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Manifiesto del pueblo tarijeño


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    Manifiesto del pueblo tarijeño – Monografias.com

    Manifiesto del pueblo tarijeño

    ACTO DE INSTAURACIÓN DE LA AUTONOMÍA Y CONSTITUCIÓN DEL PRIMER GOBIERNO AUTÓNOMO DEPARTAMENTAL DE TARIJA

    Tarija, lunes 31 de mayo de 2010

    Al presentar, a todo el pueblo de Tarija, a nuestros hermanos bolivianos y al mundo entero, la verdad y única verdad de los hechos que desde junio de 1810 venimos realizando las tarijeñas y tarijeños, enmarcados siempre en la legalidad y legitimidad, para decidir adherirnos a la Junta de Buenos Aires y apoyar la Revolución del 25 de mayo del mismo año, y aportar con hombres y todo nuestro patrimonio para luchar contra el yugo que nos oprimía y que fueron motivo suficiente para que los Cabildantes de Tarija de aquel augusto año de 1810, presididos por don Mariano Antonio de Echazú, y los señores Juan Antonio Reguerín, Francisco de Ruiloba y Ambrosio Catoira, hayan cumplido a cabalidad los requerimientos de la Junta Provisional Gubernativa de Buenos Aires, brindando apoyo y luego eligiendo al Dr. José Julián Pérez de Echalar, nuestro Primer Diputado ante dicha Junta y junto a nuestros hermanos chicheños, salteños y jujeños, escribir las páginas más gloriosas con la victoria en "Suipacha" el 7 de noviembre de 1810 contra las tropas españolas.

    A partir de ahí, los dignos pueblos tarijeños, fuimos protagonistas y víctimas de la más cruenta guerra que haya vivido el continente americano, que durante quince años llenó de dolor y luto a miles de familias tarijeñas y regó con su sangre el fértil territorio que se encontraba poblado por miles de hombres y mujeres comprometidos con la libertad y la justicia. Desde el Río "San Juan de Oro" hasta el Río "Pilcomayo", desde el Río "Pilaya" hasta los Ríos "Bermejo" y "Tarija", nuestro territorio ha sido el escenario de los más inverosímiles enfrentamientos contra tropas españolas que querían seguir oprimiéndonos.

    En los quince años que duró esta guerra, hemos cimentado más aún los valores morales del pueblo tarijeño, que desde el 4 de julio de 1574 empezamos a construir. Por ello, llamamos al juicio de todos los hombres y mujeres de la tierra y a las naciones construidas sobre valores democráticos a un pronunciamiento imparcial sobre las reivindicaciones que desde tiempos lejanos de nuestra historia venimos luchando y solicitando a todos los Gobiernos bolivianos, pues, para quién no se halla impuesto en los pormenores de los sucesos que sería muy largo detallar, pero que se constituyen en hitos de rebeldía y de legítimos pronunciamientos, nuestra postura actual podría ser considerada como una actitud anárquica y antinacional.

    De esto es que queremos vindicarnos como de la nota más infamante para un pueblo, que desde que nació a la luz de la humanidad, es hermano de la libertad ordenada y respetuoso de las leyes.

    Tarija, que a la par con todos los pueblos del Alto Perú y las Provincia del Río de La Plata, fue la vanguardia de la Revolución Emancipadora, que constante en sus sacrificios jamás abandonó la Santa causa de la Independencia y que firme en sus Juramentos desde junio de 1810 ha mostrado hasta dónde le era querida la Libertad, no puede consentir en el descrédito de haber puesto una mancha a la Gloria de la que se ha cubierto en los quince años de feroz lucha contra España y sus tropas.

    Nosotros, creemos que la inobediencia a las autoridades de una Nación y separarse de los pactos que ligan a los pueblos por procedimientos tumultuarios, son crímenes atroces que Tarija mira con horror; ellos son opuestos a los principios de sociabilidad y del orden que es la base conservadora de los Estados.

    Reconoce el pueblo tarijeño, cuán digno sería del castigo más severo, si nuestro Departamento que olvidando sus deberes proclamase el desorden o la anarquía.

    No será así, pues el pueblo tarijeño siempre ha sido fiel a su palabra; pues, no en vano el Rey de España en 1755 otorgó mediante Real Cédula, la Divisa a nuestro Escudo: "La Muy leal y Muy Fiel". Consecuentes con ello, durante los años de 1825 y 1826 hemos hecho todos los esfuerzos humanos para que el Congreso de Bolivia aceptara nuestra reincorporación al seno de la República. ¿Acaso el Acta de la Independencia del Alto Perú y del nacimiento de Bolivia fue firmada por nuestros tres diputados elegidos para el efecto: Baltasar de Arce, José Mariano Ruiloba y Joaquín de Tejerina? No.

    Además, existen otros antecedentes expresos de asociación como los que hicieron nuestros mayores en los sendos Cabildos Abiertos de 26 de agosto, 7 de septiembre y 17 de octubre de 1826, actos populares por los cuáles se infiere que libre y espontánea voluntad y sin coacción alguna, decidimos pertenecer a la República de Bolivia. Esta es la única regla de comportamiento que hemos conocido y practicado desde que tomamos esa decisión.

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