando las mismas palabras pero refiriéndonos a cosas diametralmente opuestas. La confusión que se deriva de lo anterior deriva en una dificultad muy grande de conjuntar fuerzas de modo de reorientar el proceso hacia otros nortes. En definitiva nos encontramos con la presencia de lecturas críticas y acentos puestos en puntos específicos del funcionamiento, en el marco de una aparente continuidad con respecto al cuerpo de ideas madre que surgiera hacia finales del siglo XIX.

    Asistimos al mantenimiento de una aparente continuidad básica, sin fisuras críticas. Consecuencia de ellos es que las discusiones se orienten hacia aspectos funcionales. No se tocan mayormente la estructura y rol cumplido por el sistema educativo.

    Vemos que más allá de los discursos la esencia permanece en el imaginario social. Este se compone de diferentes dimensiones y es producto de la integración dialéctica de imaginarios específicos. En este caso el imaginario dentro del campo educativo ha sido claramente dominado por las formas hegemónicas. Asistimos a una suerte de inmovilismo en amplias áreas y una elevación a la condición de "naturales" de aspectos particulares.

    Ese imaginario social general al que hemos hecho referencia significa una respuesta que elabora la sociedad a efectos de asegurar su permanencia.

    "…toda sociedad crea un conjunto ordenado de representaciones, un imaginario, a través del cual se reproduce y que, en particular, designa al grupo para sí mismo, distribuye las identidades y los roles, expresa las necesidades colectivas y los fines a realizar. Las sociedades modernas, al igual que las sociedades sin escritura, producen estos imaginarios sociales, estos sistemas de representación a través de los cuales se autodesignan y fijan sus normas y sus valores."

    Ante esto surge de modo inmediato la interrogante. ¿Ese inmovilismo que apreciamos en el sistema educativo, no introduce un rezago que lleva a chocar con la sociedad de nuestros días? Responder a esto será uno de los objetivos que nos proponemos en el desenvolvimiento de este trabajo.

    Ahora bien ese conjunto ordenado de representaciones que se incluyen en el concepto no es un producto completamente racional. En su seno se integran elementos no racionales que creados en determinado momento pasan a jugar un rol decisivo.

    De cualquier manera hemos de reconocer la fortaleza que tiene, su capacidad de resistir aún en las más adversas circunstancias. Pensemos en lo que aconteció en los años de la dictadura reciente. Hubo una clara ofensiva sobre el sistema educativo y sus bases ideológicas. Sin embargo a pesar de las persecuciones, de la asfixia, limitaciones estrictas impuestas al mensaje, nuevos programas y controles de todo tipo, fracasó. No consiguió mellar siquiera el núcleo central de las ideas en que se sustenta. Por el contrario la reconquista democrática revitalizó a aquellas legitimándolas en el nuevo marco.

    Lo señalado es uno de los nudos más importantes que habremos de atender en este análisis. Considero que esa capacidad de resistir y prolongarse más allá del cuadro de situación original merece una atención muy importante. Puedo adelantar a esta altura que es uno de los aspectos claves que procuro desentrañar.

    Cabe apuntar que no soy un historiador y no pretendo crear un relato dentro de los marcos tradicionales de aquella disciplina. No pretendo hacer "historia". Por el contrario, oriento la búsqueda por los caminos de la genealogía. Este concepto busca construir un nuevo discurso en donde importan más señalar las discontinuidades y las combinaciones que ponen en evidencia las disputas que se procesan.

    "En historia hay que aguzar mucho el oído para percibir la voz de los humildes; ellos no dejan casi testimonios escritos pues hasta en eso los sectores privilegiados lo son, en su presente y en su capacidad de moldear la imagen que la posteridad tendrá del pasado."

    Particularmente en la inmensa mayoría de documentos que hacen referencia a lo educativo nacen desde posiciones hegemónicas. Incluso aquellos que intentan situarse en posiciones alternativas, aparecen tocados de modo extenso por componentes de aquel.

    En este marco entenderemos por genealogía lo siguiente:

    "…acoplamiento de los conocimientos eruditos y de las memorias locales que permite la constitución de un saber histórico de la lucha y la utilización de ese saber en las tácticas actuales."

    Para alcanzar este propósito hemos de tomar en consideración el peculiar proceso que determina las circunstancias que, en determinado momento, se conjugaron para desembocar en el hecho considerado. En nuestro caso es muy simple su aplicación.

    Se trata de "ver" cuáles fueron las circunstancias que determinaron en un escenario concreto la instalación y desenvolvimiento de la escuela tal cual hoy la conocemos.

    Al señalar esas peculiares claves necesariamente hemos de detenernos como ellas se integraban dentro de un proyecto más amplio de organización de la sociedad. En otras palabras se trata de ver como la modernidad engendró la escuela y como esta a su vez desarrolló aquella, posibilitando que alcanzara determinada altura.

    El alcanzar ese plano nos coloca en una posición muy favorable para comprender las raíces mismas de la crisis educativa que a mi juicio nos sacude. Raíces profundas que van más allá de aspectos, componente y manifestaciones coyunturales.

    Esa cristalización responde a una combinación única y está sujeta a la erosión del tiempo en tanto éste escenario de conflictos emanados del ejercicio del poder y las resistencias que se materializan.

    En la procedencia, tal la denominación de este concepto, no hay lugar para la inmovilidad o para un movimiento siguiendo una línea continua.

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