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Nicolas Flamel – Figuras jerogrificas (página 2)

Enviado por jessel canales


Partes: 1, 2

Tened bien presentes estos dos Dragones, pues son los verdaderos principios de la Filosofía que los sabios no han osado mostrar ni a sus propios hijos. El que está debajo, sin alas, es lo Fijo o el Macho; el que está encima es lo volátil o la Hembra, negra y oscura, que va a dominar durante algunos meses. El primero se llama Azufre o bien, calor o fijeza; el último, Mercurio, o frialdad o Humedad. Son el sol y la luna de fuente mercurial y origen sulfuroso que, con el fuego continuo, se adornan con Hábitos reales para vencer a toda cosa metálica, sólida, dura y fuerte, cuando están unidos y luego convertidos en quintaesencia. Son las serpientes y dragones que los antiguos egipcios pintaron en círculo mordiéndose la cola, para significar que habían salido de una misma cosa que se bastaba a sí misma y que se perfeccionaba en su redondez. Son los dragones que los antiguos poetas colocaron vigilantes, para guardar las manzanas doradas del jardín de las Hespérides. Son aquellos sobre los que Jasón -en la aventura del Vellocino de oro arrojó el líquido preparado para la bella Medea; de cuyos discursos tanto hablan los libros de los Filósofos, que no hay uno que no haya escrito luego el verdadero Hermes Trismegisto: Orfeo, Pitágoras, Artephius, Morienus y otros, hasta llegar a mí. Son las dos serpientes enviadas por Juno, -que es de naturaleza metálica-, que el fuerte Hércules (o sea el sabio), habrá de estrangular en su cuna. Quiero decir, vencer, matar, para hacerlas corromperse y engendrar, al principio de su obra. Son las dos serpientes que rodean al caduceo de Mercurio con el que ejerce su gran poder y se convierte en lo que quiere. Dice Haly: Aquel que mate una, matará también a la otra, ya que una solo puede morir si es con su hermana. Estas (a quienes Avicena llama "perra de Coraseno" y "perro de Armenia") puestas juntas en el vaso del Sepulcro, se muerden cruelmente con gran veneno y rabia furiosa, y ya no se sueltan desde el momento que se cogen (si el frío no se lo impide). Se ensangrentan con su veneno y heridas mortales y luego, matándose mutuamente, se ahogan en su propio veneno, que las transforma tras su muerte en Agua viva y permanente; y antes pierden por corrupción y putrefacción sus primitivas formas naturales, para luego adoptar una mejor y más notable. Son estos dos espermas masculino y femenino, descritos al principio de mi Sumario Filosófico los que se engendran (así dicen Razi, Avicena y Abraham el judío), en los riñones, entrañas y operaciones de los Cuatro Elementos. Son la humedad radical de los metales, Azufre y Mercurio; no los vulgares que venden los drogueros, sino los que nos da n estos hermosos y queridos cuerpos que tanto amamos. Estos dos espermas, -decía Demócrito- no se encuentran en la tierra de los vivos. Lo mismo dice Avicena y añade: Se les recoge del guano y podredumbre del Sol y la Luna. ¡Qué felices son los que lo sabe n coger!, pues luego con ello hacen una Triaca que vence todo dolor, tristeza, enfermedad y debilidad, que combate poderosa contra la muerte, alargando la vida según permisión de Dios, hasta tiempo determinado, triunfando sobre las miserias de este mundo, y colmando al hombre con sus riquezas. De estos dos Dragones o Principios metálicos, ya he dicho en mi Sumario, que el enemigo quemaría con su ardor al fuego del enemigo, y que si se prestaba atención, se observaría en el aire un humo venenoso y maloliente, peor en fuego y veneno que la cabeza venenosa de una serpiente y del dragón babilonio. Te he pintado esos dos espermas en forma de dragones, debido a que su hedor es muy grande, como el de los dragones; y las exhalaciones que suben en el matraz son oscuras, negras, azules y amarillentas, como lo son esos dos dragones pintados; y su fuerza como la de los cuerpos disueltos, es tan venenosa que nada en el mundo hay más venenoso; pues con su fuerza y hedor es capaz de matar todo lo viviente. El filósofo no capta ese hedor si no rompe los vasos, lo capta solamente por la vista y el cambio de colores que provienen de la podredumbre de sus confecciones. Estos colores significan la putrefacción y generación, que nos es dada por la mordedura y disolución de nuestros cuerpos perfectos. Dicha disolución proviene del calor externo que ayuda, y de la ignición Póntica, y de la agria virtud admirable del veneno de nuestro Mercurio que convierte en polvo puro -polvo impalpable todo lo que encuentre que se le resista. Así, el calor obrando sobre