Desarrollo.
Las ideas de Edward Bach (Liebi H,2000) dieron como resultado una estrategia de intervención eficaz para el manejo de dolencias emocionales primero, y sus repercusiones somáticas después. En su opinión, los remedios florales tenían un carácter preventivo, psicoterapéutico y también curativo.
Este es quizás un tema álgido. ¿Puede realmente la TF tener un efecto curativo para desórdenes emocionales?. ¿Es posible modificar alteraciones de naturaleza psicológica a partir del tratamiento del desbalance energético a estas asociado?. ¿Puede ese nivel energético modificar al psicológico hasta el punto de reestructurar definitivamente una dolencia?.
Quizás sería demasiado obvio apuntar que en el ser humano dada su estructuración sistémica cada uno de sus subsistemas interactúan, como explicación genérica para, en lo que se acerca más a un sofisma que a una hipótesis científica, hacer comprensible el efecto de una dimensión (la energética) sobre otra (la psicológica). Obvio, elemental…e impreciso.
No caben dudas de esa interacción, como tampoco de que la reciprocidad no supone muchas veces cambios estructurales de un subsistema al otro, aunque a veces esto no parece ser del todo comprendido en el ámbito del tratamiento a los desórdenes psicológicos, especialmente los de etiología psicógena. Pensemos en un ejemplo extendido: quizás con una frecuencia mucho más elevada de lo deseable, anomalías funcionales de nivel neurótico son manejadas esencialmente con psicofármacos ¿ Puede entonces concluirse, a tenor con esta conducta, que la interacción es tan directa que la modificación bioquímica lograría reestructurar el mecanismo psicológico que explica la dolencia?. Sería una generalización incorrecta desde una hipótesis mal planteada.
Resulta conocido que la acción ansiolítica, antidepresiva o hipnótica (efectos farmacológicos más usados en el área de los desórdenes neuróticos) descansa en la capacidad de ésos fármacos de modificar el estado bioquímico de la actividad cerebral, especialmente a partir de los neurotrasmisores: citemos como ejemplo la acción de manejar un cuadro depresivo aumentando el nivel de serotonina libre (mecanismo de acción de los modernos Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina). Como ayuda eficaz para paliar el dolor humano es incuestionable lo apropiado de su uso. Concluir que así puede salvarse la depresión es un error del pensamiento teórico a partir de la práctica clínica.
Los mecanismos psicológicos que generaron el distrés que luego se manifestó como depresión, no se modifican por la acción del psicofármaco. Citemos otro ejemplo: La necesidad neurótica de afecto -surgida quizás desde la infancia– insatisfecha por la pérdida de un ser querido, no se solventa por el uso del antidepresivo. La causa latente (psicológica) se mantiene, y es poco serio, escasamente ético e incluso no necesariamente probable, esperar que se produzca espontáneamente una modificación de esa tendencia neurótica inconsciente, mientras se atenúan bioquímicamente por el uso del antidepresivo los síntomas generados por esta carencia (Colectivo de autores, 1995).
Así las cosas ¿ por qué esperar que la Terapia Floral pueda lograr a partir de la modificación energética un efecto reestructurador de los desórdenes de nivel psicológico?. Mantener una actitud escéptica ante su eficacia es un muy reiterado error del saber humano. Resulta mucho más juicioso darle tiempo a la práctica clínica y a su sometimiento a los rigores de la investigación científica (ensayos clínicos). Nuestra experiencia y la de varios colegas coincide en no sólo dar crédito, si no además entrar a valorar con cuidado determinadas "bondades" de la aplicación del "Sistema Bach" como recurso terapéutico para el manejo de trastornos emocionales comparado con estrategias psicofarmacológicas clásicas.
Algunos criterios a manejar podrían ser:
- Los remedios energéticos son más precisos y puntuales. Se adecuan con mayor precisión a la "morfología" de los trastornos emocionales. La depresión específica de causa reactiva identificable, los estados flotantes de depresión inespecífica y el estado de renunciación asténica más allá de las lágrimas se manejan con Gentian, Mustard y Gorse respectivamente en el Sistema Bach. En cualquiera de los casos los antidepresivos de elección no varían.
- Los remedios energéticos son más inocuos. Una mala prescripción no modificará la afección emocional, pero tampoco dejará metabolitos residuales en el organismo que interactúen con otros fármacos o sustancias que el paciente ingiera. La acción de la TF es energética y sus canales de acceso al organismo son sus vórtices de intercambio energético (chakras). No tienen acción bioquímica.
