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El concepto de Memoria y su significación en Argentina (página 2)


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Diferencias conceptuales entre "memoria" e "historia".

Pierre Nora marca una oposición total entre los conceptos de historia y memoria, ya que considera que la memoria ha ido independizándose de la narrativa histórica. Le atribuye a la memoria un carácter más "dinámico" en tanto que está asociada a los procesos de la vida. "La memoria es la vida, siempre llevada por grupos vivos y por eso, en evolución permanente, abierta a la dialéctica del recuerdo y de la amnesia, inconsciente a sus deformaciones sucesivas, vulnerable a todas las utilizaciones y manipulaciones (…)".

El autor continúa explicando que la memoria "es un fenómeno siempre actual, (…) no acepta sino los detalles que le convienen; se alimenta de recuerdos indefinidos, telescópicos, globales o flotantes, particulares o simbólicos, ella es sensible a todos los modos de transferencia, censura o proyección. La memoria instala el recuerdo en lo sagrado".

La memoria nunca puede ser pensada en términos individuales, porque la memoria es una construcción social; dependiendo del grupo de pertenencia, el momento histórico en que una persona vive, etc., es que se tiene capacidad para rememorar ciertos procesos y olvidar otros.

El miedo a olvidar tiene un impacto social tan profundo que inmediatamente aparece la conmemoración como acto para poder contrarrestarlo. Es decir que se gesta una memoria del pasado que nada tiene que ver con la rigurosidad que impone la historia como disciplina científica. Tienen lógicas diferentes.

La historia, a diferencia de la memoria, es un intento de reconstrucción de aquello que ya no está más y con lo que no se tiene "contacto", es una representación del pasado. Además la historia se diferencia de la memoria por el carácter intelectual (de la historia) que no puede escindirse del análisis crítico. La memoria contribuye a la consolidación de una narrativa particular que la historia tiende a que criticar.

El historiador francés Jean Chesneaux, sostiene desde una visión política que en las sociedades actuales la historia es uno de los mecanismos mediante el cual la clase dominante mantiene y reproduce el poder. Entonces si se pretende adoptar una lucha contra-hegemónica, uno de los medios para alcanzarlo es mediante una reinterpretación de la historia.

Desde la perspectiva de Schwarzstein, aunque cree necesario establecer la distinción entre historia y memoria, le resulta igualmente necesario explorar la mutua interacción e interdependencia entre ambas. (Schwarzstein, 1998).

Ella sitúa a la Historia Oral como un posible puente conector entre Historia y Memoria: "La historia oral al reflexionar sobre la naturaleza del proceso de recordar como un elemento clave en la comprensión del significado subjetivo de las experiencias humanas y al tratar de explicar la naturaleza de las memorias individuales y colectivas, permite la construcción de una modalidad innovadora y diferente de diálogo entre memoria e historia".

Desarrollo

La interpretación del pasado reciente en Argentina después de la última Dictadura. Cómo se pensó la memoria del terrorismo de Estado.

La última dictadura militar argentina (1976-1983) supuso para la sociedad un quiebre profundo respecto de los tipos de gobierno que se habían sucedido en el país durante el siglo XX, por los inusitados niveles de violencia desatados (entre otros cambios estructurales como por ejemplo el modelo económico), "(…) constituyó la experiencia de terrorismo estatal planificado y sistemático más radical de la historia del país".

Una vez reinstaurado el sistema democrático, en la década de los 80´, la mirada sobre la década precedente adquirió rasgos singulares. Se "anuló" la posibilidad de analizar la primera mitad de los 70´ en relación a cuestiones vinculadas a los acontecimientos socio-políticos de ese momento. Más bien lo que prevaleció fue la interpretación de dicho período en clave de la teoría de los dos demonios, que sostiene básicamente que había dos partes (la guerrilla y los militares) que llevaron a cabo actos de violencia, y que finalmente la guerrilla fue derrotada debido a correlaciones de fuerza desiguales. Desde este enfoque la violencia militar puede ser interpretada como una respuesta al accionar de grupos "subversivos", en cuyo caso ambos actores tienen un grado de responsabilidad sobre los acontecimientos.

Resulta importante poder comprender a cada sistema ideológico en el contexto socio-histórico que se produce. Entonces es razonable que luego de los brutales crímenes de lesa humanidad cometidos durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional, los temas que circulaban en ese entonces eran: "la defensa de la vida, la ruptura con el pasado, la acción de la justicia y el ejercicio de la ley", al mismo tiempo que la reinstitucionalización de un Estado de Derecho.

