Indice1. El clima de los dinosaurios 2. Dinosaurios del polo sur 3. Dinosaurios del polo norte 4. Dinosaurios Del Desierto 5. Dinosaurios De La Montaña 6. Dinosaurios Del Pantano 7. Dinosaurios Del Bosque
1. El clima de los dinosaurios
Los dinosaurios tuvieron que adaptarse a días de sol abrasador y noches de gélida oscuridad. También se producían continuas erupciones volcánicas, violentas tormentas y riadas repentinas. ¿Por qué cambió tanto el clima durante la Era de los Dinosaurios? Una razón es que cuando aparecieron los primeros dinosaurios, todos los continentes estaban unidos. Eso significa que había vastas regiones interiores adonde no llegaban los vientos del océano, cargados de lluvia, y por eso el clima era más seco. Pero cuando los continentes empezaron a separarse, el clima cambió progresivamente. En el período Jurásico, grandes porciones de tierra quedaron cubiertas de mares poco profundos, y los vientos procedentes del mar llevaron la lluvia a zonas que hasta entonces eran desiertos. En el Cretácico, los continentes se parecían mucho a los actuales. ¿Cómo lograron sobrevivir los dinosaurios en los desiertos del Triásico? El primitivo dinosaurio herbívoro Lesothosaurus posiblemente entraba en un estado de sueño o estivación durante las sequías. Algunos dinosaurios del desierto quizá estuvieran recubiertos por unas púas especiales como algunos lagartos espinosos del desierto australiano. Estas espinas retienen el rocío que baja por unas ranuras hacia la boca del animal. En el período Jurásico llovía mucho más. Una tormenta tropical era probablemente tan peligrosa para los animales como en la actualidad. Las aves y los insectos de nuestros días no pueden volar entre las pesadas gotas de lluvia, pero los reptiles, como los cocodrilos, los caimanes y las tortugas, están mucho mejor adaptados. Los dinosaurios probablemente se comportaban de un modo parecido a estos reptiles. La Tierra era más fría y seca en el Cretácico. Las selvas se aclararon y aparecieron llanuras despejadas con helechos y equisetos. Los saurópodos de largo cuello fueron sustituidos por dinosaurios herbívoros que se alimentaban de plantas más bajas. Estas llanuras podían quedar inundadas repentinamente después de una tormenta. Cuando se declaraba un incendio en los bosques prehistóricos, sin duda perecerían grandes grupos de dinosaurios. Un rayo o una lluvia de chispas de un volcán podían iniciar el fuego. Las llamas desencadenarían el pánico inmediatamente entre los animales, igual que en las selvas actuales actuando se incendian, y muchos dinosaurios morirían aplastados intentando escapar. El fin de la Era de los Dinosaurios fue una época de gran actividad volcánica. La lava o roca líquida que emergía de los volcanes lo destruía todo a su paso, y una nube de gases venenosos se elevaba en el aire, llevando consigo la muerte y la destrucción. Un yacimiento de fósiles encontrado en una región volcánica de América del Norte contenía una enorme manada de Hypacrosaurus que quizá murieron a la vez durante una erupción gigantesca. Un cambio radical en el clima del planeta pudo causar la extinción de los dinosaurios. Las pruebas fósiles indican la posibilidad de que la Tierra recibiera el impacto de un inmenso meteorito, o quizá se produjo una cadena de erupciones volcánicas. Ambas catástrofes habrían provocado la formación de grandes nubes de polvo en la atmósfera, capaces de ocultar el sol. Los dinosaurios posiblemente murieron de frío.
