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Memoria, comportamiento y comida (página 2)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

Una buena receta, por ahora

Para comenzar el día, lo que el cerebro necesita más que nada, es una fuente fiable de hambre — no un desayuno opíparo que conduce a la modorra y el sopor. (Véanse mis ponencias al respecto del "famoso" Desayuno Escolar).

El hambre era todo lo que tuviéramos al despertar, cuando vivíamos en el "paraíso" de la Selva Ancestral.

¿Por qué? ¿Dónde encontraríamos comidas para ser servidas como nuestra prima colación, si entonces no existían las neveras?

A ustedes, carissimi les toca decidir.

No sirvas de desayuno a los niños bebidas cargadas de azúcar, cereales igualmente azucarados y panes con mantequilla. Si eso es lo que les das, en la escuela su productividad se reducirá a la mínima posible dimensión. Frijoles servidos con casabe, o pan pita sin azúcar añadida, es una opción mucho mejor. Bárbara Stewart de la Universidad de Ulster en GB determinó que la combinación de frijoles (contenientes altos de proteínas) y el equivalente de pan similar a nuestro casabe mejoraba el rendimiento intelectual de todos los niños — exactamente lo opuesto a los resultados obtenidos con el desayuno tradicional.

Para Stewart, una buena selección para el almuerzo de los niños consistió en una tortilla y una ensalada mixta. Los huevos son ricos en colina, que el cuerpo a su vez utiliza para convertir en el neurotransmisor acetilcolina. Investigadores en la Universidad de Boston descubrieron que cuando a adultos jóvenes saludables, se le administraba la droga escopolamina, que bloquea los receptores de la acetilcolina en el cerebro, se reducía dramáticamente la habilidad que tenían para recordar palabras en pares. Bajo niveles de acetilcolina se asocian con la Enfermedad de Alzheimer, y algunos estudios sugieren que aumentando el consumo dietario de este elemento puede decelerar el proceso de la pérdida de memoria asociada con el envejecimiento normal.

Una ensalada llena de antioxidantes, incluyendo beta-caroteno y vitaminas C y E, también mejora el estado general del cerebro ayudándolo a eliminar radicales libres, nocivos. Dwight Tapp de UCI ha ofrecido la mejor evidencia de este dato interesantísimo para la población vetusta.

Los expertos nos aconsejan evitar los postres, usando buenos quesos y frutas en su lugar, ya que los quesos contienen el aminoácido tirosina, necesario para la producción de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina, entre otros. Estudios conducidos por el ejército norteamericano indican que la tirosina disminuye bajo el estrés y que aumentando su ingestión mejora la atención y la memoria.

Si, eres de esas personas que sufren de hambre en medio de la tarde, no padezcas. Asegúrate evitar junk food como golosinas procesadas, bizcochos, pasteles, galletitas y dulces. Todas contienen grasas hidrogenadas o trans-saturadas. Éstas, no sólo te apilan las libras, sino que están implicados en causar una montaña de trastornos psiquiátricos, desde la dislexia y la hiperactividad hasta el mismo autismo. Come en su lugar, frutas frescas, casabe y queso de buena calidad — ya sabes que el queso: mientras más duro en consistencia, es mejor para tu salud.

Las grasas

Parece ser que parte del daño está mediado por los triglicéridos, una sustancia relacionada al colesterol, que se encuentra en las grasas transaturadas. En animales alimentados con alta concentraciones de estas grasas, se evidenciaron serias pérdidas de memoria.

Por su parte, el cerebro está constituido por un 60% de grasas, así que si las transaturadas obstruyen el sistema, ¿cómo lo lubricamos? La evidencia está a favor de los omega-3 ácidos grasos, en particular el ácido docosahexanoico o DHA. Esto prueba que el pescado (¿recuerdas cuando te daban aceite de hígado de bacalao?), es la mejor comida para el cerebro. No sólo alimenta y lubrica el cerebro durante el proceso de su desarrollo, sino que también parece ser que DHA interfiere con la progresión de los estados de demencia.

Bacalao noruego…

Para terminar el día alimentando bien tu cerebro, consume un buen plato de fresas y bayas. Animales que consumen estas frutas han demostrado mejor coordinación, memoria y concentración que los que no tuvieron acceso a las mismas.

El "Efecto de Mozart"

La música puede mejorar el pensamiento. No, lo que no puede esperarse es que uno aumente el volumen de un CD y volverse un genio.

Hace unos quince años Frances Rauscher, un psicólogo en la Universidad de Wisconsin en Hoscos, y sus colegas se volvieran famosos con el descubrimiento de que escuchando a Mozart mejoraba el racionamiento matemático y espacial de algunas personas. Aún ratas corrieron laberintos más rápidamente después de escuchar melodías compuestas por Mozart.

No es, desafortunadamente, escuchar las composiciones del maestro lo que ocurre, sino que alguna música, mejora la labor del cerebro porque hace que alguien que la escucha se sienta mejor. Escuchar o leer una buena historia tiene el mismo efecto.

Madres buenas en acción

Pero, parece ser que, como variable, la música nos ofrece algo. Niños que recibieron lecciones de música en contraste de los que recibieran lecciones de drama o no lecciones de ninguna clase, rindieron mejor en tareas que requerían raciocinio y orientación espacial.

Es posible que las lecciones de música estimulen una gama de aptitudes mentales que requieren movimientos precisos de los dedos, además de escuchar por volumen, ritmo e intensidad, combinados con la dimensión emocional. Nadie, en este momento sabe la explicación por seguro. Pero, vale la pena hacer el esfuerzo.

