Este artículo pretende contestar lo más eficazmente posible la siguiente pregunta, basada en los estudios del Génesis: ¿En qué Día Creativo aparecieron las plantas que requieren animales polinizadores para su reproducción?
Introducción.
La revista DESPERTAD de Abril-2007, página 18, editada por la Sociedad Watch Tower Bible And Tract, explica: «Hay millones de plantas que serían incapaces de reproducirse (ver Nota, a continuación) si el Creador no las hubiera diseñado con características atractivas que facilitaran su polinización».
La misma revista, en su número de fecha 22-7-2003, páginas 26 y 27, dice: «De entre todos los polinizadores de las angiospermas sobresale la abeja, que recibe a cambio de sus servicios dulce néctar y nutritivo polen, alimento este último que le aporta proteínas, vitaminas, minerales y grasas. En una extraordinaria labor de equipo, estos insectos visitan más de cien flores en cada viaje, durante el cual recogerán polen o néctar de la misma especie hasta obtener suficiente o agotar las existencias. Este sorprendente y peculiar comportamiento instintivo (ver Nota, a continuación) garantiza una adecuada polinización».
DESPERTAD del 22-11-2001, página 5, expone: «Es posible que la pérdida de cierta especie desencadene una serie de extinciones, pues cuando falta un elemento del ecosistema, otros componentes sufren las consecuencias. La desaparición de algunas especies clave, como por ejemplo, los insectos polinizadores, puede repercutir en miles de animales y plantas».
DESPERTAD del 22-2-1999, páginas 26 y 27, informa: «A finales de la década de los setenta [del siglo XX] se realizó un importante descubrimiento que potenció la producción aceitera [a partir de una palmera productora de aciete], sobre todo en algunos países del Lejano Oriente. Hasta entonces se había creído que la polinización de esta palmera era principalmente aérea, por lo que se atribuían las malas cosechas al clima desfavorable. Pero los últimos estudios han revelado que los principales polinizadores eran los insectos. De ahí que viniera bien importar insectos de África occidental para polinizar las plantaciones del Lejano Oriente».
DESPERTAD del 22-3-2000, página 28, informa: «Mientras que muchas plantas atraen a los polinizadores mediante el color o el aroma, la "Mucuna holtoni" tropical logra lo mismo mediante reflexión sonora, apunta la revista alemana "Das Tier". Esta planta trepadora es visitada por los murciélagos, que consiguen una imagen de sus alrededores emitiendo señales ultrasónicas. Los científicos de la Universidad de Erlangen descubrieron que el néctar funciona como un "reflector acústico", que devuelve directamente al murciélago las señales ultrasónicas. "De este modo, la planta le facilita a éste la localización de las flores", explica la revista».
DESPERTAD del 22-1-1998, página 29, expone: «A los científicos les maravilla desde hace mucho tiempo la relación que existe entre las hormigas y las acacias de África. El árbol ofrece alimento y refugio a la hormiga, y ésta ataca a los insectos que lo deterioran y a los mamíferos que se alimentan de sus hojas. Todo da a entender que la acacia depende de la protección de la hormiga para sobrevivir; sin embargo, necesita también insectos voladores que polinicen sus flores. En vista de lo anterior, ¿cómo logran su tarea los insectos polinizadores? Según la revista científica Nature, cuando los árboles están en el "punto máximo de fecundidad floral", segregan una sustancia que parece ahuyentar a las hormigas. Así les es posible a los insectos llegar a las flores "en el momento crucial". Una vez polinizadas, las hormigas vuelven a cumplir su función de guardianas».
