4. Psicoanálisis Aplicado. Freud designa como psicoanálisis aplicado, a toda aquella lectura, investigación, interpretación que se realice por fuera de la práctica clínica individual y concreta con pacientes histéricos (neuróticos).
5. A los grupos operativos: los coordina un equipo, por lo regular un coordinador del trabajo grupal y un observador no participante (en el sentido de que no interviene mas que observando y registrando lo que sucede en el transcurso de la experiencia).
Ambos, forman el equipo de coordinación.
El observador toma registro en un cuaderno, del acontecer no solo registrando como el grupo trata el contenido de la materia en cuestión, sino también tratando de detectar el clima emocional y el proceso de cultura que desarrolla el colectivo. Aunque lo que sucede en un grupo sea algo inefable, comunicación, vivencias, intercambios, relaciones sociales, vínculos, conflictos, malos entendidos, etc.,hay ciertos vectores que nos permiten desarrollar algunas ideas para entender niveles de funcionamiento; estructuras dinámicas de relaciones, procesos intersubjetivos, etc.
6. La duración de una sesión de trabajo: es de 1 hora y media más o menos. El tamaño del grupo es de un máximo de 12 a 14 personas (aunque hemos trabajado bien hasta con 20 participantes) y se puede iniciar con un mínimo de cuatro.
7. El grupo se centra en una tarea (teórica, instrumental, formativa, curativa, etc.). Mientras los participantes abordan el tema (tarea) por el cual se reúnen, el coordinador se centra en trabajar (analizar) la relación entre el grupo y la tarea.
8. El objetivo. El objetivo de la operación del equipo coordinador, remite a varios aspectos muy relacionados entre si; por ejemplo, podríamos decir que la intervención desde la coordinación es tratar de hacer explicito lo que esta implícito en cada accionar del grupo; esta tarea remite a un plan estratégico: que el participante detecte, registre y tome conciencia de las estereotipias en su pensar, actuar, sentir con el fin ultimo de integrar un ecro que promueva una adaptación critica y activa a la realidad social que el sujeto enfrenta cotidianamente.
9. El proceso de hacer "explícitos los implícitos" o de detectar y hacer emerger "la latencia grupal", remite a una teoría psicosocial del cambio. Para Pichon Rivière, en el proceso de conocimiento de la realidad a través de una praxis concreta, conlleva siempre la necesidad de tomar conciencia de las ansiedades que la misma tarea genera, ansiedades que justamente son el bastión de las resistencias al cambio, sea personal, grupal, institucional o comunitario.
El monitor o coordinador grupal, se apoya en una teoría que toma como objeto de análisis y operación los mecanismos personales y los recursos grupales que un colectivo social genera, para hacer frente a la resolución consciente y critica de estas ansiedades.
Los resultados de esta operación son la producción de sentido social y humano, y la transformación de la experiencia en un proceso de subjetivación que envía a cada uno de los implicados a un re-juego de identificaciones imaginarias y simbólicas y a un movimiento re-estructurante de las energías libidinales y agresivas que se significan en nuevas e inéditas formas de posicionarse ante el mundo social y en particular ante la vida cotidiana.
10. Un postulado teórico, plantea que la tarea rige el acontecer grupal. De algún modo, los integrantes de un grupo tienden a dramatizar "plásticamente" el tema tratado, pero la conciencia de la situación está ausente en el discurso de los participantes, y así se "descubre" que, al igual que en psicoanálisis, el sujeto está donde no se piensa (esto lo hemos constatado en cada experiencia grupal infinidad de veces). Tomar conciencia de esta situación, lleva a intentar de forma paulatina que cada operación individual y colectiva se haga desde una integración entre texto y contexto, entre pensamiento y acción, entre teoría y praxis.
Es decir, de entrada se descubre en cada uno de los que ahí concurren que en la vida cotidiana se transita sobre un terreno que lleva al sujeto a una disociación entre lo que piensa y lo que siente, entre lo que dice y lo que hace, expresándose esto en una alienación social mas o menos superficial o mas o menos profunda, que lleva o conduce a una adaptación pasiva a las condiciones sociales de existencia, que la mayoría de las veces son "naturalizadas" por un ecro irreflexivo, adormilado por las sirenas de las olas intermitentes de la mercadotecnia y el consumo; condiciones por lo tanto nunca cuestionadas, no siendo objeto tampoco de un análisis y una critica previa para su transformación o su eliminación a través de una praxis humana.