En cambio, a diferencia de las primeras teorías esbozadas en la transición democrática, en la década del 90´ logró dársele (quizá producto de una mayor distancia cronológica) a los acontecimientos de los 70´ una reinterpretación más profunda y acabada que "(…) revela una política del recuerdo que expresan disputas y pactos político-ideológicos diferentes a los que sustentaron los primeros años de la llamada transición a la democracia (…)". Lo que primó durante los 90´ fue una reinterpretación de la década del 70´. En esta nueva etapa comenzaron a abrirse paso los relatos (que hasta entonces habían sido silenciados) de la militancia sociopolítica que signaron el primer lustro de los 70´.

El común denominador entre los dos gobiernos democráticos, que sucedieron al golpe militar, es que en ambos casos se lograron aplacar las sanciones jurídicas hacia los militares implicados en el proceso genocida tras aplicar las leyes de punto final (1986) y obediencia debida (1987), y el indulto (1990). La ley de punto final proponía la extinción de toda acción penal para las personas que no estuvieran prófugas, declaradas en rebeldía o que no hayan sido citadas a prestar declaración indagatoria en los dos meses posteriores a la promulgación. La de obediencia debida eximía de responsabilidad a quienes ocupaban cargos medios y bajos, mientras que el indulto significo el perdón a todos los militares condenados por crímenes durante la dictadura.

Las justificaciones que se fueron esbozando en torno de dichas leyes, estaban relacionadas con la debilidad de los incipientes gobiernos democráticos y la consecuente necesidad de estar en buenas relaciones con los militares por un lado, y por otro con una necesidad de pacificación nacional. "El olvido fue entonces la herencia con que la dictadura inscribió en la memoria colectiva la continuidad de su proyecto al tejer una trama de legalidades y de tabúes que estableció un repertorio de sentidos legítimos y configuró así los relatos posibles sobre el pasado".

Es importante destacar que los indultos fueron decretados tanto para los militares condenados, así como también para quienes participaron en organizaciones guerrilleras. Este no es un dato menor, ya que en ese punto queda evidenciado el intento constante (por parte del Estado) por impulsar la Teoría de los dos demonios, al asignarle los mismos perdones a quienes habían tenido un rol violento activo antes y durante la dictadura militar: grupos guerrilleros armados y militares.

Otro hecho significativo en relación a la interpretación del período 1976-1983 es el del ex Capitán de corbeta Adolfo Scilingo, quien por cuestiones personales confesó en 1995 (año en el que se crea la agrupación H.I.J.O.S.) haber participado en los llamados "vuelos de la muerte", esto es arrojar al mar a personas vivas (dopadas) consideradas subversivas.

Las declaraciones marcaron un punto de quiebre en la sociedad, y en los análisis acerca de las interpretaciones sociales (en el período democrático) sobre la dictadura. Comienza a desterrarse la Teoría de los dos demonios para darle paso a enfoques dirigidos directamente a repudiar el accionar por parte de quienes detentaron el poder: los militares. Al mismo tiempo que comienzan a aparecer productos culturales (libros, películas, etc.) donde los discursos de guerrilleros son tomados como legítimos.

Se pueden mencionar algunos acontecimientos, a modo ilustrativo, para reforzar la noción de repudio social hacia los crímenes perpetrados por los militares luego de las declaraciones de Scilingo: En marzo de 1996 con motivo de la conmemoración de los 20 años del golpe militar, miles de personas confluyen a la Plaza de Mayo para repudiar los actos genocidas de la dictadura, y en el 2001 cuando se cumplieron 25 años, también se hicieron sentir las voces opositoras al genocidio llevado a cabo por los militares. Otro acontecimiento en la misma dirección son las declaraciones por parte del ex Jefe del Ejército Martín Balza rechazando las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

Políticas públicas de memoria en nuestro país a partir de 1983.