¿Te imaginas a un animal viviendo dentro de un congelador? Ése es el frío que hace en el Polo Sur, en la gran masa terrestre de la Antártida. Casi ningún animal o planta puede sobrevivir hoy en el Polo Sur, pero hace 140 millones de años los dinosaurios quizá caminaran por el mismísimo Polo, donde hoy no hay más que nieve y hielo. Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra, los continentes no estaban distribuidos como hoy. Antes de la Era de los Dinosaurios todos los continentes formaban parte de un supercontinente llamado Pangea. Hacia el final del Triásico, esta masa terrestre empezó a dividirse, y sus fragmentos se desplazaron lentamente hacia sus posiciones actuales. Durante un tiempo, la enorme masa terrestre de la Antártida estaba próxima a la costa este de África y unida a Australia. En el mapamundi, Australia estaba más al Sur que hoy, y la Antártida más al norte. No padecía el frío clima del Polo Sur, la base del mundo. El clima era entonces, por lo general, más cálido en todo el mundo. Enormes zonas de mar abierto rodeaban la tierra firme, distribuyendo el calor del sol. Así, en la época de los dinosaurios la Antártida no estaba cubierta de hielo y nieve de cientos de metros de grosor. Allí se han encontrado fósiles semejantes a los del sur de Australia, que entonces era su vecina. Eso demuestra que allí prosperaban numerosos árboles, plantas y animales. Era lo bastante cálido, incluso, para animales como los dinosaurios. Hacia finales de la década de 1.980 se habían descubierto fósiles en todos los continentes excepto en la Antártida. Los expertos llevan mucho tiempo esperando descubrir algunos también allí, pero la búsqueda es muy difícil entre la nieve y el hielo, donde el terreno está congelado. En 1.989 llegó la recompensa. Jerry Hocker, del Museo de Historia Natural de Londres, trabajaba con el servicio topográfico británico para la Antártida cuando descubrió parte de un esqueleto fosilizado. En el Cretácico, el invierno antártico no era tan crudo como hoy, pero seguía siendo bastante frío, con temperaturas gélidas y noches invernales. Quizá el dinosaurio emigraba hacia un lugar más cálido para encontrar comida, como hacen los animales actuales, o acaso estaba hibernando. Cuando hace mucho frío y hay poco alimento en las proximidades, muchos animales actuales hibernan. La búsqueda de fósiles prosigue en la Antártida. También se han realizado grandes descubrimientos en el extremo sudeste de Australia, cerca de Melbourne, en un lugar llamado Dinosaur Cove. Hace 100 millones de años las antiguadas rocas de allí estaban unidas a la Antártida por un valle, de modo que es casi lo mismo que buscar dinosaurios en la Antártida pero mucho más fácil porque hace más calor. En la Era de los Dinosaurios, Dinosaur Cove estaba casi en el círculo polar Antártico. En primavera, el hilo y la nieva se derretían y arrastraban hacia los valles los restos de animales que quedaban enterrados, y se convertían en fósiles. Los expertos de las universidades australianas han encontrado más de 150 tipos de fósiles diferentes. Creen que la temperatura media quizá alcanzara los 10 ºC. Los fósiles muestran que muchas plantas vivieron allí y probablemente también en la Antártida, apenas un valle de distancia. Los troncos de los árboles conservados muestran anillos de crecimiento que prueban que el clima era lo bastante cálido para que crecieran durante parte del año. En la estación cálida, el paisaje era verde y exuberante, con plantas como helechos, ginkgos, cicadáceas y algunas flores. Entre las plantas vivían muchas especies de insectos y reptiles. Las aves y los pterosaurios cruzaban los cielos. Los plesiosaurios, los anfibios, las torturas y los peces poblaban los ríos y largos. ¿Y qué hay de los dinosaurios? Pequeños herbívoros parecidos al bípedo Hypsilophodon y los dinosaurios con cuernos se alimentaban de platas. Los ágiles dinosaurios avestruz atrapaban insectos y pequeños animales. Todos ellos eran presa de los grandes dinosaurios carnívoros parecidos al Allosaurus y al Megalosaurus. Los fósiles muestran que estos animales y plantas sobrevivían al frío y la oscuridad durante semanas. Sin luz las plantas no crecen, y la mayoría de los animales probablemente se quedaban inactivos, ya que había poco alimento para ellos. Quizá pasaban el invierno durmiendo en cuevas. Un hallazgo poco corriente muestra que algunos dinosaurios podían ver en la oscuridad. Se trata del cerebro fósil de un pequeño dinosaurio bípedo. Este cerebro tiene grandes lóbulos ópticos que son las áreas encargadas de la visión. Este dinosaurio herbívoro llamado Leaellynasaura quizá usaba su aguda vista para buscar alimento en los oscuros días de invierno. Probablemente comía hojas caídas o raíces de plantas. Acaso la grasa que almacenaba en su cuerpo durante el verano le ayudaba a sobrevivir. Estos fósiles son muy recientes. Los expertos aún no han decidido qué aspecto tenían estos dinosaurios.
