Referencias previas:
Se notifica que esta obra ha sido publicada en sucesivas versiones ya desde el año dos mil nueve tal como figuran en los siguientes tres enlaces (el de arriba es del mes de diciembre del año 2010 y los dos idénticos de abajo son ambos del abril del mismo año) de Internet:
http:// www.ilustrados.com/documentos/la-era-depiscis-03042010.pdf
http:// www.monografias.com/trabajos-pdf4/era-piscisley-periodica-historia/era-piscis-ley-periodicahistoria
siendo, sin embargo, reemplazadas por esta renovada versión que el lector tiene ante sus ojos como la más revisada y ampliada en contenido y citas – en el marco de una mejor presentación y didáctica – que van a probar la tesis que plantea este ejercicio historiológico. Se hace constar también que el autor de esta investigación es licenciado en la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona tal como se da a conocer en la portada de esta obra registrada como científica y, por tanto, totalmente veraz, por lo que yo puedo dar fe respecto a que todas las citas de los autores en los que me apoyo son textuales e integran frases enteras de los libros que ellos (historiadores acreditados) han escrito para describir la realidad histórica de antaño. Mi título oficial puede contemplarse fotografiado en la última página número cuatrocientos veintitrés de esta monografía.
Cita previa (a modo de prólogo):
"El caballo de batalla de los estudiosos del pasado es el orden, probable, que rige los acontecimientos de la Historia. ¿Existe realmente este orden? ¿Es lícita la actitud del historiador empeñado en definir la manera de pensar y hacer de una época y su evolución lógica hacia otra manera distinta? Este ejercicio trata de probar dos cosas, relacionadas íntimamente con las cuestiones anteriores. En primer lugar, que es factible definir un momento histórico a través de los 12 arquetipos zodiacales. Y, en segundo lugar, que la cadencia de un proceso histórico se ajusta perfectamente al orden que siguen estos 12 signos. De ahí que la ambición por encontrar el aludido orden de la Historia no aparezca como algo utópico.
El punto de partida es el movimiento más largo del globo terrestre, la precesión de los equinoccios, que describe un proceso cíclico de 25.200 años, a partir del cual se ha construido un armazón teórico que es necesario probar. Así, demostrando la validez de este armazón, queda demostrado el orden histórico propuesto. El autor ha seguido para ello las tesis del astrólogo Boris Cristoff, aplicándolas a la historia del arte. El ejercicio se centra, en el tiempo, en la llamada Era de Piscis, que se extiende desde la irrupción del cristianismo hasta el final del siglo XXI, y, en el espacio, en el arte occidental. Se trata de definir, pues, la naturaleza del hombre de Piscis a través de su actividad artística. Con ello se consigue la información necesaria para establecer las constantes del hombre actual y las de su posible evolución.
Joan Marimón Padrosa nació el 12 de agosto de 1960 en El Prat de Llobregat (Barcelona). Es graduado en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona."
(Marimón: presentación de su tesis de licenciatura como historiador del arte en la que mereció la calificación de sobresaliente, contraportada)
0. INTRODUCCIÓN: La astrología precesional como método de historiación de la Era de Piscis (0-2100).
El motivo que me lleva a acometer este estudio* es la lectura, en mi adolescencia, de un original tratado astrológico sobre teoría de la historia que prueba la existencia de una periodicidad** en el comportamiento secular e incluso milenario de la humanidad. Existe, entonces, un orden cíclico único que preside el conjunto de los acontecimientos del pasado y, aparte, lo sigue haciendo en el presente actual y, más allá, lo hará cara al futuro. Boris Cristoff, el astrólogo uruguayo descubridor de este orden, en su obra magna El destino de la humanidad lo denomina Ley Periódica de la Historia o, de manera abreviada por él mismo, L.P.H. (y que ya se observa su cumplimiento en la práctica en la Tabla Periódica de la Historia diseñada por él y aquí expuesta en la pág. 69). Tiene la virtud de que explica el acontecer de los tiempos dándonos a conocer cómo, en un sentido perfectamente coherente, cada etapa contiene sus características peculiares en períodos que son de una duración exacta, sucediéndose los unos a los otros en una escala sucesiva zodiacal. Por todo esto, además el conocimiento de la Historia según la L.P.H. es aún más fundamental para poder llevar a cabo estudios de prospectiva acertados.