y contra la humedad radical metálica, viscosa y oleaginosa, engendra negrura en el sujeto, pues la materia se disuelve al mismo tiempo, se corrompe y ennegrece y concibe para engendrar; porque toda corrupción es generación y se debe siempre desear esa negrura. Es también esa vela negra con la que la nave de Teseo volvió victorioso de Creta y que fue causa de la muerte de su padre. Es por eso necesario que muera el padre para que de las cenizas de este Fénix renazca otro, y que el hijo sea Rey. Aquel que no vea la negrura en el principio de estas operaciones, durante los días de la Piedra, aunque vea otros colores, habrá fallado en el magisterio y no lo podrá enderezar con ese caos, pues no lo ha trabajado bien y nada se ha podrido, y si no se pudre no hay corrupción ni se puede engendrar nada. Por lo tanto, la Piedra no puede tomar vida vegetativa para crecer y multiplicarse. Te repito otra vez que aunque trabajes con las materias verdaderas, si en el principio y después de colocar las confecciones en el huevo filosófico (o sea, poco después de que el huevo las irrite), no ves esta cabeza de cuervo negra, tienes que volver a empezar. Esta falta es irreparable y no se puede corregir. Es de temer sobre todo el color anaranjado, o medio rojo, porque si lo ves en un principio en el huevo, es que sin duda quemas o has quemado el verdor y vivacidad de la Piedra. El color que debes obtener ha de ser totalmente negro, similar al de esos dragones, y esto por espacio de cuarenta días. Aquellos que no tengan estas señales esenciales, que se retiren enseguida de las operaciones para evitar una pérdida segura. Fíjate bien, que es muy fácil obtener lo negro en esta obra, nada hay más sencillo, pues en casi todas las cosas del mundo mezcladas con humedad, obtendrás lo negro por el fuego. Necesitas tener un negro que proviene de los cuerpos metálicos perfectos, que dura mucho tiempo y se pierde a los cinco meses, tras lo cual viene la deseada blancura. Si tiene esto, es mucho aunque no todo. En cuanto al azulado y amarillento, significa que la solución * y putrefacción no ha terminado aún, y que los colores de nuestro mercurio no están bien mezclados y podridos con lo que queda. Esta negrura y los colores indican claramente que en este principio la materia o el compuesto, empiezan a pudrirse y disolverse en polvo más menudo que los átomos del Sol, los cuales luego se transforman en Agua permanente. Esta disolución es llamada por los filósofos que la buscan: Muerte, destrucción o perdición, porque las naturalezas cambian de forma. De ahí han salido tantas alegorías sobre los muertos, tumbas y sepulcros. Otros lo han llamado calcinación, denudación, separación y trituración, porque los ingredientes quedan transformados y reducidos a menudas piezas o partes. Otros la llaman: Reducción a materia prima, malijicación*, extracción, licuefacción, conversión de Elementos, sutileza, división, destilación, porque los ingredientes están licuados, reducidos a semilla, reblandecidos, y así circulan en el matraz. Otros lo llaman, putrefacción, corrupción, sombras cimerias, grutas, Infierno, dragones, generación, ingreso, *mersión, complexión, conjunción e impregnación, porque la materia es negra y acuosa y las naturalezas se mezclan perfectamente y se retienen unas a otras; y cuando el calor del sol actúa sobre ellas, primero se convierten en polvo o agua grasa y viscosa, que al notar el calor, huye a lo alto, a la cabeza del Pollo con el humo, o sea, con el viento y el aire; de ahí este agua -que ha salido de las confecciones- vuelve abajo, y al descender, va reduciendo todo lo que puede, al resto de los ingredientes aromáticos, haciéndolo así hasta que todo quede como un cocido negro algo graso. Por eso a esto se le llama: sublimación y volatilización, pues vuela a lo alto; ascensión y descenso, porque sube y baja en el vaso. Poco después el agua empieza a crecer y a coagular mas, resultando como la pez, muy negra. Luego ya se hace cuerpo y tierra, llamada por los que la desean: tierra fétida y hedionda. Pues debido a la perfecta putrefacción (tan natural como cualquier otra) esta tierra hiede y ofrece un olor similar al tufo de los sepulcros lleno de podredumbre y osamentas aún cargadas de humores naturales. Esta tierra fue llamada por Hermes, tierra foliada, pero su nombre auténtico es Latón que luego se ha de blanquear. Los antiguos sabios cabalísticos la describieron en sus Metamorfosis con el título de Serpiente de Marte, que había derrotado a los compañeros de Cadmo, que la mató atravesándola con su lanza contra una encina hueca. Fíjate en esa encina.

