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Formación y educación


  1. La Responsabilidad del Docente
  2. El Maestro como sujeto ético-político y su papel en la formación de sujetos en el Siglo XXI
  3. El hombre y su relación con el desarrollo educativo

edu.red

La Responsabilidad del Docente

Desde tiempos pasados, la educación de tipo tradicional ha sido (y es) la que ha prevalecido en la mayoría de centros de enseñanza. La relación totalitaria del docente hacia el estudiante ha producido en muchos casos, el disgusto total hacia el aprendizaje de parte del alumno. Lo cual provoca reacciones de tedio y cierto "tormento" a la hora de estudiar. Es aquí donde se resalta el primer reto para el educador del siglo XXI: motivar, incentivar y hacer del estudio, un hábito agradable y visto con importancia y agrado por parte del alumnado.

Considerando que el deber del educador, tal cual como su nombre lo indica, es educar, no se debe definir al estudiante como algo "resignado" al cual sólo se le transmite que información que debe guardar, aunque la mayoría de las veces no la asimile bien; o como alguien al que se le debe regañar para el control total de su conducta, sino hay que tener en cuenta que el educando es una persona que piensa, siente, tiene derechos y libertades, merece respeto y una formación integral. Es decir, el educador debe tener claro que el estudiante es alguien sensible tal como lo es él, que puede aprender de errores, que debe ser guiado y comprendido; también un gran reto consiste en que más que transmitir gran cantidad de información, se debe ayudar a entenderla y aplicarla, a la misma vez que se puede aprender de los propios conceptos de los alumnos.

Es de conocimiento general, que la tarea educativa es una labor intervenida, aunque de diferentes maneras, por el docente y los alumnos. Las dos partes demandan atención, buena actitud y gran voluntad de trabajo.

En ese orden de ideas, el maestro es quien generalmente abre el tema y suscita y motiva a su desarrollo, para que el proceso de enseñanza-aprendizaje, pueda realizarse con éxito. Hay que tener en cuenta que en la clase, la motivación tiene un papel decisivo; ya que cuando no se alcanza dicha motivación, surge el desinterés y el aburrimiento. Por eso, el arte de enseñar, se fija especialmente en la motivación y estimulación hacia los alumnos.

Ahí es donde se resalta el papel del educador en la generación de ambientes de aprendizaje innovadores y a la vez lúdicos.

El brasileño Paulo Freire manifiesta que "enseñar exige saber escuchar" (Freire), a lo cual se refiere que el docente debe generar esa idea de ser la autoridad, quién es la guía (no única) de la clase, y quien merece respeto pero no sumisión; pero a la vez debe estar abierto al diálogo, para conocer lo que opinan y tienen para aportar sus estudiantes, porque para mejorar el proceso educativo debe existir una relación equilibrada entre educador y estudiante.

Además, comprender al estudiante es una obligación también fundamental del maestro. El educador debe observar, analizar y tratar de incidir pero controladamente, en aspectos importantes del estudiante, es decir, descubrir sus diferentes entornos, las problemáticas que los afectan, sus dudas, sus puntos de vista, entre muchos otros aspectos. "Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando" (Freire).

Se afirma que enseñar es un gran arte, entonces el educador debe ser considerado un artista; que posee una disciplina, requiere esfuerzos y siente cierto goce al momento de ejercer su oficio.El educador tiene la tarea de fomentar el gusto por aprender e investigar en sus estudiantes, incitar en ellos valores tan necesarios en la sociedad como el respeto, la tolerancia, la solidaridad, el amor y respeto por la naturaleza.

Además, se debe hacer énfasis en que la educación no se limita a adquirir conocimientos o a entregarlos, sino que consiste en un proceso arduo en el que también se ve involucrada la parte psicológica, social, cultural e intelectual del alumno; es por eso que el maestro debe generar ambientes amplios y creativos de aprendizaje, motivar a la investigación y la búsqueda para solución de problemas, entre otros, para generar constante intervención del alumno, producir autoaprendizaje, y guiar durante el largo camino que genere el aprender.

 Ser docente está lleno de retos y procesos, pero para poder enfrentarlos se requiere tener conocimientos amplios, habilidades bien desarrolladas y capacidades mentales y sociales definidas a cabalidad.

La observación es una labor constante, la planeación de la clase implica organización puntual de tiempo y de espacio, analizar situaciones y prever soluciones, son aspectos que se extienden y exigen responsabilidad en la labor.

