Como es bien conocido, la Revolución Francesa puso un fin en la vieja historia (monarquías absolutistas, reyes, palacios y sus muebles) y nace una nueva historia acompañada por la Revolución Industrial y la incipiente burguesía.
En especial la Revolución Industrial de Inglaterra de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX vino a redefinir al status quo mundial y con ello la urbanización, la arquitectura, los ambientes y los muebles (desde lo más general a lo más particular).
Por lo que quedo bien en claro las relaciones entre la historia de la arquitectura (ligada a la mas amplia historia mundial entendida en términos políticos y económicos) y la historia del mueble. Como lo explica Luis Feduchi al definir, desde su punto de vista, a la historia del mueble como un arte menor dependiente de la arquitectura y del ambiente social.
Y en esta relación entre Arquitectura (Arte Mayor) y diseño de muebles (arte menor), los arquitectos seleccionaron a las sillas (muebles de culto) para materializar en tres dimensiones (y de un modo más pequeño) sus teorías arquitectónicas. Así lo dejaron bien en claro Charlotte & Peter Fiell cuando dijeron que el diseño de sillas ha ejercido una atracción especial entre los arquitectos, ya que les ha permitido comunicar su filosofía en tres dimensiones con mayor facilidad que con la arquitectura. Más allá de cuestiones como la función y la estructura, el valor fundamental de estas sillas, presentes o pasadas, reside en el hecho de que comunican ideas, valores y actitudes.
Quedando claro que el Arte no ha desaparecido en la contemporaneidad, como se suponía a partir del Movimiento Moderno en el diseño de muebles, dado que el Movimiento Posmoderno lo ha reflotado en todo su esplendor simbólico. Por lo cual si el Movimiento Moderno era anti-histórico (negador del pasado), a partir del Movimiento Posmoderno la historia (con anterioridad a la Revolución Industrial de Inglaterra) va a comenzar a tener valor; lo cual –paradójicamente y por contradictorio que parezca- nos legitima a incorporar ahora a "toda" la historia del diseño del mueble como un factor central de aprendizaje para el Diseño Industrial del mueble.
Por otro lado, es tan interesante este tema del diseño de sillas que se puede decir que la historia de una silla –de algún modo- resumen la historia de la arquitectura, aunque no en el sentido total de la historia de la arquitectura; pero son sobradas las relaciones –ya citadas- entre la arquitectura y el diseño de sillas, con variados y múltiples ejemplos.
Por lo que el Movimiento Posmoderno, último bastión del diseño basado en el «Orden Social Liberal» [democrático] terminó siendo mucho más democrático que el Movimiento Moderno –igualmente basado en el «Orden social Liberal»- (Grupo 4B) por su multiplicidad de lenguajes «estéticos» más allá de la «función» propiamente dicha. Pues, entre los requerimientos que la producción industrial habrá tenido, en sus inicios, esta la necesidad de la simplificación de la línea curva y su complejidad -propia del diseño de muebles de ebanistería rococó francés o Luis XV (1723-1774)- (Grupo 3A) y su transformación en la línea recta (propia del Movimiento Moderno en el diseño de muebles); por lo cual se ganaba en economía de materiales, velocidad de fabricación, abaratamiento de los costos, etc.
Pero las necesidades de comunicación de los nuevos mensajes culturales, propios de fin del siglo XX y principios del siglo XXI, necesitaron de un nuevo lenguaje de diseño (posmoderno); cuya «estética» permitió retomar el simbolismo (como había sucedido en la premodernidad artesanal, con la ebanistería aplicada al diseño de muebles).
Así que encontramos ahora una necesidad de ir más allá de los postulados de racionalidad y adentrarnos en lo comunicacional, en el mensaje que se quiere transmitir, pues –como sucedía en el diseño artesanal, anterior a la Revolución Industrial-: el «mensaje cultural» (soportado en una «estética») es una «función» tan importante como la «función» misma (a secas). En efecto, el Movimiento Posmoderno retornó al mensaje socio-cultural, dado que el diseñador debe ser no solo un constructor, sino un comunicador de los mensajes que la sociedad necesita emitir.
En este sentido la silla, ese mueble de "culto", se ha transformado –por causa de la historia, el arte, los artesanos, los arquitectos, la economía, la producción industrial y los diseñadores profesionales de muebles o Diseñadores Industriales- en un objeto primero y en un producto luego, especialmente seleccionado para transmitir mensajes socio-culturales, por su extrema proximidad al hombre. En definitiva, la silla ha sido, es y será un espejo que refleja la Cultura (material) humana.
Bibliografía
– Blanco, Ricardo. (2003). Sillopatía. 240 sillas diseñadas por Ricardo Blanco. Buenos Aires. Editorial Argentina.
– Blanco, Ricardo. (2006). Sillas Argentinas. Buenos Aires. Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Buenos Aires.
– Charlotte & Peter Fiell. (1997). 1000 Chairs. Köln. Editorial Taschen.
– Feduchi, Luis. (1946). Historia del mueble. Barcelona. Editorial Blume.
– Giedion, Siegfried. (1979). La mecanización toma el mando. Barcelona. Editorial Gustavo Gili.
– Venturi, Robert. (1972). Complejidad y contradicción en la arquitectura. Barcelona. S/E.
Autor:
Mg. Diseñador Industrial, Ibar Federico Anderson
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