DESPERTAD del 8-2-1998, página 27, informa: «En la pluviselva del Amazonas […] los árboles son altos y exuberantes. Durante una visita a la estación biológica Jatun Sacha, estuvimos bajo uno de los gigantes del bosque, que superaba con creces los 30 metros de altura. De repente, un leve movimiento cerca de las enormes raíces que lo soportaban nos asustó. Entonces comprendimos que una de las grietas era el hogar de una familia de pequeños murciélagos. Este encuentro nos hizo recordar que el bosque depende de muchas relaciones simbióticas como ésta. Los murciélagos, grandes distribuidores de semillas y polinizadores de las pluviselvas, son importantes aliados de los árboles, que les ofrecen protección».
DESPERTAD del 22-1-1995, página 10, explica: «Se conocen diversas subespecies de las [plantas denominadas científicamente] Ophrys, cada una de las cuales es polinizada por un tipo determinado de insecto. Cuando los insectos polinizadores de una clase se encuentran con flores de una subespecie distinta, aunque de aspecto parecido, se niegan a polinizarlas. A veces ocurren "accidentes" y se poliniza por error otra especie, lo que produce híbridos. De vez en cuando estos híbridos llegan a producir semillas fértiles y se reproducen copiosamente».
DESPERTAD del 8-12-1992, página 17, informa: «La belleza resulta práctica para la orquídea silvestre. La atractiva flor sirve para llamar la atención de los polinizadores. El gran pétalo central, o labelo, con frecuencia el de coloración más viva, constituye una llamativa pista de aterrizaje para un invitado con alas».
DESPERTAD del 22-1-1989, páginas 18 y 19, explica: «Algunos murciélagos se alimentan de néctar, debido a lo cual rinden un valioso servicio como polinizadores. Mientras se suspenden en el aire sobre las flores como hacen los colibríes, sus largas lenguas provistas de cerdas absorben el néctar y el polen. Son animales tropicales, y emigran desde México hasta el sudoeste de Estados Unidos. Los que se alimentan de fruta esparcen las semillas sobre extensas zonas. Tuttle dice: "Los murciélagos frugívoros y florífagos que esparcen las semillas y polinizan las flores son vitales para la supervivencia de las pluviselvas y para la producción de cosechas que valen millones de dólares anualmente"».
NOTA:
Al parecer hay plantas que se extinguirían si no hubiera animales polinizadores que las polinizaran, debido a que han alcanzado un alto grado de adaptación ventajosa en dependencia estrecha de ciertos animales que las polinizan. Estas adaptaciones pueden haber supuesto para ellas un alto grado de diferenciación morfológica y funcional, perfectamente explicables por mecanismos biológicos adaptativos y no evolutivos. Sin embargo, la dependencia adquirida respecto a los animales polinizadores, que ha significado en principio un nivel sobresaliente de éxito en comparación con otras plantas menos sofisticadas, puede tornarse en ruina (con amenaza de extinción) si desaparecen los polinizadores. Algo parecido a esto le ha sucedido a la sociedad humana contemporánea, que se ha hecho dependiente de la energía electromagnética hasta el punto de ser denominada "civilización eléctrica" por algunos investigadores; y se teme que si se produjera un colapso completo en el suministro de electricidad a nivel mundial entonces la entera sociedad humana quedaría colocada al borde mismo de la desintegración (con amenaza de desaparición).
La polinización angiospérmica pudiera considerarse como un caso complejo de coadaptación mutualista, en donde por un lado interviene el instinto animal de los polinizadores y por otro lado ocurre un comportamiento vegetal paralelo basado en una amalgama de intrincados mecanismos botánicos (nastias, taxias y tropismos). Sin embargo, existen numerosos estudios que atribuyen a las plantas florales un protagonismo sorprendente en esta coadaptación y no parecen ir muy descaminados, pues se han descrito estrategias verdaderamente insólitas en las que las angiospermas actúan como directoras orquestales.
Todo esto hace pensar en que los organismos vegetales, especialmente los de las plantas florales, poseen características y potencialidades de muy alto nivel que escapan a las observaciones de los botánicos. Quizá hayan sido creadas con una dotación de algoritmos inteligentes mediados por receptores celulares o tisulares en coordinación con sustancias bioquímicas, conformando estructuras sutiles y sumamente eficaces para resolver problemas de adaptación al entorno y de especialización adaptativa.