En un mapa o en una esfera terrestre, el Ártico se representa como una zona blanca con el Polo Norte en el centro. Pero no es tierra firme, sino un inmenso casquete de 5-10 metros de espesor que flota en el océano Ártico. En el Polo Norte no hay tierra firme, al contrario que en el Polo Sur. La Tierra gira alrededor del Sol un poco inclinada, lo que significa que el Ártico queda más alejado del Sol en invierno, y recibe muy escasa luz del día durante muchas semanas. En esta época, el Ártico es un lugar de frío intenso, con vientos glaciales y una noche interminable. Sobre el océano casi congelado flotan los icebergs y el hielo compacto. ¿Cómo podían vivir allí los dinosaurios o cualquier otro ser? Los dinosaurios vivieron en las tierras que rodean al Ártico. Incluían herbívoros como el Parasaurolophus, carnívoros parecidos al Tyrannosaurus y al Troodon, y muchos otros animales y plantas. En el Ártico hay un poco de tierra firme. El norte de Europa, Alaska, Canadá, Groenlandia, Islandia y la Federación Rusa se internan en el círculo Polar Ártico. Durante la Era de los Dinosaurios, estas tierras no tenían la forma actual. Durante millones de años se han desplazado por el planeta. Cuando aparecieron los primeros dinosaurios, toda Norteamérica estaba mucho más al Sur, lejos del Círculo Ártico. En tiempos de los dinosaurios, el clima del mundo era, en general, más cálido. En el Polo Norte no había una inmensa capa de hielo, pero la Tierra giraba alrededor del Sol con la misma inclinación que hoy en día. Por eso, en el extremo Norte había semanas de oscuridad invernal y el clima era, probablemente, casi gracias. Los científicos han encontrado fósiles de dinosaurios en la Norteamérica central, pero no sabían hasta qué latitud al Norte llegarían los restos de dinosaurios. Estos animales habrían tenido dificultades para soportar las bajas temperaturas y las largas semanas de oscuridad. En 1.985, Bill Clemens y su equipo de la universidad de California fueron de expedición a Alaska. Excavaron buscando fósiles en la costa Norte, cerca del río Coleville. Tuvieron suerte y encontraron restos de dinosaurios. Pertenecían a los hadrosaurios con pico de pato Parasaurolophus y Edmontosaurus, y estaban encajados en rocas. La expedición de Bill Clemens encontró también dientes fósiles de dinosaurios carnívoros, parecidos al Tyrannosaurus y al Troodon. Finalmente se habían descubierto dinosaurios árticos, pero los hallazgos plantearon nuevas preguntas. ¿Podían vivir allí los dinosaurios todo el año o migran de Norte a Sur y viceversa cada año? En Alaska se han encontrado muchos animales y plantas fósiles de la Era de los Dinosaurios. Las plantas eran las mismas que se encuentran hoy en el norte de Europa. Esta rica vegetación suponía un festín para los dinosaurios herbívoros durante el verano. Pero las plantas como las cicadáceas eran casi todas caducifolias. Perdían las hojas durante el largo y oscuro invierno y dejaban de crecer. Sin plantas verdes habría habido poco alimento para los dinosaurios y otros animales. Entonces, ¿qué hacían ellos en invierno? Allí se han encontrado fósiles de Parasaurolophus, tanto de adultos como de crías. Algunos científicos creen que pasaban toda su vida en la región ártica. Lo sugieren los fósiles de dinosaurios más jóvenes, demasiado pequeños para ir muy lejos andando. Quizá sobrevivían en invierno permaneciendo fríos e inactivos en una especie de hibernación o sueño invernal, como muchos lagartos, serpientes y otros reptiles de hoy en día. Otros dinosaurios habían intentado ir hacia el Sur durante el invierno, alimentándose de raíces y tallos de plantas. Cuando la temperatura desciende y escasea el alimento, algunos mamíferos como los lirones se sumergen en un profundo sueño invernal llamado hibernación. Su cuerpo se enfría y su respiración y el latido del corazón se vuelve muy lento. Los reptiles también se vuelven más lentos en el frío invierno, cuando sus cuerpos están demasiado fríos para moverse con rapidez. Si el frío es excesivo, estos animales no pueden moverse en absoluto. Otros científicos creen que los dinosaurios podían sobrevivir a un largo y frío invierno, por lo que deberían efectuar largas migraciones anuales. Migración es un viaje a larga distancia. Los animales migran para encontrar mejor alimento o mejores lugares para sus crías, o para evitar las condiciones adversas. Muchas migraciones son viajes estacionales regulares. Los animales migratorios actuales incluyen al alce, al caribú, los ciervos, mariposas entre los terrestres; las ballenas y las focas, entre los marinos; y los gansos y muchas otras aves, entre los voladores. Todos éstos van al Norte en verano y pasan esta breve época alimentándose. En otoño vuelven hacia el Sur para evitar los oscuros y fríos meses de invierno. Los huesos fósiles y las huellas de otros lugares indican que los hadrosaurios como el Parasaurolophus o el Edmontosaurus probablemente vivían en rebaños. Los primeros encontrarían la seguridad en su gran número durante los prolongados viajes. Quizá lo hacían lo mismo que los caribús actuales; viajar hacia el Norte en primavera, alimentarse de las plantas árticas en verano y regresar hacia el Sur en otoño. Los dinosaurios tiranosáuridos los habrían seguido como los lobos siguen a los caribús, sorprendiendo a los extraviados, los enfermos, los más jóvenes y también a los más viejos. Los animales migratorios tienen más oportunidades de sobrevivir si se mantienen en contacto. Los Parasaurolophus usaban sus crestas huecas para llamarse unos a otros.
