Adicción al ejercicio (II): La práctica obsesiva de ejercicio y la motivación errónea puede crear adicción (página 2)
Enviado por Felix Larocca
El ejercicio nos ayuda — pero no a rebajar…
Es preciso aquí destacar, que existe evidencia científica de la utilidad de la actividad física con vistas al tratamiento de la depresión clínica y la ansiedad. Esta eficacia para mejorar los estados de ánimo puede ser una de las razones que expliquen la existencia de una dependencia o adicción al deporte.
Por su parte, el doctor William Morgan, de la Universidad de Wisconsin, fue quien primero utilizara la palabra "adicción" para explicar la dedicación diaria y casi obsesiva de muchos ciudadanos estadounidenses a la práctica del 'jogging'.
Sus primeras publicaciones acerca de una supuesta dependencia física o adicción al ejercicio crearon una gran polémica en aquel país a comienzos de la década de los 80. No se debe olvidar que, en aquellos años, la población de EEUU asistía a una espectacular explosión del movimiento de carreras populares de maratón y el 'jogging' se había convertido en una auténtica fiebre que se extendía por toda la sociedad.
En opinión del doctor Morgan, algunos corredores de maratón pueden ser clasificados como auténticos adictos al ejercicio porque cumplen muchas de las condiciones requeridas para esta denominación. En cierto modo, la supresión de esta actividad les genera un síndrome de abstinencia similar al de la adicción a las drogas. Sí es cierto que en algunas personas el hecho de no salir a correr un día o faltar a su cita con el gimnasio puede llegar a crearles cuadros de irritabilidad, problemas de insomnio e incluso auténticos casos de depresión. Según el catedrático de Wisconsin, un adicto al ejercicio continúa entrenándose aunque esté lesionado e incapacitado ignorando los consejos de los especialistas en medicina deportiva — en caso de que se le recomiende — que disminuya su ritmo y la intensidad de su actividad física.
Pero no solo somos los seres humanos, las ratas también lo experimentan.
En 1984, año que vio la aparición de muchos de nuestros trabajos intelectuales acerca de las disorexias, John Stern y yo publicamos un artículo en el cual detallamos los resultados del ejercicio compulsivo en conejillos de indias.
Leamos…
Ciertos animales padecen síndrome de abstinencia de ejercicio físico
"Como si se tratara de adictos sin su droga, los ratones sin sus norias rodantes echan de menos aquello de lo que carecen, lo que indica, según un nuevo estudio, que los animales pueden desarrollar adicción al ejercicio físico.
"Así lo indican las conclusiones del trabajo dirigido por investigadores de University of Wisconsin-Madison, que ahora publica la última edición de la revista 'Behavioral Neuroscience'.
"El nuevo trabajo aporta evidencias de que el mismo circuito cerebral implicado en otros tipos de síndromes de abstinencia, tales como los del alimento, las drogas o el sexo, se activa en ratones a los que se les niega el acceso a su ruedecilla.
Los nuevos hallazgos refuerzan, pues, las teorías sobre la naturaleza adictiva del ejercicio en ciertos animales.
"Los investigadores han llegado a estas conclusiones estudiando los cambios en la actividad cerebral de dos grupos de roedores: uno de ratones típicos de laboratorio y otro de ratones que, tras 29 generaciones, han mostrado una especial afinidad por el ejercicio voluntario de rodar en su noria".
Un motivo detrás del ejercicio físico
Los especialistas indican que todos los ratones practican el caminar sobre la ruedecilla o noria típica de sus jaulas, por lo que se deduce que tienen una motivación para realizar este ejercicio.
De hecho, se ha visto que, cuando los animales son privados de este ejercicio se activan en su cerebro unas 16 de 25 áreas cerebrales. Los ratones que llevan varias generaciones practicando esta actividad parecen tener una predisposición genética que les permite recorrer distancias más largas, pero en caso de verse obligados a frenar el ejercicio, su síndrome de abstinencia provoca una mayor excitación neuronal, lo que se ha comprobado gracias a mediciones del gen Fos que se expresa en respuesta a dicha estimulación.
Como todos sabemos, el gen FOS ha encontrado expresión tanto en los roedores como en el ser humano. Sus implicaciones para nuestra especie aun son motivos de la especulación científica.
Pero prosigamos con nuestro artículo…
Como sucede en el caso de los indios Tarahumaras, algunos animales poseen tendencias innatas que, existiendo para todos, y de modo especial para ellos, debido a sus necesidades ecológicas, resultan ser más aumentadas en su expresión fenotípica. (Véase mi artículo acerca de nuestra visita con los indios tarahumaras de Chiapas).
Tomemos, de nuevo, al indio Pima. El mismo que ya hemos descrito tantas veces lado-a-lado con su coetáneo, el residente de las Islas Nauru, quienes poseyeran una adaptación genética para engordar que cuando se satisfizo en exceso se tornaría en obesidad letal.
Puede ser posible, que para algunas cepas de ratones, la adversidad consiste en la gordura, para ellos destructiva, y que para evitarla, el ejercicio "compulsivo" es un mandato genético ineluctable.
En resumen
El ejercicio, como ya hemos demostrado en artículos previos, puede matar cuando se practica de una manera irrefrenable.
¿Cómo se explica que una mujer madura, inteligente, graduada con honores en una universidad Ivy League, corra y corra, hasta ocasionarse la muerte?
Eso pasa y es algo de lo que hemos sido testigos en el pasado.
La única explicación aquí reside en la existencia de impulsos endógenos de naturalezas tan obscuras como poderosas.
Aun, en lo que al ejercicio respecta, hay que practicar la moderación y el buen juicio para evitar que se nos vaya de mano.
Bibliografía:
Larocca F. E. F. and Stern J: Eating Disorders in Missouri En: Missouri Medicine June 1984.
Bibliografía adicional se suministra por solicitud.
Nota: En una sección que sigue, hablaremos de los esteroides anabólicos, de los que también hemos dicho en una de las lecciones de la UD.
Dr. Félix E. F. Larocca
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