TERCERA FIGURA

UN HOMBRE Y UNA MUJER VESTIDOS DE NARANJA SOBRE CAMPO DE AZUR, CON SUS FILACTERIAS

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El hombre aquí pintado, se parece a mí, de la misma manera que la mujer representa ingenuamente a Petronila. El por qué he mos sido pintados al natural, no tiene nada de particular, Sólo había que representar al macho y la hembra y hacerlos a nuestra semejanza no era requisito obligado. Pero le agradó al artista colocarnos ahí, como lo hizo en este arco más arriba, a los pies de San Pablo y San Pedro, tal como éramos en nuestra juventud. También aparecemos en otros lugares, como en la puerta de St. Jacques de la Boucherie, cerca de mi casa (aunque en ésta hay una razón especial), y en la puerta de Ste. Genevieve des Ardans, donde podrás verme. Te pongo pues, aquí, dos cuerpos, uno de macho y otro de hembra, para mostrarte que en esta segunda operación, aun no has captado del todo las dos naturalezas juntas, la masculina y la femenina, o mejor, los cuatro Elementos; y que los ene migos naturales: calor, frío, sequedad y humedad, empiezan a aproximarse amigablemente unos a otros, y por medio de mediadores de paz, deponen poco a poco la antigua enemistad del viejo Caos. Ya sabes quiénes son esos mediadores entre el calor y el frío: la humedad, pariente y aliada de ambos; del calor por su calor, y del frío por su humedad. Por eso mismo y para empezar la operación precedente, convertiste todos los ingredientes en agua por disolución. Luego hiciste coagular el agua necesaria, que se ha convertido en esta tierra negra, muy negra, para realizar totalmente la paz. Pues la tierra que es seca y húmeda, al encontrarse aliada con lo seco y lo húmedo -que son enemigos- las apaciguara y unirá totalmente. ¿No consideras una mezcla perfecta de estos cuatro elementos, convirtiéndolos primero en agua y luego en tierra? Te voy a enseñar ahora las otras conversiones en aire, cuando todo esté blanco, y la conversión en fuego cuando todo esté rojo púrpura. Tienes aquí ya dos naturalezas unidas, de las que una ha concebido a la otra, y por esta concepción se ha convertido en cuerpo de macho, y el macho en hembra, o sea que se han hecho un solo cuerpo que es el Andrógino de los antiguos, que también se llama cabeza de cuervo y elementos convertidos. Así te pinto aquí que tienes dos naturalezas reconciliadas que, si son conducidas sabiamente, pueden formar un embrión en la matriz del vaso, y luego alumbrar un rey poderoso, invencible e incorruptible, por que será una admirable quintaesencia. Este es el fin más necesario de esta representación. La segunda, muy notable también, es que tendrá que pintar dos cuerpos porque es preciso que en esta operación dividas lo que has coagulado, para ofrecer luego un alimento, una leche de vida, al recién nacido dotado por Dios de un alma vegetativa. Esto es un secreto admirable y oculto que ha hecho enloquecer -por no poder comprenderlo- a todos los que lo buscaron sin encontrarlo; y que ha dado sabiduría a todo el que lo ha contemplado con los ojos del cuerpo y del espíritu. Tienes que hacer dos partes de este cuerpo coagulado, una servirá de Azot para lavar y modificar al otro que se llama Laton, y que hay que blanquear. El que se ha lavado es la serpiente Pitón, quien tomando su ser de la corrupción del limo de la tierra reunida por las aguas del diluvio (cuando todos los componentes eran agua), debe ser muerta por las flechas de Apolo, por el rubio sol, o sea, por nuestro fuego igual al del Sol. Aquel que lava, o más bien los lavados que hay que seguir haciendo con la otra mitad, son los dientes de la serpiente, que el sabio operador, el valeroso Teseo, sembrará en la misma tierra de donde nacerán soldados que se destruirán mutuamente dejándose luego -por oposición- resolver en la misma naturaleza que la tierra, dejándose llevar las conquistas merecidas. Sobre esto han escrito tanto los filósofos y han repetido tantas veces: Se disuelve a sí mismo, se congela, se ennegrece, se blanquea, se mata, se resucita a sí mismo. He hecho pintar su campo de azur para mostrar que acaba de empezar a salir de la total negrura. Ya que el azur es uno de los primeros colores que nos permiten ver a la mujer oscura, o sea a la humedad que cede un poco al calor y la sequedad. El hombre y la mujer están casi totalmente anaranjados; esto significa que nuestros cuerpos (o nuestro cuerpo, que los sabios llaman aquí Rebis) no tiene aún suficiente digestión, y que la humedad de donde proviene lo negro y azur sólo está vencida a medias por la sequedad. Pues cuando la sequedad domine, todo estará blanco, igualándose con la humedad. Todo es en parte según estos colores. Aquellos que lo desean han llamado a estos ingredientes en la operación: Numus, Ethelia, Arena, Boritis, Corsufle, Cambar, Albaraens, Duenech, Randeris, Kukul, Thabitris, Ebisemeth, Ixir, etc. A todos les han mandado blanquear. La mujer tiene un círculo blanco en forma de banda alrededor de su cuerpo para indicarte que Rebis empezara a blanquearse de esta misma forma, blanqueando primero los extremos alrededor del círculo blanco. La escala de los filósofos dice: "El indicio de la primera y perfecta blancura aparecerá cuando se vea un pequeño círculo capilar -o sea, que pase sobre la cabeza y que aparecerá alrededor de la materia, a los lados del vaso, en un color tirando al naranja. En sus filacterias aparece: Homo veniet ad iudicium Dei, o sea, el hombre vendrá al juicio de Dios. Vere -dice la mujer- ille dies terribilis erit, o sea ciertamente ese día será terrible. No se trata de pasajes de las Sagradas Escrituras, sino sólo de dichos que hablan, según el sentido teológico, de la resurrección futura. Los he puesto así pues me sirven solamente para aquel que contempla el artificio tosco y natural, tomando la interpretación de la Resurrección. Sirven también para aquellos que, al querer recoger las parábolas de la ciencia, toman los ojos de Linceo para traspasar los objetos visibles. Aparece también: el hombre vendrá al juicio de Dios y ciertamente ese día será terrible. Es como si yo dijera, es preciso que esto llegue a color de perfección, para ser juzgado y limpiado de lo negro y de la basura, y quede espiritualizado y blanqueado. Ciertamente que ese día será terrible. Encontraréis también en la Alegoría de Aristeo: el horror nos tuvo en prisión ochenta días en las tinieblas de las Ondas, en el extremado calor del verano y a merced de los vaivenes del mar. Todas estas cosas deben pasar antes de que nuestro rey este blanqueado y haya pasado de la muerte a la vida, para vencer luego a todos sus enemigos. Para enseiiarte min mejor esta albificacion o blanqueamiento que es mas dificil que todo el resto (hasta entonces puedes equivocarte, pero luego no, o romperas los vasos) te he preparado Ia siguiente tabla.

