Su trascendencia se refiere sustancialmente a sus aspectos creativos, de creación de "esencia" y con ello de pura vida. Creo firmemente que lo más importante para todos nosotros, y en verdad yo diría que para todo el ámbito viviente, para la misma "Gaia", para el pálpito vital universal, desde nuestra misma Tierra a esos "exoplanetas" que vamos descubriendo por doquier, lo más importante, repito, es la evolución de esas insignificantes moléculas previtales transformándose en vida, en hálito vital, en psiquis cada vez más complejas Esa evolución que al acceder a la mente humana llega a observarse a sí misma, siendo consciente de ello, y que hace posible la acción creativa de alumbrar nuevas formas vivientes capaces de extender su semilla por todo el orbe. Es este aspecto del tiempo, pues, el más importante, el más trascendente: ¡si no hubiese habido quien observara todo lo creado, más valía no hubiera sido creado! Lo creado necesitaba de un observador, de observadores, ¡es así como madura la creación!, máxime cuando ese mismo observador con su acción (medida) es capaz de "consolidar" el ser, los seres: con el "colapso" desde la posibilidad aparece lo "real". ¡se crean las cosas, los seres, las mentes, la conciencia!… Por consiguiente, aquí el tiempo representa la vida, es lo que posibilita la vida, y en su seno transcurre y se consolida la vida.
De ello se desprende que vida y tiempo están sustancialmente interconectados, interrelacionados en la misma esencia del ser, aún más allá del "Ser y tiempo" de Heidegger… Y aquí radica la importancia del tiempo, pues a partir de él nos "construimos", se desarrolla nuestra propia vida. El HACIENDO es el momento de la "acción"… Es un precioso misterio lleno de potencialidad… En el HACIENDO actúa el ser, y actúa creando, y ese proceso se llama vida: ¡ahí palpita la vida! El HACIENDO es la acción creativa, la máxima expresión de la "vitalidad"… Ahí se produce la maravilla de la transformación de lo inexistente (nada) con cierta "tendencia a existir", a la existencia plena, una verdadera creación, la verdadera creación… Y eso es lo trascendental: no es necesario conocer nada de un futuro que aún no existe y de un pasado que no sabemos donde remonta su origen. ¡Ni final, ni inicio son precisos; sólo el instante creador es lo esencial!… El HACIENDO se vislumbra como el rey dentro de los tres "espectros" temporales, lo que no es nada extraño, pues "en él tan sólo habita el ser", es su morada, es el campo de su actividad, de su acción. Y es que para la vida lo es todo, es más, ese HACIENDO es la propia vida, aunque va bien pertrechado del imponente bagaje del pasado materializado en su memoria, y de la "esperanza e impulso en dirección al futuro".
El tiempo creativo aparece con su esplendoroso potencial de vida, resurgiendo como un lucero sobre el tiempo mecánico de la física, el petrificado de la historia, el transcurrente psicológico, los modos descriptivos del mismo, etc. Para nosotros y las criaturas que nos acompañan, este es el tiempo importante, sustancial, vital, nuestra básica vestimenta, sin el cual aparecemos desnudos, desprotegidos, condenados a la inmovilidad.
Y el tiempo como ser propio, como demiurgo es en esencia éste, el que tiene una naturaleza que se identifica con la nuestra en una autoconstrucción mutua: ¡en el tiempo nos creamos, y a la vez, con ello, creamos el tiempo!
En verdad, podemos considerar el tiempo creativo como nuestro tiempo, ya que lo demás o son dimensiones cuantitativas físicamente medibles, o cualitativas durables con sus distintos modos… El problema es que utilizamos el mismo vocablo "tiempo" para cuestiones que no son lo mismo, es más, en realidad son radicalmente distintas… Ahora bien, al menos, tras estas disquisiciones espero podamos clarificar la verdadera idiosincrasia del concepto para poder separar lo que no es más que una dimensión física, de la duración (durée), la edad, la sensación psicológica de transcurrencia y el instante vital (HACIENDO) creativo.
El tiempo como demiurgo está trascendentalmente unido al ser y la vida. Y desde ese tiempo queda "centrado el mundo", al igual que desde el ser.
Así podemos resumir:
Tiempo físico, reversible, coordenada temporal (dimensión).
Tiempo esencial, trascendental, creativo, vital, finito y real (tiempo creativo).
Tiempo infinito, absoluto, irreal, eternidad.
LA UBICUIDAD DE O
Una cuestión importante a dilucidar antes de despedir esta revisión del tiempo, se refiere a la descripción de los instantes cero y localización cero que subjetivamente debe identificar el propio observador situado en O. Sin embargo dicho instante y localización, como todo lo finito en la naturaleza, pertenece a un cierto intervalo temporal y espacial por muy reducido o insignificante que podamos hacerle, aún cuando el observador le dote de una cierta "unicidad" hacia una tendencia puntual. (Esto no es más que un acercamiento a la teoría de Peter Lynds sobre el tiempo). Y es la mente del observador quien fusiona este intervalo finito pero no cero, en una identidad de un intervalo (temporal y espacial) con la "infinitud" de la "nulidad 0". La mente es la que hace el "milagro", haciendo así surgir el espacio y el tiempo.
