- Manifiesto a todos los trabajadores del mundo
- Cada quien su clase
- Muera el orden
- La paz
- A los trabajadores mexicanos
- Hacia el comunismo
- Los plebeyos debemos arreglar las cosas
- A los huelguistas y trabajadores en general
- El pueblo mexicano es apto para el comunismo
- El gobierno y la revolución económica
- Manifiesto
- ¡Muera la autoridad! ¡Mueran los ricos!
- Sin gobierno
- Muera la autoridad
- La revolución social
3 de Abril de 1911
MANIFIESTO A TODOS LOS TRABAJADORES DEL MUNDO
"Compañeros: Hace un poco más de cuatro meses que la bandera roja del proletariado flamea en los campos de batalla de México, sostenida por trabajadores emancipados, cuyas aspiraciones se comprendían en este sublime grito de guerra: ¡TIERRA Y LIBERTAD!
El pueblo de México se encuentra en estos momentos en abierta rebelión contra sus opresores y, tomando parte en la general insurrección, se encuentran los sostenedores de las ideas modernas.
Los convencidos de la falacia de las panaceas políticas para redimir al proletariado de la esclavitud económica.
Los que no creen en la bondad de los gobiernos paternales ni en la imparcialidad de las leyes elaboradas pro la burguesía, (· ).
Los que saben que la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos, los convencidos de la acción directa, los que desconocen el "sagrado derecho de propiedad".
Los que han empuñado las armas para el encumbramiento de ningún amo, los que luchan para destruir la cadena del salario. Estos revolucionarios están representados por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano (519 ½ E. 4th St. Los Ángeles Cal. USA) cuyo órgano oficial, Regeneración, explica con claridad sus tendencias.
El Partido Liberal Mexicano, no lucha por derribar al dictador Porfirio Díaz para poner en su lugar a un nuevo tirano.
El Partido Liberal Mexicano toma parte en la actual resurrección con el liberado y firme propósito de expropiar la tierra y los útiles de trabajo para entregarlos al pueblo, esto es, a todos y cada uno de los habitantes de México, sin distinción de sexo.
Este paso lo consideramos esencial para abrir las puertas a la emancipación efectiva del pueblo mexicano.
Ahora bien: se encuentra igualmente con las armas en la mano otro partido: el Antirreleccionista, cuyo jefe, Francisco I. Madero, es un millonario que ha visto aumentar su fabulosa fortuna con el sudor y con las lagrimas de los peones de sus haciendas.
Este partido lucha por hacer "efectivo" el derecho de votar, y fundar, en suma, una república burguesa como la de Estados Unidos.
Este partido netamente político, es, naturalmente, enemigo del Partido Liberal Mexicano.
Porque ve en las actividades de los liberales un peligro para la supervivencia de la república burguesa.
Que garantiza a los políticos, a los buscadores de empleo, a los ricos, a todos los ambiciosos, a los que quieren vivir a costa del sufrimiento y de la esclavitud del proletariado, la continuación de la desigualdad social, la subsistencia del capitalista, la división de la familia humana en dos clases: la de los explotadores y la de los explotados.
La dictadura de Porfirio Díaz está por caer; pero la revolución no terminará por ese solo hecho; sobre la tumba de esa infame dictadura quedarán en pie y frente a frente, con las armas en la mano, las dos clases sociales; la de los hartos y la de los hambrientos.
Pretendiendo la primera, la preponderancia de los intereses de la casta, y la segunda, la abolición de esos privilegios por medio de la instauración de un sistema que garantice a todo ser humano el pan, la tierra y la libertad.
Esta lucha formidable de las dos clases sociales en México es el primer acto de la gran tragedia universal que bien pronto tendrá como escenario la superficie de todo el planeta.
Cuyo acto final será el triunfo de la fórmula generosa, libertad, igualdad, fraternidad, que las revoluciones políticas de la burguesía no han podido cristalizarla en hechos, porque no se han atrevido a hacer pedazos la espina dorsal de la tiranía: capitalismo y autoritarismo.
Compañeros de todo el mundo: la solución del problema social está en las manos de los desheredados de toda la tierra, pues solamente exige la práctica de una gran virtud: la solidaridad.
Vuestros hermanos de México han tenido el valor de enarbolar la bandera roja.
