Desarrollo
Las mujeres de la Feria Pinto, así como muchas a lo largo de nuestro país, son en su mayoría, las únicas proveedoras de su hogar, con esfuerzo y esmero, en jornadas largas de trabajo que no terminan ni empiezan en la feria, sufren la pobreza, el prejuicio y sufren además el estigma de sus orígenes indígenas, excluidas de esta sociedad de mercado.
No se les reconoce su trabajo, en el escenario macroeconómico inserto en este modelo globalizador, son mujeres invisibles a los demás y a las estadísticas que se muestran, aún así, participan e inciden, en forma cotidiana, generando bienes y servicios sacados de la madre tierra, creando una cultura popular e incidiendo en la conformación espacial de la feria.
Practican la reciprocidad, demuestran que se puede trabajar en conjunto con otras mujeres, crear a pesar de sus diferencias, a través de relaciones de amistad, de confianzas que se establecen en el convivir diario de la feria, se ve reflejado en ayudas mutuas, con respeto entre ellas y sobre todo por quien es la de mayor edad, es considera como una persona de la cual se puede aprender muchas cosas, éste último punto es importante, considerando que en nuestra sociedad globalizada se ha perdido el respeto por los ancianos, son vistos más como un estorbo, que de alguien que ha vivido toda una vida, que tienen experiencias ricas en contenido, en historia, dueñas y dueños de una sabiduría que sólo la da el haber transitado por esta vida y que está en nosotros el poder recuperar esas historias, esos saberes, que no nos detengan nuestros prejuicios y pensamientos equivocados, hay que conocer, descubrir formas de vida que se van creando y recreando a diario en todos los rincones de nuestro país.
Volviendo a la reciprocidad entre las mujeres, tienen un profundo sentido de hermandad, que llevan a la practica a través de un dialogo respetuoso y amoroso, en donde se dan la oportunidad de crear y aprender formas de vida mas solidarias y humanas.
Están unidas por unos lazos invisibles, que nacen desde ellas, para la conformación de relaciones que perduran a través del tiempo, brindándose mutuamente ayudas en sus labores, solicitando favores cuando lo necesitan, como cuidar el puesto y la mercadería, la confianza juega un papel fundamental porque de otro modo no podría darse, además de intercambiar productos, que nos remontan a lo que se denomina trueque, tan utilizado en tiempos pasados, con el fin de obtener lo que necesitan.
Desde nuestro etnocentrismo las relegamos a un papel de espectadoras de la modernidad, no otorgándoles la oportunidad de una participación mas activa, que las haga sentirse participes de verdad, con mejores ingresos, con lugares apropiados en donde comercializar sus productos, en definitiva con mejores condiciones laborales, que a su vez las ayude a salir de la situación de pobreza en la cual se encuentran y junto con ellas, sus familias.
Se observa que en este mercado globalizador en donde no se les da la oportunidad a los pequeños productores, ni las herramientas ni el apoyo necesario, para vivir de forma digna, quedaría el pensar y repensar estas antiguas formas de convivir, como volver a ser mas humanizador el proceso de producción, en donde las personas no queden colgadas o porque no decirlo caídas de este modelo.
Reflexionando lo anterior, cobra importancia, por un lado, el modelo de desarrollo que asume el Estado que tiene que ver con una visión ideológica política de tras fondo que marca la conducción del país y a como este se va a desarrollar, buscando el mayor bienestar para la población, la pregunta que cabe hacerse es si el modelo elegido responde a conceptos tan importantes como equidad, solidaridad, igualdad de oportunidades, eficacia, eficiencia, igualdad en el plano político, social, económico y cultural, creo que la respuesta es de alguna forma sabida por algunos y sentida por muchos.
Y por otro lado, las políticas públicas que implementa para apaliar la pobreza en nuestro país, son , a mi parecer, equivocadas, son universales y focalizadas, como se pueden complementar bien estos dos conceptos que sea para todos los pobres, pero a su vez para unos grupos, a mi modo de entender hay que conocer la realidad a cabalidad de cada región, lo que se podría traducir en políticas sociales regionales, orientadas a las necesidades de ese lugar, una realidad no puede ser igual en todas partes, ni los problemas se sienten de igual forma en todos, se tiende a homogeneizar demasiado, perdiendo de vista la heterogeneidad, tanto de la cultura del lugar, de las personas, del suelo, de clima en donde habitan, de las necesidades sentidas.
No hay que olvidar, que el perfil de una mujer y un hombre son el resultado de un contexto cultural y un concepto de nación, es un proceso complejo que incorpora factores sociales, económicos, demográficos, políticos, ambientales y culturales, en el cual participan de manera activa y comprometida los diferentes actores sociales.
Como futuras trabajadoras sociales estamos obligadas a conocer la realidad y a acompañar a las personas, otorgándoles las herramientas para que puedan salir adelante. Como profesionales, no sólo nos formamos en las aulas, sino en las calles, en las poblaciones, en los lugares más apartados, ya que son fuente de conocimiento, somos responsables en la construcción de países mejores. Marca un problema ético, no como el deber ser o puede ser, sino lo que deseo ser con lo que tengo, ser lo mejor posible a partir del aquí y el ahora.
Se tiene que querer vocación de querer, más allá de los ámbitos estrictamente sociales. El objeto es la sociedad, no reducido a la cuestión social, sino el reto es convertirlo en trabajo societal, en comunidades integrales, organizadas; los Estados ya no de bienestar, sino que tiene que ajustarse a un nuevo concepto más integral.
Las capacidades que se le exigen a un trabajador social en estos cambios, no tienen una respuesta definitiva, pero si la innovación de capacidades tiene que ser una discusión académica. Tenemos, necesariamente que cambiar, salir de las universidades a un encuentro entre el saber de la ciencia y los saberes populares, empoderar a los pueblos desde ellos, con mayor autonomía en donde las políticas sociales no son sólo un papel del Estado, sino también de las personas, ojala organizadas.
En este contexto de liberalización de los mercados, hay que darle espacios a estos grupos vulnerables, de mujeres, que son el soporte familiar, incluirlas en espacios donde se puedan desarrollar de mejor manera, en donde su trabajo sea visible y valorado por toda la sociedad, en donde no sea motivo de vergüenza ser mujer, indígena y pobre, si no todo lo contrario, motivo de orgullo y significados que sólo sus orígenes pueden entregar a esta sociedad tan individualista y egoísta, ya que ellas nos enseñan formas mas humanas de relaciones.
BIBLIOGRAFÍA
Conferencia "Rol del Trabajador Social en una sociedad globalizada: desafío ético político del quehacer profesional" por el Sr. Cesar Barrantes.
Davinson, Guillermo y Lucy Ketterer
Culturas de Mercado, rutinas de vida. Temuco: Ediciones
Universidad La Frontera.
Materia de la asignatura "Políticas Sociales".
Susy Aguilera Valdés
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