Fauna de La Tatacoa
La extraordinaria riqueza faunística establecida en el registro fósil de la Tatacoa, correspondió a las condiciones predominantes de bosque húmedo tropical que se pueden deducir en el paleoambiente de la región. Sin embargo, los cambios geológicos ocurridos desde el Mioceno, en particular la elevación de la Cordillera Oriental, han originado modificaciones climáticas principalmente observables en la reducción de las lluvias, al igual que una condición de aislamiento del Valle del Magdalena, en relación con los vastos territorios selváticos de la Amazonia y su abundante y diversificada fauna nativa. Es por ello que los actuales animales de La Tatacoa tienen una diversidad de menor a la de las presentes selvas tropicales, pero algunos grupos vivientes en esta región muestran las relaciones evolutivas con la mayor riqueza faunística neotropical, con adaptaciones que configuran sus actividades en los ecosistemas semiáridos hoy predominantes en la zona.
Los rangos altitudinales de temperatura y precipitación que predominan actualmente en La Tatacoa, conducen a la identificación de ecosistemas representativos de las zonas áridas y semiáridas, de acuerdo a la clasificación de Zonas de Vida de Colombia (IGAC, 1977; Espinal, 1990); los cuales se manifiestan en comunidades con un limitado desarrollo vegetal que, sin embargo, permiten la supervivencia de una importante fauna nativa. Quizás la característica ambiental que se percibe más directamente en el área, es la de sequía o escasez de agua en la mayor parte del ciclo anual; característica que se reafirma mediante la observación de cauces secos y los efectos de altos valores diurnos de temperatura e intensa iluminación. Sin embargo, los datos de precipitación no pueden considerarse muy bajos, pues solamente en cercanías del cañón del Rio Cabrera se han registrado promedios anuales menores a los 1000mm. Aparentemente, la escasez hídrica obedece principalmente a la concentración de lluvias en periodos cortos del año. Además, es conveniente reiterar que esta área esta bordeada por los ríos que ocupan el primero y tercer lugar con mayores caudales en el Huila. La evidente limitación hídrica es entonces, el resultado de una desigual distribución en las precipitaciones y del carácter intermitente de las corrientes menores que atraviesan La Tatacoa, lo cual incide en las limitaciones para el desarrollo faunístico.
Las rigurosas condiciones climáticas que se han generado en esta zona, unidas a las características de los suelos y a los prolongados procesos de intervención, han originado alteraciones superficiales como las diversas formas de erosión, que contribuyen a restringir el desarrollo vegetal y por consiguiente limitan las poblaciones de animales silvestres. Es así como estudios sobre la degradación en el Valle Alto del Magdalena destacan los procesos erosivos que han removido la cobertura vegetal de amplias zonas, junto con la acción persistente de la ganadería que consume ciertas especies vegetales, con lo cual se favorece una conversión de matorrales a sabanas y la predominancia de una cobertura muy baja de plantas espinosas (Cavelier et al, 1996). En este ambiente, al fauna silvestre actual esta principalmente asociada a fragmentos de vegetación como los reducidos bosques en las márgenes de ríos y quebradas, y a remanentes de arbustos y plantas espinosas nativas que le sirven de refugios. Debido a que los estudios sobre esta fauna también son escasos, limitados principalmente a diagnósticos regionales, el presente artículo solamente menciona los grupos zoológicos que predominan en los ambientes de mayor extensión, con algunas interpretaciones del papel ecológico de esos organismos y de sus interacciones más importantes en La Tatacoa.
La fauna de las corrientes
Quizás la mayor actividad animal en la Tatacoa se relaciona con las corrientes principales del área, los ríos Magdalena y Cabrera, y con las franjas aledañas a los cauces de flujo permanente o temporal. Estos ecosistemas acuáticos presentan una compleja composición biológica, con actividades ecológicas en las cuales intervienen diversos grupos animales, con predominancia de los invertebrados y los peces; y la presencia de otros vertebrados que se detectan ocasionalmente en algunos sectores.