A partir de 1983 con el reestablecimiento de la democracia, el gobierno radical dirigido por Raúl Alfonsin inició un período de revisión de los procesos genocidas perpetrados por el gobierno militar que lo precedió. La revisión se vinculaba directamente con la creación de entidades capaces de aportar al proceso de enjuiciamiento a los violadores de los Derechos Humanos, lo que significaba la construcción (conciente o inconcientemente) de un tipo de memoria particular. En torno de lo mencionado es que se va a crear la Comisión Nacional de la Desaparición de Personas (CONADEP), quien llevó a cabo un sondeo minucioso de los crímenes aplicados por el Gobierno de facto, para llevarlos a los tribunales.

Pero las presiones impartidas por sectores militares que aún conservaban aparatos de poder capaces de poner en jaque al naciente gobierno democrático (según las concepciones de la época), derivaron en que los primeros dos gobiernos democráticos (encabezados por Alfonsin y Menem respetivamente), promulgaran leyes "perdonando" los crímenes de la dictadura, tal como se mencionó en la respuesta 3).

Es decir que por cuestiones de estrategia política se produce un "corrimiento" por parte del Estado en los temas relacionados al enjuiciamiento de los militares, lo que llevó a una situación de "olvido estatal", "delegándoles" la ardua tarea de reclamar por los crímenes de lesa humanidad cometidos entre 1976 y 1983, así como también de mantener viva la memoria de un pasado reciente trágico, a las organizaciones de Derechos Humanos. Ejemplos de organizaciones de DD.HH. son: Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de mayo, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), S.E.R.P.A.J., H.I.J.O.S., Amnesty International – Argentina, etc.

Pero el gobierno Kirchnerista logra separarse notoriamente del resto de los gobiernos democráticos que lo precedieron. Desde el mismo momento de asumir la candidatura planteó desde lo discursivo su abierto rechazo a los crímenes cometidos durante la última dictadura militar. Además de que lo discursivo es una práctica per se, en tanto que otorga sentido a hechos concretos y permite de esa forma resignificarlos, las palabras no tardaron en transformarse en iniciativas estatales concretas.

Un hecho de gran relevancia es la readaptación de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para transformarla en el "museo de la memoria". Además resulta significativo que en el acto de inauguración, Kirchner haya pedido perdón en nombre del Estado por haber callado durante 20 años las atrocidades de la dictadura. Esto es una clara acusación a los gobiernos democráticos que se sucedieron a partir de 1983 hasta "la era kirchnerista", de no haber actuado como debieron hacerlo.

La misma mañana en la que se iauguró el museo de la ESMA, "Kirchner ya había protagonizado un hecho de enorme valor simbólico: el retiro, de manos del jefe del Ejército, Raúl Bendini, de los retratos de los ex dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone del Patio de Honor del Colegio Militar".

Por otro lado, también es importante destacar que durante la presidencia de Kirchner el senado aprobó la ley por la cual se le otorga rango constitucional a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de Lesa Humanidad, con la consecuente anulación de las leyes de obediencia debida y punto final. Esta fue otra clara iniciativa estatal que funcionó para marcar una diferencia respecto de los gobiernos anteriores y a favor de los Derechos Humanos.

Conclusiones

El gobierno Kirchnerista a diferencia del resto de los gobiernos democráticos, tomó un rol activo en lo que a construcción de un tipo de memoria refiere. Pero esto no puede interpretarse linealmente, hay que tener en cuenta que en los tiempos que corren las FF.AA. no cuentan con el poder político que tenían en décadas pasadas, lo que le permite al gobierno enfrentarlas sin por ello recibir presiones políticas significativas.

Este es el primer Gobierno que puede adoptar una posición abierta a favor de las víctimas de la represión estatal de los 70´ y tomar medidas políticas consecuentes con ello, sin por ello recibir fuertes presiones. El camino en esa dirección ya fue iniciado y, luego de los acontecimientos descritos, resulta difícil desandarlos, pero el futuro siempre es incierto.

Bibliografía

Jelín, Elizabeth. Memorias en conflicto. En Puentes Nº 1. Comisión Provincial por la Memoria. La Plata, 2000.

Schwarzstein, Dora "Memoria e historia". Mimeo, noviembre 1998.

Pierre Nora, "Entre Mémoire et histoire. La problématique des lieux", en Nora, Les Lieux de Mémoire, 7 vols, Paris, 1983-1994. En Schwarzstein, Dora "Memoria e historia". Mimeo, noviembre 1998.

Sonderguer, María. Los relatos sobre el pasado reciente en la Argentina: una política de la memoria. Iberoamericana, Madrid 2001.

 

Daniel Königsberg

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