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El pensamiento zubiriano de Ellacuría y su influencia filosófica en las transformaciones en El Salvador (página 2)

Enviado por Marcelo Alas


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Esbozos de vida: Zubiri y Ellacuría

Zubiri nace en San Sebastián, en el año 1898. Tras estudiar en el colegio Santa María de esa ciudad, inicia desde muy joven sus estudios de filosofía y teología en el seminario de Madrid. En esa ciudad reside como estudiante externo y allí recibe las primeras influencias decisivas para su formación como filósofo, especialmente su encuentro con José Ortega y Gasset, quien a comienzos del año 1919 introduce a Zubiri en las principales corrientes del pensamiento europeo y en especial en la fenomenología de Husserl. En el año 1920 estudia filosofía en el Instituto Superior de Filosofía de la Universidad Católica de Llovaina y luego estudia en Roma donde concluye su tesis doctoral en teología. Posteriormente se enrumba en la academia para enseñar en el Instituto católico de París, es donde tramita su secularización y contrae nupcias con Carmen Castro en el año 1936.

Su filosofía está trazada bajo la senda de Husserl y Heidegger, la cual se basa en el estudio de la conciencia y la existencia y en su profunda relación con la realidad. Esto lo promueve durante toda su obra en la que alcanza una marcada tendencia por los temas de la inteligencia sentiente, en la cual aborda los más grandes temas de la filosofía clásica: que va desde la materia hasta el problema de Dios.

Por su parte, Ignacio Ellacuría se forma bajo la tutela de Zubiri y es considerado como uno de sus discípulos más cercanos en muchos momentos y en quien depositaba enorme confianza. Siempre sorprendió a muchos el seguimiento de Ellacuría hacia su maestro, e incluso se mencionaron características muy pecualiares. Mientras Zubiri pregonaba una obra filosófica aparentemente abstracta y desvinculada de los cotidianos problemas políticos y sociales, su destacado alumno Ignacio se valía de ella para incidir decisivamente en la transformación política y social de El Salvador, país en el que radicaba y del cual se nacionalizó.

La peculiar interrelación entre Zubiri y Ellacuría, ha sido incluso catalogada de manera extrema como utilitaria. Según algunos detractores, la obra de Ellacuría no es más que la utilización práctica del pensamiento filosófico de Zubiri. La interpretación simplista de esta relación señala que Ellacuría habría llevado a cabo una incorrecta interpretación de la obra de su mentor, descartando las raíces fenomenológicas de su pensamiento, e inclinando la filosofía de Zubiri hacia una metafísica no lejana de las visiones de Hegel de la historia o del conocido materialismo dialéctico.

Ellacuría y el pensamiento filosófico de Xavier Zubiri

Uno de los principales nexos entre la obra filosófica de Zubiri y su aplicación práctica por Ellacuría, lo encontramos en la aceptación que hace el discípulo de la utilidad del análisis basado en las tesis zubirianas. Ellacuría demostró que las distintas corrientes de pensamiento y en definitiva cualquier contenido intelectual -según Zubiri- no llega a ser verdadero por ser útil, sino más bien es útil porque precisamente es verdadero.

Esta aseveración fue la que se constituyó como la columna vertebral de la relación Zubiri- Ellacuría y que este último trasladara hasta los planos políticos y sociales en El Salvador, situación que lo llevó inexorablemente a su muerte física. Lo anterior obliga a deducir que este pensamiento zubiriano impulsado en territorio salvadoreño por Ellacuría, mantiene según muchos, su vigencia.

La historia de El Salvador demuestra que la identidad entre la filosofía de Zubiri y de su discípulo Ignacio Ellacuría, es mayor de lo que los críticos acostumbran admitir. Distinto sería el pretender revisar todo el planteamiento de Zubiri en torno al concepto de la historia. Sucede que mientras Zubiri plantea un camino desde Ser y Tiempo, Ellacuría profundiza en aspectos más radicales que los expuestos por su mentor y trasciende hacia las capacidades que devienen como consecuencia de las posibilidades.