Son muy pocas las referencias sobre la composición biológica en los dos ríos principales, ya que los organismos acuáticos han sido poco estudiados en la región. Sobre los invertebrados de estos cauces, estudios realizados en corrientes menores muestran la diversidad e importancia de los insectos acuáticos en las quebradas regionales (Sánchez, 1987,1993), pero solo recientemente se han hecho muestreos en el Magdalena (Sánchez, 2000). La comunidad de invertebrados bénticos del rio en este sector, está constituida por un número de 30 taxa cerca de Fortalecillas y de 40 en la zona de Pata, con una abundancia poblacional que fluctua entre varios cientos y más de 1000 invertebrados por m2 del cauce. Entre ellos, es predominante la clase Insecta, con los órdenes más abundantes de Diptera, Ephemeroptera y Trichoptera (SIPETROL – GEOPETROL, 1998). En contraste, un reporte sobre las quebradas Las lajas y Tatacoa y el rio Villavieja (EXPERCO, 1997), registro 13 tipos de organismos entre los cuales predominan formas de mayor tamaño como Hemiptera y Odonata, lo que concuerda con las condiciones características de estos cauces de bajas pendientes y flujos intermitentes. Puede presumirse que en el rio Cabrera y en las quebradas del área, sea posible encontrar una diversidad y abundancia mayores de invertebrados, mediante muestreos más cuidadosos y prolongados que permitan la recolección de organismos de menor tamaño o de ciclos más complejos, como las poblaciones de Trichoptera y Diptera, los cuales son fundamentales en la dinámica del ecosistema de corrientes.
En cuanto al recurso ictico de estas corrientes, la mayor atención se ha orientado hacia el rio Magdalena, principalmente en función de los efectos del embalse de Betania; con lo que se ha hecho evidente la disminución generalizada en el Huila de las especies nativas, asociada a la degradación ambiental de la cuenca del Magdalena y la reducción sobre las migraciones o subienda de los peces (Olaya et al, 1992; Molano, 1993). En el rio Magdalena, se identificaron recientemente 41 especies nativas, que se ubican en 34 géneros y 13 familias (Sánchez, 2000). Prácticamente todas estas han sido reportadas en la cuenca (Dahl, 1970), aunque también se encuentra una especie foránea, la mojarra plateada Oreochromis niloticus, que ha sido introducida en cultivos piscícolas ubicados en el embalse y en estanques cercanos al rio (Olaya et al, 1992). La evaluación pesquera muestra que más del 95% de la pesca se sustenta en 10 especies, 9 nativas y la mojarra introducida. La familia Characidae tiene 4 especies: Prochilodus reticulatus (bocachico), Ichthyoelephas longirostris (pataló), Brycon moorei (sardinata) y sakminus affinis (dorada), todas de interés comercial por su sabor y tamaño que en algunas llega a más de 50cm. En estos peces el alimento registrado fue principalmente detritus y material vegetal, aunque algunos estómagos se encontraron vacíos. De la familia Loricaridae se destacan 3 especies, con longitudes de 20 a 40 cm, que son chaetostoma fisheri y C. milesi (cuchas) y Loricaria gymnogaster (zapatero), las cuales también se alimentan de detritus y material vegetal con una importante presencia de algas. Las otras 2 especies nativas son pimelodus grosskopfii (capaz) y Pseudopimelodus bufonius (peje), de la familia Pimelodidae, la primera con longitud aproximada de 20 a 30 cm y la segunda de hasta 60 cm en cuyos estómagos se encuentra material vegetal, detritus y también fragmentos animales (Sánchez, 2000). La producción pesquera del rio Magdalena, al norte de os pescadores y en la abundancia de esas especies en las capturas. Mientras la pesca en el Magdalena, aguas arriba del embalse, depende en su gran mayoría del capaz; en la zona norte, cerca al área de la Tatacoa, las cuchas, el bocachico, el pataló, y el peje tienen también aportes significativos. Estos peces son aprovechados por grupos de pescadores cercanos al rio, quienes habitan en poblaciones como Hato Nuevo, Villavieja y La Victoria, en inmediaciones de la Tatacoa; y sus capturas también son reportadas en el rio Cabrera, aunque en menor cantidad y principalmente para autoconsumo. La utilización de este recurso alimenticio para los ribereños, lo que lleva a que se ejerza excesiva presión en algunas áreas, con métodos destructivos como mallas de encierro o capturas de ejemplares de talla reducida.
Una mención especial merece la presencia en los cauces de los ríos de animales semiacuaticos, cuyas actividades de alimentación se relacionan con la estructura trófica del ecosistema de corrientes, entre los que se reportan aves pescadoras, anfibios y reptiles. Es especialmente destacable el informe sobre persistencia de ejemplares de babillas y caimanes, que corresponden a las dos especies de Crocodylia identificados en la cuenca del Magdalena, Caiman sclerops y Crocodylus acutus, los cuales tienen subespecies o variedades que reciben indistintamente los dos nombres comunes mencionados (Medem, 1983). Estos saurios representan consumidores de gran tamaño que obtienen alimento de la producción acuática y que se hallan amenazadas con riesgos de extinción. Su presencia se reporta por los habitantes en áreas más deshabitadas de las riberas de los ríos principales, y su conservación constituye un elemento de gran valor para la regulación ambiental.
