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Semana Santa en Santa Ana (Cuento)


    Semana Santa en Santa Ana – Monografias.com

    Semana Santa en Santa Ana

    edu.red

    Prof. Manuel Rodríguez Cortés

    CUENTO "SEMANA SANTA EN SANTA ANA"

    1.989 – 2.010= 21 Años Cumplidos

    Ahora he tratado de corregirlo y darle otra presentación tipo folleto; igualmente incluir un análisis del mismo y unas fotografías.

    Para esta Semana Santa del 2.010 han transcurrido 21 años, es decir casi dos décadas, de haber sucedido aquel auténtico y escalofriante episodio, en una tranquila y fría madrugada a orillas del bello y aún caudaloso Río Capanaparo. En tan largo tiempo, han transcurrido muchas cosas; por lo menos se han sucedido 20 Semanas Santas.

    Todas con buenos y malos hechos, muchos de ellos lamentables, pero tanto los unos como los otros, inolvidables.

    Por ejemplo la Semana Santa del 89, ha sido recordada, por toda nuestra gran y unida familia, mas aun cuando lo ocurrido en ese entonces, quedó escrito para siempre, en ese bello cuento de "Semana Santa en Santa Ana".

    En ese escrito, además de mencionar más de una docena de personas, que ahora las llamaremos por su nombre completo y apellido; pues en esta narración figuran con el calificativo de "Don Carlos" es decir, ahora Dr. Carlos Antonio Rodríguez; Don José, Ingeniero José Gregorio Uviedo; Don Manuel, Manuel Rodríguez Cortés; Don Pedro, Sr. Pedro Mujica; Don Alfredo, Hernán Alfredo Rodríguez; Don Julio, Arquitecto Julio César Castillo; Don Nelson, Bionalista Nelson Rodríguez; Don Felipe, Ingeniero Manuel Felipe Rodríguez; Don Nelgar, Arquitecto Nelgar Nigales Rodríguez; y por último Jhony Gil.

    Además nos acompañaban en estas vacaciones, entre otras honorables damas las siguientes: María Antonieta, Carmen Clotilde, Olga Nazaret, Naney Clotilde, Sirvina, Juvic Maboli, Marcolina, Luisa Elena, Nancy del Carmen, Guida, Audelina Antonia, Luisa Uviedo, María del Rosario y Millán.

    Ver al final los personajes mas destacados en este episodio.

    SEMANA SANTA EN SANTA ANA

    Prof. Manuel Rodríguez Cortés

    Estamos programando en la Semana del Concilio, dónde pasar la Semana Mayor o Semana Santa de 1989; somos una familia de mucho quehacer cotidiana, como una de esas tantas que viven en las pequeñas o grandes ciudades, abrumadas de problemas, reflejando todo en: el hogar, el estudio de los niños, tanto los que están en Pre-Escolar como en Básica, Media, Diversificada y hasta en la Universidad.

    Y así fue como un buen día de Fin de Semana, resolvimos reunirnos más de una docena de familias, que formábamos en total más de sesenta personas, unidos por consanguinidad y afinidad; para seleccionar el sitio donde íbamos a pasar estas vacaciones, preguntando uno de los presentes: ¿Dónde iremos, por cuánto tiempo, qué llevaremos de provisión y en qué vehículo iremos?

    A este respecto se abrió un diálogo, oyendo opiniones, sugiriendo el tío Ramón que él como viejo conocedor de la región de Capanaparo, recomendaba pasar esta estadía vacacional, en la margen derecha de este gran río apureño; en dos sitios muy históricos, el uno denominado Santa Ana el otro margen izquierdo llamado San Antonio de Araguaquen y así se aprovecharía esta oportunidad para que los jóvenes de esta nueva generación de la familia, conocieran parte de nuestros antepasados, pues allí vivieron muchos de nuestros abuelos, padres y tíos.

