Al leer estos versos es difícil no evocar a María Zambrano, en su libro Filosofía y Poesía, que nos señala. "Ninguna guerra tiene justificación porque se paga en tortura, esclavitud y muerte. (…) La poesía es la conciencia más fiel de las contradicciones humanas, porque es el martirio de la lucidez." Este verso de Edda revela la amarga realidad detrás del escenario: "Llegó el hombre accionando la palabra guerra. / Náusea demencial. Disputa eterna, trono del Rey". Los mercaderes esgrimen toda clase de "motivos" para fomentar la masacre entre hermanos o en contra de otros pueblos, pero estos "dementores" de la guerra no arriesgan ni una pestaña. Ellos están en el trono o cerca del trono, bien comidos y bebidos, alimentándose de la sangre de los otros, enviando a los jóvenes a morir por sus supuestos "ideales". La obra de Aristófanes es clarividente en cuanto a la posición de las mujeres con respecto a la guerra. Lo femenino no sólo engendra, su naturaleza es cuidar, proteger. Por eso escribe una obra en la que las mujeres se rebelan ante la barbarie. Edda Armas, como una nueva Lisístrata, anhela un mundo diferente: "¿Dónde un trozo de tierra sin violencia?, leemos en el poema VI. (…) "Ante la barbarie / quedas a la intemperie / Solo. Desnudo. Cortado / ante la jauría." La diferencia de Edda con Lisístrata es que aquella no se niega al amor para lograr que los hombres dejen de ensangrentar a la humanidad. Al contrario, apela a la belleza y la ternura: "Alguien trae vendajes, miel y flores de azahar / para aliviar las heridas, pero no basta"
¿Hasta cuándo, hombres hiena, hombres rapiña, hasta cuándo esta campaña eterna de desolación? Líderes que azuzan a hermanos contra hermanos para lograr sus ambiciones de preservarse en el poder. Comerciantes de armas que cuentan los billetes, y un grupo de títeres que celebran los improperios en contra de los más débiles. Entonces, la palabra poética eleva su voz de protesta que viene a ser conjuro para ahuyentar el mal: "Alguien trae vendajes, miel y flores de azahar / para aliviar las heridas, pero no basta." Seres humanos indefensos esperan una paz que no llega, mientras "duele la llaga, la marca, la verdad que esperamos / La paz que ninguna civilización alcanza."
La tercera parte del poemario de Edda Armas lleva por título "Alas que sólo tiene el pájaro que arde". La mujer poeta pregunta: "¿Bandera, qué te has hecho, dónde te clavan / en qué orificio muerto? / Llama viva entre papeles cóncavos / donde no cabe el poema." Sí, el poema está allí, se clava en el pecho de todos, erguido, vital, aunque escondido entre las páginas del libro Armadura de piedra, y aunque la serpiente trate de enroscarse en nuestros tobillos con su vaho de mentiras, estos poemas nos convocan a continuar sembrando y protegiendo. No nos convencerán los argumentos que defienden motivos y supuestas bondades futuras después de la masacre: "El ojo insomne / acopia lucidez / atento a la eclosión / a la diáspora / a lo que espera por Ser / narrado", se lee en el penúltimo poema de Armadura de piedra. Así, la mirada poética no duerme, aguarda la irrupción de un territorio iluminado y da cuenta de la experiencia de lo que "es". Esta mujer nos recuerda que no se puede abandonar a los heridos en el campo de batalla. Su voz poética no los abandona.
Cuerpos de Resistencia
En el bosque, la savia es degollada,/ sin embargo, los ríos se empeñan / en la resurrección. Magaly Salazar
Sobre el poemario Cuerpos de resistencia de Magaly Salazar Sanabria, la escritora colombo-venezolana Lidia Salas afirma que este libro se constituye en afluente que va por cauces de rebeldía y denuncia. Salas recuerda a otras voces latinoamericanas que "se han atrevido a denunciar las injusticias, discriminaciones y manipulaciones del poder al servicio del totalitarismo". Y al referirse a los versos de Salazar escribe: "Con sencillez denuncia la invasión de nuestros territorios más caros (…) sugiere, con la seducción de un ritmo fino en las frases, la alternativa por y para una vida más cierta. Su acción, como la de aquellos pioneros de la segunda guerra mundial, es clandestina, es subversiva, valiente y decidida. ¿Existe algo más clandestino que los códigos poéticos?"
Leamos algunos versos de Cuerpos de resistencia: "El país cae a pedazos / mientras te desconectas / mojando la ética en cerveza / y aderezando los bolsillos / con plata y lisonja. / Entretanto la poesía / no encuentra paño que la vista." El drama de los países donde no se respeta el estado de derecho es reiterativo y doloroso. Así, dice la poeta sobre lo que percibe a su alrededor: "Estos días padecen lo triste / la rabia y el fulgor." Pero no todo es desesperanza: "En este país todo es posible / mientras tengamos la oportunidad / de encontrarnos."