¿Cómo se explica que se encuentren juntos fósiles de dinosaurios jóvenes y adultos? Los jóvenes quizá salían del huevo en el Norte, se alimentaban de plantas veraniegas y crecían lo suficiente como para emigrar hacia el Sur, o quizá salían ya del huevo en el Sur, donde el clima era más cálido. En Alaska no se han encontrado nidos de dinosaurios. Nuevos descubrimientos pueden solucionar los misterios de los dinosaurios árticos.
En casi todos los desiertos secos crecen algunas plantas, como cactos, y hay animales que las comen. Las rocas y los fósiles muestran que en la Tierra hubo desiertos durante la Era de los Dinosaurios, y algunos de éstos consiguieron vivir en ese medio. En la época de los primeros dinosaurios, el Triásico, se formaron capas de roca arenisca. Ésta se compone de granos de arena arrastrados por el viento del desierto. Los granos quedaron enterrados y se convirtieron en rocas. En estas rocas se han descubierto dinosaurios. En algunos desiertos puede hacer mucho frío. Un desierto es un lugar muy seco, con 100 milímetros de lluvia o menos al año. Puede ser cálido como el Valle de la Muerte de California, donde las temperaturas superan los 50 ºC, la mitad del punto de ebullición del agua, o fríos como partes de la Antártida, donde el agua cae principalmente en forma de nieve. Muchos desiertos pueden ser tórridos de día pero helados por la noche. Hoy en día viven en los desiertos muchos reptiles, incluida la serpiente de cascabel, que se desliza sobre la cliente arena ofreciendo la mínima superficie posible. El lagarto de cuello hinchado vive en las zonas secas de Australia. Al principio de la década de 1.920, una expedición de buscadores de fósiles realizó asombrosos descubrimientos en las rojas rocas areniscas del desierto de Gobi, en Mongolia. Encontraron docenas de esqueletos de Protoceratops, un pequeño dinosaurio con cuernos, de hace 80 millones de años. Había individuos de todos los tamaños, desde crías hasta adultos, y nidos fosilizados. El Protoceratops probablemente excava zanjas poco profundas y podía los huevos sobre la arena. Quizá vigilaba los nidos hasta que las crías salían del huevo, porque los desiertos son lugares ideales para los ladrones de huevos. Los reptiles son animales comunes en los desiertos de hoy. Los lagartos y las serpientes toman el sol para calentar su cuerpo y poder moverse rápidamente. Su piel escamosa conserva la humedad corporal y su orina es densa, pastosa. Esto significa que no necesita beber mucha agua para sobrevivir. Los huevos de reptil tienen la cáscara impermeable para no deshidratarse. Los dinosaurios eran reptiles y se habrían apartado a la vida del desierto de la misma manera que los reptiles actuales. Los mamíferos, por otra parte, jadean, sudan y producen orina líquida, por lo que necesitan más agua. Durante el período Triásico tanto los dinosaurios como los mamíferos empezaban a multiplicarse, pero el supercontinente Pangea era cálido y seco en su centro. El hecho de que los reptiles estuvieran bien adaptados a la vida en tales lugares quizá haya sido una de las razones por las que los dinosaurios dominaron entonces la tierra y los mamíferos no. En los desiertos se forman bien los fósiles. Si un animal muere en un lugar húmedo su cuerpo pronto es devorado por los carroñeros y se descompone con la humedad. En un desierto puede quedar cubierto rápidamente por la arena que arrastra el viento, y es más probable que se conserve. El calor y la sequedad pueden, incluso, momificar el cuerpo de manera que algunas partes blandas se conviertan en fósiles. En el desierto hay poco suelo orgánico, poblado por escasos árboles y plantas. Las rocas desnudas están muy calientes de día y frías de noche, lo que determina su agrietamiento y disgregación. EL viento y las tormentas repentinas arrastran y desgastan los fragmentos de roca en pequeñas partículas de arena. Esto significa que continuamente quedan expuestas nuevas rocas y nuevos fósiles. Muchas zonas secas, como las erosionadas tierras occidentales de Norteamérica y el desierto de Gobi, en Mongolia, son lugares excelentes para los buscadores de fósiles. Algunos dinosaurios quizá encontraron formas de sobrevivir bajo el tórrido sol del