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El español como lengua de poder en el fallido proceso de paz colombiano (página 7)


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VERÓN, Elíseo (1993): La Semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad. Editorial Gedisa, S.A. Primera edición. Barcelona. España.

VILLAVECES, Santiago (1996). "La invisibilidad de la Violencia". Revista Digital Proceso de Paz. Universidad Sergio Arboleda de Bogotá. http: //www.procesodepaz.com. Fuente: Revista Colombiana Utopías.

 

 

 

 

Autor:

Olivia Osorio Rivera

Alcalá de Henares

2009

[1] "(…( un hablante en tanto sujeto discursivo produce un determinado discurso en el marco de una interacción que, a su vez, está inscrita dentro de una serie en función de diferentes tipos de relaciones discursivas de las que forma parte. Este sujeto discursivo en su intento comunicativo produce su discurso a partir de la utilización de los recursos que le proveen los diferentes códigos. La combinación de estos recursos es lo que le permitirá conformar estrategias discursivas. Ellas constituyen un principio de organización que el sujeto discursivo pone en funcionamiento para la producción de su propio discurso. Dar cuenta de cómo se conforman y qué efectos logran las estrategias discursivas es tarea del analista del discurso" (Martín Méndez, Salvio, 2000: 924).

[2] "Al concepto de discurso hemos identificado sus tres dimensiones principales: a) el uso del lenguaje; b) la comunicación de creencias (cognición), y c) la interacción en situaciones de índole social" (Van Dijk, 2000: 23).

[3] "La noción de discurso es esencialmente difusa. Como suele suceder en el caso de conceptos que remiten a fenómenos complejos, es la disciplina en su totalidad, en nuestro caso el nuevo campo transdisciplinario de los estudios del discurso (también llamado "análisis del discurso"), lo que proporciona la definición fundamental que se busca (Van Dijk, 2000: 21).

[4] Fowwler et al (1979), Fairclough (1989, 1995), Van Dijk (1993) y M. Toolman (1997), coinciden en estudiar el discurso como un marco que posibilita de relaciones de poder asimétricas.

[5] En épocas, a la postre no tan recientes, la exclusión en Colombia se puede explicar desde un léxico que habla de servidumbre entre los dueños de las tierras que propugnaban por unas relaciones feudales con los campesinos que les obedecían ciegamente y servilismo entre los dueños o caciques políticos y sus electores que no tenían más conciencia política que la de sus amos. Pero, los campesinos se revelaron y la abstención política en épocas de elecciones, le ha ganado el paso a los caciques de turno. A partir de la segunda mitad del siglo XX, la exclusión encontraría el léxico apropiado en las industrias con ganancias exorbitantes y en los bancos que se regodeaban con un dinero que no terminaba de crecer, sujeto a una especulación que no tenía ningún control por parte del Estado. Entonces, apareció el fortalecimiento de las guerrillas y con él, llegaron las extorsiones y los secuestros como una salida para participar en el festín económico del que se beneficiaban unos pocos. Para la fecha, la exclusión encuentra su significado en la violencia porque los excluidos fueron creciendo al margen de un estado que nunca sintieron como propio, además de sentirse sujetos a unas leyes que nunca terminaron de comprender. Entonces, los excluidos construyeron sus propias leyes, su propio país y su propio poder y nacieron las culturas construidas con una legalidad diferente a la que se propugnaba desde el gobierno y que ahora se distinguen como guerrillas de izquierda, las que a su vez han excluido a aquellos que no comparten sus ideas y han dado pie a que aparezcan los grupos paramilitares de derecha. Son culturas construidas, cada cual con su propia legalidad, las mismas que viven en confrontación permanente con la "otra Colombia", la de las elites que ven en la guerra el único camino para solucionar el conflicto colombiano.

[6] "El proceso de desintegración social y política que se observa en Colombia desde mediados de siglo XX no es más que la expresión del fracaso y la incapacidad de estas elites modernizadoras por cumplir sus propias responsabilidades históricas. Las elites dirigentes del país son así, estrictamente elites modernizadoras, en el sentido más autoritario del término, en la medida que han introducido en el país lógicas y procesos de modernización occidental sin ninguna articulación con la sociedad misma a la que han ahogado bajo los esquemas de un clientelismo político exacerbado y bajo la violencia que ha producido en la última mitad del siglo más de medio millón de asesinados". (Gustavo Petro: Bruselas, 11de enero de 1996). El autor de este escrito, fue miembro del M-19 desde 1977; parte de su dirección nacional desde 1985, año en el que fue puesto preso; y en 1989, participó en el proceso de dejación de armas de esa organización guerrillera; luego en la AD-M19, fue miembro del Congreso de la República desde1991 hasta 1994)

[7] "La memoria de La Violencia sigue siendo, en efecto, singularmente fuerte. Una memoria compleja, como lo ha sido La Violencia misma. Ella es memoria de una guerra civil entre los dos partidos tradicionales, y que, del lado conservador, ha tomado la forma de una verdadera cruzada religiosa para instaurar, sobre los escombros del liberalismo, un "orden católico". Ella reenvía también a la experiencia de numerosos campesinos, especialmente en las regiones cafeteras, desposeídos de sus bienes y obligados a desplazarse hacia las ciudades o las zonas de colonización. Ella evoca la ruptura de las organizaciones populares, sindicatos y asociaciones campesinas y el repliegue sobre estrategias individuales de sobrevivencia. Sobre todo, ella es asociada, por las clases populares de los dos partidos, a una humillación colectiva, pues esas clases se han desgarrado entre sí por una causa que enseguida descubrieron que no era la suya, sino que era la de las elites y los pequeños potentados locales que, con el Frente Nacional, se han reconciliado sobre sus espaldas" (Pécaut, Daniel: 1996)