CUARTA FIGURA

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Un hombre semejante a San Pablo, vestido con ropas de blanco anaranjado bo rdadas de oro, con una espada desenvainada y con un hombre arrodillado a sus pies, vestido con ropaje naranja, blanco y negro, con un rollo en la mano donde reza: Dele mala quae feci, o sea, Quítame el mal que he hecho. Mira bien a ese hombre con aspecto de San Pablo y vestido con ropaje naranja blanco. Si te fijas bien, está girando en ademán de querer coger la espada desenvainada, para cortar la cabeza, o para otra cosa, a ese hombre que está de rodillas a sus pies con vestido anaranjado, blanco y negro y en cuya banda se lee: Dele mala quae feci, como diciendo: Quítame lo negro. En el Arte, mal significa alegóricamente, la negrura. En la Turba se encuentra: Crece hasta la negrura que se considerará ma. Pero ¿quieres saber lo que significa ese hombre que coge la espada? Significa que hay que cortar la cabeza del cuervo, o sea, a ese hombre vestido de colores diversos que está de rodillas. He tomado esta figura de Hermes Trismegisto en su libro del Arte secreto, donde se dice: quítale la cabeza a ese hombre negro, corta la cabeza al cuervo, o sea, "blanquea nuestro sabre". El gentilhombre alemán Lambsprink, ya lo había empleado en el comentario de sus Jeroglíficos, diciendo: En este bosque hay una bestia toda negra, si alguien le corta la cabeza perderá toda la negrura y vestirá color muy blanco. ¿Quieres saber qué es? La negrura se llama cabeza de cuervo que una vez arrancada, viene de inmediato al color blanco. Entonces, o sea cuando el vínculo ya no esta, este cuerpo será llamado decapitado. Son sus propias palabras. En el mismo sentido han dicho los sabios en otro lugar: Toma la víbora llamada Rexa y córtale la cabeza, o sea, quítale lo negro. Emplearon también esta perífrasis cuando para significar la multiplicación de la piedra, rajen a una serpiente Hidra a quien renacerán diez cabezas si se le cortara una. La piedra multiplica por diez cada vez, que se le corte esta cabeza de cuervo, que se la ennegrezca y blanquee, o sea, que se la disuelva de nuevo y se la vuelva a coagular después. Fíjate que la espada desenvainada está rodeada por un cinturón negro cuyos bordes no la rodean del todo. Esta espada desnuda y resplandeciente es la piedra en blanco, tantas veces descrita por los filósofos bajo esta forma. Para llegar a esta blancura perfecta y resplandeciente tienes que entender los rodeos de este cinturón negro y seguir lo que indiquen, que es la cantidad de veces que hay que empapar. Los cabos que no rodean del todo, indican el principio y el fin. Para el principio, muestra que hay que empapar en este primer tiempo con suavidad y ahorro, dando poca leche a la piedra, como a un recién nacido para que el Ixir –dicen los autores– no se sumerja". Lo mismo hay que hacer al final, cuando veamos que nuestro rey está lleno y no quiere más. El medio para estas operaciones esta representado por las cinco vueltas enteras del cinturón negro a quien hay que dar tiempo abundante, de manera que la leche virginal rodee toda la materia (ya que nuestra salamandra vive del fuego y el mercurio que corre en medio del fuego, no peligra). He mandado pintar negros los alrededores del cinturón, porque son los empapamientos, y por tanto, las negruras. Pues el fuego con la humedad (como se ha dicho tantas veces) trae lo negro. Y como esas cinco vueltas enteras indican que hay que hacerlo cinco veces por entero, hacen también conocer que hay que hacerlo durante cinco meses enteros, un mes para cada empapamiento. Por eso ha dicho Hali Abenragel: La cocción de las cosas se perfecciona en tres veces cincuenta días. Y es cierto que si quieres contar estos pequeños