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Caminos del Muralismo en Cuba (página 2)

Enviado por Abelardo Mena


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En agosto de 1926, con "La Pintura Revolucionaria Mexicana", el artista asumía de propia voz la definición de sus contextos expresivos y sociales. El artículo integra el texto junto a cuatro imágenes de los murales en proceso e incluye un magnífico retrato de Diego ejecutado por un fotógrafo de lujo: el norteamericano Edward Weston. Con rotunda definición, Rivera sentencia: "Por lo demás puede decirse, asegurarse, que en lo adelante el artista será revolucionario o no será, pues para que la obra pueda desarrollarse con la extensión necesaria, cada voluntad de cada unidad de la masa se volverá la del artista" .

Publicado meses antes de la exposición de Arte Nuevo y los posteriores debates de Avance sobre la función del arte, las palabras de Diego ejercieron sin duda un efecto catalizador y no menos controversial en las hornadas vanguardistas cubanas. Si para Emilio Roig su creación e ideología lo elevarían a la categoría de "artista nuevo"(2), Mañach asumirá una definición más cautelosa y neutral para definir los propósitos y misión del arte moderno(3). Las diversas actitudes estéticas que fluyen y se contestan desde las revistas culturales irán enhebrando un hipertexto, campo de batalla en la definición de un Nuevo Arte cubano.

Las coordenadas que Social ofrece sobre el proceso cultural en México no se limitaron sin embargo a la figura ciclópea de Diego y sus murales: es realmente notable el modo en que la publicación va erigiendo una dimensión plural del fenómeno muralista, mediante la inclusión regular de artículos, caricaturas, viñetas, que descubren ante el lector cubano nuevas facetas del México presente. Previamente habían sido publicadas xilografias de Roberto Montenegro (Dic.1925 p. 22), fotos de Tina Modotti a Lolita Asúnsolo de Martínez del Río, actriz más conocida como Dolores del Río (En.1926 p.39), la presencia del caricaturista y pintor Miguel Covarrubias en Nueva York (idem,p. 42), textos sobre su obra (Feb 1926,p.31) y una caricatura del mismo hecha por Massaguer (Mzo 1926, p.30), sin olvidar un hecho esencial: la visita de José Vasconcelos a La Habana, su encuentro con los Minoristas (Soc 1925, Dic.p.22) y la reproducción de su manifiesto "A los jóvenes de Cuba" (Soc. 1925, Jun, p.13).

Bajo el texto de Máximo Bretal "La Nueva Pintura Mexicana" (Social, Abril 1927 pag. 40), Frida Kahlo (referida erróneamente como Frieda) es expuesta por primera vez ante los lectores de la revista habanera. Un año después del feroz accidente de 1925, la joven había retomado la pintura en plena convalescencia, la reproducción en el artículo de dos piezas: "Alicia, y "Autorretrato", manifiestan aún la etapa formativa de su creación, acentuada por un perfil de fina gacela que parece beber en Modigliani y las convenciones del retrato renacentista.

Con una foto de su rostro y el atuendo que la ha transformado en icono del siglo XX, la artista reaparecerá en la edición de marzo de 1932 (pp. 71) en la sección Actividades Femeninas, junto a imágenes de aristócratas europeas, norteamericanas y pedagogas españolas de activa vida social. El breve pié de foto hace referencia a su estancia en Detroit junto a Diego, que pinta un mural encargado por una reputada institución cultural de la ciudad.

En el mismo mes, la imagen de México reaparece en un artículo del crítico de cine cubano José Manuel Valdés Rodríguez, "El montaje cinematográfico y Eisenstein". El texto es apoyado por planos del filme Viva México, que el cineasta ruso realizara en 1930, y cuya dirección de fotografía (Eduard Tissé) asumiera sin distancias la mirada del Muralismo para describir una nación arcádica y en revuelta. Un año después, en Junio (pp.21), Social comenta el suceso del Rockefeller Center, cuando la figura de Lenin pintada por Diego provoca el escándalo de sus patrocinadores y la clausura del mural ejecutado en el prominente edificio. El diseño echa mano a una de las numerosas fotografías tomadas a Diego y Frida bajo las convenciones del retrato familiar burgués: él sentado y abstraído ante un papel, ella reclinada a su lado indicando al mismo. En la última línea, el texto menciona a Frida, "acompañando a su esposo en su apartamento en Nueva York".