[8] "En Colombia, la reacción al proceso de modernización autoritario, no vino de movimientos masivos de la sociedad en defensa y resistencia de su propia historia, como puede observarse por ejemplo en el crecimiento de los movimientos islámicos o en la insurgencia del movimiento obrero europeo; sino de elites revolucionarias que en lugar de adoptar la forma de partidos de clase o de masas por la existencia del mismo régimen político, adoptaron la forma de guerrillas revolucionarias que desde mediados del siglo deambulan por los campos de Colombia. Nosotros somos en realidad los fundadores de la guerrilla andante en el mundo, que como Quijotes nos abrogamos la tarea de salvar nuestra sociedad, destruyendo molinos de viento y deshaciendo entuertos". (Gustavo Petro: 1996)

[9] La burguesía colombiana mantuvo y mantiene un gran temor por los movimientos sociales, bien sea de obreros, estudiantes, profesores, etc. Este temor la ha llevado a firmar pactos con terratenientes y con grupos económicos que han sumido al país en políticas antidemocráticas, las mismas que han hecho que la burguesía se mire más como una oligarquía excluyente.

[10] Este boom sobre los estudios de la violencia tiene sus críticas. Entre las más importantes está la siguiente: "Habría que empezar hablando sobre la movilización de significados que tiene el concepto de violencia, partiendo de una premisa fundamental: la conceptualización de la violencia borra en sí misma el hecho violento. Dentro de todas las conceptualizaciones no existe la cara humana, no se presenta el sufrimiento real, por eso generan discursos que tratan de envolver el hecho violento pero que en sí mismo se les escapa. Esto tiene muchísimas proyecciones. Hay que preguntarse hasta qué punto esos discursos están conformando unos imaginarios acerca de qué es la violencia; hasta qué punto están borrando el "corazón" de lo que es el sufrimiento; hasta qué punto lo están instrumentalizando; hasta qué punto la violencia se convierte simplemente en un factor de explicación política, histórica, de explicación en términos abstractos o estadísticos, pero sin darle cabida al componente humano. Es aquí donde se puede hablar de "invisibilidad de la violencia", de discursos que invisibilizan cosas que ocurren en la realidad concreta y que por las situaciones y contextos de este país cobran una importancia gigantesca, se potencializan enormemente. Es lo que sucede con la "violentología", un caso único en el mundo, en ningún otro lado hay violentólogos. Uno aqui va a una libreria y después de literatura lo que encuentra son estudios de violentologia urbana, rural, todas las explicaciones que se quieran: sociológicas, históricas, políticas, etc. Pero ¿hasta qué punto está exhausto ese discurso? Octavio Paz dice que en ciertos momentos de la historia se puede pasar muy fácilmente del símbolo al garabato, y el garabato es el símbolo vacío. A mí me da la impresión de que en cierto sentido todos los estudios sobre la violencia se han vuelto garabatos. ¿Qué están movilizando socialmente esos discursos? Es necesario localizarlos, ver dónde y para qué se están produciendo, en qué contexto específico. En el caso de los violentólogos habría que investigar cómo penetró ese discurso en unos académicos; como, de acuerdo a una situación coyuntural política muy específica, se pasa del intelectual de izquierda a un intelectual más cercano al Estado; por qué se acuña ese término y por qué se genera ese boom, cuál es su razón de ser, los discursos no son gratuitos. Posiblemente la violentología tiene otras justificaciones que no son específicamente la explicación del fenómeno de la violencia. (Santiago Villaveces: 1996)

[11] "Hacia 1977-80, cuando la violencia comenzó de nuevo a ser percibida como un fenómeno amenazante, amplias franjas de la opinión responsabilizaron de ello al desgaste y a las taras del régimen del Frente Nacional. Este sistema de división del poder entre los dos partidos tradicionales, establecido en 1958 para poner fin a La Violencia por una fórmula de tipo «consencional», continúa recogiendo en cada elección más del 90% de los sufragios. Pero este resultado, hipotecado por una abstención crónica, lo es también por la influencia del clientelismo y los obstáculos puestos a la expresión de una oposición. Si el régimen se reclama del pluralismo democrático y del estado de derecho, su funcionamiento está cada vez más viciado por el recurso crónico a las medidas de excepción, medidas que toman, a partir de 1978, un giro aún más inquietante con la adopción, bajo la presión de los militares, de un "estatuto de seguridad", poniendo en cuestión las libertades fundamentales. Ciertamente, es difícil asimilar el Frente Nacional a las dictaduras del Cono Sur e incluso al régimen mexicano: sigue siendo muy «civilista», incluso cuando concede un vasto margen de autonomía a las fuerzas militares, y está lejos de controlar a la sociedad. La mayor parte de los autores se contentan con denunciarlo como "democracia restringida" como arreglo de facto, nacido de la violencia y que sigue descansando sobre el uso de una violencia larvada, y, en todo caso, desprovisto de verdadera legitimidad. Esta argumentación es ampliamente retomada por vastos sectores de la opinión. Las guerrillas y sus simpatizantes no hacen sino llevarla más lejos arguyendo que, en esas condiciones, el recurso a la lucha armada es no sólo la única vía posible para combatir la falsa democracia, sino una vía legítima. La existencia de guerrillas no es nueva. Ella no ha dejado de acompañar al Frente Nacional. Pero hasta entonces no había constituido sino un fenómeno periférico, pasando por altos y bajos, e incapaz de inquietar al régimen. Las FARC, el ELN y el EPL, las tres grandes organizaciones creadas en los años 60, hacían de alguna manera parte del paisaje. La aparición de una nueva organización, el M-19, a finales de los años 70, no modifica por sí sola esta relación de fuerza, pues incluso está menos bien instalada que sus predecesoras. Pero, esforzándose por instalarse en las ciudades – hasta ese momento preservadas -, innova utilizando un lenguaje nacionalista y, sobre todo, contribuyendo a difundir el rechazo al régimen entre las clases medias egresadas de las universidades. Todo el problema consiste en saber si la acción de la población, las clases medias educadas amplían sus efectivos. Tantas formas de modernización que afectan las bases de un Frente Nacional que da la impresión de estar prisionero de la sociedad tradicional, alimenta el escepticismo, la apatía y la abstención. Estos elementos incitan también a arrebatos intempestivos de movilización (las "huelgas cívicas") y a una simpatía hacia los grandes hechos del M-19. Pero no conducen a ratificar masivamente la lucha armada. Pues las guerrillas, con la excepción del M-19, dan la impresión de estar no menos agarradas que el Frente Nacional por el viejo país, el país rural, sustraído a la modernidad, encasillado en redes de dominio. Si es verdad que las aspiraciones de las clases urbanas, medias y populares, apuntan sobre todo a una aceleración de la modernización cultural, ellas no pueden reconocerse en el lenguaje político de las FARC y otras organizaciones revolucionarias" (Pécaut, Daniel: 1996)