El testimonio de Magaly Salazar está preñado de conciencia histórica cuando escribe: "puede ser que la esperanza se prohíba; / las letras en voz alta anuncian la caída, / cuando los afectos no vuelan parapente, / cuando los pensamientos se envilecen / cuando las ideas se lavan con cualquier detergente / y hay asma y ahogo en la información." Esta revelación reclama por la amenaza permanente a la libertad de pensar y disentir de los discursos del poder. Y frente a los gobiernos que esgrimen la fuerza para amedrentar a los ciudadanos: "vino con su máscara y sus botas / y más allá su lágrima, /¡Cocodrilo de marras! …Por eso, no eres un héroe / sino un escamoteador de libertad … Quién hereda mi corazón en este país saqueado?"
Acogiéndome a las enseñanzas de Gandhi, afirmo que la opresión armada solo puede combatirse a través de la no violencia y de la resistencia pacífica. Y mediante una voz poética como la de Magali Salazar. La soberbia y el narcisismo es fustigada con el verbo lúcido de Salazar: "Los labios enredaron al narciso / porque su boca no bebió buen vino / y su lengua extravió todas las transparencias". Salvarnos de la violencia y el odio pasa por el ejercicio del amor: "Entretanto tú y yo andamos / con el arrebato del amor … / Sólo en tu pecho se descubre / la irreverencia de sus amarillos / y el sonar de la verdad. … / Y tú oloroso a nosotros /nómbrame la intemperie, haré una habitación / en la mitad del cuerpo /… Juntémonos, amor / y hagamos gentío. / Me reclama tu herida / y la plegaria por todas las heridas." No hay indiferencia posible en la poética de Salazar, que confía en los abrazos para iluminar la tiniebla del depredador y abrir un "espacio para la libertad."
Sangre
Ese día descubrí / que las banderas / no sólo sirven para enarbolarlas / cubren también / rostros de muertos jóvenes / pero no / sus zapatos deportivos amarrados por la mañana / con la inocencia / de que la patria se defiende / con la paz Anabelle Aguilar
En el 2002 se publica el poemario Sangre de Anabelle Aguilar (Grupo Editorial Eclepsidra). La nota editorial de la contraportada reseña: "Sangre conmueve el lector desde el primer poema. Algunos reconocerán la "escena" del crimen, la anécdota está detrás como pretexto; si eso es así se reconocerá también la inteligencia de su autora para sortear el panfleto."
El escritor venezolano Alejo Urdaneta, en su libro "El Arte, una apreciación personal", escribe: "Existe una conciencia histórica que obra en la actividad humana y que también está presente en el arte, el impulso radical que brota de lo más intransferible de la existencia, constituye la morada espiritual en que se había instalado originariamente el hombre: Ethos; y ese aliento espiritual forma el modo de vivir y percibir el entorno social." Me refiero a este aspecto porque a medida que se leen los versos de Anabelle Aguilar, unido al goce del encuentro con un lenguaje depurado y original, encontramos una profunda conciencia labrada en el dolor por la violencia que acecha a la humanidad, tanto en Venezuela como en los más apartados confines de la tierra. Pareciera que el desencadenante de estos versos es la masacre de un grupo de manifestantes indefensos que se encontraban cerca del Puente Llaguno en la ciudad de Caracas el día 11 de abril del 2002. Aunque el primer poema es universal porque arropa a las víctimas de épocas distintas:"No sólo la sangre es roja / oigan / tulipanes africanos / rosas de Pentecostés / plumas de zorzal" (…) Podría referirse a cualquier pueblo, a cualquier calle en cualquier lugar. Cuántas veces las armas de fuego rugen más fuerte que la voz de los inocentes: "No era sangre menstrual / era de munición 308 / aguafuerte en media calle / (…) imposible /(…) lamerla / como la de los santos / imposible / ni siquiera llorarla. " No me atrevo a pisar las arenas del análisis sociopolítico para juzgar este o aquel suceso, me quedo con la daga del verbo que brota de las heridas de los ofendidos del mundo. Estos versos van dejando en la tierra un hilo ensangrentado que no es de un solo color, porque "en púrpura y matiz de rosa / se convirtió la espalda de mi hombre / con olor inhumano / de olor a pólvora / y a hierro despavorido / desperdicio de color entre la humareda agónica". Sangre no es un simple poemario, en él están sembradas las voces de millares de hombres, mujeres y niños cuyo derecho a vivir o a una existencia preservada de violencia ha sido cercenado con la cimitarra retorcida y oxidada del odio. Es un canto a la paz, un grito por los oprimidos. No es un escrito de "compromiso político" al servicio de una ideología. Lleva grabado el tatuaje de lo auténtico, la pureza del vino transformado en sangre de todos los Cristos anónimos. Las palomas huyen cuando los fusiles se apoderan de las naciones:"Nunca vi tanta sangre / en el Calvario / (…) huía de la piel / de los Ghandhis / que llevaban crisantemos y banderas."