desierto. El Ouranosaurus medía 7 metros de longitud y sus fósiles se encuentran en las rocas cretácicas de África, probablemente un desierto en aquella época. Este dinosaurio tenía una larga vela de piel a lo largo de su lomo. Quizá usara su vela para controlar la temperatura del cuerpo. Tras una fría noche se expondría al sol y absorbería el calor con la gran extensión de su vela. Así se calentaría rápidamente y estaría preparado enseguida para la acción. Si se calentaba demasiado podía colocarse en un lugar sombreado y extender la vela a la brisa para refrescarse. El Spinosaurus vivió aproximadamente en la misma época, hace 100 millones de años. Este gran carnívoro también tenía una vela de casi 2 metros de alto que, como el Ouranosaurus, la usaría para calentarse rápidamente tras el frío de la noche. Casi todos los animales del desierto evitan el calor enterrándose en el suelo o tumbándose a la sombra de las rocas. Algunos tienen grandes orejas, como el fénec actual, que actúan como la vela de estos dos dinosaurios y sirven para librarse del exceso de calor del cuerpo. Otros, cuando tienen que sobrevivir a una temporada muy seca, se entierran profundamente y permanecen inactivos durante semanas e incluso meses, hasta que termina el período seco y que llegue una de las raras tormentas del desierto y se vuelven activos de repente, y vuelven a su modo de vida habitual. Soportar así los períodos secos se llama estivación. Se parece a la hibernación, cuando los animales duermen durante una época fría. Muchos animales actuales recurren a este proceso, la estivación; las lombrices, que se entierran profundamente en el suelo, los caracoles, que sellan la entrada de su caparazón, etc. El Lesothosaurus era un minúsculo dinosaurio bípedo que vivió en África hace 195 millones de años. Se han encontrado juntos los fósiles de varios ejemplares en las areniscas rocas de Red Beds, en Sudáfrica, que era probablemente un desierto. Tenía minúsculos dientes para desgarrar hojas. Algunas de las mandíbulas de los fósiles tenían afilados dientes nuevos. Cerca había dientes muy gastados. ¿Por qué? Algunos científicos creen que este dinosaurio dormía o estibaba durante la larga estación seca. En este tiempo quizá se le caían los dientes antiguos y le crecían otros nuevos, preparándose para aprovecharse de las plantas nuevas. Por algún accidente, un grupo de ellos en estivación se quedó enterrado y se conservó.
Las tierras altas son excelentes lugares excelentes para observar el paisaje. Si asciendes desde los valles y llanuras hasta las laderas de los montes, verás que el paisaje se extiende a gran distancia bajo tus pies. Más arriba, en las montañas propiamente dichas, la tierra se ve como un mapa a tamaño natural. En general, hoy hace demasiado frío para que los reptiles vivan en las tierras altas, pero millones de años atrás el mundo era más cálido, por lo que algunos dinosaurios quizá vivieran en esas regiones. O quizá subían allí en verano, como las ágiles gamuzas actuales. Las rocas que contienen fósiles del Anchisaurus, un prosaurópodo, sugieren que este dinosaurio era un morador de las tierras altas. Se trata de un precursor de los saurópodos que vivió a principios del Jurásico en América del Norte. En Sudáfrica se han encontrado parientes cercanos suyos. Estas zonas están separadas hoy por un ancho océano, pero en aquella época todos los continentes estaban unidos. El Anchisaurus medía unos 2 metros de longitud. Tenía el cuello y la cola muy largos, caminaba principalmente sobre las patas traseras y sujetaba la comida con las delanteras. Probablemente era herbívoro, porque tenía dientes sin filo, el estómago muy grande y los intestinos muy largos, necesarios para digerir las plantas duras que crecían en las tierras altas y secas. Los animales de tierras altas no se quedan quietos admirando el paisaje. Están demasiado ocupados intentando sobrevivir. Las tierras altas son frías, y cuanto más se sube, más desciende la temperatura; incluso unos pocos cientos de metros suponen una notable diferencia. Con frecuencia las tierras altas son rocosas y carecen de vegetación. Cuanto más empinadas son las laderas, más deprisa descienden por ellas la lluvia y la nieve del