[12] Durante los últimos veinte años se pueden distinguir varios períodos en los que se han iniciado procesos de paz en Colombia: el primero se dio entre 1982 y 1985 y tuvo como gestores a las FARC, el M-19, y el EPL del lado de los disidentes, y del otro, al Gobierno Nacional. Por aquel entonces, los grupos insurgentes querían seguir conservando su estatus de insurgentes y no estudiaron la posibilidad del desarme y mucho menos de acceder a un espacio político institucionalizado. Por su parte, el Estado- con el ejército que se presentaba recalcitrante ante cualquier cambio – no se mostró dispuesto a iniciar el proceso de democratización del país; la sociedad civil, débil e incipiente, no contaba con autonomía suficiente presionar por una negociación. El segundo tuvo sus inicios cuando el M-19, más concretamente el 10 de Enero de 1989, convocó a una nueva negociación de paz y entregó las armas para empezar a hacer política dentro de la institucionalidad. Este estilo de proceso de negociación en que se entregaba las armas y se entraba a la legalidad fue seguido por el EPL, el PRT y el Quintín Lame. Estas organizaciones guerrilleras buscaron con este tipo de negociación que se transformaran las políticas de Estado y que en Colombia se diera la apertura hacia una verdadera democracia. El tercer período tiene que ver con la Asamblea Nacional Constituyente y con la creación de una nueva Constitución Política en la que intervinieron todos los sectores populares que estaban dentro de la legalidad y que escribieron para Colombia una Carta Magna moderna y democrática. En este último período nace el proceso de paz que más esperanza trajo para el país: las FARC-EP y Gobierno Nacional unidos por el proyecto común de encontrar la paz para Colombia.

[13] "Las fases de negociación con las guerrillas se han caracterizado por una exacerbación de las grandes maniobras estratégicas. De 1984 a 1987, las guerrillas aprovecharon el cese al fuego acordado con B. Betancur para reforzar su establecimiento. En diciembre de 1990, mientras que se perfilaba una nueva negociación, los militares han tomado la delantera apoderándose del cuartel general de las FARC-EP y las guerrillas han seguido lanzando una vasta ofensiva. Negociando y haciendo reformas, el gobierno ha obtenido resultados no despreciables: el desarme del M-19, del EPL y de otras organizaciones guerrilleras de menor importancia. La convocatoria de la Constituyente ha aparecido como un éxito. Un buen número de antiguos contestatarios puebla en adelante las altas esferas gubernamentales. Los antiguos dirigentes del M19 y del EPL han pasado sin transición de la clandestinidad a la participación en el poder. Las guerrillas no han sido del todo perdedoras. Si su aura política ha palidecido, han acrecentado su imperio territorial y han conservado el monopolio de la oposición. Sin embargo, los diálogos con las guerrillas son interrumpidos después de 1992. Una iniciativa de E. Samper por retomarlos, sin condiciones previas, ha derivado en confusión, dando el gobierno la impresión de no saber lo que quería; los militares manifiestan su hostilidad; las guerrillas, su indiferencia. En cuanto a los tratos con los narcotraficantes, la crisis del gobierno de E. Samper pone en cuestión el proseguirlos. La duda se ha insinuado sobre el alcance de negociaciones que no han impedido a la violencia extenderse ni al tráfico de droga prosperar Por añadidura, esas transacciones políticas con resultados contrastados tienen un costo. Ellas arrastran a las instituciones al campo de las interacciones estratégicas. Basta considerar el ejemplo de la justicia para darse cuenta de que las instituciones están sometidas a acomodamientos circunstanciales que arruinan su autoridad". (Pécaut, Daniel: 1996)

[14] "el análisis del discurso para mi es esencialmente multidisciplinario, e involucra la lingüística, la poética, la semiótica, la psicología, la sociología, la antropología, la historia y la investigación en comunicación. Lo que me resulta importante sin embargo es que precisamente por su naturaleza multifacética, esta investigación multidisciplinaria debería ser integrada. Deberíamos diseñar teorías complejas que den cuenta de la dimensión cognitiva, social, política e histórica del discurso" (Van Dijk, Teun: 1995).

[15] "En el contexto se encuentran los participantes, el tiempo y el lugar de la situación de producción de un discurso (Van Dijk, 1984).