empapamientos desde el principio hasta el final, hay siete. Uno de los mas ansiosos ha declarado sobre ello: Nuestra cabeza de cuervo está leprosa, por eso el que quiera limpiarla debe bajarla siete veces al río de la regeneración, al Jordán, como le mando el profeta al leproso Naamán el sirio. En esto se comprende el principio -que sólo es de algunos días el medio y el fin, que es también muy corto. Te he ofrecido este cuadro para decirte que tienes que blanquear mi cuerpo que está de rodillas y que no exige más que esto. La naturaleza tiende siempre a la perfección. Lo llevaras a cabo por medio de la aposición de la leche virginal, y por la cocción que harás de las materias con esta leche que al secarse sobre el cuerpo lo mantendrá blanco anaranjado, como esta vestido el que coge la espada. A esos colores tienes que reducir tu corsufle. Los vestidos de la imagen de San Pablo están ampliamente bordados de oro y rojo anaranjado. Hijo mío, alaba a Dios si ves esto alguna vez, pues habrás obtenido ya misericordia del cielo. Empapa pues y tiñe, hasta que la criatura sea fuerte y robusta para luchar contra el agua y el fuego. Al cumplir esto, harás lo que Demágoras, Senior y Halí han llamado: poner la madre en el vientre del niño, que ya había parido. Llaman madre al mercurio de los filósofos con el que hacen empapamientos y fermentaciones, y niño al cuerpo que hay que teñir, de donde ha salido este mercurio. Te he ofrecido estas figuras para significar la albificación o blanqueamiento. Aquí necesitas también gran ayuda, pues es donde todo el mundo ha fracasado. Esta operación es un verdadero laberinto, porque se presentan mil caminos a la vez, y además, al final de la operación hay que volver al revés del principio, coagulando lo que antes has disuelto, y volviendo tierra, lo que antes volviste agua. Cuando hayas blanqueado, habrás vencido a los toros encantados que arrojaban fuego y humo por la nariz. Hércules limpió el establo lleno de basura, podredumbre y negrura. Jasón arrojó el líquido sobre los dragones de Colcos, y tú tienes en tu poder el cuerno de Amaltea que (aunque es blanca) te puede colmar para el resto de tu vida, de gloria, honor y riqueza. Para obtenerlo has tenido que luchar valientemente como Hércules; pues este Aqueloó, este río húmedo (que es lo negro) está dotado de enorme fuerza, además de que se transforma. Con esto habrás acabado porque el resto no tiene dificultad. Estas Transfiguraciones o cambios están descritos particularmente en el libro de los Siete Sellos egipcios, donde se dice (y también todos los autores) que antes de abandonar por completo lo negro y blanquearse como reluciente mármol o como espada resplandeciente, la piedra se vestirá de todos los colores que puedas imaginar y se licuefará ella sola, y se coagulará, y entre estas diversas y opuestas operaciones (que el alma vegetativa que hay en ella, le hace realizar al mismo tiempo), se volverá anaranjada, verde, roja (no perfecto) y amarilla. Se hará azul y anaranjada hasta que totalmente vencida por la sequedad y el calor, todos estos colores acaben en este blanco anaranjado tan admirable del vestido de San Pablo, y en poco tiempo se hará como la espada desenvainada. Después de una mas larga y fuerte cocción, tomara el color rojo anaranjado Y luego el perfecto rojo de laca. Entonces reposará. No quiero que se me olvide advertirte que la leche de la luna no es como la leche virginal del sol. Considera que los * pamientas de la blancura, exigen una leche más blanca que las del rojo dorado. Pues en este paso pensé que iba a fallar y lo hubiera hecho si no es por Abraham el judío. Por esa razón te he hecho pintar la figura que coge la espada en el color que necesitas, pues es esta figura la que da el blanco.