Etología vegetal.
El vocablo ETOLOGÍA es la fusión de los términos griegos ETHOS, que significa "costumbre, hábito de conducta o clase de comportamiento", y LOGOS, que significa "estudio o tratado". La disciplina que se conoce con el nombre de ETOLOGÍA se ha dedicado tradicionalmente al estudio científico del carácter y modos de comportamiento del hombre (etología antropológica o humana), o bien al estudio biológico del comportamiento de los animales (etología zoológica o animal).
Dado que un tema central y tradicional de la Etología (animal y humana) ha sido el análisis de los "instintos", definidos éstos como "pautas de comportamiento complejo de carácter adaptativo y hereditario propias de los animales y del hombre", tal cosa como una ETOLOGÍA BOTÁNICA o VEGETAL viene a ser una extrañeza en el terreno de la ciencia. Sin embargo, en los últimos años ha habido un aumento notorio de investigaciones ecológicas que han penetrado el campo de la botánica de los ecosistemas y han tomado nota de que el mundo vegetal posee una complejidad insospechada y perplejizante, hasta el grado de que algunos estudiosos hablan de "conducta vegetal compleja, neurobiología vegetal, mente de las plantas y así por el estilo". Esto ha introducido nuevos aportes a la ciencia del comportamiento de los seres vivos, con un papel relevante para los organismos vegetales, surgiendo entonces la necesidad de remodelar la ETOL0GÍA clásica para dar cabida a un nuevo paradigma teórico que abarque la dinámica comportamental de las plantas. De otro modo la Etología quedará relegada, empobrecida y circunscrita al estudio de los instintos o poco más y una nueva ciencia del comportamiento de los seres vivos se erguirá sobre ella y la incorporará entre sus objetivos como caso particular.
Hace algún tiempo que la Sociedad Watch Tower prestó atención a esta complejidad del mundo vegetal. Por ejemplo, la revista DESPERTAD del 22-1-1977, páginas 24 a 26, expone:
«Las plantas no son accidentes [azarosos de la "evolución"]. Envolviendo a la Tierra con un manto verde, decorado vívidamente, la vida vegetal hace del hogar planetario del hombre un lugar deleitable en el cual vivir. De hecho, su presencia significa la diferencia entre lo que es la Tierra y el ser un trozo de materia estéril, sin vida, flotando en el espacio. Sin la vida vegetal no podría existir ninguna vida sobre la Tierra, porque, ya sea directa o indirectamente, todas las criaturas vivas dependen de las plantas para la vida. Sólo ellas pueden sintetizar alimento del aire, agua y elementos del suelo. Es obvio que la manera maravillosa en que hacen esto no es accidente.
Cada planta verde es una sorprendente fábrica que hace lo que ninguna fábrica del hombre o laboratorio científico ha podido hacer. Extrae carbono del gas anhídrido carbónico de la atmósfera; hidrógeno y oxígeno del agua que extrae del suelo; y luego combina estos elementos en una gran variedad de productos complejos. La energía que necesita para hacer esto la consigue de la luz del Sol.
Sin entrenamiento universitario de química y, de hecho, sin la habilidad para pensar y raciocinar, una planta combina átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno para hacer alimentos complicados como almidón, proteína, aceite, grasa y azúcar. A través de poros pequeños llamados "estomas", una planta adquiere aire de la atmósfera. Del anhídrido carbónico que hay en el aire extrae carbono. De hecho, se calcula que las plantas remueven 100.000.000.000 de toneladas de carbono de la atmósfera cada año. Pero el oxígeno, necesario para hombres y animales, se descarga de las hojas como residuo que resulta de dividir el agua en hidrógeno y oxígeno.