[16] Durant, Alan (1998) Aspectos problemáticos del significado: Análisis crítico del discurso y compromiso social. En: Poder decir o el Poder de los Discursos. Martín Rojo, Luisa y Whittaker, Rachel. Madrid: Ediciones Universidad Autónoma de Madrid, Pgs, 123 -124.

[17] "Toda emisión es un acto de habla, de modo que el conjunto es muy amplio. Incluye hacer afirmaciones, hacer pedidos, hacer promesas, dar órdenes, advertir, etc. Al mismo tiempo, para dar órdenes, para poder hacer promesas, para advertir, se llevan a cabo otros dos tipos de actos que son mucho más abstractos y a los que los filósofos le han dedicado mucho más tiempo: la referencia y la predicación. Es decir, se aíslan, definen y caracterizan elementos que pueden ser individuales, generales, etc., y se predica algo de ellos. Se trata de dos actos abstractos que están presentes cada vez que se hace una emisión concreta. Pero cada vez que se refiere o predica -y esta es la contribución más importante de la teoría de Actos de Habla (Searle:1959)- se lo hace para algo. Ese algo es también un acto de habla y consiste por ejemplo, en prometer, afirmar, etc. (Lavandera, Beatriz, 1985:75)

[18] Van Dijk habla de tema en el sentido en que corrientemente se lo entiende en la lengua común. Distingue entre tema del discurso y tema de la oración El tema del discurso es lo que hace que toda una secuencia de oración no sea equivalente a una oración mayor, sino que oraciones o proposiciones se vayan relacionando con algún problema que les concierne en especial. Las relaciones se establecen, algunas por medios sintácticos, otras por medio de nuestro conocimiento del mundo, etc. Lo interesante para Van Dijk, justamente es constatar cómo se introduce un cambio de tema, qué puede producirlo. Intenta reproducir en una proposición que llama macroestructura las distintas proposiciones que están dentro del mismo tema (Lavandera, 1985:48)

[19] "el género se inscribe siempre en un discurso y el texto en un género, es decir, jerárquicamente nos atendremos a la distribución discurso, género, texto. Así, por ejemplo, un discurso periodístico se compone de diferentes secciones que utilizan un determinado número de géneros -carta del lector, comentario, entrevista, breves… – y que dan lugar a textos muy distintos – artículos" (Covadonga y Arlette, 2000: 1064)

[20] Se le puede intentar definir en términos de variación (Van Dijk, 2000:34) El estilo es habitualmente una variación dependiente del contexto de nivel de expresión del discurso. El concepto de estilo supone usualmente que al menos algo (el sentido, el tópico, los sucesos) permanecen igual, de modo que podemos comparar cómo los discursos "dicen lo mismo" (Van Dijk, 2000: 35)

[21] "Éxito y fracaso de los actos de habla: (…( la aportación principal de la pragmática es el concepto de acto de habla. Consiste en la idea de que al hablar no solo se cuenta algo acerca de la realidad, sino que también se hace algo, se interviene en la realidad. Es más: hay casos, se afirma en que más que decir algo acerca de la realidad, solo se hace algo. Hay dos argumentos principales para defender la idea de acto de habla. El primer argumento es la existencia de expresiones relativizadas, como "te prometo venir". El segundo argumento es la existencia de preguntas y órdenes o peticiones, que tampoco sirven para simplemente hablar de la realidad, sino que son instrumentos para hacer algo. El primer argumento ha dado lugar a la clasificación de los actos de habla según las propiedades de las correspondientes expresiones realizativas. El segundo argumento ha llevado a desdoblar las expresiones de la lengua en dos categorías, las oraciones (que son declarativas, interrogativas o imperativas), por un lado, y los enunciados (que son afirmaciones, preguntas, órdenes o peticiones), por el otro. (…( En realidad, el fenómeno de las expresiones realizativas es de naturaleza léxica: hay unos verbos que describen actos socialmente definidos como realizables mediante la palabra. "Prometer" describe un acto de ese tipo: cuando se emplea cumpliendo ciertas propiedades (como la de estar en primera persona del singular del presente del indicativo), además de describir el acto, comunica que se está llevando a cabo. El fenómeno social es el acto de prometer, mientras que el fenómeno lingüísticos que la expresión se entienda como acción de prometer. Luego no hay lugar para los actos de habla como tales: hay actos sociales y el fenómeno del significado léxico de los verbos realizativos. Estrictamente hablando, tampoco hay actos de habla en los llamados actos indirectos: lo crucial en ellos es que se entiende la expresión como acción. Como en los llamados actos directos (pedir mediante una oración imperativa), en los indirectos hay un acto social, peor lo importante es que se entiende la expresión como la acción correspondiente al acto social. La cuestión estriba en explicar de qué modo se entienden las oraciones como acciones, de petición, por ejemplo, tanto si son declarativos como imperativas (Garrido, Medina, 2000: 298).

[22] Van Dijk considera que el texto es una construcción abstracta que el analista hace de un discurso, mientras que el discurso es producido en un lugar y un momento precisos (Lavandera, 1985: 10)

[23] "Lo fundamental de las macroestructuras es que los textos no tienen solamente relaciones locales o microestructurales entre oraciones subsecuentes, sino que también tienen estructuras generales que definen su coherencia y organización global" (Van Dijk, 1994).

[24] "El hablante puede tener la intención de producir un efecto en el oyente y entonces, a través de un acto elocutivo puede apuntar ulteriormente a un acto perlocutivo, pero esta no es la característica definitoria de un acto perlocutivo. El acto elocutivo es, por ejemplo, dar una orden, pero se dan órdenes para que la gente haga algo, es decir, se persigue un efecto perlocutivo que se escapa al acto elocutivo mismo. Para Searle el acto de habla queda completado en el momento en que el oyente entiende qué es lo que el hablante quiso hacer y lo entiende mediante el reconocimiento de que las reglas para la producción de esa emisión lingüística son tales, que eso significa una advertencia. O sea, entiende las reglas semánticas de esa emisión lingüística y en el momento en que las reconoce como forma de una advertencia, el hablante logró lo que quería" (lavandera, 1985:78).