En términos generales, la fauna acuática de las corrientes que circundan la Tatacoa, principalmente de los ríos Cabrera y Magdalena, alcanza esencialmente significado ecológico, pero sobre estos organismos se sustenta la conservación del valioso recurso pesquero que es muy apreciado por los habitantes. La composición y los procesos que caracterizan las comunidades son muy poco conocidos, por lo que se hace necesaria la investigación básica sobre sus poblaciones e interacciones ecológicas. Sin embargo, es evidente que la presencia de estas poblaciones obedece a la persistencia en los cauces de variadas formas del hábitat, tales como rápidos, remansos, acantilados, áreas de inundación, las que se encuentran en varios sectores de los ríos y quebradas de la región.
Fauna terrestre
La mayoría de los animales terrestres del área de la Tatacoa, se conocen solamente a partir de información de los habitantes y de observaciones muy superficiales mencionadas en algunos estudios regionales. Sin embargo, no existen referencias sobre muestreos detallados o acciones de seguimiento de poblaciones importantes. Por este motivo, solamente es posible mencionar la existencia de algunos grupos taxonómicos importantes, entre los cuales se pueden citar algunas especies de ocurrencia indudable; y destacar un inventario preliminar de aves que probablemente constituyen el grupo con una mayor presencia y actitud en la región.
Los invertebrados fácilmente están representados por varios grupos entre los que se observan fácilmente aquellos con mayor capacidad de resistencia a las limitaciones de agua como los arácnidos, entre los que se menciona como muy abundante la llamada araña coya; y los insectos, entre los cuales es notoria la abundancia de dípteros, principalmente asociados a las fuentes de agua como los jejenes de la familia simuliidae; e igualmente se observa la abundancia de escarabajos o coleóptera, y avispas o similares del orden Himenoptera. Aunque estos grupos faunísticos no alcanzan una biomasa elevada, es indudable su papel de transformación de la producción vegetal, además de efectuar actividades complejas como la polinización, por lo que establecen interacciones ecológicas de gran significado y aportan a la fuente de energética de organismos mayores.
Los reptiles y mamíferos tampoco son muy abundantes, probablemente debido a las limitaciones ambientales y a los procesos de degradación de sus hábitats. Entre los primeros se observan lagartos no muy grandes del genero Anolis y se reportan iguanas principalmente cerca de los cauces. Así mismo, los habitantes mencionan varias serpientes principalmente denominadas cazadoras (familia colubridae), y algunas venenosas como cascabel (Crotalus), coral (micrurus) y mapaná (bothrops). Los mamíferos más comunes son generalmente de reducido tamaño, entre los que se reconocen como más abundantes algunos marsupiales llamados chuchos (didelphus), conejos (lephus), armadillos, murciélagos (Sanchez, Alvarez, Ariza, & Cadena, 2006) y roedores con presumible diversidad de géneros. En estos dos grandes grupos de vertebrados, es notorio el contraste con la mayor diversidad paleontológica que se ha mencionado en relación con la fauna fósil, ya que las especies que persisten en la Tatacoa son de menor tamaño en comparación con los grandes especímenes del Mioceno, e igualmente han desaparecido especies de reptiles como grandes serpientes y cocodrilos, lo mismo que de mamíferos como los grandes ungulados y los primates. Estos cambios en la composición faunística se relacionan con la evolución geológica de la zona, pero también han sido influidos por los mencionados procesos de degradación, entre los cuales se destacan los relacionados con la explotación ganadera desde la época colonial, con sus secuelas de eliminación de coberturas arbóreas y arbustivas, los procesos de erosión y el predominio actual de rastrojos, sabanas y suelos desnudos (Cavelier et al, 1996).
Como elemento faunístico adicional, conviene mencionar la presencia de la fauna doméstica en la Tatacoa, relacionada con la casi exclusividad de la actividad agropecuaria en el uso del territorio. Desde los inicios del periodo colonial, el sistema de poblamiento impuesto por los españoles se basó en el establecimiento de haciendas ganaderas, como se describe en el basó en el establecimiento de haciendas ganaderas, como se describe en el análisis sobre la famosa Hacienda de Los Aposentos. Estas explotaciones introdujeron un manejo muy extensivo de ganado bovino y caprino, que en gran parte se ha mantenido presente. Aunque en épocas recientes se han establecido cultivos comerciales, estos se ubican esencialmente en las llanuras y terrazas aluviales de ríos y quebradas, pero aun en estos sitios se observa cierta utilización ganadera en los periodos entre cosechas. De esta forma, casi toda el área de la Tatacoa ha estado sometida, por varios siglos, a la acción del ganado, lo que se estima ha influido en la composición de la vegetación y en las características de los suelos (Cavier et al, 1996). Por este motivo, es abundante la presencia de cabras, vacunos, equinos y, en menor número, cerdos y aves de corral; y su actividad sobre hierbas, arbustos y también sobre los retoños de plantas espinosas constituye un rasgo característico de la fauna de esta zona.