Aventuro que si la tecnología logra que se "identifique" (se establezca la identidad) entre varias localizaciones espaciales y/o temporales, este origen O podría corresponder a unos "intervalos" quizás "macroscópicos" (¿sería un paralelismo o tendría relación con el entrelazamiento cuántico?).
Podemos entender este planteamiento si nos hacemos la pregunta: ¿dónde se localiza ese tiempo y espacio 0 -localización de O- en el cerebro humano?… La respuesta es que no hay dentro del cerebro un punto determinado desde el cual un agente ejecutor u homúnculo dote de voluntad y libertad al mismo. El cerebro se extiende, evidentemente, por toda la cavidad craneal, y la voluntad y libertad es extensible a todo ese ámbito; es más, al basarse tales facultades en una interrelación o coordinación entre los distintos grupos de neuronas que en cada momento intervienen, podemos concluir que el observador O, en verdad queda "configurado" dentro de un ámbito espaciotemporal dotado tanto de espacio (volumen craneal) como de tiempo (el que se necesita para la existencia de la consciencia de la acción, como vimos en las experiencias de Libet). El observador O, pues, se sitúa en un "campo de indeterminación" espaciotemporal al que llamo "ubicuidad de O".
Pues bien, esa ubicuidad parecería no tener mucha importancia, o mejor, "pasó desapercibida" dada la pequeñez relativa del cerebro humano, o los diferentes cerebros de los seres vivos conocidos, sin embargo, desde el punto de vista del tiempo creativo sí tiene relevancia. En esta hipótesis, la ubicuidad de O indica, nada menos que la conexión entre el campo mental y la emergencia (porque se trata de una verdadera emergencia) del tiempo y el espacio, o mejor, de la "continuidad" del tiempo (y el espacio), de acuerdo con las observaciones de Lynds (ver el punto 15 de este ensayo -¿Existe el tiempo?), que le hace existir dada la inmovilidad teórica de los "presentes" por un lado, y "la imposibilidad de la quietud", en un mundo donde el movimiento es la norma: ¡Es la mente la que hace posible la "unificación" de esas dos "incompatibilidades" en ese algo que llamamos "tiempo"! "De igual modo se constituye la ubicuidad espacial del observador O".
Pues es aquí donde viene a colación la cuestión del desarrollo tecnológico, con su más que probable incidencia sobre la ubicuidad de O. Pero antes he de hacer notar la independencia de la referencia a la intersubjetividad necesaria para la "demarcación" de la "objetividad" en el tiempo creativo y en la realidad del marco espaciotemporal (para dar cabida a las distintas subjetividades de los distintos observadores, asegurando su compatibilidad), con respecto a la ubicuidad de O. Son asuntos que no tienen nada que ver, el uno con el otro, y de lo que debemos tener conciencia plena.
Ahora sí, puedo hacer la predicción de que el desarrollo tecnológico hará posible a medio plazo la sustantiva "ampliación" de ese campo espaciotemporal de ubicuidad de O. Y es que ya hoy día existen signos incipientes de ello, tanto en multimedia, como en informática, robótica, realidad virtual y hasta el mismo Internet puede ser contemplado, en cierto sentido, como una ampliación de la "ubicuidad de O".
Puede entenderse, entonces, que el mismo cerebro humano, de un modo artificial vaya aumentando su "ubicuidad", con lo que llegará el día en que lleguemos a encontrarnos ante un observador O, tan macroscópico que hasta será dificultoso "concretar" de alguna forma dicho observador. Por consiguiente, la señalada "emergencia" del espacio y el tiempo entrará en una dimensión nueva, una "expansión" del marco de nuestras conceptualidades espaciotemporales.
De igual modo, simplemente, no descartemos la posibilidad de un desarrollo expansivo de nuestro propio cerebro hasta cotas, inimaginables hoy, pero no descartables en el futuro que equivaldría también a un aumento cuantitativo de la ubicuidad de O. Y digo esto, pues es bien sabido que la distinta configuración de los cerebros de varón y hembra, hacen al primero tener una capacidad de la fijación de la atención sobre uno o dos asuntos a la vez, y varios la segunda.
El hombre precisa fijar la atención en un solo asunto para poder abarcarlo en profundidad y así, por ejemplo, deducir un teorema matemático, paso a paso. Lo curioso es que al final de la deducción, de alguna forma, se tiene la "globalidad" del desarrollo en la mente, cual si fuera "un poso que queda", pero sin la claridad de cada paso que asegura la atención. En el caso de la mujer, su atención puede extenderse, a la vez, a más de un asunto (¡al menos de eso presumen!). Imaginemos, entonces, lo maravilloso que sería "poseer esa claridad que da la atención", en la totalidad de la presentación en bloque del teorema, es decir, de todo el proceso de desarrollo del teorema a la vez, lo que en verdad supone o quiere decir, una atención extendida, o una posibilidad múltiple de atención (¡mucho mayor, por supuesto, que la de la mujer!)… ¡Sin bromas!, sería un gran desarrollo en la "ubicuidad de O". ¡Y quién dice que nuestro desarrollo evolutivo cerebral no pueda adoptar tal dirección!
