El funcionariado bohemio Español. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó
Enviado por Ángel Blasco
Septiembre de cielo azul infinito y lejano en el levante morisco español, brisa veraniega con las primeras ráfagas de frío anunciando la proximidad del otoño. Sobre los tejados los gatos empiezan a buscar el sol. Estupendas señoritas vestidas de forma informal y elegante ocupan sus poltronas en la cámara de comercio del pueblo del Vall d' Uixó.
Primera hora de trabajo a las 10 de la mañana, aun quedan por delante dos horas más de jornada laboral descontada una de almuerza y media de asuntos propios.
La cámara de comercio de Uixó es un edificio que imita la de arquitectura colonial de Primo de Ribera, es idéntica la construcción al conjunto de edificios que champiñonescamente brotan en esa calle dedicada a diferentes servicios públicos. Tienen todos ellos un aire rural caduco. Se accede a cualquiera de estos clonados edificios a través de un pequeño jardín con césped y palmera datilera donde anida para la puesta el jilguero, cuyos huevos son devorados por la urraca y el jardinero.
La entrada a los despachos se hace a través de un marcial arco de medio punto pintando con cal del que pende un rotulo con la estrella semita de David donde se lee:
"Viva el comercio, abajo la inteligencia"
En el interior la primera estancia es un recibidor, allí deben esperar los ciudadanos hasta nueva orden. Están empapeladas las paredes con ofertas de empleo rodeado su código con un circulo rojo de una ETT que ha cerrado hace medio año. Los parados que acuden a fichar a la cámara de comercio, requisito impuesto por los los servicios sociales, pasean la miradas por las paredes con todo tipo de recortes de periódicos y ofertas cadavéricas de las empresas temporales envueltas en círculos rojos cuyos referencias y teléfonos anotan. Recuerdan la decoración del recibidor las habitaciones de Marilyn Manson empapeladas con fotos del presidente de Estados Unidos con un circulo rojo sobre la cabeza.
En una esquina hay un ordenador, y en el resto de esquinas sillas plegables negras fabricadas con petroleo. Se reposa la espera leyendo didácticas ofertas del servef donde para un puesto de trabajo de comercial de aceitunas con hueso hay que saber: alemán, ingles, francés, tener un par de ingenierías, experiencia demostrable en telecomunicaciones, ser guapo con don de gentes, no estar afiliado a ningún sindicato, y poseer un máster de la paz entre naciones.
Los despachos están cerrados, se abren a intervalos de minutos entrando y saliendo personal. Muchas personas que en la espera se medio duerme afirman haber escuchado cacofonías sonoras de pasos rotundos y secos del ujier Pacheco ,muerto el mismo día que el generalísimo , afanándose en atender a un funcionario que le aguardaba tras una puerta gruesa y que gritaba al ujier:
"Recortes para el pueblo, mano dura con el pueblo, cuño al expediente y orden de recorte"
Los funcionarios trabajan en estos lugares entregados en cuerpo y alma al servicio del poder político y a su vida licenciosa.
La cámara de comercio suele ser un lugar tranquilo lleno de trabajadores que son cuñados, hermanos, tíos, hijos: del cura, de los alcaldes, de empresarios, de Pacheco y de la aristocracia venida a menos. Las moscas vuelan sin ser molestadas ni sufrir agravio alguno compitiendo su sonido con el zumbido del fax y las vibraciones de los móviles telefónicos.
El cuerpo funcionarial mientras el ciudadano espera suele leer la prensa, revistas de moda, descargarse películas porno, planear viajes, chatear en el facebook…
Una o dos veces al año se complica la faena en esta cámara, suele coincidir estas fechas con las de el apareamiento del ciervo y la loba que se produce en septiembre.
En las épocas de celo de la fauna mayor nacional, en Vall d' Uixo se da el inicio de las jornadas de los caminos, limosna social para parados, trabajos donde entre siesta y siesta se quita malas hierbas del municipio con una azada o con la mano, y se da respiro a economías arruinadas.
En la puerta de la cámara de comercio como todas los años migran a su puerta los más parias de la clase obrera.
La contratación de los parados para los caminos de Vall d' Uixó del 2011. El episodio del día
Un miércoles 21 de septiembre hay congregada en la puerta de la cámara de comercio personas poco elegantes, casi todos llevan bolsa de plástico del mercadona donde guardan el almuerzo. Visten con ropas amplias, desgastadas, zapatos de trabajo. Tienen cara de asombro en su expresión, esperan en silencio.