Es como si lo que nos constituye como sujetos humanos, la subjetividad, se viera desactivada o desconectada de lo que vive, piensa y siente aceptando acríticamente la aparición de contradicciones flagrantes que deben ser obviadas o escotomizadas desde el propio campo perceptual. Se vive en una "ceguera social" de manera permanente, sobre todo, una ceguera social que impide o bloquea el registro del malestar individual (a nivel de cuerpo, mente y vínculos), y social propio que toda contradicción flagrante genera en los sujetos implicados.
11.- La alienación social. Con este término Piera Aulagnier define un destino del Yo y de la actividad de pensar cuya meta es tender a un estado aconflictivo "…de este modo se espera la abolición de todo conflicto entre el Yo, sus deseos y los deseos de los otros investidos por él". Este estado de alienación representa el límite extremo al que el yo puede llegar antes de la muerte efectiva del pensamiento, o sea la del sujeto.
Origen e historia del término. Piera Aulagnier describe en 1980, en Los destinos del placer, las relaciones de simetría y de asimetría. Dentro de estas últimas ubica la alienación categorizándola como la patología de la actividad de pensamiento. Según esta autora existen dos soportes esenciales de este estado: la idealización masiva del que ejerce un deseo de alienar, y por otro lado, en el sujeto alienado, el retomar ese mismo deseo. Es decir que estamos hablando tanto de la patología de la idealización como de la identificación.
La alienación no presupone una patología preexistente. Es un encuentro entre el deseo de alienar y el deseo de ser alienado. Implica un estado de total desconocimiento por parte del alienado del accidente sobrevenido a su pensamiento. La alienación presupone una vivencia no nombrable y no perceptible por el que la vive. Es la realización de un deseo de matar el pensamiento que está presente en los dos sujetos. Desarrollo desde la perspectiva vincular El humano es un ser relacional en tanto emerge en y de una serie de enlaces intersubjetivos que lo sostienen y determinan, como seres invisibles. Estos enlaces son las uniones, las ligaduras de un sujeto con los otros, estableciendo entre sí diversos intercambios. Estas son ligaduras verbales que determinan posiciones ante lo social más amplio.
12. Elucidación. El trabajo de elucidación implica un trabajo de desarmado que de cuenta de la complejidad de lo fragmentario, mas que de ilusorias hipótesis que hablen sobre ilusorias unidades. Es una de las principales tareas del coordinador de grupos, la que se articula con la tarea del grupo. Esa surrealista tarea de desarmar, reconstruir para solo luego arribar a nuevas unidades, que a la vez serán unidades provisorias. (Graciela Jasiner).
De esta practica, dice C. Castoriadis: "Elucidar, es el trabajo por el cual los hombres intentan pensar lo que hacen y saber lo que piensan".
13. Subjetivar. Es la forma privilegiada que adquiere la praxis, en el sentido de que ésta última produce cambios efectivos en la realidad material y humana, a la vez que promueve efectos de recomposición del sujeto que la ejecuta.
Por esta razón, los procesos de subjetivación, (acciones conscientes sobre el mundo material y humano que repercuten y a la vez transforman el psiquismo), inciden en la transformación y cambio en las formas de percibir, de pensar y de actuar en el mundo de-construyendo estructuras cognitivas y afectivas, es trabajar sobre -y con el aparato anímico, sirviendo de soporte para ejercer relaciones intersubjetivas y movilizándolo en áreas donde algunos procesos quedaron "congelados", rigidizados, encapsulados y disociados de los aparatos yoicos que están más en contacto con la realidad externa: aparatos perceptivos y de interpretación del mundo; procesos identificatorios relacionados con ideales yoicos más cercanos a la conciencia.
14. El docente o el coordinador de un grupo operativo de enseñanza, cumple ahora otra función. No se hace cargo de los contenidos teóricos o temáticos de la materia a enseñar, mas bien ayuda al grupo a pensar, reflexionar y abordar los obstáculos que impiden o dificultan la tarea, que es aprender. Muestra en feed back los "olvidos", las lagunas, las contradicciones; las disociaciones flagrantes que por obvias el sujeto las pasa por alto; el monitor confronta, señala, cuestiona, administra la información. No se hace cargo de la tarea manifiesta, aunque no la deja de lado. No se hace cargo del grupo pero asume su compromiso como "un acompañante" que es testigo de lo que cada uno esta dispuesto a descubrir por si mismo.
