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La fuerza activa divina

Enviado por Jesús Castro


  1. La "fuerza activa" de Dios
  2. El espíritu santo

Este artículo pretende contestar lo más breve y satisfactoriamente posible la siguiente pregunta, basada en el capítulo primero del Génesis: ¿Qué era la "fuerza activa de Dios" que se movía sobre "la superficie de las aguas"?

Hasta ahora, y en anteriores artículos, hemos examinado en profundidad el contenido del texto sagrado que forma parte de las primeras palabras del Génesis, a saber: "En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Ahora bien, resultaba que la tierra se hallaba sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa…". Por consiguiente, lo que queremos investigar ahora es lo que sigue en el relato, o sea: "…Y la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas" (Génesis, capítulo 1, versículo 2, segunda parte).

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La "fuerza activa" de Dios.

La expresión "la fuerza activa" de Dios, que aparece en la segunda parte del versículo 2 del capítulo 1 del Génesis, también puede traducirse por "el espíritu" de Dios o "un viento" procedente de Dios. El término hebreo del que se traduce la expresión es "rúaj" o "werúaj", el cual denota una "fuerza activa invisible". Esto quiere decir que Dios, mediante una fuerza invisible mantenida bajo Su control, actuaba sobre la superficie de las aguas condensadas que integraban el océano primordial, causando probablemente un viento que tenía por objeto preparar el escenario para los acontecimientos posteriores, a saber: los "días creativos" venideros.

Distintas versiones de las Santas Escrituras vierten el texto del Génesis, capítulo 1, versículos 1 y 2, de la siguiente manera:

– "Cuando en el principio Dios creó los cielos y la tierra, reinaba el caos y no había nada en ella. El abismo estaba sumido en la oscuridad y el Espíritu (Soplo o Viento) de Dios aleteaba sobre las aguas" (año 1999. Miami, EEUU. Nueva Versión Internacional, o NVI. Equipo compuesto de biblistas de más de 10 países hispanohablantes. Editor: Luciano Jaramillo, biblista colombiano. Traducción dinámica de los originales, publicado por la editorial bíblica Ex Sociedad Bíblica Internacional).

– "En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Ahora bien, resultaba que la tierra se hallaba sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa; y la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas" (año 1987. Brooklyn, Nueva York, EEUU. Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, o TNM. Watchtower Bible And Tract Society of New York, Inc. Una traducción revisada basada en la versión de 1984 en inglés, pero consultando los antiguos textos hebreo y griego).

– "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas" (año 1986. La Biblia de las Américas, o LBLA. Publicada por la Fundación Lockman. Existe una versión en español latinoamericano llamada Nueva Biblia de los Hispanos, publicada en el año 2005).

– "Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas" (año 1980, Argentina. El libro del pueblo de Dios. Publicado bajo la dirección de Armando Levoratti y A.B. Trusso).

– "En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua" (año 1979, pero existe una revisión del año 1994. Dios Habla Hoy, DHH o Versión Popular. Traducción realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, con la colaboración de eruditos católicos. Es una traducción dinámica, idea por idea, con lenguaje accesible. Hay una edición de estudio con notas históricas y lingüísticas no confesionales elaboradas por eruditos católicos y protestantes, del año 2000).

– "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas" (año 1979. Sagrada Biblia. Elaborada por los eruditos católicos más destacados de su tiempo, a cargo de F. Cantera y M. Iglesias. Versión crítica sobre textos escritos en lenguajes hebreo, arameo y griego, publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos en 1975, con 3ª edición en el año 2000 y 2ª impresión en el 2003).

– "En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas" (año 1972. Biblia Latinoamericana, edición pastoral para Latinoamérica. Traducida por un equipo dirigido por monseñor Ramón Ricciardi y Bernardo Hurault. Hay una edición corregida en el año 2004, y la edición 'formadores' con notas ampliadas).

– "En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas" (año 1966, traducida al castellano en 1967. París-Bilbao-Madrid. Biblia de Jerusalén. Equipo de estudiosos de la Escuela Bíblica de Jerusalén. Traducción al castellano basada en numerosas fuentes primigenias, y siguiendo los criterios interpretativos de la versión francesa de la Biblia editada por la Escuela Bíblica de Jerusalén. Revisiones en 1975 y 1998).

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La inmensa mayoría de las traducciones coinciden en que la "fuerza activa" de Dios equivale a "espíritu santo" de Dios, o también a "espíritu, soplo o viento" de Dios (esto es, procedente de Dios). Ahora bien, según parece desprenderse de las Santas Escrituras, la "fuerza activa de Dios" es lo mismo que el "poder divino en acción", enfatizándose el matiz "en acción". Pues e l poder puede estar latente, es decir, mantenerse inoperante en alguien o en algo, como, por ejemplo, la energía eléctrica acumulada en una pila que no se está utilizando. Por eso no es muy exacto decir que el "espíritu santo" es el "poder" de Dios. Más bien es "el poder de Dios en acción". La Sagrada Escritura presenta al "espíritu de Dios" (Su "fuerza activa") en el contexto de estar en movimiento, al igual que en el ejemplo de una corriente eléctrica cuando sale de la pila. Por consiguiente, basándonos en el entendimiento que actualmente se tiene de las Santas Escrituras, podemos decir que el "espíritu santo" es lo mismo que la "fuerza activa de Dios" o que el "poder divino en acción".

El espíritu santo.

Hemos visto anteriormente que el versículo 2 del capítulo 1 del Génesis se puede traducir al español de las siguientes maneras, a partir del texto hebreo original:

– Ahora bien, resultaba que la tierra se hallaba sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa; y el espíritu (santo, se sobreentiende) de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas.