Se escucha una voz preguntando:
¿ Me das un cigarrillo por favor?
A lo que responde el preguntado:
Lo siento, solo me queda un ducados.
A partir de ahí de rompe el anonimato y las dos personas entablan una profunda amistad.
¿Pero no empezábamos hoy a trabajar?- pregunta un chico de unos 40 años moreno, poco alto, con amplios pantalones chandaleros y camiseta de tirantes.
Es que creo que ha habido problemas con las listas, ahora saldrá la chica- responde un joven de 20 años que con sabiduría de otros años contesta.
Dentro de una habitación estrecha, con las paredes por pintar con algo de humedad, hay dos funcionarias encargadas de confeccionar las listas y contratos de parados, hablan de la vida bohemia, del placer de grandes cenas en restaurantes, de obras de teatro, del corte ingles. Una lleva una pamela con una flor de sombrero, y la otra un jersey muy corto con la foto de dos niñas batusis dando de mamar a una cabra y donde se lee:
Salvad las cabras africanas.
Suena un teléfono, lo cogen las dos funcionarias y una voz ruda de hombre sin luces a la que escuchan de mala gana les dice de malos modos:
-Me han faltado 18 personas de los caminos- dicho esto cuelga.
La chica de la pamela le dice a la compañera que se ha levantado para regar un geranio y encender una vela de incienso.
Los parados no han querido ir a trabajar.
Regando menea lentamente la cabeza, deja la regadera, cruza las palmas de las manos en forma de oración:
-Esa gente son unos vagos y unos irresponsables, gin, no me extraña que les vaya tan mal en la vida gan.
En la habitación se hace el silencio, la chica de la pamela mira a su compañera y le dice:
-Oye y por qué no llamamos Ulises no sea que tengamos problemas con el asunto de las listas.
-Oh que gran idea- responde la chica del jersey con cabras africanas.
Se abrazan una a la otra exclamando:
Ulises no dirá que tendremos que hacer.
Aporrean a la puerta.
Silencio por favor- dicen a la vez las dos funcionarias levantando la voz con tono de rabia e injusticia.
Del despacho contiguo sale un hombre grueso de piel rosácea, sudorosa, bien vestido, se encuentra muy agitado. Hay una limpiadora con cascos de música recogiendo papeles en el pasillo. El hombre hace una bola con el periódico "comarcas" y lo tira al suelo a los pies de la limpiadora.
La mujer metiéndolo en la bolsa de basura le pregunta:
-Señor Sócrates ¿Qué le ocurre a su merced?
-!Ay! Josefina que la revolución esta aquí- gira la cara de izquierda a derecha y pone ojos en blanco– han acusado a la administración local de consentir una carrera ilegal que traía turismo al pueblo. El open de España, una gran carrera de ciclismo denunciada por ecologistas y parodiada por el imbécil de Angelillo tocando la flauta, un loco perturbando la paz, el orden y la buena marcha de la administración ¿dónde acabaremos Josefina? !hasta los perturbados tienen voz!
A Josefina le cae el palo de la escoba entre las piernas, se arrodilla y santigua.
Sócrates sale al jardín trasero y se releja regando las tomateras.
Los golpes en el despacho de contratación siguen produciéndose como si se tratara de una avalancha de hunos sobre las murallas de Roma.
-Silencio por favor –vuelven a decir las dos funcionarias a la vez.
-Ve a ver quien es por Dios- dice la chica de la pamela a su compañera mientras aprieta las teclas de un móvil.
La puerta sigue retumbando y la encargada de gestionar la tocada de puerta se alisa la falda, atusa el pelo y estira el jersey, gira el pomo del paño. Se abre lentamente chirriando las bisagras, se escucha desde la mesa la débil voz de la chica de pamela preguntando: ¿Ulises…?
-¿Que ocurre?- suelta lengua la funcionaria con la mano sobre el paño, ceja arqueada, mirada impertinente, morros empastados de pintalabios mordidos de cólera.
-Mi hijo, mi hijo…exclama suspirando una mujer obesa , tetuda, baja ,con una nariz prominente, faltándole un diente de la quijada, vestida de negro como el color su el pelo grasiento. Señala a un adolescente de 20 años con problemas de obesidad y cara de idiota. Quedan los dos monigotes plantados delante de la puerta soportando el gesto de enfado y asco de la funcionaria.
– Mi niño, mi niño- se golpea el pecho la mujer– me han dicho que no esta en la lista para trabajar en los caminos. !Si estaba inscrito! Que lo vieron estos ojos míos- se golpea ahora las cuencas de los ojos enfatizando sus palabras.