Parte de la función del coordinador es acercar "al grupo" a hacer explícitos los implícitos que subyacen al abordaje de la tarea manifiesta, su intervención apunta a cierta "latencia grupal" no asumida por los participantes, pero cuando se logra elucidar la situación grupal, los vínculos y las relaciones sostenidas desde una lógica convencional, se ven cuestionadas y procesadas desde sucesivas tomas de conciencia, por efecto de una praxis intersubjetiva que logra subvertir las disociaciones que sostienen a las prácticas alienantes de la educación tradicional: separación entre intelecto y afecto; negación del vínculo subjetivo que sostiene el proceso enseñanza aprendizaje; separación entre trabajo manual e intelectual; división entre teoría y práctica, etc.
15. El profesor – monitor, dejando "libre" a la función adaptativa del alumno, "estimula" la presencia del sujeto social, lo invoca, lo convoca; la subjetividad, desactivada por los mecanismos disociativos de la formación escolar, se reactiva, como el ave que vislumbra la jaula abierta, produciendo entonces reacciones encontradas en los sujetos: ¿de que se trata esto?, ¿trabajar, esforzarse? No. ¿Entonces?: inhibir toda iniciativa, o actuar con toda la angustia de acercarse a la puerta, a la abertura-aventura que se ofrece como ocasión para liberarse de toda traba y dejar libre a la imaginación. Esta podría ser una forma de describir el inicio de toda experiencia grupal no directiva, que no es lo mismo que a-directiva.
16. El inicio de un grupo esta marcado por la instalación de un encuadre, la enunciación de las reglas (o leyes) que norman el funcionamiento del grupo y por la consigna, enunciado que surge de la coordinación y que funciona como "disparador" de la experiencia y del trabajo colectivo. El conjunto hace al dispositivo grupal. Tenemos que diferenciar el encuadre del dispositivo. Si bien hay coincidencias, es necesario distinguir que un encuadre remite a eso que Bleger llama las variables que se organizan como un conjunto de constantes en el sentido de convenciones sociales que faciliten y organicen el encuentro grupal.
17. Encuadre operativo es un termino utilizado por H. Foladori para adecuar el termino "encuadre" referido a la situación psicoanalítica, tratando de dilucidar su especificidad en el marco del trabajo grupal usando la técnica de grupos operativos, de este modo dice Foladori: "Entiendo por encuadre operativo un espacio especialmente construido por el especialista en la concepción operativa de grupo, que brinda garantías mínimas de seguridad psicológica a los efectos de que se puedan desarrollar en su interior una serie de procesos que tienen que ver con la verbalización y la producción de sentido, a partir de un motivo, tarea convocante.
Reserva el término solo para "aquellos espacios construidos ex profeso, con una intencionalidad y planificación que de garantías de control de variables y de los procesos en juego. Es decir, encuadre operativo hace no solamente a una lectura de los efectos que se han producido (eficacia operativa), sino a la capacidad de producirlos en tanto se han diseñado sus condiciones.
18. El dispositivo es el mecanismo especifico, que siendo un constructo social artificial, desde su formulación se entiende como un mecanismo que produce una serie de efectos, productos de la puesta en marcha del mismo a partir de la función interviniente del técnico quien ejecuta la operación del mecanismo citado.
El dispositivo grupal lo conforman: un tiempo, un espacio, un número de personas y un objetivo. Es una virtualidad propia de ese grupo. Otra característica del grupo es que está fuera del tiempo, en tanto es una máquina siempre en funcionamiento, es por eso que lo puesto en acto en la producción grupal es el tiempo de todos sus elementos. El dispositivo grupal es un instrumento imprescindible allí donde es necesario agruparse para producir una tarea. El coordinador con su sola presencia propicia el despliegue del discurso grupal. En lo grupal no se trata de invertir las jerarquías, sino de una organización circular donde el coordinador imparte una enseñanza que induce a engendrar trabajo en cada integrante. Es en un sentido micro que utilizo el termino dispositivo para tratar de desarrollar y analizar el diseño técnico eficaz y pertinente para la puesta en practica de los grupos (cualquiera sea su índole).