Y es que los signos zodiacales, al ser doce, permiten un estudio matemático del acontecer pasado y futuro en conjunto. Ya el teórico catalán de la Historia Aleixandre Deulofeu previó esta posibilidad escribiendo un libro con el título expreso de La matemática de la historia, y aunque sin el apoyo del sistema zodiacal llegó a una gran exactitud en el cálculo de las diversas etapas del devenir histórico; tanto o más que Oswald Spengler y Arnold J. Toynbee: "¿Quiere decir que Toynbee se proponga escribir la Historia en forma distinta de como hasta ahora se ha hecho? En modo alguno, porque lo que hace es partir de los libros históricos, de la ciencia histórica tal y como ha sido comprendida para otros efectos y elaboraciones. Lo que hace es, pues, dar por supuesta la ciencia histórica según cual es y someterla a un tratamiento de segundo grado para ver si en ese enorme caos que es el acontecer histórico no se vislumbran ritmos, estructuras, leyes, regularidades que permitan aclarar una figura y como una fisonomía al proceso histórico." (Ortega y Gasset: Una interpretación de la historia universal (En torno a Toynbee)., pp. 25-26), (ver datos en pág. 384), quienes también enunciaron teorías sobre el carácter cíclico de las civilizaciones. Otros filósofos de la Historia – Gianbattista Vico: Corsi e Ricorsi (Cursos y Contracursos), Hegel, Karl Marx, José Ortega y Gasset:
La historia como sistema, etc. – también han elaborado importantes teorías al respecto. Sobre antecedentes, véanse las páginas 18 a la 21 del anexo cinco. Pero por encima de todas ellas, la Astrología Precesional – término nuevo que también introduce Boris Cristoff – facilita un cálculo exacto de la duración de esos ciclos que se identifican, como se va a mostrar en mi trabajo, fielmente con las características de los signos zodiacales. Esto es la duración del tradicionalmente denominado "Gran Año Platónico" acorde con el movimiento terrestre de la Precesión de los Equinoccios *: en concreto,un giro que Cristoff fija en 25.200 años de cuyas divisiones dodecadécimales (es decir, 25.200 dividido por doce) salen las Eras de 2.100 años. A partir de este cómputo celestial, en general entre los astrólogos se coincide en que actualmente vivimos en la Era cristiana de Piscis (0-2100), que se estrenó en el siglo I con la divulgación de las religiones de salvación en la ultratumba, los valores de la piedad y el sacrificio humano que han estado enseñando las religiones cristiana (Europa) y budista mahayana (Asia) principalmente, y que, al fin, culminan ahora en la extensión progresiva actual del ideario de la democracia y de los derechos humanos universales en este mundo globalizado del actual siglo XXI. Téngase en cuenta la pervivencia social del saber zodiacal como base para el conocimiento de la personalidad de uno mismo, que es como mayormente se utiliza. Esto ocurre, a pesar de todas las prevenciones de aquellos escépticos que se plantean desacreditar a la astrología como una íntegra superstición anticientífica, como saber vulgar que es más bien propio de ignorantes. Solución poco constructiva que más allá de intentar conjeturas y, por lo pronto, nadie pudo ni puede ahora probar de modo concluyente y exhaustivo.
Así, filósofos contemporáneos de repercusión internacional como el eximio y prestigioso José Ortega y Gasset definidamente no creen que la lógica físicomatemática, a pesar de su pretendida modernidad, se pueda erigir como la única fuente de pensamiento humano normal válido a todos los efectos:
"No caben, pues, ya, devaneos como los de Lévy-Bruhl, en que a nuestro pretendido "pensar lógico" se opone el pensamiento de los primitivos como un "pensar prelógico", cosa que siempre debió parecer monstruosa. Al averiguar que el pensar lógico es mucho más ilógico de lo que sospechábamos, se nos abren los ojos para advertir que el pensamiento primitivo es mucho más lógico de lo que se presumía. Desaparecen, pues, las diferencias absolutas entre un tipo de pensamiento y los demás que el hombre ha ejercitado en la historia y queda establecido entre ellos continuidad. O lo que es igual: que retirada la pantalla del pensar lógico como único representante del Pensamiento, nos aparece éste en su autenticidad consistiendo por fuerza en alguna otra cosa que exclusivamente en identidad, no contradicción y tercio excluso. Porque, repito, si el Pensamiento consistiese últimamente en la presencia de estos atributos, nos sería forzoso reconocer que no lo ha habido nunca. Y el hecho es que el hombre de un modo o de otro, queriendo o sin querer, con brío o tenuemente, ha pensado siempre."
(Ortega y Gasset: Historia como sistema y otros ensayos de filosofía, pág. 78).
Pues bien, el origen de este saber se acerca mucho al de la humanidad y así en el año 1925 el arqueólogo alemán Leo Frobenius ya encontró grabados prehistóricos – de hace 12.000 años – en una cueva del monte Atlas a orillas del río Susfana (ver uno en la página siguiente), que reflejan los doce signos zodiacales representados por lo que esta sabiduría celestial, mediante su genuino procedimiento de comparación armónica y sincronización entre lo que acontece en la Tierra y los movimientos del cielo, podría considerarse la matriz del pensamiento humano a partir de un hallazgo tan referencial como este.
Consta también que, en un sentido concienzudo, la acumulación del conocimiento científico se estrenó con los sumerios de Mesopotamia (léase anexo cuarenta y seis: páginas 316, 317 y 318), quienes partieron de la astrología natural para crear nociones básicas del saber humano, mediante mediciones del tiempo (día y año) y del espacio (grados de una circunferencia) que siguen siendo empleadas en nuestro siglo, merced a la antigua base de cálculo sexagesimal – del sesenta, un múltiplo del doce –. Se puede colegir por tanto que el Zodiaco es parte de la ciencia eterna, pues opera mediante la deducción analógica.
Así, el escritor búlgaro nacionalizado en Uruguay (país muy culto situado entre Argentina y Brasil) afirma en relación al interés público por la astrología:
"Un negador de la astrología como Carl Sagan se quejaba que por cada revista dedicada a la astronomía había decenas dedicadas a la astrología.", y en tanto ésta ofrece un saber íntegro y no parcial, irónicamente pregunta:
"¿Se va a conformar el público con una ramita del árbol en lugar de con el árbol entero?", todo lo cual se lee en su sitio web:
Por mi parte, el objetivo de mi tesis (como licenciado en una facultad de Geografía e Historia que soy, véase la fotografía de mi título oficial en la última página de esta obra científica) es explicar analizando el contenido útil y novedoso de esta original teoría de la historia fundada por Cristoff y hacer posible su verificabilidad con el compromiso de expertos historiadores, de manera que además permita una perfecta comprensión para todos los lectores.
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