Una planta no usa toda el agua que toma. Una gran cantidad se exhala o se evapora de sus hojas. Un girasol, por ejemplo, pudiera despedir casi un litro de agua en tan sólo un día. Necesariamente, tiene que regularse la exhalación para que la planta no pierda el agua cuando la necesita. Esto se efectúa por un aumento o disminución en la hinchazón de las dos células guardianas en forma de media luna que rodean la boca de cada poro. Así el marchitarse hace que los poros se cierren, deteniendo la pérdida de agua de la planta. Las células guardianas de muchas plantas abren los poros o estomas cuando el aire está húmedo, pero los cierran cuando el aire está seco o cuando la oscuridad detiene la fotosíntesis.
¿Raciocinaron por sí mismas las plantas que tiene que controlarse la exhalación y que esto puede hacerse por medio de células guardianas? ¿Concibieron el proceso complejo de usar la luz del Sol, anhídrido carbónico y agua para hacer azúcar, almidón, grasas, proteínas, etcétera? ¿Cómo les ha sido posible, sin inteligencia, ejecutar con maestría el complicado proceso de la fotosíntesis cuando las más grandes mentes entre los hombres no pueden duplicar el proceso, mucho menos entender cómo se lleva a cabo?
La manera en que las flores son fertilizadas muestra toda la evidencia de un modo de pensar claro y un entendimiento cabal de las leyes naturales. Su estructura no pudo haber sido accidental. Los órganos masculinos de una flor son sus estambres portadores del polen, y los órganos femeninos son los estigmas que reciben el polen junto con los óvulos que producen semillas. Cuando el estambre y el estigma están en el mismo capullo, la flor generalmente está diseñada de tal manera que no puede polinizarse ella misma, sino que tiene que ser polinizada por otra flor. La autopolinización se impide comúnmente por una condición en la cual los estambres y el pistilo de una flor se maduran en tiempos diferentes. En el caso de cierta hierba que crece después de los fuegos, el estilo, que lleva al estigma, se comba hacia atrás durante el período en que los estambres están produciendo el polen. Después de un tiempo se endereza y se extiende más allá de los estambres para poder recibir polen de otra planta. ¿No es esto obviamente producto de diseño inteligente?
Algunas plantas son polinizadas por insectos, […] y sus capullos muestran evidencia de haber sido diseñados con ese mismo propósito. Ciertas flores atraen abejas, otras polillas, y aún otras mariposas, moscas o escarabajos. Hay tipos que se especializan en pájaros como sus polinizadores.
Las flores de las abejas generalmente son azules o amarillas o de alguna combinación de estos colores. Ésta es la parte del espectro de los colores a la cual está limitada la visión de la abeja. En el caso de muchas flores que usan polillas como polinizadoras, no se abren sino hasta el crepúsculo vespertino o la noche, cuando salen las polillas. También, su color tiende a ser principalmente de matices blancos para que las polillas las puedan ver bajo las deficientes condiciones de luz cuando éstas andan volando. ¿Cómo consiguieron este sentido de llevar cuenta del tiempo y de discernimiento en cuanto al color?
Las flores que usan moscas de lengua corta como polinizadoras tienen olores que las atraen. La rafflesia de Malasia de capullos grandes despide un olor semejante al de carne en descomposición, y el aro negro tiene un olor semejante al de excremento humano. Puesto que estas moscas viven de tales cosas, son atraídas a las flores, y al arrastrarse sobre ellas, las polinizan (ver Nota, a continuación).
Algunas flores que usan a las abejas como polinizadoras tienen un dispositivo de palanca o gatillo especial que hace bajar la antera para que pueda espolvorear polen en el lomo de la abeja cuando ésta entra en la flor. En esta ocasión el órgano femenino, el estigma, no está maduro. Permanece en la parte superior de la flor, pero más tarde se abre y se comba hacia abajo para frotar el lomo de la abeja. De esta manera la flor recoge polen de una abeja o, con las anteras, le da una carga de polen para otra flor.