[25] ¿Cuáles son los recursos lingüísticos que indican el tipo de acto elocutivo? El orden de palabras, el acento, el contorno prosódico, la puntuación, el modo del verbo, y muy especialmente los verbos performativos. A menudo el contexto es el que deja claro cuál es la fuerza elocutiva de la oración (Lavandera, 1985: 79).

[26] "En todos los niveles del discurso encontramos "huellas" de un contexto en el que las características sociales de los participantes desempeñan un papel fundamental. Se trata de género, clase, filiación étnica, edad, origen, la posición u otros rasgos que determinan su pertenencia a un grupo" (Van Dijk, 2000:46).

[27] "La prueba más clara de la relación proporcional inversa establecida entre connotación e indifenición del componente denotativo (quizá como consecuencia de su ampliación de significado) nos la proporciona lo que se ha llamado "palabras-símbolo o "palabras.emblema", cuyo carácter simbólico o emblemático está determinado por la fuerte carga emotiva que poseen y por la indeterminación de significado denotativo que se produce como consecuencia de su uso abusivo y estereotipado, lo que se ve facilitado porque algunas de ellas designan conceptos abstracto de difícil comprensión; es el caso, por ejemplo, del léxico relativo a la organización sociopolítica (estado, nación, pueblo) [.] Pertenecen a la categoría de palabras – símbolo nombres propios (España, Cataluña, Euskadi, Galicia, etc.) y nombres comunes y, dentro de estos, términos del vocabulario político técnico (nación, patria, pueblo, estado, democracia, solidaridad, paz, etc.) (Fernández Lagunilla, 1999:22 – 23)

[28] La figura del locutor le ha servido a O. Ducrot (1986) para dar explicación al fenómeno de la polifonía, según el cual, cualquier hablante puede introducir en su texto las voces de otros, bien sea por medio del desdoblamiento del locutor, bien sea por la inclusión en el texto de otros enunciadores que no se corresponden con él (Fuentes y Alcaide, 2002: 111)

[29] El concepto de impersonalidad está ligado a la indeterminación o no – especificación del sujeto agente de la acción, pero no necesariamente a la imposibilidad de expresarlo. Es un fenómeno lingüístico, con implicaciones y motivaciones pragmáticas, manifestado por medios léxicos o gramaticales, que consiste en la decisión del hablante de no especificar o indeterminar la figura del agente que lleva a cabo lo expresado por el verbo" (Fuentes y Alcaide, 2002: 139).

[30] "El uso de que con valor causal se reduce en español moderno a la expresión de causas ligadas a la enunciación. De ahí que la predicación principal tenga carácter apelativo o yusivo (son imperativos, perífrasis con valor intencional, apelativo o prospectivo, o preguntas). Por este motivo aparecen casi exclusivamente en la lengua oral. Los otros nexos causales, al tener relevancia sintáctica, no admiten este empleo. Por esto, en muchas ocasiones no es posible la conmutación de que por otros nexos causales (Batolliri, Sánchez y Suñer, 2000:237)

[31] "El estilo indirecto exige siempre un verbum dicendi antepuesto y seguido de la conjunción subordinante que (o si) (Reyes G., 1984:79)

[32] O. Ducrot (1984-1986) distingue las siguientes personas: "el alocutorio que es la persona a quien el locutor declara dirigirse. Es una función que el locutor confiere a una persona por la fuerza de su discurso, de manera que su determinación forma parte de la comprensión del mismo. Junto a este, distingue al destinatario, persona a quien, según el locutor, el enunciador dice lo que se dice en el enunciado. En último lugar, tenemos la figura del auditorio o auditor que representan a todos aquellos que por una razón u otra oyen (escuchan) el enunciado, de tal forma que para saber quién es el auditor basta con conocer las circunstancias en que se ha producido el enunciado" (Ducrot, 1984: 134-135).

[33] "Una fuente importante de inspiración para el estudio de los fenómenos de cortesía es la obra de Erving Gorffman (1956). Este psicólogo social introdujo el concepto de "imagen personal". Con esto se refería a la imagen que una persona proyecta en sus contactos sociales con otras. En opinión de Goffman, todo participante del proceso social tiene la necesidad de se apreciado por otros y la necesidad de sentirse libre y de que no interfieran con él. Goffman denomina "imagen positiva" a la necesidad de ser apreciado e "imagen negativa" a la necesidad de no ser molestado" (Jan Renkema, 1999: 27).

[34] Bajtin, M. (1990) "The problem of speech genres" (Trad. V. W. Mc Gee), en P. Bizzel y B. Herzbeg (comps), the Rhetorical Tradition: Readings From Classical Times to the Present. Boston: Bedford, p.p. 944 – 63.

[35] "Citar no exime de la responsabilidad de la intención comunicativa; suscitar otra voz no es perder la propia, repetir es decir en la medida que sea (Reyes. G., 1984: 65) Cabe destacar aquí que en el caso del hablante político, los pronombres personales ayudan a determinar las prioridades discursivo -ideológicas del emisor. Cuando estos discursos políticos son individuales, la abundante presencia de la primera persona del singular, expresada por formas verbales o pronominales de primera persona del singular (de forma abreviada, yo), se ha interpretado como una exaltación del hablante político como individuo (Fernández Lagunilla, 1999: 53).