El Maestro como sujeto ético-político y su papel en la formación de sujetos en el Siglo XXI

Históricamente la educación ha sido entendida y utilizada a partir del sistema de educación alemán (1871), que se heredó al actual sistema educativo, centrado en el cumplimiento de los objetivos plasmados en un currículum que atiende un Proyecto Educativo Institucional determinado, y hace que todos los esfuerzos de la comunidad académica se encaminen a

atender las necesidades del proyecto, olvidando en varias ocasiones el contexto y los sujetos que lo desarrollan. Las crisis de la sociedad actual a nivel económico, social, político, cultural, entre otros, ha llamado la atención sobre el papel que debe desempeñar la educación para dar solución a éstos problemas, y exige pasar de la indiferencia a un protagonismo, que la lleve a liderar procesos de integración de todos los sujetos sociales en procura de la concientización, análisis y toma de decisiones en procura del bien común.El maestro como responsable de la formación debe permitir la comprensión, asimilación y adaptación de los seres humanos frente a los continuos cambios sociales y culturales, debe tener un papel orientador y facilitador de procesos de integración.  Actualmente, el papel de los maestros como formadores, no es tan rígido y tan determinante, no sólo están en función única de "enseñar" determinados conocimientos y saberes.

El Maestro tiene en deber y la función de ayudar a los estudiantes en el proceso de "aprender a aprender" de manera autónoma y consiente, promover su desarrollo intelectual y personal; con el uso adecuado de actividades críticas e innovadoras que, aprovechando la gran cantidad de formas y métodos para enseñar y aprender, tengan presentes su característica fundamental que es la formación integral del ser en proceso.

El papel de los maestros frente a los constantes cambios sociales y culturales que se reflejan en las instituciones educativas, deben estar basados en la adaptación y motivación hacia el cambio, en tomar una percepción crítica y constructiva a la vez que le ayude a identificar y clarificar las situaciones en las que está inmerso, e identificar los elementos con los que puede contribuir a mejorar o cambiar dichas situaciones. El maestro del siglo XXI debe ser consciente de que estamos dentro de una sociedad que actualmente tiene muchos problemas y falencias, lo cual afecta y medianamente proyecta el comportamiento de los educandos, por lo tanto, debemos estar preparados para asimilar, tolerar y hasta cierto punto, interferir en los diferentes comportamientos y características de cada persona, es decir, los educandos van demostrando y aplicando aspectos que son comunes en su entorno, y generalmente, no son actitudes vistas de buena manera. Aspectos como la violencia, el vandalismo, la falta de valores y buenas costumbres, entre otros; son aspectos que influyen el pensamiento y el actuar de los educandos. Estos aspectos exigen por parte del maestro que comprenda el impacto politico y social que su ejercicio representa, no solo como aquel que interpreta las características de su entorno sino que además las presenta a la comunidad educativa, las inserta en su actividad diaria desde la crítica constructiva e involucra a todos los actores del proceso educativo en la solución práctica de los problemas que les aquejan.

Las características principales del maestro del siglo XXI y de la escuela del siglo XXI, son  las siguientes:

*Una formación adecuada para que todos los participantes del proceso de formación sepan usar la tecnología.*Desarrollo profesional continuo del docente.*Un currículo que favorezca el aprendizaje de los estudiantes de manera lúdica y creativa, para motivarlos y fomentar su autonomía frente al proceso de aprendizaje.*Centrar la educación como un proceso de enseñanza-aprendizaje, teniendo en cuenta la aportación de nuevas ideas y conceptos, tanto del alumno como del maestro.*Ofrecer una educación integral en todos los aspectos, es decir, formar a las personas intelectual y moralmente.*Enseñar a ser críticos y a ver la realidad de una manera realista, pero inculcando también valores que ayuden a mejorar éstas realidades.