Más allá de Diego y Frida, transformada en icono del siglo XX, las referencias en Social al México post-revolucionario abarcarán diversos aspectos de su reciente producción cultural: los nuevos valores de la poesía mexicana (El mexicano Salvador Novo y sus ensayos, Social 1927, En.pp. 37) y las bases pedagógicas introducidas por el Muralismo. Así, reproduce el texto La escuelas de pintura al aire libre en México (Social 1927, Junio, pp.13), ilustrado con creaciones de los jóvenes artistas populares y reimpreso un año después, cuyos ecos en la vanguardia artística cubana (sin obviar la presencia ineludible de García Maroto) serán asumidos por el Estudio Libre de Pintura en 1938. También, bajo el cintillo "México invade el Metropolitan Museum de Nueva York" destacará para los lectores cubanos una gran exposición de arte mexicano (Dic 1930, pp. 46) que consagra las inclusiones de Rivera, Montenegro y el resto de las divisiones muralistas, junto a exponentes del arte popular y las facturas académicas del siglo XIX.

Si a inicios del siglo XX los hilos culturales entre Cuba y México habían sido tendidos bajo los signos del post modernismo poético (López Velarde, Amado Nervo) mezclado con el sabor ecléctico del Havana Yacht Club (1924-1926), realizado por el "notabilísimo" arquitecto mexicano Rafael Goyeneche, es ahora con el Muralismo que la imagen de México se proyecta y reactualiza mediante una síntesis lograda de vanguardia cultural y política que mitologiza las épicas reconocidas de Zapata, Villa y las anónimas soldaderas. La década posterior del imaginario Cuba-México será protagonizada, sin duda, por las imágenes de la industria cinematográfica azteca.

Abelardo G. Mena Chicuri

Curador

Colección Arte Internacional

(Agosto 2007)

notas: (1)Para los Estudios Culturales, Social constituye aún terreno virgen donde rastrear la evolución de las mentalidades (Artes, Arquitectura, modas, cine, sexo) protagonizada por la sociedad cubana en la década crítica. (2)Roig de Leuschering, Emilio: "?Artistas y hombres o titiriteros y malabaristas? en: Social, Vol. XIV. núm. 6, junio 1929, pp. 38 y 53 (4) Mañach Jorge. "Vértice del gusto nuevo", en: 1929 Revista de Avance, año III, tomo IV, núm. 34, La Habana, mayo de 1929, pp.130-138.

OBRAS EXHIBIDAS:

Orozco, José Clemente:

El maguey, ca.1923/ Oleo/ tela 72×92/ Inv. 93.1384

Las Masas/ Litografía/papel, 560x 405/ Inv. G 95.1042

Campesinos, 36/110/ Litografía, 310x 410/ Inv. G 95.1044

Dos cabezas de mujeres 15/110/Litografía/papel, 580x 405/Inv. G 95.1039

La chata, 1935/ Litografia/papel, 516x 672

Borrachos Acostados, 1935/Litografia/papel, 497x 349/ Inv. G 1038

Indígenas en pedraplén, 1935/Litografia/papel,310x 415/Inv. G.956758

Indígenas en pedraplén, 1935 49/100/Litog./papel, 545x 400/ Inv.76.3088

Echate la otra, 550x 385/Litografia/papel, 545x 400/Inv.76.3089

Rivera, Diego

Retrato de Eva niña, ca. 1918/1920/ Oleo/tela 41.5×27.5/Inv.90.3638

Modesta cosiendo, 1940/ Oleo/tela 101×75.5/ Inv.93.1369

Siqueiros, José David Alfaro

Muralla, 1936/ Oleo/madera 30.5×37.5/ Inv. 93.1373

Retrato de la mujer del artista, 1937/Oleo/ tela 90×66/Inv. 93.1374

Llustracion para Canto General, de Pablo Neruda, 1960 (10 piezas)

Litografía/papel, 104x 60 cm T.1230

 

 

 

 

 

Autor:

Abelardo Mena Chicuri

Partes: 1, 2
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