    Seguidamente la joven Nazaret, de porte inteligente, nerviosa y valiente preguntó a Don Ramón: ¿Y todo esto es la importancia de esos sitios históricos? – No joven y demás presentes de esos sitios hay muchas cosas que contar, por ejemplo: recuerdo mucho lo que me refería mi abuelo Lorenzo, también lo de mi papá Agapo y yo mismo estando muy pequeño presencié muchas cosas sobrenaturales, que si yo las cuento aquí no me las van a creer. – Cuéntelas Don Ramón – interrumpió Nazaret – No, yo prefiero contárselos sobre el mismo terreno donde sucedieron hechos de vivos y muertos e histéricos sucedidos en Araguaquen y también en Santa Ana. A lo que respondió Nazaret: – mire usted Don Ramón, yo no creo en cuentos de muertos y de aparecidos, pero le repito no creo en eso, pero de todas maneras por qué no nos refiere aun cuando sea uno – Bueno les voy a contar una parte de uno de ellos, porque son varios. Mira muchacha incrédula y valiente como una Doña Bárbara; en Santa Ana vivió mi tío Nieves Maica el que también le decían el General Maica, él era un hombre alto, catire, ojos azules, muy vivo y comerciante y habiéndose puesto a trabajar en la ganadería, amasó una inmensa fortuna y tuvo en Doña Genoveva, su esposa, muchos hijos, casi todas hembras de las cuales seis de ellas: Ana, Bárbara, Chacha, Beatriz, Elena y Nieves, las mandó a estudiar a Caracas, pero como éstas jóvenes derrochaban tanto dinero, llegó el momento en que esta fortuna se tambaleó. Preguntando uno de los nietecitos a Don Ramón ¿Cómo es eso de que se tambaleó, abuelo? – Bueno nieto, esto quiere decir que los hatos se estaban decayendo y entonces resolvió traérselas para Santa Ana y Araguaquen, donde según se cuenta las puso a trabajar igual a los peones de seis a seis, o sea de sol a sol y luna; logrando así duplicar el gran capital que originalmente tenían.

    Don Ramón se detuvo en la narración y dijo: Bueno, el resto de este primer cuento se los termino allá en Capanaparo, pero más de dos docenas de niños que estaban oyéndolo con sus padres, le exigieron que terminara de contarlos diciéndole: – Si abuelo termina el cuento – y otros le decían a Don Ramón: – Sí tío, termine el cuento – A lo que Don Ramón respondió: – Bueno voy a ser breve porque no hemos llegado a ninguna conclusión, en cuanto al sitio donde vamos a ir, que desde luego va a ser Santa Ana – Respondiendo todos ¡Santa Ana! ¡Santa Ana! Pues sí mis hijos, a tanto llegó esa inmensa fortuna de Don Nieves, que sus hijas llegaron a levantar, trabajando como peones que él ya les estaba permitiendo disfrutar de la misma.

    Seguidamente Nazaret preguntó a Don Ramón ¿Y ellas no se casaron, teniendo tanta riqueza? – Bueno mira joven, ya se estaban quedando solteronas porque el General era muy apretado, sin embargo, una de ellas como que fue Nievecita, si mal no recuerdo tuvo a un General de pretendiente y para hacerle un obsequio de un bastón de oro, comenta la gente de entonces que los peones del hato de Araguaquen, recogieron mil vacas para pagar aquel valioso presente; y aun cuando ustedes no lo crean, el General temeroso de que sus hijas volvieran a malgastar, por lo que ya estaba viendo nuevamente, decidió resguardar su fortuna y comenzó por vender todo el ganado que correspondía a él y a su señora Genoveva y le dio a cada uno de sus hijos su parte; y cuenta la peonada y los mismos familiares, que el ganado lo cambiaba por morocotas, haciendo la venta en la forma siguiente: novillo vendido, morocota al sombrero del General Nieves Maica. ¿Abuelo, y qué es eso de morocota que nosotros no conocemos? – Bueno mira mis hijos, era la moneda que circulaba antes en Venezuela, fabricada con oro cochano traído del Callao.- Y continuando los niños – ¿Abuelo y Don Nieves tenía muchas morocotas? – Bueno hijitos, tantas que cada vez que vendía ganado, por miles de novillos llenaba diez tinajas grandes de estas monedas de oro; y cuando vendió todo su ganado prefirió enterrar más de cincuenta tinajas llenas de oro, que es lo que se llama botijas. A lo que preguntó Nazaret: ¿Don Ramón y donde las enterraría? – Bueno eso es lo que voy a decir para terminar el cuento del General, esas las enterró en la casa del hato de Santa Ana en cada uno de los árboles de: mangos, merecures, mamones, cañafístolas y guamachos de los corrales y majadas; y según cuenta la gente de antes y ahora el General sale en ese sitio en donde más nunca nadie ha podido vivir en el lugar denominado "La Maiquera".- ¿Y por qué abuelo? – Pues los árboles se ven prendidos en llamas de candelas y él sale corriendo por las noches oscuras, vestido de blanco y montado en un enorme caballo negro, unas veces con grandes quejidos y otras con alaridos, y cuando él calla, el caballo se pone a relinchar y escarbando con los cascos en la pata de los árboles como queriendo sacar algo; y Don Ramón terminó diciendo: – Bueno como ya veo que todos estamos motivados en ir para Santa Ana, allá nos veremos y tengan mucho cuidado Nazaret con el General. A lo que ella respondió: – No Don Ramón, yo no creo en esos cuentos de caminos y aparecidos. Don Ramón dijo: – Bueno está bien, ya dije que eres valiente y guapa como Doña Bárbara, repito, allá nos veremos. – Pero espere un momentico Don Ramón que le vamos hacer unas preguntas dijo Nazaret – ¿Por fin se casaron o no se casaron las hijas del General? ¿Y qué hicieron con su herencia? – Creo que se casaron unas dos de ellas nada más. Y en cuanto a la herencia, hicieron igual que su papá, vendieron la mayoría del ganado y se fueron a vivir a San Fernando, allí cerca del Boulevard, donde hace poco estuvo una inmensa palmera de dátil; allí en ese mismo sitio vivieron sus últimos días de su vida. Todas sumidas en la mayor pobreza porque el capital de la montonera se les acabó y a tanto llegó la penuria económica que vivían cosiendo, haciendo ventas y figuritas de azabache que habían aprendido hacer con indígenas de Capanaparo.