QUINTA FIGURA

SOBRE CAMPO VERDE, DOS HOMBRES Y UNA MUJER QUE RESUCITAN TOTALMENTE BLANCOS

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Dos angeles encima, y sobre ellos Ia imagen del Salvador, que viene a juzgar al mundo, vestido con ropas perfectamente anaranjadas hlancas. He hecho pintar un campo verde porque en esta cocci6nlos componentes se vuelven verdes y conservan por mils tiempo este color que cualquier otro, después del negro. Este verdor indica que nuestra piedra tiene un alma vegetativa, y que se ha convertido por industria del Arte en verdadero y puro germen, para sembrar abundantemente, y producir infinitas ramas. Oh bienaventurado verdor -dice el Rosario- que produces todas las cosas, sin ti nada puede crecer, vegetar ni multiplicar." Los tres que resucitan vestidos de resplandeciente blanco, representan el cuerpo, el alma y el espíritu de nuestra piedra blanca. Los filósofos emplean con frecuencia estos términos del arte para ocultar su secreto a los malvados. Llaman cuerpo a la tierra negra, oscura y tenebrosa que blanqueamos. Llaman alma a la otra mitad dividida del cuerpo que, por voluntad de Dios y poder de la naturaleza, da al cuerpo, por sus empapamientos y fermentaciones, el alma vegetativa, o sea, el poder y virtud de pulular, crecer, multiplicar y volverse blanco, como espada resplandeciente. Llaman espíritu a la tintura, que como un espíritu, tiene poder de penetrar en todas las cosas metálicas. Sería muy extenso si te mostrara aquí por cuántas razones han dicho por todos lados: Nuestra piedra tiene como el hombre, cuerpo, alma y espíritu. Sólo quiere que te fijes bien, que, igual que el hombre dotado de cuerpo, alma y espíritu es, sin embargo, UNO; tienes asimismo una sola confección blanca, en la que residen cuerpo, alma y espíritu unidos inseparablemente. Podría ofrecerte muy claras comparaciones y explicaciones sobre este cuerpo, alma y espíritu, pues para ello tendría que decir cosas que Dios se reserva revelar a los que son temerosos de El y que lo aman, y que por lo tanto, no deben ser escritas. Te he hecho pintar aquí un cuerpo, un alma y un espíritu blancos, como si resucitaran, para indicarte que el Sol, la Luna y Mercurio han resucitado en esta operación, o sea, se han hecho elementos del Aire y blanqueados, pues a la negrura ya la hemos llamado muerte y continuando la metáfora podemos llamar a la blancura, vida que llega con la resurrección. El cuerpo (para mostrártelo con más claridad) lo he hecho pintar levantando la piedra de su tumba donde estaba encerrado. El alma, que no puede estar en el suelo. no sale de la tumba; la he hecho pintar entre sus tumbas, buscando su cuerpo en forma de mujer con los cabellos al aire. El espíritu, que tampoco se le puede sepultar. lo he hecho pintar como un hombre que sale de la tierra, no de la tumba, Son todos blancos, de esta manera la muerte -que es lo negro- queda vencida, y ellos al estar blanqueados, serán en adelante incorruptibles. Levanta los ojos a lo alto y mira como viene nuestro Rey coronado y resucitado; ha vencido a la muerte, a las oscuridades y humedades. En la forma en que vendrá el Salvador que en Si unirá a todas las almas puras y limpias y arrojará todo lo impuro e inmundo, por ser indigno de unirse a su divino Cuerpo. Y así por comparación (aunque siempre pidiendo permiso a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana para hablar así, y rogando a las almas indulgentes que me lo permitan por similitud). He aquí nuestro Elixir blanco, que de ahora en adelante unirá consigo inseparablemente toda naturaleza pura metálica, transformándola en su naturaleza argéntea y fina, rechazando la impureza extraña y heterogénea. Loado sea Dios, que nos da la gracia de poder considerar este blanco resplandeciente, más perfecto y luminoso que ninguna naturaleza compuesta y más noble -después del alma inmortal- que ninguna otra sustancia animada o inanimada. Ella es también una quintaesencia, una plata pura, refinada siete veces, dice el real profeta David. No es necesario interpretar lo que significan los dos ángeles tocando instrumentos sobre la cabeza de los resucitados. Son más bien espíritus divinos, cantando las maravillas de Dios en esta milagrosa operación, que ángeles llamando a Juicio. Para indicar la diferencia, he puesto en uno un laúd y en otro una dulzaina, y no trompetas, como siempre les ponen para llamar a Juicio. Lo mismo cabe decir de los tres ángeles que están sobre la cabeza del Salvador, coronándolo uno de ellos, y los otros exhibiendo en sus bandas: 0 pater omnipotens, o Iesu bone, (Oh, Padre Omnipotente, oh buen Jesús), dándole eternas gracias.