19. De entrada, y desde la teoría, el grupo operativo se explicita como una técnica de cambio social, que planifica la forma de contrarrestar las expresiones y efectos alienantes que producen las prácticas y actividades convencionales en educación, relaciones humanas, aprendizaje, enseñanza, instrucción, etc.
La idea es si uno puede tolerar la ansiedad despertada por la renuncia al rol conocido, y aventurarse a lo desconocido, en busca de lo que no se sabe.
20. La función del coordinador en ese primer momento, apunta de manera implícita a re-asegurar de la angustia ante lo desconocido, verbalizando algunos emergentes que se configuran en lenguaje corporal individual y grupal, así como en discursos que intentan un dialogo que parece soliloquio, donde el imperio de la verticalidad (historia individual) aporta a la lectura de los implícitos que subyacen en un primer momento en el "clima grupal
21. El coordinador de un grupo ha desarrollado un esquema conceptual referencial y operativo (ECRO, le llama Pichon Rivière), instrumento de su praxis, vía el estudio, la experiencia y la práctica de compartir, de organizar, de hacer, convivir y reflexionar con grupos. Pero esto no reasegura ni garantiza que los miedos y temores se hayan exorcizado y no aparezcan en cada nueva experiencia, tanto para el equipo coordinador como para los participantes
22. Cada sesión grupal, adviene entonces la posibilidad de experimentar una nueva aventura intelectual, conjuración de un saber coagulado, envío permanente a la praxis del operador social: se trata de ejercitar el pensamiento, pero no como actividad intelectual desarraigada de la experiencia grupal, sino mas bien como puesta en acto de la operación princeps de la estructura intersubjetiva del dialogo autentico: pensar juntos, fomentar el pensamiento, pensar con el otro, a partir del otro, hacer porosa la membrana racional que permita incluso pensar las razones que la razón excluye permanentemente.
23. La cuestión de la formación. Se distingue formación, de enseñanza. La formación concierne y alude al aprendizaje logrado a través de la movilización de los procesos psíquicos, en donde el sujeto queda personalmente implicado en situaciones en los que dichos procesos y la dialéctica grupal en la que se expresan, son vivenciados intensamente en los limites que la tarea propone (Ana Ma. Del Cueto).
"Los teóricos del trabajo psicoanalítico en grupos nos ofrecen herramientas conceptuales para pensar los procesos formativos: Missenard menciona que "la formación no consiste en dar a cada uno (de los participantes de un grupo), una "forma" previamente definida, sino en ubicarlo en una situación tal que le permita iniciar un movimiento personal, en el momento en que lo demanda". El trabajo con la concepción operativa de grupo, requiere de una elaboración grupal, teniendo como intermediaria la tarea, y se basa en un reacomodo de las identificaciones de cada uno de los "yo" de los participantes (y en su relación con el coordinador).
Este movimiento de las identificaciones permite comprender la formación esencialmente como una de-formación, una pérdida de las "formas antiguas" (formas de relación con la tarea o tema; formas de relación con los otros y consigo mismo), los participantes re-estructuran su economía psíquica afectando directamente al yo en sus percepciones, en sus formas de ser y hacer, la subjetividad primaria es trastocada en función de la realidad grupal que ayuda a tramitar los efectos y las influencias de lo social más amplio, permitiendo que el yo de los participantes se reestructure en sus relaciones internas y hacia el mundo externo, esto pasa a través de una labor de recomposición de "las identificaciones del yo del sujeto".
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Autor:
Lic. Francisco Mora Larch
Lic. En Psicología. Psicoanalista.
Coordinador de Grupos Operativos. En la corriente de la psicología social argentina se define como un Operador Psicosocial.
Actualmente colabora en la Formación de Tutores Universitarios a nivel de la Docencia en la Universidad Autonoma de Nuevo Leon.
Asesor de Psicología y Formación de Tutores en la Normal Serafín Peña, de Montemorelos N.L.
Coordinador Academico del CESIE (Centro de Especialización e Investigación Educativa) en Monterrey, N.L.
Consulta privada en Psicoanalisis Individual y Grupal.
Tel. 81 91 07 59.
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