Diversidad de aves nativas
Las aves constituyen el grupo de vertebrados que muestra una mayor diversidad y abundancia en la Tatacoa, con una variedad importante de actividades ecológicas, probablemente favorecidas por las condiciones de baja ocupación animal y humana en gran parte de la zona y la existencia de refugios en la vegetación espinosa. Es importante destacar que esta diversidad ha sido objeto de una identificación más cuidadosa por parte de un ornitólogo de la Universidad Nacional de Medellín (Cuadros, 1997), quien registro la presencia de un buen número de especies mediante observaciones visuales y auditivas, localizadas en tres tipos de coberturas vegetales: el bosque ribereño, el matorral y el monte espinoso o cardonal, como se observa en la lista de especies y su ubicación que se presenta en el siguiente cuadro N°1. Esta observación permitió identificar 72 especies de aves, en un periodo de seis días, que muestran la importancia de esta fauna en la Tatacoa. El mayor número de especies se encontró en el hábitat de matorral, el cual corresponde a la categoría que Cavelier y colaboradores (1996) denominan zona de arbustos y plantas espinosas o bosque caducifolio, debido probablemente a la mayor extensión de este tipo de cobertura en la región.
El bosque ribereño o bosque siempreverde presenta una mayor complejidad, lo cual debe favorecer una mayor riqueza de especies. También allí se encuentran los suelos más productivos por su mayor disponibilidad de agua para el crecimiento vegetal, razón por la cual este hábitat se ha reducido a algunos fragmentos debido a su utilización en la agricultura. La poca extensión de estos fragmentos, que no permiten poblaciones sostenibles de las especies más exigentes, es quizás el factor que más contribuye para que la riqueza de especies en este tipo de bosque no sea mayor. Finalmente, como es de esperarse, el hábitat de matorral desértico o cardonal, debido a su menor biomasa y más simple estructura, presento el menor número de especies de aves.
Aunque la riqueza total de especies obtenida es baja, si se la compara con la de otras localidades semejantes pero en provincias de mayor humedad, debe destacarse en esta comunidad la proporción relativamente alta de formas endémicas propias de este enclave seco del interior del país. Es decir, que la avifauna de la Tatacoa se caracteriza principalmente por una proporción relativamente alta de formas adaptadas a condiciones de aridez, lo cual ha permitido a Cracraft (1985) definir el llamado centro de Endemismo del Alto Magdalena. Entre las especies con este carácter de endemismo, peor principalmente al nivel de subespecies, se pueden mencionar variedades como una perdiz (Colinus cristatus leucotis), un colibrí (Lepidopyga goudoti goudoti), el llamado pachocolo (Campylorhynchus griseus zimmen), el toche pico de plata (Ramphocelus dimidiatus molochinus), y la especie de fruterío (euphonia concinna), que en general se reportan como típicas de este centro (Cuadros, 1997). Un caso muy ilustrativo es el del semillerito (Coryphospingus pileatus), que en Colombia solo ocurre en la Guajira y en esta región del centro del país, como dos subespecies separadas: rostratus y brevicaudus. La Tatacoa, prolongándose hacia el valle medio del Magdalena e incluyendo provincias más húmedas.