-Disculpe señora pero se equivoca de puerta, esa competencia de confección de listas no nos pertenece a nosotros, le pertenece a bienestar social, diríjase allí- dicho esto la funcionaria intenta cerrar la puerta pero la gente que se encuentran fuera han seguido a la mujer con el niño idiota, sin darse cuenta la funcionaria queda rodeada. Los farandules de los caminos dirigen fieras miradas semejantes a los mexicanos de pancho villa.
A nosotros también nos han mandado a casa- cometan varias voces -estábamos en la lista.
Avanzan hacia la funcionaria varios afectados de los caminos con unos papeles que han descolgado de la pared para ejemplificar con gestos que sus nombres estaban escritos en hojas similares colgadas de la pared.
Una jornalera se acerca a la funcionaria acariciando su jersey por curiosidad de saber como están estampadas las fotos de las negritas cabreras sobre la prenda.
La funcionaria da un golpe con la mano a la joven exclamando:
!Quita perranca que me ensucias, jo!
La golpeada se frota instintivamente la mano, con voz suave y servil le dice :
– Escuche nuestra queja señora, el capataz ha dicho cuando pasaba lista que los aquí presentes no nos pertenecía trabajar y los que tenían que trabajar no ido. Señora, por favor , si han faltado esas gente yo me pregunto: ¿No podría darnos la faena a nosotros que hemos acudido? Somos pobres y lo necesitamos.
Eso, eso, tirar a la calle, tirar calle los que faltar y coger nos- exclama un moro bizco con labios gruesos y sonrosados mirando a todo el mundo que secunda sus palabras.
Esperen un momento por favor, salgan fuera que aquí no ha habido error, la culpa es de ustedes que no saben leer correctamente, las listas están bien hechas, ahora decidiremos ¿lo entienden?- da lecciones de autoridad la funcionaria con frialdad racional de persona con saber y formación.
Las gentes obedecen menos la mujer obesa con su hijo patoso que yace sentado en un escalón sacándose los mocos.
La madre le riñe:
Eso es casa Albertito.
Del jardín posterior del edificio sale Sócrates con las manos en alto cruzando todo el edificio y llevándose por delante ordenadores, mesas, maceteros y a varias moras que hacían cola, llega a la calle donde en ruedo hablan los jornaleros , se derrumba gritando:
-Que me pica, que me pica, quitarme este monstruo de encina por favor, que me devora, auxilio.
El hombre como un perturbado se revuelca delante de todos los parados dándose golpes, la funcionaria vuelve a salir , el hijo idiota de la gorda ríe comiéndose los mocos sobre el blanco peldaño de frío mármol. Los congregados asienten atónitos, la funcionaria sale al jardín. Arrodillada intenta calmar a su compañero.
-Agustín ¿ Qué te pasa?¿ Te duele la tripa?
El hombre con dificultad presa de la agitación responde:
Se me ha puesto una amantis religiosa en el hombro y me dan miedo. Me pica, que me pica.
La funcionaria da dos pasos atrás contagiada por el miedo y pregunta a los jornaleros:
¿ Le podéis quitar la amantis?
Un gitano quinquillero que la ve sobre el estomago del funcionario lleno de buena voluntad le da tal patada que vomita el porcino hombre, pero el espeluznante animal verde esquiva el patados y se posa en el ojo. El gitano carga de nuevo dando descomunal guantazo, la amantis queda espachurrada en el rostro amoratado del funcionario que se incorpora tuerto envuelto en lagrimas. Le da las gracias a gitano, libre del insecto ficha y se va a su casa a descansar con una mano sobre el ojo.
La funcionaria se mete dentro y comenta con su compañera como van las gestiones con Ulises.
¿Has hablado con Ulises?
-No, pero he averiguado que está de bohemia en París, ha ido a ponerle flores a la tumba de Bruce Lee, se ha pillado un mes de asuntos propios y dos semanas de duelo. Ya sabes que a Ulises le gustan mucho viajar y esta pasando una fase de enamoramiento póstumo a Bruce Lee.
-!Ay! Es verdad, ya no me acordaba, perdona chica que hoy estoy expedida. ¿Y ahora que hacemos con estos? Miralos, me han dicho que se iban y no se van- dice la funcionaria del jersey corriendo las cortinas para no verlos.
-Yo creo que es competencia del ayuntamiento el asunto, ya se apañaran con las listas, jo- comenta la funcionaria con pamela.