Es necesario intercalar en este lugar, que estos fenómenos de aprendizaje a que nos referimos en los párrafos anteriores son muy familiares a quienes estudian las neurociencias con seriedad de propósito.

Alma y cuerpo

El ejercicio puede mejorar la mente y los músculos.

Para quienes odian los estudios, es un descubrimiento confortante saber que caminar tranquilamente media hora tres veces a la semana puede mejorar ciertas habilidades como son el aprender, la concentración y el pensamiento abstracto. Tales efectos son más aparentes en personas mayores. Lo que es más, cada extra milla que se camina semanalmente, mejora los beneficios derivados.

Pero el provecho no es exclusive de los viejos. Martha Balding de la Universidad de Chicago ha encontrado que niños jóvenes que hacen deportes tres ó cuatro veces a la semana tienen mejor resultados en pruebas académicas que los que no lo hacen.

Lo que, si se entiende la naturaleza de nuestro género, no es sorprendente…

El ejercicio incrementa la oxigenación de las células cerebrales, como asimismo estimula la producción de células nuevas y su crecimiento.

En conejillos de indias, al menos, los efectos de mejorar las células cerebrales son más definidos en el área del hipocampo, que está involucrada en la memoria y el aprendizaje. Esta es la misma región que se encuentra dañada por el aumento de la hormona cortisol cuando hay mucho estrés. Así que si estás tenso, da una corrida y hazle un favor a tu cerebro, a tu pareja o a ambos.

Pero, aún ejercicio suave, como es el yoga, puede proporcionar maravillas al cerebro. El año pasado, investigadores en la UCLA, reportaron en los efectos positivos en la relación emocional de una variedad de posiciones del yoga.

Ellos concluyen que, sin dudas, el yoga nos beneficia de modo impresionante.

Pero, lo que es más sorprendente, es que este efecto funciona de dos maneras. Lo mismo que el ejercicio físico puede ayudar el cerebro, el ejercicio mental puede ayudar el cuerpo. El año pasado, investigadores de la Cleveland Clinic Foundation en Ohio le pidieron a voluntarios que pasaran 15 minutos al día pensando en hacer flexiones con sus bíceps. Después de 12 semanas, sus brazos eran 13% más fuertes.

No traten lo mismo si se trata de los estudios, ya que no está comprobado que pasar quince ó más minutos al día pensando en estudiar garantiza buen aprendizaje o buenas notas.

Monjas corredoras

Si uno no desea que la senilidad interfiera con el proceso del envejecimiento, talvez buscando direcciones de las monjas podría ayudar.

El Convento de las Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora del Buen Consejo en Mankato, Minnesota, puede que sea un lugar extraño para conducir un experimento en la neurociencia del cerebro. Pero un estudio de sus habitantes cuyas edades fluctúan entre los 75 y los 107 años nos dice más acerca de cómo mantener el cerebro vivo y saludable que ningún otro estudio efectuado hasta ahora. El "Estudio de las Monjas" es una colaboración única entre 678 hermanas católicas reclutadas en 1991 y el experto en Alzheimer, David Snowdon en Lexington KY. (Véanse nuestros artículos al respecto).

Delgada…

La longevidad milagrosa de las monjas – el grupo alardea de tener siete centenarias y muchas otras camino de serlo – puede que sea en parte atribuible a la vida impecable que viven. Ellas no fuman, no beben, existen quedamente en vida comunitaria, son espirituales y comen escuetamente y con moderación. Sin embargo, pequeñas diferencias entre las monjas mismas pueden suministrarnos información acerca de las pistas a una vida más saludable en la vejez.

Algunas de las monjas han sufrido del mal de Alzheimer, pero han evadido sufrir de ninguna otra forma de senilidad. Entre ellas se halla la hermana Matías que permaneció alerta y vivaz desde que naciera en el 1894 hasta que muriera en su sueño a la edad de 104. Ella vivió feliz y productiva, tejiendo guantes para los pobres hasta el día de su muerte. Una autopsia de su cerebro demostró que no había signos de envejecimiento fuera de lo esperado. Lo que es más sorprendente para Snowdon es que un número de las monjas que no demostraran signos de senilidad en su vida, en las autopsias, exhibieron cambios anatómicos compatibles con la presencia de demencia pronunciada.

¿Cómo la hermana Matías y las otras engañaron el tiempo? Los métodos del estudio de Snowdon, que envuelven un aluvión de pruebas de agilidad mental y exámenes médicos minuciosos, han elucidado varios denominadores comunes. La ingestión adecuada de la vitamina folato es una. La habilidad verbal temprano en la vida es otra, como asimismo son tener emociones positivas por adelantado en el desarrollo. Actividades como resolver rompecabezas, crucigramas, tejiendo y haciendo ejercicios físicos contribuyeron hacia el envejecimiento sin achaques de las monjas. Sobre todo, la espiritualidad, y las actitudes positivas que de ésta emanan. Pero, diferencias individuales también cuentan.

Para evitar la demencia el mantenerse en óptima salud espiritual y corporal son esenciales.

Por supuesto que uno no tiene que unirse a un convento para gozar de buena salud. Pero, es obvio que, a algunos, puede ayudar en ese respecto.

Yo recomendaría algo similar a muchas pacientes cuyas vidas se limitan a la búsqueda incesante del placer. Mi entusiasmo se enfrió, una vez, cuando hice la sugerencia de modo jocoso a una joven conocida, quien a carcajadas respondió: "No, yo no me uniría a un convento, pero a un monasterio… lo haría sin titubeos…"

En resumen

No es un mito, lo que ingerimos es en buena parte responsable por nuestro destino y por la buena calidad de nuestras vidas.

Aprender más acerca de ello nos beneficia a todos.

Bibliografía

Se suministra por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

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