En términos simples, Ellacuría se acerca más a las realidades que marca en el tiempo la historia. Ellacuría definitivamente se posesiona del acontecer histórico, no sólo en los términos antropológicos usuales de apropiación de posibilidades, ni tampoco en términos metafísicos de una realidad histórica, sino asume conceptos más praxeológicos. Ellacuría entonces trasciende a su maestro y asegura que la historia, antes que realidad devenida en el tiempo, es fundamentalmente praxis.

Para Zubiri, la filosofía se ha entendido a lo largo de la historia de tres formas; Como forma de vida, como doctrina sobre la vida y como conocimiento del saber, de estos tres el filósofo sansebastiano, se apegó al de la filosofía como conocimiento del saber. Para él está se pregona como conocimiento de un saber dinámico que tiene un horizonte y cuyo objetivo es la realidad.

Obra, Pensamiento y Acción de Ellacuría bajo la influencia de Zubiri

La obra emblemática de Ignacio Ellacuría se considera "Filosofía de la Realidad Histórica", la cual permanecía inédita al momento de su muerte en 1989. Posteriormente fue publicada en calidad "post mortem" por el profesor en Filosofía Antonio González. El texto deja en claro que según el autor: "la verdad de la realidad no es lo ya hecho; eso es solamente una parte de la realidad. Si no nos volvemos a lo que está haciéndose y a lo que está por hacer, se nos escapa la verdad de la realidad". En el libro se retoma lo expresado por Ellacuría sobre el objeto de la filosofía. Para el sacerdote jesuita "hay que hacer la verdad… hacer aquélla realidad, en juego de praxis y teoría, se muestra como verdadera".[2]

Podemos concluir que la constante intelectual y práctica de Ellacuría -como discípulo dilecto zubiriano- se caracterizó por revelar claramente que "la realidad y la verdad han de hacerse y descubrirse y que han de hacerse y descubrirse en la complejidad colectiva y sucesiva de la historia, de la humanidad". El anterior aserto, sin lugar a dudas fue la directriz de la obra, pensamiento y acción del Reverendo y Doctor Ignacio Ellacuría s.j. y además marcó el compromiso en la praxis histórica de su vida. Y también el compromiso que lo llevó a la muerte.

Perfil biográfico de Ignacio Ellacuría

Nació en Portugalete, Vizcaya (España), el 9 de noviembre de 1930, donde realizó sus estudios primarios. Cursó el bachillerato en el Colegio de los Jesuitas de Navarra. A los 17 años ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Loyola, Guipúzcoa. En 1949 fue enviado a El Salvador al noviciado de Santa Tecla. Completó sus estudios de Humanidades y estudió Filosofía en Quito. En 1955 es licenciado en Filosofía. Y, entre 1955 y 1958 ejerce de formador de seminaristas diocesanos en el Seminario de San José de la Montaña. Ordenado presbítero en Innsbruck, el 26 de septiembre de 1961, hace sus últimos votos como jesuita en 1962, en su pueblo natal.

De 1962 al 1965 realizó los estudios para el doctorado en Madrid, en la Universidad Complutense, bajo la dirección de Xavier Zubiri quien siempre le consideró como el continuador de su obra. Su Tesis Doctoral en la Universidad Complutense (Madrid 1965) lleva por título: La principialidad de la esencia en Xavier Zubiri -obra todavía inédita, que requiere una edición crítica-. Hace también los cursos de Doctorado en Teología pero no presenta Tesis.

En 1967 regresa a El Salvador para incorporarse a la Universidad Centro Americana (UCA) "José Simeón Cañas" como profesor. Mantiene la colaboración con Xavier Zubiri y viaja a menudo a España. En 1976 la publicación del famoso editorial "A sus órdenes, mi capital", parece que ocasionó la retirada del apoyo económico del Gobierno salvadoreño a la UCA, provocando además una clara violencia paramilitar contra la Universidad, a la que siempre Ignacio Ellacuría quiso autónoma, respecto del poder civil y del poder eclesiástico, sobre todo a partir del año 1979 en el que es nombrado Rector, dos años después del asesinato del P. Rutilio Grande cuando Ellacuría estaba en España.

En 1979 se produce un Golpe de Estado de la Junta de Gobierno en El Salvador. Fracasa este intento y se desencadena una cruel violencia y guerra en el país. En 1980, el 24 de marzo, es asesinado el arzobispo Monseñor Romero durante la eucaristía. Y, a finales de ese mismo año de 1980, Ellacuría sale de nuevo, esta vez "desterrado" a España, bajo la protección de la Embajada Española. Desde entonces, Ellacuría aprovecha los viajes a España para dejar oír su voz en Europa y activar la publicación de algunas obras de Zubiri.