[36] "El tema del discurso también se puede definir en término de proposiciones ya que forma parte de la macroestructura discursiva. El tema, como proposición que resume una serie de proposiciones discursivas recibe el nombre de macroproposición. El hablante/escritor, mediante el uso de las macroreglas, reduce toda la serie de proposiciones que conforman microestructuras en el discurso, a una sola macroproposición, en este caso formando parte de la macroestructura discursiva, y derivando el tema del discurso" (Van Dijk, 1997 ( e ) 43-57).

[37] "La relación causa- consecuencia es muy básica, se interpreta fácilmente como la relación que da coherencia a dos enunciados sucesivos, que establece el vínculo que permite interpretarlos como consecutivos del mismo texto" (Santiago B., 2000:434)

[38] "Medio millón de asesinatos políticos y sociales en medio siglo nos lleva a pensar que en Colombia no solo se intentó extirpar una elite revolucionaria, sino que se intentó eliminar definitivamente cualquier intento de participación autónoma de la sociedad en la vida del país" (Petro, G. 1996)

[39] A partir de los estudios de Perelman (1958) y Toulmin (1958), se inician los estudios contemporáneos de la argumentación. Toulmin estudió la argumentación en el contexto del discurso y la denominó "campos", dando así inicio a los estudios de la nueva retórica como argumentación en contextos de controversias con la presencia real o imaginada (idealizada) de un auditorio al cual dirigirse. Desde esta perspectiva, la argumentación es acto de aseverar a partir de proposiciones precedentes. o "bases" – sobre las que se infieren otras proposiciones (las aseveraciones) inferencia que se respalda en lo que Toulmin denominó "justificación" o "licencia de inferencia" pero que se constituyen en una estrategia discursiva a partir de una estrategia de razonamiento. El "respaldo" a la justificación se toma de información previa. De aquí que lo definitorio de la argumentación es la utilización del lenguaje con "la finalidad de enfrentar e intentar resolver una diferencia de opinión por medio de la exploración de la justificación relativa de los puntos de vista en competencia" (Emerson – Grootendorst – Jackson – Jacobs: (1979: 305). El enfoque pragmadialéctico de Eemeren y Grootendorst intenta utilizar la teoría de los actos de habla de Searle y la teoría de las implicaturas conversacionales de Grice como puente para conectar la organización de la argumentación con los principios generales de la organización del discurso y de la interacción (dialogía). Se intenta reconciliar la retórica como técnica de persuasión, que muy a menudo es catalogada de irracional, y a la dialéctica como acercamiento a un ideal racional.

[40] "Argumentar para convencer significa producir un acto ilocucionario para empujar a un hablante, un interlocutor, ideal o real, a realizar un acto perlocucionario, es decir, a aceptar o rechazar la opinión o tesis que se le ofrece a través del propio acto de habla (V. Lo cascio:1998:50)

[41] "Macroestructura: división en párrafos según los aspectos del tema general y subtópicos" (Fuentes C., 1999:13)

[42] "Un discurso argumentativo no es un discurso que aporta propiamente pruebas, ni un discurso que funciona sobra la deducción lógica. Argumentar es dar razones para tal o cual conclusión. Las razones constituyen, cuando son enunciadas, argumentos. Una argumentación consiste, pues, en una relación entre uno o varios argumentos y una conclusión. Puede haber más de un argumento, lo que lo diferencia de una demostración (Fuentes y Alcaide, 2002: 33)

[43] "La conclusión es la tesis que se defiende en el texto. Puede estar implícita, sugerida o inferida (Fuentes y Alcaide, 2002: 52)

[44] El topos: garante argumentativo O. Ducrot (1983) y J. C. Anscombre y O. Ducrot (1994, 217 y ss.) utilizan el concepto de topos , basado en la teoría aristotélica, que definen como un garante que permite en encadenamiento de un argumento a una conclusión(…( El topos, relación argumentativa o ley de paso, es la conexión entre dos hechos o conceptos que la comunidad ha socializado y que permite la relación entre los argumentos para llegar a una conclusión (Fuentes y Alcaide, 2002: 40-41)

[45] Cuando el topos se hace explícito, y se formula bajo fórmulas lingüísticas porque las circunstancias comunicativas y argumentativas así lo requieren, nos encontramos ante la base argumentativa, formulación lingüística explícita del topos. Es esta la que refuerza y hace patente la existencia de un topos que es válido aún cuando las circunstancias parecen no ser las más favorables, y justifican el encadenamiento argumentativo y no otros (Fuentes y Alcaide, 2002: 49).

[46] Es el contexto en el que se inscribe lo que estamos diciendo: el contexto y situación en que nos encontramos, que hace que un mismo enunciado se interprete como un argumento, una conclusión, una amenaza o un comentario (…( Diríamos que el marco argumentativo es la función argumentativa del contexto y puede verbalizarse en ocasiones. Puede estar explícito o no. Implícito: puede ser la situación en la que estemos, el tipo de texto, el tipo de comunicación: oral, de confianza, formal, técnica. Otras veces se hace explícita (Fuentes y Alcaide, 2002: 49).