¿Previó la flor la necesidad de dar polen para otras flores así como recibirlo para sí misma? ¿Inventó este medio de usar insectos como polinizadores? (ver Nota, a continuación).
En el caso de la planta de la orquídea, el capullo forma una bolsa con los lados opuestos rizándose hacia arriba y luego hacia dentro donde los lados se juntan en la parte superior. El abejorro que aterriza sobre la parte superior del capullo cae dentro del saco, donde se alimenta del néctar de la flor. El néctar, incidentalmente, lo producen las flores con el propósito específico de atraer a insectos o pájaros. Las flores que son polinizadas por el viento ni producen néctar ni aroma. Una vez que el abejorro cae dentro del saco de la planta de la orquídea, la única manera en que puede salirse es arrastrándose por la abertura que está al fin del capullo cerca del pecíolo. Al hacerlo, primero tiene que frotarse en el estigma, que recibe polen de su lomo, y luego se frota a través de las anteras, las cuales le dan a su lomo un nuevo abastecimiento de polen para la siguiente flor. Es evidente que la planta de la orquídea no inventó por sí misma esta manera diestra de fertilizar sus semillas y transmitir polen a otros capullos. En sí misma no podría saber de la necesidad de colocar el estigma delante de las anteras para no ser autopolinizada por el insecto. Sin embargo, el arreglo existe.
Como sucede con la polinización de las plantas, así sucede con la distribución de las semillas maduras: resalta claramente el diseño inteligente. ¿Qué otra cosa puede explicar por qué algunas plantas producen semillas que tienen penachos esponjosos adheridos a ellas para poder flotar en el aire y ser llevadas grandes distancias por el viento? Otras, como el fresno y el arce, tienen semillas con alas que permiten que las semillas se deslicen por el aire. Aún otras tienen ganchos o púas que se adhieren a la piel de animales o tienen cápsulas explosivas que arrojan semillas desde la planta principal al hacer explosión. ¿Cómo pudieron las plantas, que no piensan, reconocer la necesidad de dispersar la semilla, y mucho menos inventar estas maneras de lograrlo?
Algunas semillas hasta tienen la habilidad de arrastrarse después de caer al suelo. La semilla del geranio tiene una cola o arista larga. En tiempo seco la arista se ensortija a semejanza de un tirabuzón, pero en el tiempo húmedo se desensortija. Este movimiento con humedad cambiante hace que la semilla avance por el suelo. Cuando la semilla llega a un lugar adecuado para plantarse, se mete en el suelo, y cerdas que sobresalen la mantienen firmemente en su lugar. Lo mismo es cierto de las semillas de ciertas hierbas. ¿Raciocinaron estas plantas por sí mismas que la humedad cambiante podría hacer que una cola o arista del material apropiado se ensortijara y se desensortijara y que esta acción dispersaría sus semillas y las plantaría en el suelo?
El diseño inteligente se deja ver claramente en tales plantas como la sarracenía, la drosera, la utricularia y la dionea, cuyo nombre vulgar es "atrapamoscas". Estas plantas están construidas de tal manera que pueden atrapar insectos y digerirlos (ver Nota, a continuación).
La sarracenía tiene hojas en forma de jarra u odre que retienen agua de lluvia. La mitad superior de la jarra tiene una superficie interior que es lisa y resbaladiza, y más abajo de esta región hay una zona de cabellos duros dirigidos hacia abajo. Los insectos se aventuran hasta la superficie resbaladiza pero luego se les van los pies y caen dentro de la jarra y se ahogan en el agua en el fondo. Los cabellos dirigidos hacia abajo les impiden salir. A medida que el insecto va pudriéndose y las enzimas digestivas secretadas por la planta obran en él, la planta lo absorbe.