SEXTA FIGURA

SOBRE CAMPO VIOLETA Y AZUL, DOS ÁNGELES ANARANJADOS CON SUS FILACTERIAS

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Este campo violeta y azul, indica que al querer transformar la piedra blanca en roja, la has empapado en un poco de leche virginal solar. Esos colores han salido de la humedad mercurial que tú has secado sobre la piedra. En esta operación de Putrefacción, aunque empapes, no obtendrás el negro, sino un violeta y azul y el color de la cola de Pan, pues nuestra piedra es tan triunfante en suicidad, que nada más que tu Mercurio la toque, regocijándose esa naturaleza con su naturaleza, se unirá a ella y la beberá con avidez. Por eso el negro que viene de la humedad, se manifestara solo un poco bajo estos colores violetas y azules, mientras la siccidad, como ya se ha dicho, gobierna ahora totalmente. Te he hecho pintar estos dos ángeles con alas, para re presentar que las dos sustancias de tus confecciones, la mercurial y la sulfurosa, la fija y la volátil, al estar juntas vuelan juntas también en tu vaso. Pues en esta operación, el cuerpo fijo subirá al cielo suave, espiritualmente; y desde allí bajará a la tierra allá donde tú quieras, siguiendo siempre al espíritu que se mueve siempre en el fuego. Y como se han convertido en una sola naturaleza, el compuesto es espiritual, y lo espiritual, material, de tanto que ha sido sutilizado en nuestro mámol con las operaciones precedentes. Así pues las naturalezas se han convertido aquí en ángeles, o sea que se han hecho espirituales y sutiles. Ahora son verdaderas tinturas. Acuérdate de empezar la rubefacción por medio de la aposición de l Mercurio anaranjado rojo; pero solo hay que verter una o dos veces, como tú veas, pues esta operación se debe realizar con fuego seco, sublimación y calcinación seca. Con esto te digo un secreto que raramente hallarás escrito. No soy envidioso, pluguiera a Dios que cada uno pueda hacer oro a voluntad, a fin de que se pueda vivir llevando a pastar sus hermosos rebaños, sin usura a imitación de los grandes patriarcas, empleando solamente como los primeros padres, la permutación de cosa por cosa; que para obtenerlo había que tra bajar tanto como hoy. Pero por miedo de ofender a Dios, y ser instrumento de un tal cambio, que quizá fuera malo, he omitido decir dónde están las llaves que ocultamos y que pueden abrir todas las puertas de los secretos de la naturaleza, y hacer que la tierra no tenga arriba ni abajo. Me contentaré con mostrar las cosas que se lo enseñarán a todo aquel a quien Dios haya permitido conocer que propiedad tiene el signo de Libra cuando está iluminado por el Sol y Mercurio en el mes de octubre. Estos ángeles están pintados de naranja para que sepas que tus confecciones blancas han sido cocidas un poco más, y que el negro, del violeta y del azul, ha sido ya rechazado por el fuego. Pues este color anaranjado está compuesto de este hermoso naranja rojo dorado (que tanto has esperado) y de un poco de ese violeta y azul, que en parte has destruido. Este anaranjado muestra que las naturalezas se digieren y poco a poco se perfeccionan por la gracia de Dios. En cuanto a sus filacterias que dicen: Surgite mortui, venite ad iuducium Domini mei, (muertos, levantaos, venid al juicio de Dios, mi señor), lo he mandado poner, más por sentido teológico que por otro. Acaba en las fauces de un león rojo, para indicar que no hay que abandonar esta operación hasta que no se vea el ve rdadero rojo púrpura en todo semejante a la adormidera campestre y a la laca del león pintado, si no es para multiplicar.