- Los remedios energéticos actúan durante mucho tiempo después de suspenderse su ingesta. A diferencia de la mayoría de los fármacos cuya acción terapéutica cesa en horas a pesar de mantener metabolitos residuales en el organismo a veces por meses, la TF estabiliza el efecto vibratorio que genera en los chakras por mucho tiempo después que recesa su uso, y no deja residuales bioquímicos circulando a nivel sistémico.
- La TF no genera adicción fisiológica. Insistimos en su mecanismo de acción energético. La ausencia de sustancias bioquímicamente activas accionando sobre el organismo explica la ausencia de adicción física, aún cuando se usen los remedios por años.
- A todo lo anterior cabría adicionarse que los efectos de la TF pueden ser muy rápidos, sobre todo cuando se usan dosis de impregnación o determinadas combinaciones (Rescue Remedy). Una depresión con encamamiento puede mejorar en dos o tres horas, algo difícil de conseguir aún con antidepresivos de última generación.
Así visto, las aplicaciones florales pueden ser de una inestimable ayuda para el manejo de los trastornos emocionales (especialmente los de nivel neurótico), aún cuando no sustituyan a la Psicoterapia y sus recursos como procederes de primera elección y de adecuación por excelencia. Es una verdad empírica evidente para los que tenemos alguna experiencia en su uso.
A manera de conclusiones.
Hacer conclusiones, a este nivel de nuestra experiencia clínica, pudiera ser prematuro. La Terapia Floral propuesta por Edward Bach tiene ya una historia larga. Infortunadamente no podemos decir lo mismo de los estudios de su eficacia en condiciones de control científico. La experiencia cubana brega por estas aguas. Anhelamos respuestas con evidencia razonablemente obtenida desde los rigores metodológicos del proceder científico. Ese es el metaobjetivo en este campo.
Lo que nos muestra la experiencia clínico asistencial, los presupuestos de partida, son el resultado de la inevitable inducción de pensamiento que en la orientación de la Investigación Acción Participativa, se decantan del desempeño técnico profesional de quien tiene formación en investigación. Ahora se debe acumular investigación empírica que corrobore lo que hipotetizamos.
Todavía resulta una inmanente del ejercicio de los "Especialistas en el Factor Humano", la afirmación de A. Lazarus cuando aseguraba que el paciente y sus dolencias emocionales justifican el accionar profesional y son su principal objetivo (Caballo,1995.). El terapeuta tiene la obligación ética y técnica de usar cualquier recurso de eficacia probada-sin detenerse a juzgar su aceptación o no por la escuela teórica de que proviene-en aras de mitigar el displacer del paciente.
La continuación en los avances de la conquista del espacio, el dominio de la naturaleza, el conocimiento y manipulación genética de la existencia, la trasnacionalización digital, la globalización en la red son una proyección de nuestra realidad, de un existir multidimensional cuyo epicentro afortunadamente es aún recurrente, creador y merecedor de cuanto ha sido producido: el hombre mismo.
BIBLIOGRAFÍA
1-Caballo V. Manual de Técnicas de Terapia de Modificación de Conducta. Siglo Veintiuno de España. Editores SA.1995.
2-Colectivo de autores. Manual de Psicopatología. Volumen 2. Mc Graw-Hill-Interamericana de España, SAU.1995.
3-Liebi H. Repertorio de la Terapia con Flores de Bach. Material digital. MINSAP.2000.
4-Márquez Pérez JF. Modelo de terapia individual para el enfrentamiento de trastornos neuróticos en pacientes adultos. UCLV. 1998.
5-Kachele M, Kordy H. Psychotherapy research and therapeutic management. Nervnarzt. 63(9): 517-26. 1992.
DATOS GENERALES DEL AUTOR.
Joaquín Felipe Márquez Pérez
Graduado en Psicología desde 1987 por la UCLV en Villa Clara, Cuba. Master en Psicología Médica desde 1998. Actualmente aspirante a Doctor en Ciencias Psicológicas por la Universidad de la Habana. Diplomado en Terapia Floral desde 1998 por el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara. Además es Diplomado en Pedagogía Superior, Gerencia Comercial y Docencia de la Educación Superior. Se desempeña como profesor asistente de la Sede Universitaria Municipal de Cabaiguán y se encarga de la Sub Dirección de Ciencia Técnica y Post Grado. Psicoterapeuta activo.
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