– Ahora bien, resultaba que la tierra se hallaba sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa; y la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas.

– Ahora bien, resultaba que la tierra se hallaba sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa; y el poder en acción (o poder activo) de Dios se movía de un lado a otro sobre la superficie de las aguas.

La obra PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, Tomo 1, página 859, publicada en 1991 por la Watchtower Bible And Tract Society of New York, comenta lo siguiente: «…Cuando "rúaj" y "pnéuma" se utilizan con referencia al espíritu santo de Dios, se refieren a su fuerza activa invisible, por medio de la cual [Él] realiza su propósito divino y voluntad. Es "santo" porque viene de Él, no de una fuente terrestre, y [por lo tanto] está libre de toda corrupción… No es [simplemente] el "poder" de [Dios], pues esta palabra española traduce más correctamente otros términos de los lenguajes originales… "Poder" es básicamente la capacidad de actuar o hacer cosas, y puede [estar] latente, residiendo inoperante en alguien o algo. Por otro lado, "fuerza" designa de forma más específica la energía proyectada y ejercida sobre personas o cosas, y se puede definir como "una influencia que produce o tiende a producir movimiento o lo modifica". El "poder" pudiera asemejarse a la energía acumulada en una batería, mientras que la "fuerza" se podría comparar a la corriente que fluye de tal batería. De modo que "fuerza" representa con más exactitud el sentido de los términos del hebreo y griego utilizados con referencia al espíritu de Dios…».

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Nos parece que no es lo mismo "poder" que "poder activo", pues la matización "activo" modifica el concepto genérico de "poder" y lo hace apto para acoplarse a la significación de "rúaj". La revista LA ATALAYA de 1-11-2009, páginas 21 y 22, publicada por la Watchtower Bible And Tract Society, dice: «…¿Le ha pasado alguna vez que alguien que estaba aprendiendo español le preguntó el significado de una palabra y usted no pudo darle una respuesta clara? Tal vez hasta haya tenido que pedirle que le diera un ejemplo en el que se usara dicha palabra. ¿Por qué? Porque el significado de muchas palabras varía en función del contexto. Imagínese que alguien le pregunta qué significa "planta". ¿Qué le diría? Ese término puede aludir a un vegetal, a la parte inferior del pie o a cada uno de los pisos de un edificio, entre otras cosas. Incluso puede ser una forma conjugada del verbo plantar. ¿Cuál es la respuesta correcta? ¿Verdad que no basta con conocer todos los posibles significados?

Es cierto que en un diccionario podemos encontrar las distintas acepciones de cualquier palabra, y hasta la frecuencia con la que se usan. Sin embargo, la única forma de determinar cuál es la que corresponde en cada caso es conociendo el contexto. Para ilustrarlo: supongamos que nos sentimos enfermos y queremos saber cuál es la causa. Como sabemos muy poco de medicina, tal vez consultemos una obra especializada y descubramos que nuestros síntomas son señal de cierta enfermedad en un 90% de los casos, pero de otra totalmente diferente en el 10% restante. Está claro que necesitamos saber mucho más para llegar a un diagnóstico correcto, ¿verdad? De igual modo, no sirve de mucho conocer cuál es el significado más común de una palabra si en el texto que estamos leyendo tiene otro sentido. Para entender qué uso se le ha dado, necesitamos más información: la que nos da el contexto.

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Pues bien, lo mismo pasa con el vocabulario [de la Sagrada Escritura]. Tomemos por caso los términos de los idiomas originales que se suelen traducir por "espíritu". En algunas ocasiones pueden verterse correctamente como "viento". En otras, aluden a la fuerza que mantiene con vida a los seres humanos y los animales. También se llama espíritus a las criaturas celestiales invisibles. Y claro, no podemos olvidar el espíritu santo de Dios, esto es, su fuerza activa o poder en acción (Génesis, capítulo 1, versículo 2). A veces, incluso se habla de "espíritu" para referirse a la actitud y disposición de ánimo de una persona, así como a la mentalidad general de una colectividad.

Por lo tanto, por muy exhaustiva que sea la lista de sentidos de una palabra hebrea o griega que encontremos en los diccionarios, será el contexto el que nos indique cuál es el significado que corresponde. Y esto se cumple tanto si estamos leyendo la [Santa Escritura] en los idiomas originales como si estamos leyendo una traducción [de la misma]».

La revista LA ATALAYA del 1-10-2009, página 5, recuadro, expone: «Por qué [el espíritu santo de Dios] no puede ser una persona… Hablando de las bendiciones que su pueblo recibiría , Dios comparó el espíritu santo al agua. "Derramaré agua sobre el sediento, y arroyos que fluyan suavemente sobre el lugar seco —prometió—. Derramaré mi espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus descendientes" (Isaías 44: 3). Cuando Dios derrama su espíritu sobre sus siervos, en la [Sagrada Escritura] a menudo se dice que "se llenan" o "están llenos de espíritu santo"… Ahora bien, ¿puede "derramarse" una persona sobre otras? ¿O puede un grupo de personas "llenarse" de alguien?

No tiene ninguna lógica, ¿verdad? Según la [Sagrada Escritura], uno se puede llenar de sabiduría, de entendimiento e incluso de conocimiento exacto, pero nunca se menciona que alguien se llene de otra persona… La palabra espíritu […] transmite la idea de una fuerza invisible. De acuerdo con un diccionario especializado, esta palabra "denota en primer lugar el viento […]; también aliento; luego, de forma especial, el espíritu, que, a semejanza del viento, es invisible, inmaterial y poderoso" (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, de W.E.Vine)… Está claro, entonces, que el espíritu santo no puede ser una persona».

 

 

Autor:

Jesús Castro