Caracterización de Servicios de Salud a pacientes con Infarto del Miocardio
Enviado por Dr.Arnaldo Rodriguez
- Resumen
- Introducción
- Capítulo teórico
- Capítulo metodológico
- Resultados y discusión
- Conclusiones
- Referencias bibliográficas
- Anexos
Resumen
El Infarto Agudo del Miocardio (IMA) es la principal causa de muerte en el mundo y Cuba no es la excepción, y así tenemos que en el año 2006 se registró una tasa de mortalidad de 63,65 x 100000 habitantes, en nuestra provincia fue de 68,9 x 100000 habitantes y Placetas registró 58,67 x 100000 habitantes y específicamente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) la letalidad supera el 15%, constituyendo una problemática de salud importante.
Se realizó una investigación en Sistema y Servicios de Salud con un diseño observacional, descriptivo, transversal y retrospectivo con el objetivo de caracterizar el comportamiento de los servicios de salud a los pacientes con Infarto Agudo Miocárdico, en el período comprendido desde el 1ro de septiembre del 2005 hasta el 31 de mayo del 2007. Se estudiaron todos los casos identificados con diagnóstico de Infarto Agudo Miocárdico, se confeccionó, modelo de recolección de datos para documentar acciones médicas a estos pacientes, instrumento para medir conocimientos de los médicos relacionados con esta dolencia, guía de entrevista a pacientes y familiares para conocer satisfacción con los servicios recibidos.
Se arribó a las conclusiones siguientes, mayor incidencia de infartos cardiacos en el sexo masculino y mayores de 60 años, las arritmias malignas y el shock cardiogénico constituyeron las complicaciones más frecuentes, y unido a la rotura cardiaca fueron responsables del mayor número de fallecimientos, la trombolisis no constituyó un proceder realizado a la totalidad de los infartos con criterio para su aplicación, el nivel de conocimiento profesional y la satisfacción con la atención recibida fue muy buena.
Las enfermedades cardiovasculares seguirán siendo, en las próximas décadas, el motivo más frecuente de muerte e incapacidad en los países industrializados. De ellas, el Síndrome Coronario Agudo (SCA) y, en concreto, el Infarto Agudo del Miocardio (IMA), es la principal causa de muerte en pacientes hospitalizados y representa una carga asistencial considerable.
En España, el IMA tiene una letalidad de un 50 % a los 28 días, y las previsiones para la próxima década son de un probable aumento de su incidencia, alrededor del 10%( 1,, 2 ). Desde finales de 1960, a raíz de la creación de las Unidades de Cuidados Coronarios, por Desmond Julián, la mortalidad informada en sujetos con este padecimiento ha disminuido.
Esta reducción de la mortalidad en la fase aguda se ha reconocido y, sin dudas, se debe a gran variedad de factores, entre ellos un diagnóstico más temprano, detección de infartos más pequeños, tratamiento más precoz y enérgico, terapéutica de reperfusión, delineación más precisa del riesgo después del infarto, así como tratamiento más enérgico de la insuficiencia cardiaca y las complicaciones mecánicas post-infarto, lo que también ha traído consigo, paradójicamente, un incremento en la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares, sobre todo de casos crónicos, debido al envejecimiento de la población. (3, 4 )
Según información epidemiológica, la patología cardiovascular es en gran parte atribuible a factores de riesgos controlables con modificaciones de los hábitos de vida y/o con la administración prolongada de tratamiento farmacológico (5, 6).
Estos factores de riesgos que determinan la progresión del proceso ateroesclerótico y sus manifestaciones clínicas, se identificaron a partir de la década de los cincuenta mediante numerosos estudios epidemiológicos.
El estudio Framingham, realizado en 1940 y que constituye la primera investigación epidemiológica longitudinal y prospectiva que analizó los factores de riesgos coronarios, identificó, además de la edad y el sexo, el tabaquismo, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la diabetes mellitus como los principales factores de riesgos. Éste y otros ensayos epidemiológicos mostraron las diferencias de mortalidad por enfermedad cardiovascular entre diferentes ciudades de distintos países y puso de manifiesto la asociación de la incidencia de enfermedad coronaria con los niveles de colesterol plasmático.
En este sentido, el control de los valores plasmáticos de lípidos ha sido reconocido como objetivo prioritario por las distintas recomendaciones publicadas por grupos de expertos. (7 – 11)
El tratamiento del infarto del miocardio ha evolucionado de modo considerable en el transcurso de los decenios y su manejo está sujeto a una notable variabilidad entre países, e incluso entre hospitales, lo que refleja, por una parte, el retraso en la aplicación de los ensayos clínicos y, por otra, desigualdades en la disponibilidad de determinadas tecnologías, como los laboratorios de hemodinamia o la cirugía coronaria.
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