Corina Yoris, profesora de la Universidad Católica Andrés Bello, con doctorados en Filosofía y en Historia, señala en una entrevista para el diario El Nacional (03-02-08): "El gobernante recurre al miedo como una estrategia para someter a la masa." Señala que el gobernante ilegítimo siente miedo porque sabe que ha violado un principio de legitimidad. "En su fuero interno está consciente de ello. Él teme que esa sociedad a la que él está subyugando se pueda rebelar en algún momento". En mi país se escuchan miles de voces clamando por la libertad, con manos blancas alzadas hacia la redoma azul. Se dice por allí que algunos pretorianos están bajando sus armas, porque piensan en lo que sentirán mañana sus hijos si arrasan con los tulipanes. Leamos este verso de Anabelle Aguilar: "nada tan hermoso / como la libertad del pez espada."
A manera de conclusión
Dónde la voz
que desde lo más hondo de los hombres
se levante y diga lo que nadie quiere oír?
Elizateth Schön, La espada
El poema es un salvoconducto hacia la redoma azul de la libertad. "Si fuera una vacuna nos salvaría de la desesperación desesperándonos… Si fuera una oración, llegaríamos a conversar con lo sublime", escribe el escritor venezolano José Pulido refiriéndose a la poesía.
El hecho de que las autoras de estos poemas sean tres mujeres venezolanas no es un dato a ser desestimado. Los versos a que se ha hecho referencia, profanos y sublimes, fueron escritos por mujeres de vasta cultura literaria, reflexivas y atentas a los signos de los tiempos, acostumbradas a la delicadeza de maneras, pero de extraordinario carácter. No solo su poesía, sino su historia personal, son un testimonio para el mundo en contra de toda violencia, bien sea física o psíquica, venga de donde venga.
En su libro Animados por el espíritu, Hermógenes Castaño afirma lo siguiente: "La violencia, como el fuego, es siempre destructora. En su vientre lleva una llamada a no ser … La violencia nace del odio y de la ira … Los agitadores las llaman caminos para la libertad. La violencia nunca viene sola. Lleva consigo: discriminaciones raciales…políticas…culturales…religiosas. La violencia mira al mundo de un modo unilateral…la primera víctima de la violencia es quien la encarna"…
La libertad siempre conlleva el riesgo de tener que elegir el camino a seguir. Mas preferible es asumir la responsabilidad de ser libres a permitir que sea un hombre que se cree superior o mejor que los demás el que trate de conducir nuestras vidas como si fuéramos un rebaño de su propiedad. La esencia del hombre es ser libre, no podemos sentirnos íntegros sin la libertad, aunque nos ofrezcan alimentos, seguridad física, lo que sea. Y si nos es arrebatada a la fuerza, la integridad de nuestro ser no nos deja doblegarnos y seguimos pensando y luchando y añorándola hasta el último latido.
Debo concluir estas notas con unas palabras de Gandhi, mejores que las mías: "La historia nos enseña que nos vemos agobiados por los males que sufren los vencidos cuando son oprimidos brutalmente, aun con las mejores intenciones, cuando se encuentran bajo el fardo de la miseria… La verdadera libertad no vendrá de la toma del poder por parte de algunos, sino del poder que todos tendrán algún día para oponerse a los abusos de la autoridad"
Bibliografía consultada por orden de libros citados
Aristófanes, Lisístrata. Liber Ediciones S. A. Pamplona 1999
Helena Sassone, El Parto, farsa en dos tiempos. Ediciones Círculo de Escritores de Venezuela 2005, Mención de Honor del Premio José Ignacio Cabrujas otorgado por el CEV
Antonia Palacios, Ficciones y aflicciones. Ediciones de la Biblioteca Ayaucho, Caracas
María Zambrano, Filosofía y poesía. Ediciones Fondo de Cultura Económica, España 1993
Edda Armas, Armadura de piedra. Fondo Editorial Pequeña Venecia, Caracas 2005
Magaly Salazar Sanabria, Cuerpos de resistencia. Círculo de Escritores de Venezuela, Caracas 2006
Anabelle Aguilar, Sangre. Grupo Editorial Eclepsidra, Colección Vitrales de Alejandría, Caracas 2002
Alejo Urdaneta, El Arte: una apreciación personal. Editorial Actum, Caracas 2007
José Pulido, A manera de prólogo en el libro La poética del vértigo de Enrique Viloria, Antología, estudio y selección de la obra de Enrique Gracia Trinidad
Hermógenes Castaño, Animados por el espíritu. Ediciones Tripoide 4ª edición 1983.
Mahatma Gandhi. Reflexiones sobre la No Violencia. Ediciones longseller, Clásicos de Bolsillo, Buenos Aires 1999
Por
Carmen Cristina Wolf
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