Es esta riqueza de aves en la Tatacoa se destaca el número de especies identificadas, que puede considerarse como una proporción alta de esta comunidad. El notable significado ambiental de estas especies reside en sus formas endémicas, que han originado la ubicación del Centro de Endemismo del Alto Magdalena, las cuales constituyen a su vez una fracción relativamente alta de la avifauna local. Aunque la riqueza de especies de la zona no puede considerarse muy elevada, estas integran una importante estructura en los ecosistemas terrestres, pro su movilidad y por sus adaptaciones ambientales; por lo tanto, las aves de la Tatacoa contribuyen en buena medida a la valiosa diversidad ornitológica del país que es reconocida como las más elevada del mundo (Hilty y Brown, 1986)
La interpretación de riqueza de aves en esta zona, permite valorar el significado general de la fauna actual de la Tatacoa, que desempeña importantes actividades ecológicas y contribuye al conjunto de sus riquezas naturales. Aunque la diversidad conocida de animales no puede considerarse muy elevada, grupos como los insectos, peces, reptiles y aves alcanzan una presencia significativa en la región y, probablemente, algunos grupos sugieren una importante diversidad y actividades complejas, lo que podría establecerse con verdaderos estudios zoológicos en el área. Los animales de hoy muestran las adaptaciones y cambios relacionados con la evolución geológica, los cambios climáticos y los procesos de alteración de los ecosistemas; y pueden vincularse con la gran variedad de fósiles que revelan la mayor riqueza paleontológica de los ambientes del Mioceno. Las especies faunísticas actuales encuentran hábitats particulares en esta región, tales como los ríos, las formas de erosión, la vegetación xerofítica y otros refugios similares, que además permiten el contacto con ecosistemas complejos de las cordilleras y el rio Magdalena; de tal forma que la presencia de animales importantes y sus actividades se integran en los múltiples valores ambientales que le confieren el carácter de riqueza ambiental única al área de la Tatacoa.
Investigación en Drosophila
Uno de los organismos más estudiados es la Drosophila, más exactamente el grupo repleta, estos estudios van encaminados al campo de la evolución, entre estos destacan el de Polanco et al., (2008) en el cual mediante un analisis morfologico se establecio una relación filogenética entre D. martensis y
D. aldrichi; el de Prieto & Polanco (2009) ene le que se reitera la relacion entre las especies antes nombradas y la tesis donde se establecen relaciones filogeneticas, por medio de analisis moleculares en cromosomas de drosophila (Prada, 2001)
Actividades educativas y científicas
Debido al interés científico que ofrecen los ecosistemas representativos de las zonas semiáridas (Fig. 6), las adaptaciones de la vegetación nativa a las condiciones extremas de sequía (Fig. 7), los yacimientos fosilíferos, los vestigios de culturas (Fig. 8) prehispánicas y los acontecimientos de interés histórico correspondientes a la época colonial, el Desierto de L a Tatacoa ofrece numerosos aspectos para la investigación científica y las actividades educativas.
Fig. 6. Paisajes exuberantes de La Tatacoa
Fuente: Cadena, 2013
Fig. 7 vegetación de la zona
Fig. 8. Vestigios de culturas prehispánicas
Fuente: Cadena, 2013
lluvia de estrellas en el desierto de la Tatacoa
El desierto de la Tatacoa es un lugar privilegiado geográficamente por su ubicación a 3º13' de Latitud Norte y 75º10' de Longitud Oeste, próxima al Ecuador Terrestre. Desde allí, se puede:
Observar las 88 constelaciones,
Realizar recorridos por los diversos objetos
Apreciar fenómenos como lluvias de meteoros.
Adicionalmente a las condiciones geográficas y atmosféricas perfectas para la observación de los cuerpos celestes, la Tatacoa no cuenta con la polución lumínica ni auditiva. Este atractivo llama mucho la atención de los turistas que pernoctan allí, para disfrutar del silencio, del paisaje y de la tranquilidad del lugar.
El Observatorio Astronómico de la Tatacoa es un aula externa para todos los interesados en la observación astronómica en la que se realiza una labor de entretenimiento educativo y en la que en estos diez años de servicio se ha logrado atender un buen número de compatriotas y extranjeros, aunque se debe advertir que el gran número de visitantes han sido las instituciones educativas.
Fuente: Cadena, 2013
Ecoturismo
Con el fin de conservar este ecosistema, la CAM declaro esta región como Parque Natural Regional Ecorregion de la Tatacoa, por medio de esta declaración se establece el plan de manejo e implementan proyectos para la recuperación de algunas zonas, una de los ítems más importantes es la regulación del ecoturismo, el cual debe cumplir los siguientes objetivos:
Llevar a cabo la recreación, el esparcimiento y la educación del visitante a través de la observación, el estudio de los valores naturales y de los aspectos culturales relacionados con ellos
Llevar a cabo actividades controladas y dirigidas que produzcan un mínimo impacto sobre los ecosistemas naturales
Respetar el patrimonio cultural
Educar y sensibilizar a los actores involucrados acerca de la importancia de conservar la naturaleza
Generar ingresos destinados al apoyo y fomento de la conservación de las áreas naturales en las que se realiza y a las comunidades aledañas
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Autor:
Wendy Katherine Sua Pinto
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