Resumen
Martí fue un observador extraordinario y un analítico ejemplar de los problemas educativos; problemas que tanto le preocupaban, y para los cuales planteaba también soluciones. Problemas que él vivió, sintió y a la vez previó para los nuevos tiempos que sobre el mundo vendrían. Fue crítico profundo y sagaz. El presente trabajo "José Martí y la Filosofía de la Educación" tiene como objetivo analizar el papel jugado por la obra martiana en la educación de nuestros tiempos, su trascendencia y vigencia. En las múltiples formas que expresa su filosofía de la educación el Héroe Nacional cubano aporta elementos de carácter universal que tienen plena vigencia y constituyen un apoyo para el quehacer educativo de la escuela cubana y latinoamericana actual.
"El que sabe más, vale más. Saber es tener. La moneda se funde y el saber no. Los bonos o papel moneda, valen más o menos, o nada: el saber siempre vale lo mismo…
Introducción
Que se trueque de escolástico en científico el espíritu de la educación; que los cursos de enseñanza pública sean preparados y graduados de manera que desde la enseñanza primaria hasta la final y titular, la educación pública vaya desenvolviendo, sin merma de los elementos espirituales, todos aquellos que se requieren para la aplicación inmediata de las fuerzas del hombre a las de la naturaleza.1
José Martí
…un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza, poniéndola a tono con las iniciativas anteriores para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz.2
Fidel Castro
artí fue un observador extraordinario y un analítico ejemplar de los problemas educativos; problemas que tanto le preocupaban, y para los cuales planteaba también soluciones. Problemas que él vivió, sintió y a la vez previó para los nuevos tiempos que sobre el mundo vendrían. Fue crítico profundo y sagaz.
"…En nuestros países (escribe) ha de hacerse una revolución radical en al educación, si no se les quiere ver siempre, como aún se ve ahora o algunos, irregulares, atrofiados y deformes, como el monstruo de Horacio (…) Contra Teología, Física. Que la enseñanza elemental sea ya elementalmente científica que en vez de la historia de Josué, se enseñe lo de la formación de la Tierra…"3
Para realizar una valoración acerca de la contribución de José Martí a la Filosofía de la Educación debemos partir de la concepción o concepto de Filosofía de la Educación.
Partamos por decir que existen numerosas concepciones y conceptos de Filosofía de la Educación, algunas se orientan a derivarla de la filosofía en general como su aplicación concreta, otros la comparan con otros puntos de vista, filosofía del derecho, filosofía del arte. En ciertas tendencias se prefiere no hablar de filosofía de la educación sino de los problemas filosóficos de la educación.
Un punto de vista también muy difundido es aquel que se refiere a que la esencia de la filosofía de la educación es develar una doctrina para organizar y prescribir el curso de la política y prácticas educacionales.
Así por ejemplo, el norteamericano John Dewey, de incuestionable importancia en el desarrollo del pragmatismo filosófico y pedagógico, expresó "… no existe una disciplina que en sí misma merezca ser considerada como ciencia de la educación, ya que la ciencia de la educación se construye con los aportes de toda la ciencia"4
Todo maestro se pregunta cómo hacer para educar correctamente. He ahí un primer asiento que no se refiere solo a problemas didácticos metodológicos generales o psicológicos sino a una racionalización superior que pondera una determinada concepción de la vida.
Los desafíos educativos de la última década de este siglo imponen la dimensión humana del desarrollo, la formación de las capacidades humanas y cómo son empleadas por los individuos. Tanto es así que internacionalmente se acepta que el modelo necesario de la escuela se caracteriza por tener confianza en el ser humano y sus posibilidades y por formar hombres comprometidos, críticos, creativos, forjadores de su propio destino y de la comunidad en que vive.
Una verdadera Filosofía de la Educación debe comprender todos los problemas que atañen a la formación, finalidad, proceso, acción, medio y resultados. Dicho de otro modo, la filosofía debe interrogar sobre el valor de la educación y sus posibilidades, límites y fines en dependencia de las exigencias sociales Reflexionar sobre el sentido de la educación es función básica de la filosofía de la educación. Es la que guía la teoría y la práctica en tres direcciones:
- Ordena los hallazgos de las disciplinas importantes para la educación incluso los de la educación misma dentro de un criterio cabal del hombre y de la educación que le conviene.
- Examina y recomienda los fines y los medios generales del proceso educativo.
- Aclara y coordina los conceptos educativos básicos.
Por todo lo anterior es que se pudiera considerar a la Filosofía de la Educación como un saber general de los procesos y acciones educativas a partir de presupuestos antropológicos, epistemológicos y axiológicos, con un enfoque crítico – metodológico general o como una concepción general del proceso educacional que surge como resultado de la aplicación de un enfoque integrador, cosmovisivo y crítico – axiológico de este como proceso complejo y contradictorio en que se produce la formación del hombre mediante la asunción creadora de los valores de la cultura universal a partir de la identidad nacional y de la transformación práctica.
La filosofía de la educación se apoya en principios que la sustentan teóricamente a saber: su carácter sistémico, histórico, multifuncional, humanista y de reflejo conceptual generalizador.
Cada profesor trabaja con determinadas finalidades trazadas por la política educativa del país en el empeño de lograr la formación de las nuevas generaciones en la adquisición de valores, actitudes y decisiones que lo integren como el ciudadano que el país necesita; para ello debe tener presente las funciones.
Obligado es recordar a Martí cuando al referirse al fin de la educación comentó: "El fin de la educación no es hacer al hombre nulo, por el desdén o el acomodo imposible al país en que ha de vivir; sino prepararlo para ser bueno y útil en él" (José Martí, o.c. t.5, p. 261).
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