-Bueno chica, voy a salir y mandarles al ayuntamiento, que no se van y me dan miedo- comenta con brote de iniciativa la chica del jersey.
Sale la funcionaria ante los congregados con gesto de disgusto y ademan prepotente:
¿ Qué os he dicho ? A la, ir al ayuntamiento por favor- se vuelve a meter, dentro suena el teléfono, de mala gana lo coge una funcionaria, pone cara de asco ante la voz.
-Me siguen faltando 18 tíos -exclama el capataz.
– Pues lo siento, haz lo que puedas o vete a casa, nosotras no hemos averiguado nada, aquí no ha venido nadie, llama al ayuntamiento a ver si saben algo y dejanos tranquila- contesta la chica de la pamela y cuelga.
Las dos mujeres quedan en el silencio de la habitación, presa de los nervios toman un prozac, ponen una nota diciendo que se encuentran mal y se van a casa cerrando el despacho con llave.
Los jornaleros de los caminos avanzan por las calles de Uixó saludando a todo el mundo ya que son muy conocidos en el ambiente de saraos y verbenas del pueblo.
-Ye mafia- se escucha desde un coche y un farandul levanta la mano.
-Ye chino el sábado masía y bacalao- le responde.
Llegan todos al ayuntamiento hablando de peleas, fiestas y cosas por el estilo, preguntan a un policía municipal que no les deja pasar quien puede informales de si están en las listas para trabajar o no.
El policía cierra la puerta del ayuntamiento para que no entren, y los jornaleros se van al parque de enfrente, almuerzan y hablan distendidamente de películas, más peleas, gitanos vengadores, robos de coches, el vaquilla y Camarón de la isla. Pasa el rato sin que salga nadie del ayuntamiento, muchos deciden irse y averiguarlo al día siguiente.
Del ayuntamiento finalmente sale un concejal de bienestar social, varón de mediana edad, con lentes, delgado, elegante, mirada orgullosa y soberbia. Un parado le reconoce y se dirige hacia él.
-Don Zambrano, escúcheme, he hablado con usted todos los día del verano postrándome a sus pies, pidiéndole ayuda por que no encuentro trabajo, y usted en su misericordia infinita me prometió que me metería a los caminos como hizo con mi padre, allá dios le guarde en la gloria, el capataz ha leído los nombres en el tajo para firmar los contratos y mi nombre no estaba ¿que hago?- pregunta angustiado el mozo.
-Mira Capetino- contesta el concejal sosegado, arrogante, soberbio , levantando la cabeza y dejando ver en el rostro impreso el gesto de emperador romano– se que eres un muchacho con muchas ganas de trabajar, que has llamado a mi puerta con la educación que merezco, eres hijo de un protegido mio. Tu caso se revisará, tomo nota, pero ahora no te puedo atender debido a que con el cambio de estación y el acortamiento de los días me encuentro mal, hoy estoy de bohemia, me voy a casa a descansar y al casino a tomar café. Entra en el Ayuntamiento y busca Don Frasquito, dile que vas de parte mía.
-Gracias don Zambrano- dice doblando cabeza y besando la mano a Don Zambrano que sonríe.
El jornalero se dirige al policía solicitando que le deje entrar en el ayuntamiento ya que don Zambrano da venia. Consigue poner los pies dentro y pregunta por don Frasquito a una funcionaria que lee unas partituras musicales.
¿Busco a don Frasquito? – pregunta con humildad el jornalero.
La mujer dejando la partitura mira una lista.
-Es imposible, hoy inaugura el arranque de una escuela taller de estampitas religiosas, vuelva usted mañana.
Capetino sale, contempla el parque vacío y se va a su casa confiado.
Al día siguiente ninguno de los afectados por la confusión de las listas acude a pedir responsabilidades y continúan en el paro.
Hay por el pueblo un pequeño grupo de personas bostezando con ropa ancha, petos reflectantes pintando barandillas, farolas, de aquí a allá, quitan papeles de las rotondas, regan el césped mascando chicle pensando en el sábado.
Angelillo de Uixó, obra basada en hechos reales en Vall d' Uixó, a finales de septiembre no se sabe quien trabaja o no en la limosna social de los caminos, los que tenían que acudir no fueron, los de la reserva sí. Esto es el cuerpo africano de funcionarios en una España que dice que es Europa.
El articulo de comarcas mencionado es sobre la denuncia hacia la administración de uxió por la colaboración con la banda ciclista del open de España que están destrozando nuestras montañas.
Autor:
Ángel Blasco