Dentro de nuestro contexto colombiano, la escuela soñada se debería fundamentar en transmitir conocimientos relacionados con el uso adecuado y pertinente de los medios tecnológicos; recrear bases de valores y actitudes positivas, es decir, inculcar en los alumnos buenas costumbres que pueden contribuir en buena medida con el cambio socio-cultural que tanto se necesita; pluralidad de idiomas introduciendo a los alumnos a un conocimiento total de ellos en la medida que sea posible; enseñar y aplicar referentes ambientales, instruyendo a los educandos mediante una conciencia ambiental debidamente sostenida y formulada; centrarse especialmente en la práctica y el uso de conocimientos en la vida real, es decir, no sólo recordar leyes, teorías y conceptos especificados en un currículo, sino llevarlo y aplicarlo en escenas de la vida, donde el alumno interactúe y puede ver de manera crítica las realidades y entender la finalidad de cada aspecto. Inculcando el valor de la identidad como colombiano, una escuela que dé a conocer la riqueza cultural, musical, étnica, biodiversa, etc., que resalte al educando los derechos y deberes que como ciudadano tiene y que promueva espacios para la tolerancia y el respeto al pensar diferente.

La relación maestro – alumno en la escuela "perfecta" nombrada anteriormente, sería mucho más directa y especial, porque se perdería el concepto de " sólo enseñanza que hace el profesor a su educando", sino que sería algo más abierto, más colaborativo. Éste proceso de enseñanza variaría y se convertiría en proceso de "enseñanza – aprendizaje" donde ambas partes contribuyen. Cuando se está en una clase no sólo debe ser el alumno quién recibe y guarda información, el educador también puede y debe hacerlo; escuchando y evaluando las opiniones, puntos de vista y determinaciones de sus estudiantes, puede extraer y utilizar nuevas percepciones que las acomoda y ajusta a su conocimiento. Es decir, una escuela donde esta relación deja de ser una relación de poder para convertirse en una relación de orientación en construcción constante.

Ésta escuela, tendría una metodología ligada más a concepciones pedagógicas y lúdicas.Se utilizarían métodos y formas de enseñar que exijan y promuevan la participación total del estudiante, que éste se sumerja en el conocimiento de manera innovadora y llamativa, generando en sí mismo el gusto por estudiar y aprender.Además se usaría la comunicación maestro-alumno, de manera más productiva y adecuada. Sería un intercambio continuo y atractivo de conocimiento, de palabras de ideas, que se fusionan y se descubren nuevos puntos de vista, con participación activa de todos los miembros. Una metodología democrática donde además de todo lo antes mencionado, la propia experiencia es herramienta fundamental para construir conocimiento, desde el contexto de cada educando previamente analizado por el maestro.Por último, el proceso educativo de dicha escuela se debería basar en la concepción del hombre como ser fundamental dentro de la sociedad y sus orientaciones. Descubrir y centrar las actividades en el aspecto espiritual y moral, que son determinantes en las actitudes y acciones que el hombre emprende.

El hombre y su relación con el desarrollo educativo

En la actualidad se habla constantemente del desarrollo educativo y la importancia y necesidad mundial que éste tiene.Se afirma que es un proceso con el cual se busca lograr la formación integral de las personas, a través de competenciasprocedimientos actitudinales y valorativos; y que consiste en una buena calidad de educación, un apoyo integral a los alumnos, todo esto con el fin de lograr el progreso total de la sociedad.

Ante estos retos de la educación y del progreso, se requiere un "alguien" que posea un buen enfoque integrador que sensibilice sobre la necesidad de adquirir políticas educativas más amplias, y que genere métodos innovadores que motiven al aprendizaje, pero ¿es el hombre un sujeto adecuado y capaz para ésta labor?

Se debe tener en cuenta que la educación, siendo un proceso mental arduo, genera cierta conciencia de reflexión, y ésta a su vez, produce relaciones y comparaciones en el contexto social. La educación no es sólo memorizar conceptos, exige una evaluación propia y una caracterización especifica dentro de cada situación, que producen experiencias y emociones de todo tipo.

Educar exige a su vez, usar métodos innovadores y nuevas tácticas para transmitir y ampliar el conocimiento, reformar programas, incidir en los procesos de los educandos de una manera responsable y significativa, usar variadas herramientas, entre otros.

Considerando al hombre como ser educable, se puede afirmar que él es lo suficientemente capaz para enfrentarse a los diferentes retos educativos; ya que es el único ser que deja a un lado su esencia animal para conocer, hacer y aprender. Además, se debe considerar que es tan ingenioso que puede construir e implementar estrategias que desborden dichos impedimentos, y que moldeen personas íntegras y capaces de aportar y mejorar la sociedad, generando bienestar y contribuyendo a elevar el mismo desarrollo educativo y social, que es algo de interés mundial.

 

 

Autor:

Mariana Franco Ochoa