deshielo, y el agua arrastra la tierra dejando la roca desnuda. La ventaja es que hay pocos competidores y pocos depredadores. En las tierras altas de roca caliza, en barrancos y cuevas del sudoeste de Inglaterra, se encontraron fósiles de Thecodontosaurus, otro dinosaurio primitivo antecesor de los saurópodos. Era pequeño, de cuello corto, quizá vivía dentro y alrededor de las cuevas. Su alimento consistía en las escasas plantas de la zona, y las cuevas lo protegían del cálido sol del mediodía y de las noches frías. Suponer cómo vivían y morían los dinosaurios estudiando los fósiles y rocas puede ser engañoso. Por ejemplo, los animales que se encuentran enterrados en un lugar quizá vivían muy lejos. Cuando murieron, los ríos desbordados durante la estación lluviosa arrastraron los cuerpos a largas distancias hasta los pantanos. Muchos dinosaurios que se creía habitaban las tierras bajas quizá vivieron realmente en tierras altas. En 1.881, el buscador de fósiles David Baldwin encontró algunos fragmentos de fósiles de dinosaurio en un lugar llamado Ghost Ranch, en Nuevo México, EE.UU. A partir de estos restos, el experto en dinosaurios Edward Cope dio nombre a uno de los primerísimos dinosaurios, el Coelophysis. En 1.947, otra expedición encontró en Ghost Ranch un fantástico cementerio de dinosaurios donde había quedado un rebaño de estos dinosaurios. ¿Por qué había tantos fósiles juntos? Quizá este veloz dinosaurio bípedo cazaba en rebaños. Las pruebas sugieren que vivían en bosques de tierras altas, acaso cerca de los ríos. Una tormenta repentina pudo inundar la zona y arrastrar sus cuerpos corriente abajo hasta una orilla, donde encallaron y se fosilizaron. Las tierras altas secas no son lugares ideales para que se formen fósiles. En estos parajes desnudos, los animales muertos son devorados con rapidez por los carroñeros, mucho antes de que sus restos puedan fosilizarse. Cuando sólo se encuentran unos fósiles de dinosaurios incompletos, puede deberse a dos razones; que el dinosaurio era realmente raro, o que vivía en lugares como las tierras altas, donde hay pocas posibilidades de fosilizarse. El Arrhinoceratops era un dinosaurio con cuernos, de la familia de los ceratópsidos. Medía unos 6 metros de longitud, y tenía una placa ósea en el cuello y tres cuernos en la cara. Vivió a finales del Cretácico, hace 75 millones de años, en lo que hoy es Utah, EE.UU. Sus huesos no son tan corrientes como los fósiles de sus primos con cuernos, pero este dinosaurio quizá fuera tan frecuente como sus parientes. Sus huesos no se han conservado porque vivía en tierras altas, donde raramente se fosilizan los restos. En las tierras actuales, las cabras montesas y carneros machos se embisten hacia chocar sus cuernos y cabezas. Actúan así para decidir quién es el más fuerte y puede aparearse con las hembras. Los cuernos y el cráneo de estos animales son gruesos y resistentes para absorber el impacto de los duelos a cabezazos. El cráneo de los paquicefalosaurios era parecido y tenía una gruesa cúpula en la parte superior, a modo de casco protector. El Stegoceras, un paquicefalosáurido que vivió hace 80 millones de años, medía 2 metros de longitud. Era herbívoro y bípedo. Imagínate un pequeño rebaño que vivían entre riscos y acantilados y que se pelaban a cabezazos parra demostrar quién era el jefe y quién conseguía aparearse.
6. Dinosaurios Del Pantano
Para los humanos, las tierras húmedas, como ciénagas, marismas, pantanos y las orillas de ríos y lagos resultan muy incómodas. Nos hundimos en el barro, nos mojamos y tenemos frío. Además, nos pican numerosos insectos. Un lugar seco y cálido es mucho mejor para nosotros. Pero para muchos animales, las tierras húmedas son lugares fabulosos. En efecto, los herbívoros encuentran en ellas abundancia de cañaverales, juncos y otras plantas. Los carnívoros, por su parte, hallan a su disposición grandes cantidades de pequeños animales; insectos, lombrices, peces y ranas. Además, hay mucha agua para beber. Los reptiles sienten especial preferencia por las tierras húmedas. Muchos dinosaurios vivían en pantanos, ríos y otras tierras húmedas. Los sabemos porque junto a los huesos se han conservado los fósiles de peces y plantas