    Y tal como dijo Don Ramón, se tomaron todas las provisiones de alimentos, medicinas, equipajes y vehículos apropiados; llegamos felices y contento a la playa de Santa Ana de Capanaparo, en el propio paso ganadero del sitio denominado "El Maiquero". Seguidamente los jefes de familias: Don Nelgar, Don Felipe, Don Nelson, Don Julio, Don Alfredo, Don Pedro, Don Manuel, Don José y Don Carlos se reunieron para seleccionar los sitios donde se iban a establecer los ranchos por grupos de familias; escogiéndose tres hermosos lugares frentes y cerca a la pintoresca playa del Río Capanaparo; y así comenzamos dos días de limpieza y organización de los ranchos, cuidando en lo posible la vegetación y todo el sistema ecológico durante estos días que fueron Sábado y Domingo de Ramos, debido al intenso trabajo en el campamento; armando carpas, haciendo trojas, bancos, fogones, baños, sitios reservados para el combustible, para la leña y hasta hoyos para los desperdicios, después de ir todas las familias por las tardes a la playa, se acostaban cansados y sinceramente nadie se acordaba del General Maica, ni siquiera Nazaret; pero al romper la Semana Santa con el gentío en la playa y en el vecindario con ternera a la llanera, arpa, cuatro, maracas y buches; era raro el grupo que por muy pequeño que fuera y extraño a este sitio, no hablara del General.

    Y así comenzaron de nuevo las historias, cuentos y leyendas; siendo así como a mediados de semana, por fin llegó el tan esperado Don Ramón en su flamante camioneta y con aire de imposición semejante a Don Pedro el llanero; y después del fraternal saludo, dijo entusiastamente: – Bueno señores, esto es tumbando y capando, como los llaneros maiqueros y sus bravos toros cimarroneros y continuó con sus interesantes historias y cuentos: – Miren del otro lado de este río que ustedes están viendo, queda San Antonio de Araguaquen, hato que fue del General y donde cuenta la historia, estuvo nuestro Libertador Simón Bolívar en sus andanzas. Don Ramón inspirado como andaba se extendió por una larga historia épica que al fin terminó con la Batalla de las Queseras del Medio, pronunciando en voz alta y enérgico, como si fuera el mismo General José Antonio Páez, aquella expresión de: "Vuelvan Carajo"… Y trató de irse a parrandear, porque era que andaba en ristre; le dijo en voz muy baja al grupo de sus hijos: – Ustedes no observaron que la joven Nazaret no intervino para nada, la noté que se daba golpes en el pecho, se pasaba las manos por la cara, se frotaba una mano con la otra y estaba nerviosa, así como quien está esperando a alguien. Dicho esto, puso en marcha su blanca camioneta y arrancando bruscamente se fue a parrandear a la comunidad.

    Ese día por la noche comenzaron los cuentos de muertos, fantasmas, aparecidos de botijas enterradas, bolas de fuego y juegos de bolas; de árboles encendidos desde las raíces hasta sus ramas y en el transcurso de estos relatos nocturnos se oían silbar algunos gallos, perros llorar, el canto del guacabo, de alcaravanes y guaitacaminos volando alrededor de los ranchos. Muchas familias fueron recogiendo temprano y como con miedo, cada quien a su respectivo rancho, tomando hamaca por hamaca y carpa por carpa; rendidas quizás por el cansancio de tanto días de baño, insolación y caminata por la inmensa y hermosa playa.