La atrapamoscas tiene un sistema enteramente diferente de atrapar insectos. Adherida a una hoja plana tiene una hoja de dos lóbulos con un gozne en su centro. En las orillas exteriores de los lóbulos hay una fila de espinas semejantes a agujas que se engranan cuando los lóbulos están cerrados. Tres cerdas cortas en cada mitad obran como gatillos. Cuando un insecto toca estas cerdas sensibles las dos mitades de la hoja se cierran de golpe como una trampa de acero. El insecto aprisionado es digerido entonces por fluidos secretados por la planta. Tales plantas insectívoras generalmente crecen en regiones pantanosas donde no hay suficiente nitrógeno en el suelo, y los cuerpos de los insectos capturados suministran el nitrógeno que la planta necesita.
Parece no haber fin a los ejemplos de diseño inteligente en la vida vegetal. Adondequiera que uno mire, halla plantas que no piensan, pero que hacen cosas y usan leyes naturales de maneras que sobrepujan la habilidad intelectual del hombre medio y, en algunos casos, aun de los científicos más hábiles. Cuando se reúne el conocimiento que el hombre ha acumulado en cuanto a las plantas, éste forma un impresionante conjunto de evidencia que arguye que las plantas no son accidente. Fueron creadas por Dios».
NOTA:
Las flores que usan moscas como polinizadoras tienen olores que las atraen. La "rafflesia" despide un olor semejante al de la carne en descomposición, y el "aro negro" (otra planta) tiene un olor semejante al del excremento humano. Puesto que las moscas viven de la materia orgánica en descomposición, son atraídas a las flores que simulan olores de sustancias putrefactas, y al arrastrarse sobre ellas, las polinizan. En cuanto a la necesidad y utilidad ecológica de las moscas, éstas se comportan como basureros naturales y también como polinizadores de las angiospermas, pues eliminan los excrementos y los cadáveres y además coadyuvan en la polinización. En el estado de equilibrio original, en el jardín de Edén, las moscas no debieron suponer una molestia ni una plaga para el ser humano.
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Las plantas florales que usan a las abejas y otros animales como polinizadores parecen gozar de varias ventajas sobre otras plantas que usan sistemas de polinización más simples. Según fuentes agrónomas, la polinización efectuada por las abejas y varios animales produce una descendencia más variada y mejor equipada para afrontar los cambios del medio. Asimismo, las plantas que se reproducen a través de este tipo de polinización suelen producir semillas de mejor calidad.
El viento es el agente más común de la polinización ventajosa similar en calidad a la que efectúan los animales polinizadores. Pero debido a que distribuye el polen sobre grandes extensiones, las plantas que se reproducen de esta forma (las coníferas, por ejemplo) deben producirlo en cantidades enormes para garantizar la fecundación, hasta el extremo de que los bosques de pinos quedan a menudo envueltos en una especie de neblina de polen. La palmera datilera usa esta clase de polinización en la naturaleza, pero en Oriente Medio se poliniza de forma manual desde hace siglos.
De cara a la vida en perfección en el jardín de Edén, parece que la polinización efectuada por los animales debió ser la más apropiada para el confort humano. De otra forma, las neblinas de polen tomarían su lugar y "enturbiarían" de vez en cuando el paisaje, e incomodarían las vías respiratorias de sus pobladores pulmonados.
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El diseño inteligente se observa de una manera peculiar en las plantas carnívoras. Estas plantas son magnoliofitas o angiospermas, es decir, plantas florales polinizadas por mediación de animales o agentes inorgánicos transportadores (como el viento). Existe la idea de que las angiospermas poseen enormes capacidades intrínsecas de diversificación, de cara a su adaptación al medio ambiente. Sin embargo, es permisible suponer, a título de hipótesis, que la habilidad de estas plantas para sacar provecho del medio encierra la posibilidad de que estén dotadas de "algoritmos inteligentes". Si tal es el caso, ello explicaría que las plantas carnívoras puedan ser adaptaciones de antiguas angiospermas no carnívoras; es decir, un caso particular de "perversión adaptativa" ajeno al propósito con el que fueron creadas. Es notable el hecho de que determinadas estrategias usadas por las angiospermas para "obligar" a los insectos a impregnarse de polen (con el objetivo de involucrarlos en la polinización) tienen una similitud aparente con las usadas por las plantas carnívoras para alimentarse de tales insectos.