de dichas zonas. Al principio de la Era de los Dinosaurios, predominaba el clima cálido y seco, y había pocas marismas, pero durante el Jurásico llovió mucho más. Aparecieron pantanos, marismas y grandes ríos serpenteantes. Era un paraíso tropical húmedo para algunos de los dinosaurios más famosos. El aire ayuda a la formación de huellas fósiles. Los dinosaurios y otros animales caminaban sobre la arena o el barro y dejaban huellas expuestas al aire libre. Las pisadas se secaban con el calor y más tarde se rellenaban de fino lodo, que quedaba enterrado y con el tiempo se convertía en roca. Así se conservan las pisadas. Las huellas nos indican cómo se desplazaban estos reptiles, si vivían en grupo y cómo cazaban. Hace unos 150 millones de años, un gran saurópodo dejó un claro rastro de huellas sobre las arenosas llanuras de lo que hoy es Texas. Cada pisada medía 1 metro de ancho, el diámetro de un bombo de batería. Las huellas se secaron, se cubrieron de barro y con el tiempo se convirtieron en fósiles. Los científicos han mediado el tamaño y la profundidad de las huellas y la distancia entre ellas. Estos datos demuestran cómo caminaban estos grandes animales. La mayoría de los saurópodos avanzaban a unos 5 kilómetros por hora, más o menos como las personas. En varios yacimientos de fósiles hay rastros de huellas paralelas de saurópodos estampadas sobre el blando suelo cenagoso. Probablemente las dejaron rebaños de animales en movimiento, lo que demuestra que estos dinosaurios viajaban en grupo. A menudo, las huellas más grandes están en el exterior y las más pequeñas, en el centro. Quizá las crías de estos grandes dinosaurios viajaban bien protegidas en el centro, rodeadas por los enormes adultos, más fuertes. Otras huellas fósiles encontradas en Texas parecen ser sólo de las patas delanteras de un saurópodo. Este dinosaurio era demasiado grande para hacer la vertical. Una explicación es que iba cruzando un lago poco profundo apoyándose en las patas delanteras y dejando flotar las traseras y la cola. Sólo apoya una de las patas traseras cuando quería cambiar de dirección. A finales del período Cretácico, el nivel del mar subió y aisló a los continentes que iban a la deriva. Grandes llanuras aluviales cruzaban Europa. Gran parte de América del Norte se convirtió en una selva pantanosa. Eran buenos lugares para vivir, con comida y agua en abundancia, y hoy son lugares ideales para encontrar fósiles de dinosaurio. Se han encontrado fósiles de Iguanodon en Europa, Asia y África. Comía plantas como helechos y equisetos, que crecen en lugares húmedos. En 1.878 se encontraron 39 esqueletos suyos en una mina de carbón de Bélgica. Sabemos que estos dinosaurios murieron cerca del agua, porque junto a ellos se encontraron enterrados peces, cocodrilos y tortugas. Hace 75 millones de años, las tierras áridas centrales de América del Norte estaban cubiertas de marismas tropicales. En esta región se encuentran tantos fósiles de dinosaurio que ha sido declarada patrimonio de la humanidad por las Naciones Unidas, como las pirámides de Egipto. Los hadrosaurios, ceratópsidos, Anquilosaurios y ornitomímidos vivieron allí en los últimos años del Cretácico. Eran presa de fieros carnívoros como, entre algunos, deinonicosaurios, como el Dromaeosaurus; y varios tiranosáuridos, como el Albertosaurus. Uno de los dinosaurios herbívoros nombrados antes era el Anchiceratops, un Ceratópsido con una placa ósea muy larga en el cuello. Sus fósiles se encontraron entre carbón, que son los restos fosilizados de las plantas de aquellos bosques pantanosos. Durante el período Jurásico, el centro de Europa estaba compuesto sobre todo por islas y albuferas. Allí se han encontrado muchos fósiles, conservados con todo detalle en el finísimo barro y la arena que se depositaron sobre los cuerpos de los animales que caían en el agua. Uno de estos animales jurásicos era el Compsognathus, un minúsculo dinosaurio que corría junto al agua persiguiendo pequeños animales. Tanto si cazaban entre las dunas de arena próximas al mar como si chapoteaban entre la exuberante vegetación de las marismas de tierra adentro, muchos dinosaurios estaban bien equipados para sobrevivir en los lugares húmedos.