    Cuando de repente y a eso del primer cantío de gallo se oyeron varios gritos aterradores y todas las familias de los ranchos sorprendidas preguntaban: ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? pero nadie respondía en el momento por encontrarse consternados por esos gritos tan desgarradores; pero sin embargo, todo el mundo insistía en que era lo que pasaba. Por fin una voz femenina, pero muy enérgica y valiente que el grupo identificó como la Doctora Naney, que prácticamente eclipsó la presencia varonil de tantos hombres presentes: se oyó decir: ¡Ca… rri…zo, que es lo que pasa… contrólense, no jo…! Hasta que la joven Nazaret dijo aterrada: ¡El General Nieves Maica se me acostó por un lado de mi hamaca; tal como me lo había pintado Don Ramón, alto, catire y vistiendo un traje blanco que me encandilaba y cuando fui a salir corriendo choqué con el caballo negro porque no lo vi en la oscuridad y el animal trató de patearme.

    Luego de semejante episodio, protagonizado por la guapa Nazaret, nadie pudo dormir más; mentando lo sucedido y hablando del General. Y fue así como se oyeron disparos de rifles, báculas, pistolas, revólveres y planes de machete.

    Y al amanecer, el orden del día era hablar de lo sucedido a Nazaret, joven que Don Ramón había calificado de guapa y muy valiente y así era ella, seguía afirmando que si era cierto que el General se había acostado con ella, cosa que a su esposo no le comenzó a gustar, máxima cuando afirmaba que ahora si era verdad que el General tenía que darle la botija de morocotas; y así fue como invitó a cuatro damas mas para que la acompañaran al sitio "Maiquero", a pedirles los reales. Su esposo que estaba oyendo esto se fue al sitio un poco disgustado y dispuesto a asustarla para quitarle la guapeza y al General de la cabeza. Y así fue, cuando Nazaret y comitiva llegaron al sitio, le dijo en voz alta ¡General Maicas, deme usted los reales, ya que anoche se acostó conmigo! Y de inmediato se oyeron semejantes quejidos, mas que suficientes para emprender veloz carrera que llegando a un mastrantar dio más de tres vueltas quedando privada en el acto, en el preciso momento que pasaba Don Ramón en su camioneta, diciéndole: ¡auxilio Don Ramón que el General Maica me trae coleada… Don Ramón la socorrió diciéndole: – joven, usted era la incrédula y guapa que no creía en muertos y espantos. – Ahora si creo Don Ramón, eso es verdad lo del General Nieves Maica; pero lo que nunca supo Nazaret fue que su esposo protagonizó los dos escalofriantes episodios.

    Biruaca, 5 de Enero de 1990

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    Don Hernán Ramón Rodríguez Cortés

    El fue quien planificó las vacaciones de la Semana Santa, en Capanaparo,

    como buen conocedor de esta región del Estado Apure.

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    La Señora Olga Nazaret y su esposo

    el Ingeniero Manuel Felipe Rodríguez Cortés.

    Quienes protagonizaron los hechos y gritos, en uno de los Ranchos de Santa Ana, a eso de la media noche, que consternaron a todos los turistas visitantes.

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    Dra. Naney Rodríguez Loggiodice

    Quien con voz enérgica y valiente, dominó la desesperante situación; en medio de la mas terrible oscuridad de la noche, cuando se le oyó decir: "Carrizo… que es lo que pasa… contrólense!…

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    Ingeniero José Gregorio Uviedo

    Quien después de lo sucedido desenfundó su pistola, así como muchos otros pelaron por sus armas de fuego disparando al aire, para ahuyentar a los fantasmas, muertos y aparecidos.

    Y los que mas, penillas en mano, sacudiéndolas en los árboles y gritando semejante a lo sucedido en aquellos tiempos de los caucheros, con los gritos de: ¡JIPI – JIPA de los yaviteros… y cuando los machetes alumbraron al vichada…!

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    Los esposos Señora Clotilde Loggiodice de Rodríguez y

    Manuel Rodríguez Cortés

    Quienes acompañaron a la Señora Olga Nazaret, ese otro día en la mañana, cuando la valiente Nazaret, se disponía ir al sitio llamado "La Maiquera", a pedirles las botijas al General Nieves Maica; porque él se había acostado esa noche con ella, allá en el Rancho.