[47] "Los focalizadores son los medios para destacar una información en el texto. Son de diversa índole, como aquellos que sirven para destacar entonativamente un segmento para sugerir otra lectura" (Fuentes, C., 1999:56)

[48] Porque: conjunción causal, átona, puede expresar finalidad (Seco, M., 1999: 258)

[49] La prueba más clara de la relación proporcional inversa establecida entre connotación e indefinición del componente denotativo (quizá como consecuencia de su ampliación de significado) nos la proporcionan lo que se ha llamado (…( "palabras – clave", así llamadas porque representan o resumen los hechos sociales y políticos más importantes acaecidos en una determinada época histórica (…( Las manifestaciones formales más claras y fáciles de identificar o determinar de este tipo de palabras son dos: a) la alta frecuencia conque aparecen en el discurso político de la época y b)la facilidad conque producen derivados (Fernández Lagunilla M.,1999:22-23)

[50] "¿En qué nos apoyamos para entender el mensaje? En varios niveles. Comenzamos por la estructura sintáctica y los elementos léxicos empleados. Pero también las conexiones sustentadas en nuestro conocimiento del entorno serán factores decisivos en la comprensión. Sin embargo, este proceso no puede detenerse aquí, pues hasta que no descubramos qué hay más allá de la pretendida inocencia del lenguaje no habremos captado la esencia del mensaje mismo. Solo si somos capaces de determinar inferencias habremos llegado a la comprensión. En la interacción se producen enriquecimientos mutuos, sabemos del mundo, de nosotros, pero sabemos también del otro que se instaura frente a nosotros y es nuestro interlocutor" (Gille, J. 2000: 916).

[51] ACUERDO DE LOS POZOS: 1. El Gobierno Nacional y las FARC-EP ratifican su voluntad de continuar el proceso de paz que busca la solución del conflicto por la vía del diálogo y de la negociación, en procura de construir una Colombia en desarrollo y con plena justicia social. 2. Tras una evaluación conjunta del proceso identificamos logros y debilidades, y coincidimos plenamente en que este ha generado bases sólidas sobre las cuales se debe continuar buscando la reconciliación nacional. 3. El Gobierno Nacional y las FARC-EP coinciden en la importancia de avanzar en las discusiones sobre los mecanismos para acabar el paramilitarismo y disminuir la intensidad del conflicto. Para tal efecto, la Mesa de Diálogos y Negociación creará una comisión de personalidades nacionales que le formule recomendaciones en estas dos direcciones. 4. Las FARC-EP descongelan el funcionamiento de la Mesa de Diálogos. 5. Acordamos que la Mesa Nacional de Diálogos y Negociación reinicie sus labores el 14 de febrero, retomando los temas sustantivos de la Agenda y entre a discutir el cese de fuegos y de las hostilidades. 6. Se agilizará la concreción del acuerdo humanitario que permita la próxima liberación de soldados, policías y guerrilleros enfermos. 7. Con el fin de que las negociaciones no se vean interrumpidas, la Mesa Nacional de Diálogos y Negociación creará de su seno una comisión encargada de estudiar los hechos que afecten la marcha del proceso. Esta Comisión se conformará a más tardar el 15 de Febrero. 8. La zona de distensión ha sido establecida exclusivamente para el desarrollo del proceso, con plenas garantías y seguridad para las partes. La Mesa Nacional de Diálogos y Negociación a más tardar el 15 de febrero, creará un mecanismo de su seno que periódicamente evalúe e informe a la opinión sobre el cumplimiento del propósito de la zona. 9. Entendiendo la importancia de la comunidad internacional para que el proceso de paz en Colombia tenga éxito, invitamos para el próximo 8 de Marzo a un grupo de países amigos y organismos internacionales para informarlos sobre el estado y la evolución del proceso e incentivar su colaboración. La Mesa Nacional de Diálogo y Negociación determinará la regularidad de estas reuniones. 10. Las FARC-EP no se oponen a los proyectos de erradicación manual y sustitución de cultivos ilícitos, pero reiteran que un proceso tal debe adelantarse de común acuerdo con las comunidades. Gobierno Nacional y FARC coincidimos en la importancia estratégica de trabajar en la protección y recuperación del medio ambiente 11. El Gobierno Nacional y las FARC-EP invitan a las fuerzas políticas firmantes del acuerdo de Caquetania el día 28 de Febrero a reunirnos en Los Pozos para dinamizar el proceso. Reiteramos nuestra invitación a todas aquellas personalidades y organizaciones nacionales escépticas del mismo a intercambiar sobre los aportes de todos los colombianos a la reconciliación nacional. 12. La Mesa de Diálogo y Negociación podrá ser ampliada de común acuerdo y sesionará por lo menos 3 veces a la semana. 13. Convocamos a todos los colombianos a rodear este esfuerzo común que pueda llevarnos a la superación del conflicto que nos afecta. Firmado en Los Pozos, inspección de San Vicente del CaguánFebrero 9 del año 2000 ANDRÉS PASTRANA MANUEL MARULANDA VELEZ Presidente de la República Comandante de las FARC-EP

[52] "Los aporte de la interacción hacen posible un uso coherente y creativo de la lengua que se manifiesta de una forma que a veces solo alcanzamos a describir y no a comprender completamente. "La creatividad se encuentra en un sistema de reglas y formas en parte determinada por las capacidades humanas intrínsecas: sin esas restricciones no tendríamos actos creadores sino un comportamiento arbitrario y casual" (Chomsky, 1989).

[53] La superestructura se refiere al tipo de texto que tengamos (Fuentes, C., 1999:13).

[54] La microestructura en el texto contiene los elementos que componen los enunciados(Fuentes, C., 1999:13).

[55] Proposición: elemento semántico vehiculizado por el enunciado y que está constituido parcial o totalmente por un valor argumentativo: cuando obligamos al interlocutor a sacar de la proposición determinadas conclusiones, lo que reforzamos es real, la proposición (Ducrot, 1999: 154 -155).