Tras la rebelión edénica, la primera pareja humana fue expulsada del paraíso de placer. Con el tiempo, toda la biosfera fue afectada por este desafortunado acontecimiento. El error humano contribuyó al deterioro de la vida sobre nuestro planeta, al menos de dos formas fundamentales. La primera tuvo que ver con el abuso que la población humana en expansión empezó a hacer del entorno natural, extendiendo el desequilibrio, como mancha de aceite, sobre la mayoría de los ecosistemas. La segunda forma fue el efecto concomitante derivado del incumplimiento de la comisión dada por Dios a la primera pareja humana: "Sojuzgar la tierra, así como la vida animal y vegetal sobre ella".
Se sobreentiende que el hombre, si no hubiera pecado contra Dios, "sojuzgaría" (dominaría o tendría en sujeción) a los animales y a toda la biosfera reflejando la forma en que el Creador "sojuzga" a sus criaturas; es decir, con amor. Por lo tanto, el género humano tendría a su cargo el cuidado de la vida sobre nuestro planeta, actuando como benévolo árbitro que evitaría el "afeamiento" en cualquier parcela natural en donde la vida prosperara. Esto da a entender que debería poner paz entre los animales domésticos y salvajes y entre todos los otros seres vivos inferiores allí donde se requiriera tal acción. Por lo tanto, le hubiera correspondido al ser humano "corregir" cualquier perversión de los "algoritmos adaptativos inteligentes" que supuestamente llevaron a la proliferación de las plantas carnívoras.
Hay que hacer notar, además, que probablemente la aparición de "comportamientos pervertidos" en animales y plantas fue una consecuencia del desequilibrio ya introducido con la rebelión edénica y posteriormente acrecentado a causa del Diluvio. El Génesis informa que no era el propósito original del Creador que existieran depredadores, esto es, animales que se alimentan de otros animales y seres humanos que consumen carne. Pero a raíz del Diluvio, como consecuencia del enorme golpe dado por este cataclismo al ya menguante equilibrio natural inicial, Dios permitió que el ser humano sacrificara animales para complementar su precaria nutrición vegetal. También, algunos animales se valieron de supuestos "algoritmos adaptativos inteligentes" pervertidos, en conexión con sus instintos de supervivencia, y se hicieron carnívoros, a causa de verse expuestos a severa carencia alimentaria y grave pérdida de su dieta original.
Conclusión.
El libro ¿EXISTE UN CREADOR QUE SE INTERESE POR NOSOTROS?, producido por la Sociedad Watchtower en 2006, página 94, señala:
«Parece ser que la Tierra ya estaba en órbita alrededor del Sol y era un globo cubierto de agua antes de que empezaran los seis "días", o períodos, de obras creativas especiales. "Había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa" (Génesis 1: 2). En aquel tiempo primitivo algo, quizá una mezcla de vapor de agua, otros gases y polvo volcánico, debió impedir que la luz del Sol llegara hasta la superficie de la Tierra. La Biblia explica el primer período de la creación de esta manera: "Dios procedió a decir: "Haya luz"; y gradualmente llegó a existir la luz", es decir, llegó a la superficie terrestre (Génesis 1: 3, traducción de J.W. Watts).
La expresión "gradualmente llegó a" refleja con exactitud un estado del verbo hebreo que denota una acción progresiva que tarda un tiempo en completarse. Todo el que lea el primer capítulo de Génesis en hebreo puede hallar unas cuarenta veces esta forma, la cual es un factor clave para la comprensión de dicho capítulo. Lo que Dios empezó en la tarde figurativa de un período creativo se hizo progresivamente claro o evidente en la mañana de ese "día" (Los hebreos contaban el día de puesta de sol a puesta de sol). Por otra parte, lo que se empezaba en un período no tenía que estar completamente terminado antes de comenzar el siguiente período. A modo de ejemplo: la luz empezó a aparecer gradualmente en el primer "día", pero no fue hasta el cuarto período creativo cuando el Sol, la Luna y las estrellas pudieron distinguirse con claridad (Génesis 1: 14-19)».
