- Antecedentes hasta 1985
- Despegue de la literatura en Guantánamo (1985-1999)
- Las Ediciones Riso
- Bibliografía
Resumen
El trabajo que se presenta pretende hacer un recorrido por la literatura en Guantánamo desde su fundación como Villa, hasta la fecha. Se sitúa por etapas y presentando a cada uno de los representantes. El mismo servirá como material de consultas para estudiantes de la localidad y para todo el que esté interesado en la literatura de esta provincia, la más oriental de Cuba.
Antecedentes hasta 1985
Del mismo modo que la obra Espejo de Paciencia (1608), de Silvestre de Balboa, presenta notas cubanas sobre todo en aspectos como la descripción de la naturaleza y los componentes sociales, algo análogo sucede cuando se estudia las obras escritas sobre Guantánamo antes de 1871.
En este periodo formativo se incluyen el Diario, de Cristóbal Colón, obra que introduce el entorno geográfico de Baracoa resaltando su encanto agreste. Otro texto clave lo constituye Florida (1598-1599), de fray Escobedo. Texto que describe el arribo a la ciudad primada, el paisaje y sus costumbres. El obispo Morel de Santa Cruz, por su parte, en La vista eclesiástica refleja los veinte días que estuvo en Baracoa en enero de 1757. Este último va más allá del entorno, pues hace un análisis sobre la situación militar, poblacional y política de este enclave.
Max Henríquez Ureña en su libro Panorama histórico de la literatura cubana, cita a un individuo de apellido Creagh como autor de un libro titulado Ocios de Guantánamo (1829)[1], texto que al decir del estudioso, describe el área guantanamera. Por otro lado, no se puede hablar de un quehacer literario coherente que distinga una literatura en esta localidad.
Todo parece indicar que con la aparición de El Eco, en 1871, comienza en el sentido de Gutemberg, la literatura en Guantánamo. Este periódico de franca proyección peninsular va a ser el vehículo que portará lo que Rissell Parra hace llamar "primeros ripios literarios"[2]. A decir verdad, no se tuvo acceso al periódico por situación ajena al investigador, en ocasiones víctima de algunas consideraciones de algunos "aldeanos"[3].
En este periodo aparece la novela – folletín o por entrega, que tuvo cultores de éxito dentro del patio y solían incluir, en ocasiones, situaciones locales. Algunas de las que se pueden mencionar son "El arte de hacer hijos" y "Una consejera", ambas de Rafael Arturo Valle[4]entre otras de suma relevancia en la época. Según Ambrosio Fornet en El Libro en Cuba, el primer libro publicado en Guantánamo se produce en el año 1973, pero no menciona el título ni el autor.[5]
Los primeros treinta años del siglo XX dan fe de un Guantánamo con un movido quehacer literario. Para esta etapa, surgen revistas y publicaciones especializadas en el terreno del arte. Ya la literatura no tiene como único vehículo el periodismo del patio, que por su esencia e interés, restringe a ciertos límites la producción creativa. De esta época cabe destacar a Debates, que tiene el mérito de haber publicado el texto "Yoísmo" del poeta Regino E. Boti; sin dudas, manifiesto poético de las nuevas corrientes estilísticas de la lírica nacional.
En Guantánamo surgen nuevas instituciones y órganos publicitarios con un diseño más moderno. Aparecen además, otras publicaciones importantes como Chic (1907-1908), Lauros (1908), El Veterano, entre otras.
En 1913 se crea la Sociedad de Conferencias de Guantánamo, muy vinculada a Regino E. Boti, y sin dudas, una de las instituciones de principio de siglo que se proyectó culturalmente con el propósito de romper el aislamiento de la ciudad con el resto del país. Por estos tiempos salen a la luz varios libros del primer y gran poeta de la ciudad: Arabescos Mentales (1913), El mar y la montaña (1921), La torre del silencio (1926), Kodak Ensueño (1929) y Kindergarten (1930) que a juicio de Roberto Fernández Retamar, lo convierte en el poeta de su generación más dinámico en Cuba.
En 1947[6]se establece el Círculo Artístico Literario (CAL), la organización cultural más significativa de esta etapa que cierra su ciclo vital en 1958. La importancia de esta estuvo dada en la intervención con asiduidad de personalidades relevantes y de la cultura nacional en Guantánamo.
En este largo periodo republicano que se extiende hasta 1958, se publican en la ciudad muchos libros, cuadernos y folletos que oscilaban entre memorias, textos de historia y jurisprudencia. Predomina el género lírico sobre otros no menos importantes. Los autores que más se destacan son Víctor M. Fuentes Castillo, Ernesto V. Matute, Francisco Domínguez, Luis Morlote, Ricardo Espino Carbonell, Ángel Ferrand Latoison, entre otros.
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