[56] La función de los Marcadores Adversativos (MA) se puede entender como esa relación argumentativa entre dos secuencias que llevan inevitablemente a conclusiones opuestas. Esta relación se presenta "cuando en la oración compuesta se contraponen una oración afirmativa y una negativa, la coordinación es adversativa, es decir, opone dos juicios de cualidad lógica contraria". (RAE: 1973, 510)

[57] "ARGUMENTACIÓN Y PERSUASIÓN ¿O MANIPULACIÓN? Son dos conceptos que no deben igualarse. La argumentación es uno de los medios para manipular a través del lenguaje. Por tanto, la persuasión o la manipulación es una acción, una realidad a la que puede llegarse no sólo con actos lingüísticos, sino con otros de distinto tipo. Incluso en la lengua la manipulación puede venir de varios modos: mediante una argumentación para la que no se tienen conocimientos de base y no podemos juzgar. Una argumentación con falacias, con argumentaciones falsas que nos hacen llegar a una conclusión equivocada. Se produce mediante: argumentos falsos. Conclusión equivocada. Base argumentativa incorrecta. Sin argumentar. Se presenta lo dicho como hechos desde la autoridad. Así, según V. Lo Cascio (1998), en un libro de historia se da una visión de las cosas que el lector no puede contrastar y, por tanto, se puede manipular a toda una generación. Es decir, una afirmación es manipulación si lo dice "mintiendo" una persona que tiene autoridad sobre nosotros. Cuando se reafirma un elemento como conocido (claro, por supuesto), con lo cual se evita la discusión, que parece fuera de lugar y, por tanto, con ello se puede manipular. [.]Según V. Lo Cascio (1998,99) "la manipulación es una infracción de la norma y depende de la habilidad del decodificador valorar el grado de sinceridad examinando la naturaleza de la argumentación o comparando las afirmaciones con el conocimiento que tiene del mundo" (Fuentes y Alcaide, 2002:19)".

[58] Zorraquino y Montolío Durán (1988:199) dicen que el conector sin embargo fue en su origen un sintagma preposicional formado por la preposición sin y el sustantivo embargo "impedimento". Esta construcción preposicional documentada desde los orígenes del castellano, tiene un valor adverbial. (…) Con el transcurso del tiempo sin embargo se realizó como conector intra – oracional (pieza de enlace entre dos cláusulas) de manera que al menos desde el siglo XV existen ejemplos del sin embargo empleado con valor concesivo. Con los estudios de Cuervo (1953) se dice que al menos desde el siglo XVII, sin embargo funciona como conector extraoracional con valor adversativo, siendo este último sentido el que permanece hasta la actualidad.

[59] En este caso, el pero relaciona dos enunciados, indicando un giro en la argumentación. Es decir que está marcando el paso a otro enunciado, a otro asunto que el narrador considera más importante para continuar con su historia. El empleo del pero que une, bien sea párrafos a enunciados, se presenta a nivel de la macroestructura del texto, marcando un cambio que a veces se evidencia como argumentativo y en otras como expositivo. De ahí que este pero iniciático se utilice con más asiduidad en los textos expositivos, ya que su función sirve no solo para jerarquizar la información sino para marcar la transición entre los enunciados.

[60] Halliday maneja una visión diferente más no contradictoria con Bajtin/Voloshinov. Halliday establece que el sistema social se encuentra totalmente fuera del lenguaje y el sistema gramatical se encuentra totalmente dentro del lenguaje. El estrato intermedio entre ambos es la semántica: "el conjunto semántico que forma una gama de posibles significados a disposición del que habla en entornos y contextos sociales dados, es el puente entre los dos sistemas" (Halliday, 1982: 95).

[61] Los sobreentendidos son hechos de la enunciación utilizados para transferir valores e ideologías. Esto se relaciona con el poder intrínseco del habla y la noción de Ducrot (1986) cuando dice que las presuposiciones son actos elocutivos que presentan lo manifestado como una inducción inmediata al lector, y de acuerdo con Searle cuando dice que afirmar y aseverar son actos ilocucionarios derivados de las presuposiciones.

[62] "(…( en mi libro Texto y Contexto (1977), enfaticé que la coherencia local entre oraciones debería estar basada en relaciones referenciales entre 'hechos en un mundo posible', por eso use entonces la noción popular de 'mundo posible' de la semantica formal y la filosofía. Es decir, dos proposiciones subsecuentes P1 y P2 son coherentes si denotan dos hechos F1 y F2 que están (por ejemplo condicionalmente o causalmente) relacionados. En mi trabajo posterior con Walter Kintsch sobre la psicología del procesamiento del texto, esta relación referencial no fue definida en términos de hechos "en algún mundo posible' sino en términos de modelos mentales.

[63] Lo importante es que no son solo las relaciones de significado entre oraciones las que definen la coherencia, sino más bien las relaciones referenciales, es decir, relaciones entre las 'cosas' que las oraciones denotan en un texto (Van Dijk: 1994).

[64] Cabe recordar aquí que este discurso tiene como canal el oral y que fue escrito para ser escuchado por los representantes de los distintos gobiernos amigos del proceso de paz, cuando cumplieron su cita en la vereda Los Pozos, Caquetá.

[65] Como se ha visto antes, la retórica es un conjunto de técnicas que permiten describir y reconstruir la producción de los discursos y de textos e implica una preferencia por la concepción comunicativa de la palabra. "La retórica se interesa en la palabra eficaz que no busca apegarse a lo que es, sino a formar lo que se transforma: las opiniones y los comportamientos" (Aron Kibédy Varga, 1993:252). Lo clásico de la retórica es el "arte del bien decir" y el "arte de persuadir". Es en estas dos definiciones en las que se suscita la contradicción esencial de la retórica, ya que la palabra aparece como decodificadora de una realidad inmutable y como forma de influir en los demás, lo que implica un cambio en la realidad que se describe. Es por eso que se entiende la retórica como "un conjunto de técnicas que permite describir y reconstruir la producción de discursos y textos; implica una preferencia por la concepción comunicativa de la palabra" (Aron Kibédi Varga, 1993: 252).

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