SÉPTIMA FIGURA

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Un hombre parecido a San Pedro, vestido con ropas anaranjadas-rojas, con una llave en la mano derecha, y con la izquierda puesta sobre una mujer vestida con ropajes anaranjados y que esta de rodillas a sus pies con una banda en la mano donde se lee: Christe precor esto pius (te ruego, oh Cristo, ten misericordia de mí ). Mira a esta mujer vestida de anaranjado y que se parece a Petronila cuando era adolescente. Está pintada como suplicante de rodillas y con las manos juntas, a los pies de un hombre que tiene una llave en su mano derecha y que la escucha pacientemente, extendiendo luego la mano izquierda hacia ella. ¿Quieres saber lo que significa? Es la piedra, que en esta operación está pidiendo dos cosas al mercurio solar de los filósofos (pintado bajo la forma de un hombre); es a saber, la multiplicación y un traje más rico; cosa que debe obtener en ese tiempo. El hombre, al ponerle la mano en su hombro, se lo concede. ¿Pero por qué has hecho pintar una mujer? Lo mismo hubiera podido pintar un hombre, un ángel o una mujer (pues ahora las naturalezas son todas espirituales y corporales, masculinas y femeninas). Pero he preferido pintarte una mujer, para que veas que sobre todo esta pidiendo la multiplicación, ya que son los deseos más propios y naturales de la hembra. Y para señalarte aún más que está pidiendo la multiplicación, he hecho pintar al hombre sobre quien hace su negro, en forma de San Pedro con una llave que tiene poder para abrir, cerrar, unir y destruir. Y como los filósofos que la desean han hablado siempre de la multiplicación bajo los términos comunes del Arte: Abre, cierra, une, desurte * . Han llamado abrir y cerrar a hacer del cuerpo (que es siempre duro y fijo), algo blando, fluido y deslizante como el agua. Y han llamado cerrar o unir a coagularlo con más fuerte cocción, dándole otra vez forma corporal. Tenía que representar a un hombre con una llave, para mostrarte que ahora hay que abrir y cerrar, o sea, multiplicar las naturalezas germinales y crecientes. Pues tantas veces como disuelvas y fijes, otras tantas multiplicarán estas naturalezas en cantidad, calidad y virtud, en proporción de diez; de este número a cien; de cien a mil; de mil a diez mil; de diez mil a cien mil, y de cien mil a un millón, y así hasta el infinito, como he hecho ya por tres veces, por lo que alabo a Dios. Cuando hayas llevado así tu Elixir hasta el infinito, un grano de éste que cayera sobre una cantidad metálica fundida, tan profunda y grande como el océano; lo teñirá y convertirá en metal perfecto, o sea, en plata y oro, según que haya estado empapado y fermentado, alejando de sí toda la materia impura y extraña que se le había juntado en su primera coagulación. Por la misma razón he hecho pintar una llave al hombre que se parece a San Pedro, para indicar que la piedra exigía ser abierta y cerrada para multiplicar. Por esa misma razón y para señalarte con qué Mercurio debes hacer lo, he puesto en el hombre una ropa anaranjada -roja y una anaranjada a la mujer. Esto basta, para no salir del silencio de Pitágoras y para decirte que la mujer, o sea nuestra piedra, exige una rica vestimenta en el color de San Pedro. En su banda lleva escrito: Christe precor esto pius (Cristo, sé suave para mí ), como si dijera: "Señor, sé suave y no permitas que aquel que llegue hasta aquí, estropee todo con un exceso de fuego". Es bien cierto que de ahora en adelante no temeré a los enemigos, y que todo fuego será igual para mí. Sin embargo, el vaso que me contiene es frágil; y si se aumentara mucho el fuego, se rompería y al estallar me llevaría y me sembraría malamente entre las cenizas. Vigila pues tu fuego en ese momento, gobernando y rigiendo con paciencia esta quintaesencia admirable, pues hay que aumentar su fuego, pero no demasiado. Ruega de la Bondad soberana que no permita que los malos espíritus que guardan las minas y los tesoros, destruyan tu operación o fascinen tu vista. Cuando conside res los incomprensibles movimientos de esta quintaesencia, en tu vaso.

OCTAVA FIGURA

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Sobre campo violeta oscuro, un hombre rojo de púrpura, teniendo a sus pies un león de laca con alas y que parece encantar y transportar al hombre. El campo violeta oscuro indica que la piedra ha obtenido -por total cocción- las hermosas vestiduras anaranjadas y rojas que pedía a San Pedro, y que su perfecta y completa digestión (indicada por el color naranja total) le ha hecho abandonar su antigua ropa anaranjada. El color laca del león volador, semejante al claro y puro escarlata del grano de la granada, demuestra que ya se ha conseguido en toda su derechura e igualdad. Es como un león que devora toda pura naturaleza metálica, convirtiéndola en su verdadera sustancia, en puro y verdadero oro, más fino que el de las mejores minas. Se lleva también al hombre fuera de este valle de lágrimas, o sea fuera de las incomodidades de la pobreza y la enfermedad; y con las alas lo eleva gloriosamente fuera de las pútridas aguas de Egipto, (que son los pensamientos comunes de los mortales) haciéndoles despreciar la vida y las riquezas presentes, día y noche le hace pensar en Dios y los Santos y desear el Empíreo y beber en las dulces fuentes de la eterna esperanza. Sea por siempre Dios alabado, que nos ha dado la gracia de ver este bello y perfecto color de púrpura, este hermoso color de la adormidera silvestre, el color Tirio, brillante y resplandeciente, incapaz de cambio y alteración y sobre quien ni el cielo ni su Zodiaco, puede tener dominio ni poder, y cuyo esplendor resplandeciente y maravilloso parece que de alguna manera, comunicara al hombre algo de supercelestial, haciéndolo (cuando la contempla y conoce), maravillarse, temblar y estremecerse al mismo tiempo.

¡Oh Señor, otórganos la gracia de que lo podamos emplear bien, para aumento de la Fe y en provecho de la gracia de nuestra alma y aumento de la gloria de este noble Reino! Así sea.

 

 

Autor:

Nicolás Flamel

Enviado por:

Jessel Canales

Partes: 1, 2
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