Era entonces el 24 de junio de 1821. Día de San Juan Bautista. La guerra por la independencia de Venezuela llevaba ya doce largos años, con triunfos y derrotas.
Venezuela tenía para ese entonces unos novecientos mil habitantes y estaba desangrada por la guerra, había perdido ya la tercera parte de su población. Era un territorio arruinado, marcado por el hambre y la miseria. El fantasma del hambre se asomaba en todos los hogares venezolanos.
Los patriotas que buscaban la emancipación de Venezuela luchaban contra la opresión del bando realista, a favor del rey de España, los realistas buscaban con empeño un encuentro final y decisivo.
Estratégicamente, Bolívar había forzado a La Torre, que era su adversario, a mantener sus fuerzas separadas. Con Bermúdez, por Oriente, retenía parte de ellas, disputándole Caracas. Urdaneta por el Oeste distraía gran parte de sus tropas, por Coro y Barquisimeto.
Y el Libertador con Páez, reunidos en San Carlos, desde Los Llanos con sus llaneros, acorralaron a la mitad del ejército español, con su General en Carabobo La Torre, no dejándole más escape que la retirada por su retaguardia a Puerto Cabello.
El Libertador organizó el ejército en tres divisiones: la primera división al mando de Páez, la segunda al mando de Manuel Cedeño y la tercera al mando de Ambrosio Plaza.
Así marchó entonces el Libertador sobre Valencia. El día anterior les había dicho en Tinaquillo: "Soldados seréis invictos en Carabobo", infundiéndoles todo el ánimo y valor ante tal hazaña patriota por la emancipación del nuevo territorio y por las nuevas generaciones que clamaban libertad y justicia como consecuencia del proceso expansionista que infundieron las ideas de la Ilustración y el enciclopedismo en Europa, que les había dado todo el entusiasmo posible de libertad de decisión contra el absolutismo español en la nueva América que se levantaba contra sus opresores.
Gracias a esta diestra maniobra, Bolívar enfrentaba seis mil quinientos combatientes contra poco más de cinco mil, hombres y mujeres heroicos combatientes. Pero los españoles se habían fortificado ocupando posiciones ventajosas ya que ocupaban la Sabana de Carabobo, el camino del Pao y el desfiladero de Buena Vista por donde vino el Libertador procedente de San Carlos.
La Torre había escalonado sus fuerzas en tres líneas defendiendo la única entrada practicable al Campo: el camino de San Carlos a Valencia, interponiéndose también la quebrada de Carabobo.
Los batallones realistas de Valencey, Hostalrich, Barbastro eran su avanzada; Infante, Príncipe, Burgos cubrían el camino del Pao al desembocar al del San Carlos.
Los patriotas estaban distribuidos en tres divisiones. La primera división estaba dirigida por Páez, compuesta por los Bravos de Apure, la Legión Británica y la Caballería de Apure.
La segunda división estaba dirigida por Cedeño, se componía de los batallones Tiradores, Bogotá y Vargas y el escuadrón Sagrado de caballería, y la tercera división dirigida por Plaza, formada por los Rifles, Granaderos y Caballería de Rondón.
El Libertador Simón Bolívar, siendo General elaboraba la estrategia observando todo desde el Cerro Buenavista, concibiendo así un plan atrevido: en lugar de atacarlo de frente, lo envolvería por su ala derecha.
Este plan se lo encomendó a Páez, que tuvo que dar un largo rodeo con sus Bravos de Apure, quienes obligaron al adversario a desarticular sus posiciones fuertes. Cuando los Bravos de Apure se vieron casi arrollados, intervino entonces la Legión Británica, que llevó lo más duro de la batalla y perdió a casi todos sus oficiales.
Los últimos en entrar en combate fueron Plaza y Cedeño. Ambos jefes cayeron gloriosamente en el campo de lucha, ya segura la victoria. De igual manera cayó muerto el perro del Libertador llamado Nevado, cuidado por el indio Tinjacá.
Esta batalla duró desde las once hasta la doce del mediodía, decidiéndose así la victoria de los patriotas sobre los realistas, confirmando la independencia de Venezuela del yugo colonial español. Aquí se logró entonces la libertad política de nuestro territorio.
Los resultados de esta hazaña heroica fueron:
La victoria de los patriotas sobre los realistas, retirándose de La Torre a Puerto Cabello.
Se inmortalizaron gloriosamente la Legión Británica, Los Bravos de Apure y la Caballería patriota luego de un poco más de una hora de batalla.
Ascenso en plena batalla de General en Jefe a José Antonio Páez por el mismo Libertador.
Bajas patriotas de unos 200, entre fallecidos y heridos siendo en su mayoría de la Legión Británica.