No para hacer un pueril alarde de ella en inofensivas manifestaciones en calles y plazas que casi siempre terminan en arresto y la descalabraduras de los manifestantes por los cosacos de los tiranos, sino para sostenerla firmemente en los campos de batalla como un reto gallardo a la vieja sociedad que se trata de aplastar, para fundar en terreno sólido la sociedad nueva de justicia y amor.
Nuestros esfuerzos, por poderosos y abnegados que sean, serían aniquilados por la acción solidaria de la burguesía de todos los países del mundo.
Por el solo hecho de haber efectuado su aparición la bandera roja en nuestros campos de batalla mexicanos, la burguesía de Estados Unidos ha obligado al presidente Taft a enviar veinte mil hombre a la frontera de México y barcos de guerra a los puertos mexicanos.
¿Qué hacen entretanto, los trabajadores de todo el mundo?
Cruzarse de brazos y contemplar, como en las sillas de un teatro, las personas y las cosas de este tremendo drama.
Que debería conmover todos los corazones, que debería sublevar todas las conciencias, que debería hacer vibrar intensamente los nervios de todos los desheredados de la tierra, y ponerse en pie como un solo hombre para detener las escuadras de guerra y marcar el alto a los esclavos de uniforme de todos los países.
¡Agitación! Es el supremo recurso del momento.
Agitación individual de todos los trabajadores concientes.
Agitación colectiva de todas las sociedades obreras y de la del libre pensamiento.
Agitación, en el seno de los hogares de todas partes donde pueda haber oídos dispuestos a escuchar, conciencias capaces de indignarse, corazones que no se hayan encallecido con la injusticia y la brutalidad del medio.
Agitando por medio de cartas, de manifiestos, de hojas sueltas, de conferencias, de mítines.
Por cuantos medios sea posible, haciendo comprender la necesidad de obrar pronto y con energía a favor de los revolucionarios radicales de México que necesitan tres cosas; protesta mundial contra la intervención de las potencias en los asuntos mexicanos, trabajadores concientes y decididos a propagar la doctrina de emancipación social entre los inconscientes y dinero, dinero y más dinero para el fomento de la revolución social de México.
Compañeros: reimprimid este manifiesto, traducidlo a todos los idiomas y hacedlo circular por todos los ámbitos del mundo.
Pedid a la prensa obrera que lo inserte en sus columnas, leed Regeneración, y enviad vuestro óbolo a la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano; 519 ½ E. 4th St.. Los Ángeles, California, USA.
Nuestra causa es vuestra; es la causa del taciturno esclavo de la gleba, del paria del taller y de la fábrica, del galeoto de la marina, del presidiario de la mina, de todos los que sufrimos la inquietud del sistema capitalista.
Nuestra causa es la vuestra; si permanecéis inactivos cuando vuestros hermanos reciben la muerte abrazados a la bandera roja, daréis con vuestra inacción un rudo golpe a la causa del proletariado.
No nos ocuparemos en demostraros que ha sido a vuestra indiferencia, a vuestra falta de solidaridad, al desconocimiento del deber que tenéis de uniros para precipitar el advenimiento de la revolución a lo que se ha debido el retardo lamentable de la era nueva, en la que existirán la patria universal de los libres y de los hermanos.
Ahora tenéis a la vista la revolución social de México, ¿qué esperáis para obrar?
¿Aguardáis a que este generoso movimiento sea aplastado para llenar el espacio con vuestras protestas, que serán impotentes para volver a la vida a vuestros mejores hermanos y para extirpar de los pechos el desaliento que provocaría el fracaso, fracaso que vosotros mismo habéis preparado con vuestra indiferencia?
Meditad, compañeros, y obrad en seguida, sin pérdida de tiempo, antes de que vuestra ayuda llegue demasiado tarde.
Comprended el peligro en que nos encontramos enfrente de todos los gobiernos del mundo, que ven en el movimiento mexicano la aparición de la revolución social, la única que temen los poderosos de la tierra.
Compañeros: cumplid con vuestro deber.
Dado por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en la Ciudad de los Ángeles California, USA, a 3 de Abril de 1911.
Ricardo Flores Magón,Librado Rivera Figueroa Anselmo L. Figueroa, Enrique Flores Magón". (De Regeneración)
22 de Abril de 1911
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