    PROFESOR MANUEL RODRÍGUEZ CORTÉS – JUBILADO EL 1°/10/83

    S E M B L A N Z A

    • 1. Fundador de los primeros Núcleos Escolares Rurales (NER). 39 en todo el País, tocándome el NER N° 02 de El Recreo, Estado Apure; el 1° de Octubre de 1.960; el 1° de Octubre del 2.000 cumplió 40 años de su fundación.

    • 2. Fundador de la Escuela Granja ACHAGUAS, el 1°/10/1.961; el próximo mes de octubre del 2.001, cumple su cuadragésimo (40) aniversario de su fundación. Además, como Supervisor de Educación Rural de la Zona Educativa del Estado Apure, dirigí la ubicación y fundación de la Escuela Granja de Atamaica Arriba, en San Juan de Payara; la Saberio Barbarito en Apurito; Escuela Granja de San Fernando de Atabapo; J.M. Sánchez Ostos de Puerto Páez; así mismo recibí y orienté en su organización y funcionamiento la Escuela Granja de Urañón, cuando pasó de la Fundación de los Herrera Uslar al Ministerio de Educación. Además fui Supervisor de las Escuelas Granjas de Caicara de Orinoco, Escuelas de Educación de Adultos de Arichuna y Agua Linda, en el llamado para aquel entonces Territorio Federal Amazonas; y ya para pasar al programa de Frontera e Indigenismo, dejé el Proyecto la creación de una Granja en San Carlos de Río Negro, lo que no se logró por falta de interés de quienes me sucedieron.

    • 3. Fundador del Distrito Escolar Rural de la Zona Educativa de Estado Apure: desde 1.966 a 1.976.

    • 4. Supervisor III de la Oficina Ministerial de Educación Indígena y Zona Fronteriza del Estado Apure y Territorio Federal Amazonas, desde el 16/01/76 al 01/01/83, en que fui jubilado siendo Supervisor "V".

    • 5. Implantador y Supervisor del Decreto Presidencial 283 del 20/09/79 referido al Régimen de Educación Intercultural Bilingüe, a nivel nacional y en la etnia PUME (Yarura) a nivel regional, año escolar de iniciación: 1.980 – 1.981.

    • 6. Colaborador consecuente en la investigación de la lengua Pumé, desde 1.978, la cual se llevó a la escritura, habiéndose publicado unas 13 obras. Trabajo este grandioso, dirigido y realizado por los excelentes investigadores y lingüistas, Dr. Hugo Obregón Muñoz, Prof. Jorge Díaz Pozo, Indígenas (Pumé) Luis Jesús Pérez y Cleto Castillo.

    • 7. En el Programa Censal del 80, participé como empadronador del Censo Indígena, de la etnia Yarura del Estado Apure, que por primera vez se hizo en Venezuela.

    • 8. Fundador conjuntamente con mi ex alumno Dr. Juan Saúl Martínez, de la "Galería Permanente de Educadores Jubilados", en las Unidades Médico Odontológicas del IPAS-ME, a nivel nacional y establecidos en la mayoría de los estados del País. En San Fernando fue creada en marzo de 1.992.

    • 9. Colaborador consecuente con los estudiantes de las Universidades a nivel regional y nacional, en lo referente a Educación Rural, y Escuelas Granjas, Frontera e Indigenismo y Doctrina y Filosofía de la Asociación de Educadores Jubilados.

    • 10. Miembro activo de las Directivas de los Educadores Jubilados (como asesor) y de Escritores del Estado Apure, afiliado a la Federación de Escritores de Venezuela y Periodista de Opinión.

    • 11. He logrado publicar 20 trabajos literarios y tengo listos para publicar 23 más.

    • 12. Recibí mi jubilación en el año de 1.983, después de hacerme merecedor de numerosos reconocimientos como la Orden "27 de Junio en su 2ª y 3ª Clase; "Ciudad de San Fernando" en su 3ª Clase; Orden "Don Ricardo Montilla" en su 1ª Clase. Pero hay reconocimientos que así mismo estimo y que conservo en Placas y Diplomas, son los dados por centenares de comunidades: Rurales, de Frontera e Indigenismo.

    • 13. Formo parte de la Galería Permanente de Educadores de Apure, como fundador de la misma a nivel nacional. HOMENAJE INSTITUCIONAL DEL IPASME A LOS EDUCADORES REGIONALES.

    • 14. Homenajeado a nivel regional en Primer Lugar: "Por su prolífica trayectoria en el campo de las letras". En la Tercera Feria Internacional del Libro de Venezuela 2.007.

     

     

    Autor:

    Prof. Manuel Rodríguez Cortés