En cierto sentido, y a resultas de todo ello, me parece adivinar una especie de cierta "congelación" del espacio y el tiempo, que se traduce en una "cuantización" de los mismos en intervalos cada vez mayores según la ubicuidad de O. Cada intervalo sería inmutable y distinto y la transición entre ellos (movimiento, tiempo) es labor de la mente del observador O.
23. El tiempo creativo y su relación con los Capítulos I, II y III
Antes de nada advertir que en los citados tres capítulos, en negrita quedan identificados los párrafos que tienen que ver con nuestro tiempo creativo y que por eso mismo, asume este autor.
Y para especificar aún más esas relaciones, vuelvo a reescribirlos en el mismo orden en que aparecen en el texto.
Capítulo I:
"El tiempo se da en el espíritu o alma humana en cuanto capacidad de enlazar el pasado retenido en la memoria con la expectativa del futuro en el presente, lo que es posible por la permanencia de la identidad subjetiva del alma". (San Agustín)
(…) "concepto orgánico del tiempo, donde cada ser posee su propio tiempo interno". (Schelling)
(…) "y el tiempo auténtico, la duración de la vida interior de la conciencia, el puro movimiento en el que no pueden diferenciarse los momentos como estados distintos". (Bergson)
"el tiempo que "capta" la intuición es heterogéneo e irreversible, es pura novedad, el auténtico tiempo". (Bergson)
"La concepción que Dilthey reclama de la vida como comprensible desde sí misma implica postular un tiempo que emerge con la vida misma en su acontecer histórico, en su realización concreta". (Dilthey)
"El futuro es una anticipación de lo que se convertirá en el pasado". (Fromm)
"El tiempo es generado por la innata inquietud del espíritu, por su desplegarse hacia el futuro, por sus proyectos y su negación del "estado presente". "Y en ambos casos la verdadera realización del tiempo es la eternidad o, en términos seculares, hablando existencialmente, el desplazamiento del espíritu desde la voluntad hacia el pensamiento". (Hegel, Plotino, Ana Arendt)
"Popper introduce su teoría propensivista de la probabilidad". (Popper)
"La probabilidad supone (…) "la tendencia o la propensión a que tenga lugar aquello que es posible". (Popper. P10)
"La determinación del valor de una propensión sólo se puede llevar a cabo frecuencialmente". (Popper)
"La temporeidad es un modo de ser, un modo de estar en el mundo. "El ser no se funda en el tiempo, sino que el tiempo se funda en el ser". El "carácter gerundial" del ser no es transcurrencia lineal, sino algo puramente modal, previo, por tanto, a toda transcurrencia: el ser en cuanto tal es tempóreo."(Zubiri)
Capítulo II
"Para él había una incongruencia entre la teoría de Einstein y la creencia cotidiana de que el tiempo, a diferencia del espacio, "pasa" o "transcurre". (Gödel)
"Sólo en la vivencia humana se dan las importantes líneas divisorias entre "pasado", "presente" y "futuro". (Norbert Elias)
"el tiempo, como la entropía, tiene una función creadora". "No se puede hablar de un nacimiento del tiempo, pero sí de un nacimiento de nuestro tiempo, así como de un nacimiento de nuestro Universo". (Prigogine)
"La termodinámica nos propone, en fin, "un universo en el que el tiempo no es ni ilusión, ni disipación, sino creación". (Prigogine)
"La pregunta es, ¿el tiempo es una propiedad de la realidad o sólo una apariencia macroscópica de las cosas? Yo diría que es sólo un efecto macroscópico. Es algo que surge sólo para las cosas grandes". (Carlos Rovelli)
"acciones llevadas a cabo en el futuro, pueden ejercer influencia en eventos del pasado, y se añade que generando nuevas líneas que no afectan a la línea del presente". (Xiao-song Ma)
"¡sólo es (son) posible(s) aquella(s) trayectoria(s) que haga(n) que la acción S sea estacionaria!". "Las otras trayectorias no corresponden a movimientos de la realidad de este mundo". (Jorge Wagensberg)
Capítulo III
"el tiempo es el medio en el que se despliega la vida".
"El estudio fenomenológico de la conciencia o de los actos conscientes tiene que ver con un análisis vivencial de la conciencia". (Varela)
"Y el tercer "momento" de la neurofenomenología de Varela se refiere a la "unidad" del momento fenomenológico de primera persona y el momento neurobiológico de tercera persona". (Varela)
"conciencia interna del tiempo" (también "presente viviente") como la descripción de la vivencia del tiempo objetivo en primera persona". (Husserl)
Recapitulando, como se aprecia en este punto 23, el tiempo creativo es "deudor" de todos los precedentes apuntados, ahora bien, la inclusión de éstos dentro de la hipótesis les proporciona a su vez una potencialidad antes no adivinada, al quedar formando parte del cuerpo común y único de la hipótesis del tiempo creativo defendida en el ensayo.
Autor:
Alejandro Álvarez Silva
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