Estos razonamientos son extrapolables al Tercer Día Creativo, en el sentido de que los seres vegetales no aparecieron todos durante dicho "día", sino más bien "a partir de ese día". Al parecer, en las proximidades del Sexto Día Creativo, o ya dentro de él, el Génesis informa que aconteció lo siguiente:
«Jehová Dios plantó un jardín en Edén, hacia el este, y allí puso al hombre que había formado. Así Jehová Dios hizo crecer del suelo todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento, y también el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo » (capítulo 2, versículos 8 y 9).
La revista DESPERTAD de Septiembre-2006, página 19, expone: «Un análisis cuidadoso de la narración de Génesis revela que algunos acontecimientos, aunque se iniciaron en un "día" concreto, se prolongaron durante uno o más de los días siguientes. Por ejemplo, antes de que comenzara el primer "día" creativo, ya existía el Sol, pero algo —posiblemente nubes densas— impedía que su luz alcanzara la superficie de la Tierra (Job 38: 9). En el transcurso del primer "día", dicha barrera comenzó a disiparse, permitiendo el paso de luz difusa a través de la atmósfera.
Durante el segundo "día", la atmósfera siguió despejándose, y se formó una expansión entre las densas nubes y el océano. Al cuarto "día" se había despejado tanto que el Sol y la Luna aparecieron "en la expansión de los cielos" (Génesis 1: 14-16). Dicho de otro modo, el Sol y la Luna ya se podían divisar desde la Tierra. Estos acontecimientos ocurrieron de forma progresiva.
El relato de Génesis también explica que en el quinto "día" continuó aclarándose la atmósfera y empezaron a aparecer criaturas voladoras, entre ellas animales con alas membranosas e insectos. No obstante, las Escrituras indican que durante el sexto "día", Dios aún "estaba formando del suelo toda bestia salvaje del campo y toda criatura voladora de los cielos" (Génesis 2: 19).
Como hemos visto, la Biblia se expresa de tal forma que deja abierta la posibilidad de que en cada "día", o período creativo, se produjeran varios acontecimientos importantes de manera gradual, no instantánea, y de que algunos se prolongaran incluso hasta los siguientes "días" creativos».
Según el relato sagrado, las plantas vinieron a la existencia durante el Tercer Día Creativo y los animales polinizadores no antes del Quinto Día Creativo. Por consiguiente, si las angiospermas zoófilas (es decir, polinizadas por animales: caso de la mayor parte de las angiospermas) fueron creadas con dependencia genotípica de polinizadores, entonces dicha creación no pudo acontecer antes del Quinto Día Creativo. Pero si, por el contrario, tal dependencia fue adquirida por medio de un proceso adaptativo en estas plantas, entonces no es posible ya afirmar lo mismo.
En consecuencia, la respuesta a la pregunta "¿En qué Día Creativo aparecieron las plantas que requieren animales polinizadores para su reproducción?" es conjetural y aparentemente dependiente de si la adquisición del carácter zoófilo de las angiospermas les vino indeleblemente por creación o más bien fue una opción adaptativa que se desarrolló en ellas posteriormente. El estado actual de los conocimientos biológicos no permite dar una respuesta clara y contundente a esta cuestión, aunque el hecho de que en el registro fósil aparezcan las angiospermas simultáneamente con muchos insectos nuevos y posteriormente a otros insectos considerados más antiguos puede usarse como indicio a favor de que las plantas florales zoófilas fueron creadas durante el Quinto o el Sexto Día Creativo.
Autor:
Jesús Castro