Si fueran un animal salvaje, ¿dónde vivirías? Un bosque quizá fuera el mejor lugar. Los árboles te protegen del sol, el viento, la lluvia y la nieve. Puedes refrescarte a la sombra o calentarte en los claros soleados. Hay lugares para refugiarse o esconderse, y podrías comer hojas, flores, bayas, frutas y frutos secos. También hay arroyos y charcas para beber y lavarse. Como los dinosaurios, hoy muchos animales viven en bosques. Los científicos creen que algunos dinosaurios vivían en los bosques porque han encontrado sus fósiles junto a otros de hojas y árboles y los restos de otros animales habitantes de este medio. Durante la Era de los Dinosaurios surgieron y desaparecieron bosques. El Triásico fue seco y cálido, por lo que las selvas tupidas eran escasas. Al volverse el clima más húmedo en el Jurásico, los bosques tropicales se extendieron. Gran parte del carbón se formó durante este tiempo. A lo largo del Cretácico, amplias extensiones de tierra firme quedaron inundadas. El carbón del Jurásico. En las cálidas y húmedas selvas, las plantas y los árboles se descomponían y formaban turba, que quedaba enterrada. A lo largo de millones de años, la turba se transformó en una roca negra y reluciente llamada carbón. El carbón está compuesto por madera y hojas fosilizadas, y por eso arde tan bien. El principal período de formación del carbón fue el Carbonífero, un período que terminó hace 80 millones de años antes de que empezara el Jurásico. Pero el carbón de éste último, demuestra que en esa época tuvo que haber grandes selvas. El Coelurus era un dinosaurio del Jurásico de unos 2 metros de longitud. Era un terópodo de huesos ligeros. Atrapaba animales pequeños con sus garras, en los bosques de América del Norte. El Dicraeosaurus era un saurópodo. Vivió en el sur de África, en el Jurásico. Pero era más pequeño y tenía el cuello y la cola más cortos que la mayoría de los saurópodos, quizá para no verse obligado a competir con sus parientes próximos. Imagínate a un Dicraeosaurus, un Barosaurus y un Brachiosaurus, los cuales eran saurópodos, alimentándose de las hojas de un solo árbol. El primero tenía el cuello corto y llegaba sólo a unos 6 o 7 metros. El cuello más largo del segundo le permitía alcanzar los 8 o 9 metros. El tercero, con su largo cuello y sus patas delanteras podía llegar hasta los 12 metros. Así, estos dinosaurios comían a distintos niveles y había alimento para todos. Hylaeosaurus significa reptil de los bosques. Los fósiles de este dinosaurio se encontraron en 1.833. Era un nodosáurido, ya que tenía duras protuberancias óseas y gruesas espinas a lo largo del lomo. Vivió en el sur de Inglaterra, en el Cretácico. El Corythosaurus era un dinosaurio muy grande con pico de pato. Vivió en Alberta, Canadá; y en Montana, EE.UU., a finales del Cretácico. El contenido fosilizado de su estómago muestra que se alimentaba de hojas de magnolia y pino, semillas y frutos, por lo que es de suponer que vivía en los bosques. Tenía además una extraña cresta redondeada, de unos 30 centímetros de altura, en forma de medio plato. ¿Por qué? Esta cresta hueca quizá servía al dinosaurio para emitir potentes sonidos. Muchos animales actuales de los bosques se comunican mediante sus bramidos, ya que no pueden verse unos a otros entre el tupido follaje. Se llaman para mantenerse en contacto con el grupo o para ahuyentar a los enemigos. Los monos aulladores tienen una bolsa especial en la garganta que les permite aullar. El Parasaurolophus era otro dinosaurio con pico de pato que vivió en los bosques del Cretácico de América del Norte. La cresta de la parte posterior de su cabeza medía 2 metros de longitud, más que una persona adulta. Quizá usara esta cresta como casco para abrirse paso entre la tupida vegetación. El casuario, un ave actual de las selvas australianas, usa su cresta del mismo modo. Los científicos creen que los hadrosáuridos vivían en grupos o manadas. Sus crestas quizá estuvieran cubiertas de piel y escamas de vivos colores, que utilizarían como vistosos estandartes para enviar señales visuales entre los árboles a sus parejas y rivales. Entre las sombras del bosque, sólo serían visibles los colores más vivos. No sólo los hadrosáuridos se podían comunicar con colores. Muchos otros animales actuales se comunican utilizando el color y el movimiento para enviar mensajes como para aparearse o defenderse. El lagarto de collas americano usa su vivo color azul para atraer a la cabeza. El lagarto macho de la especie Anolis es verde, y tiene un pliegue de piel de un rojo intenso en la garganta que se extiende para impresionar a su pareja. El clamidosaurio australiano hincha su gorguera de color amarillo para ahuyentar a sus enemigos. Todos estos animales son reptiles, como los dinosaurios, por lo que es posible que algunos dinosaurios hicieran lo mismo. El Dromiceiomimus vivió al mismo tiempo que los dinosaurios con pico de pato americanos. Era un dinosaurio avestruz con pico. Podía correr a gran velocidad sobre sus largas y delgadas patas traseras, persiguiendo pequeños mamíferos y reptiles. Tenía los ojos muy grandes y el cerebro mucho mayor, con relación al tamaño de su cuerpo, que otros dinosaurios. Muchos dinosaurios eran animales bastante grandes, con los pies firmemente plantados en el suelo. No hay ninguna prueba de que ni siquiera los dinosaurios más pequeños treparan a los árboles. Los diminutos mamíferos de la Era de los Dinosaurios, parecidos a musarañas, habrían considerado que los árboles eran lugares ideales para ocultarse. Con su abrigo de piel y su sangre caliente, los mamíferos podían permanecer activos y cazar incluso en las noches más frías, mientras los dinosaurios dormían.
Autor:
Fernando cuenca