Perecieron los oficiales: Farriar, Devis, Scout, Manuel Cedeño, Ambrosio Plaza, Pedro Camejo, entre otros.
Obtención de material de guerra, piezas de artillería y 2000 prisioneros.
Monumento de Carabobo
Seguramente el gran escultor español Antonio Rodríguez de Villar, se inspiró en los hechos heroicos de la segunda Batalla de Carabobo del 24 de junio de 1821, para crear su gran monumento desde que le fue encomendado en 1927 por el Gobierno de Venezuela en conmemoración del centenario de la batalla de Carabobo en 1921 y posteriormente del centenario del fallecimiento del Libertador, en 1930; construido así en dos partes: construyendo primero el Arco de Triunfo, debajo del cual reposa los restos del soldado desconocido y luego el Monumento propiamente dicho, toda esta hermosa obra creada en plena autocracia gomecista.
En un principio se había dispuesto otro tipo de Monumento para Carabobo, el Monolito que hoy se encuentra en la Plaza Bolívar de Valencia, decretado por el Congreso de la Gran Colombia, reunido en Cúcuta.
Dicho proyecto fue aprobado en todas sus partes y el propio Rodríguez de Villar se encargó de ir a Europa a dirigir personalmente la fundición de todas sus piezas que integrarían el Monumento, hecha en dos partes simultáneamente debido al poco tiempo que restaba, una en Barcelona, España y la otra en Florencia, Italia.
Su autor fue un artista de fama universal, pero al final vivió y murió pobre. Amaba el arte, la historia y exaltaba los valores humanos; expresaba en sus obras todo lo que embelleciera la vida, sin comercializar, ni con la calidad ni con el enorme prestigio de sus obras.
El monumento de Carabobo fue levantado con piedras traídas de La Puerta, estado Guárico, donde las armas patriotas sufrieron tres serias derrotas en plena lucha por la independencia de Venezuela.
Con motivo de la conmemoración del Sesquicentenario de la Batalla de Carabobo, se remodeló el Campo y se le agregó una gran avenida, que parte desde Valencia; un monumento alegórico en homenaje al soldado venezolano, consistente en un grupo escultórico de ocho soldados en marcha, en tamaño real; un Mirador, desde donde se divisa todo el Campo y en el cual se ofrece a los visitantes una descripción oral bien detallada de la Batalla de Carabobo, una avenida monumental para desfiles; un Diorama, con una simbología gráfica y móvil de la historia de Venezuela, desde el encuentro con los españoles en la conquista hasta nuestros días, y un cuartel para la guardia de honor del Monumento, que se renueva cada hora, desde las seis de la mañana, hasta las seis de la tarde, con sus uniformes propios de la época.
Una estatua del general Páez, del escultor carabobeño Andrés Pérez Mujica, fue colocada a la salida de Valencia, al comienzo de la avenida.
La composición simbólica del Monumento de Carabobo, es la siguiente: a la entrada, antes del Arco, están los bustos de Páez, Cedeño, Piar, Urdaneta, Bermúdez, Salom, Briceño Méndez, Mariño, Farriar, Rangel, Muñoz, Rondón, Vázquez, Ibarra, Manrique y Pedro Camejo (Negro Primero).
El Arco propiamente dicho, está ubicado entre el Monumento Central y el Paseo de los Héroes en el inmortal Campo de Carabobo inaugurado en 1921. Fue construido por el Gobierno Nacional para significar el glorioso hecho de armas que terminó con la dominación española en nuestro territorio.
Se encuentra la tumba del Soldado Desconocido debajo del Arco, contentiva de los restos de un Soldado Desconocido, soldado venezolano que combatió en la Batalla de Ayacucho y construida como un gesto de la Patria para reconocer el valor de todos aquellos soldados desconocidos que murieron en el Campo de Carabobo, buscando la independencia absoluta del país. Fueron sus proyectistas los ingenieros venezolanos Alejandro Chataing y Ricardo Razetti. Está formado por dos columnas de 28 metros de altura, unidas por el arco, el cual descansa sobre cuatro cariátides de cinco metros de altura. Dos tarjetones colocados en la parte superior ostentan, uno, la efigie del Libertador Simón Bolívar y el otro la del General en Jefe José Antonio Páez.
Las columnas están coronadas por las estatuas de la Paz y la Victoria. En el ápice, en la parte central del Arco está el busto que simboliza la República, ejecutado por el escultor venezolano Pedro Basalo.
Los cuatro relieves en la parte inferior de dichas columnas, evocan a Bolívar y a Páez en Carabobo, y las alegorías, la Paz y el Trabajo. Junto a ellas se lee "1821", a la izquierda, y "1921" en la columna de la derecha.