Entre 1980 y 1983 se publica la trilogía de Zubiri, X.: Inteligencia sentiente (Alianza Editorial, Madrid 1980), Inteligencia y logos (Alianza Editorial, Madrid 1982), e Inteligencia y Razón (Alianza Editorial, Madrid 1983). Desde 1980, El Salvador vivirá una larga guerra civil de doce años, en los que la Guerrilla se enfrentará al Ejército. Es entonces, en el año 1981 cuando Ignacio Ellacuría plantea abiertamente la solución negociada al conflicto. Tras la muerte de Zubiri (año 1983), Ellacuría es nombrado Director del Seminario Xavier Zubiri.

A principios de noviembre de 1989 Ellacuría recibía en Barcelona el Premio de la Fundación Comín, otorgado a la UCA de San Salvador. Mientras, el Gobierno de aquel país temía no poder frenar la presión de la Guerrilla en la propia capital de San Salvador. Ellacuría adelantó su regreso a El Salvador sobre el 13 de noviembre, para intentar mediar una vez más en pro de la paz y la convivencia. Pero, como altavoz de la Teología de la Liberación, dado su prestigio intelectual y su valiente denuncia de la situación del país, como defensor de la liberación del pueblo y de las mayorías populares, se había granjeado la enemistad de algunos sectores financieros y militares que le amenazaron con insistencia para callar su voz, siendo asesinado el 16 de noviembre de 1989 por militares salvadoreños.

Conclusiones

La obra filosófica de del Padre Ellacuría, no se quedo únicamente en los esfuerzos por llevar la obra de Zubirí, del pensamiento a la praxis, sino que también orientó sus fundamentos para concretarlos en su teología de la liberación, pues él consideraba que su obra se encuentra tanto en el orden epistemológico como en el orden metafísico. Es aquí en donde encaja plenamente su razón de ser en la teología de la liberación, trayendo la razón desde la inteligencia a la realidad de las cosas que pasaban en El Salvador y abandonando el pensamiento clásico occidental que iba abandonando la realidad, refugiándose en el ser y en el sentido mismo de las cosas.

Posteriormente entre los años 1995 a 1998, luego del asesinato del sacerdote jesuita, llega a fungir como jefe del departamento de filosofía de la Universidad Antonio González Fernández quien llevará a cabo una nueva propuesta, en la tendencia filosófica de la academia. Su tendencia se funda en la radicalización de la realidad Zubiriana, situándose en el análisis de los actos humanos en la práctica, la ética como orientación metafísica, creencia religiosa, formando un conjunto de actos de aprehensión, afectación y volición.

Bibliografía

  • Melero Martínez, José María, El Problema Teologal del Hombre en Xavier Zubirí, Universidad de Murcia, 2008

  • Ellacuría Ignacio, La religación, actitud radical del hombre (1966)

  • ACEVEDO FLORES, C. G., "Raíces biológicas de la inteligencia en Piaget y Zubiri". Tesis de grado en Filosofía. Facultad de Ciencias del Hombre y de la Naturaleza, UCA. "José Simeón Cañas", San Salvador 1987. 519 pp.

  • ELLACURIA, I., La nueva obra de Zubiri: Inteligencia sentiente,Razón y Fe nº 994. (1981) págs. 126-139.

Sitios Webs:

 

 

 

 

 

Autor:

Alas Quesada, Marcelo

Profesor:

Fayos, Rafael

Ilustre Colegio de Abogados de Madrid – Universidad Rey Juan Carlos – Universidad Francisco de Vitoria.

17 de marzo de 2010 – Madrid España

MASTER EN ACCION POLITICA, FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL Y PARTICIPACION CIUDADANA EN EL ESTADO DE DERECHO

XI EDICION

[1] Melero Martínez, José María, El Problema Teologal del Hombre en Xavier Zubirí, Universidad de Murcia, 2008

[2] ELLACURIA, I., La nueva obra de Zubiri: Inteligencia sentiente,Razón y Fe nº 994. (1981) págs. 126-139.

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