Los motivos ornamentales: relieves, tarjetones, cariátides y otras piezas, doscientas en total, son obras del escultor venezolano Lorenzo González.
La Base tiene en su parte más ancha, 20,5cm; en su parte más estrecha, 17,5cm; en su parte más larga, 41cm; en su parte más corta, 38,5cm, mayor altura, 5,5cm.
Está elaborada en madera de nogal machihembrada para darle mayor resistencia al pandeo. La parte inferior tiene una capa de color más oscuro, que sirve de marco al conjunto, y todo el borde es biselado. En la parte superior central, lleva la inscripción pirograbada siguiente:
Arco de triunfo
De la Batalla de Carabobo Venezuela
24 de Junio de 1821
La Figura tiene una altura de 40 cm, en su parte más ancha, 10,5 cm, en su parte mas larga, 29,5 cm.
Esta figura, 70 por ciento maciza, está compuesta por una aleación de distintos metales, que le brindan mayor fortaleza.
El acabado es de color bronce envejecido. Todo el trofeo fue modelado a mano por escultores, se funde en varias piezas que son ensambladas posteriormente y tiene un peso total de 16 Kg.
El conjunto contiene, igual que el original del que se copia, más de 200 caracteres artísticos diferentes.
Al fondo se forman un recinto con jardines, se levantan las principales esculturas, destacándose la estatua ecuestre del Libertador, conducido por el Genio y la Gloria personificados sobre el grupo de los vencidos en la Batalla. A la derecha del Libertador los vencedores, los generales Páez, Jefe de la Primera División y Santiago Mariño, Jefe del Estado Mayor General; a la izquierda, los caídos, Manuel Cedeño, Jefe de la Segunda División y Ambrosio Plaza, Jefe de la Tercera División. Esta parte central tiene una alegoría que representa el Altar de la Patria, con una escalinata de siete peldaños y una estrella en relieve grabada en bronce en cada una de ellas que simbolizan las siete provincias de la Capitanía General de Venezuela.
Hay también una alegoría que representa la raza española, la indígena americana y la iberoamericana surgida de ambas. La figura de la nueva raza está colocada en el centro, estrechando en sus brazos las otras dos figuras y de ellas pende una guirnalda que termina en el primer escalón de la base de un escudo de Venezuela, construido con mosaico veneciano. A la izquierda, puede verse el Heraldo de la Fama, que con su mano derecha levanta una Victoria simbólica y con la izquierda el Clarín del Triunfo.
A la derecha del Libertador, está también en el primer plinto, el Heraldo de la Gloria, que sostiene en una mano el clarín, mientras que con la otra levanta una corona de laureles hacia el cielo de Carabobo. Dos relojes de alto relieve señalan las horas del comienzo y el final de la Batalla.
Otros símbolos: una estatua colocada a la izquierda del Libertador, que simboliza la Independencia: en su mano derecha, una espada corta para defender la obra de los héroes de Carabobo; su izquierda, apoyada en un escudo que simboliza la Fortaleza. Otra estatua en el lado opuesto, simboliza la República, elevando hacia el cielo con su izquierda la Antorcha del Progreso y apoyando su derecha en una espada, símbolo de Potencia.
Complementan el Monumento algunos altos relieves, reproduciendo algunas escenas: el Libertador dirigiendo la Batalla desde el Cerro Buenavista, la caída de Plaza, la de Cedeño, la de Negro Primero, la persecución del Valencey, las luchas cuerpo a cuerpo de los Bravos de Apure, el Hostalrich, la Legión Británica rodilla en tierra y Farriar caído, herido de muerte, gritando: ¡Firmes!
Las dos alegorías laterales, anteriores al Monumento, representan una a Venezuela y la otra a España. Están hechas de mosaico veneciano y cada una aparece coronada por un cóndor de bronce, con las alas desplegadas.
El Monumento de Carabobo representa para todos los carabobeños y carabobeñas, y para todo venezolano en general, un sublime homenaje a todos esos hombres y mujeres que derramaron su sangre en la Batalla de Carabobo para darle la libertad política a Venezuela en tan solo una hora, por lo cual nos sentimos orgullos de ello haciéndoles este homenaje permanente a través del tiempo. Por eso asociamos libertad con la palabra Carabobo.
Por: Lic. Daniel E. Rivas.
San Joaquín, Venezuela. 2011.
Anexos
Arco de Triunfo en Carabobo
Monumento de Carabobo o Altar a la Patria
Guardia de honor en la tumba del soldado desconocido.
Alegoría de la batalla
Visita de estudiantes al Monumento de Carabobo
Autor:
Lic. Daniel E. Rivas.
San Joaquín, Venezuela. 2011.