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El Arte Rupestre en las comunidades aborígenes cubanas

Enviado por armando


    1. Desarrollo
    2. Notas y Referencias Bibliográficas

    Introducción

    Este trabajo es el resultado del estudio de las manifestaciones artísticas que nuestros antepasados realizaron en múltiples cavernas del archipiélago cubano, apoyándonos para ello en los datos obtenidos por investigaciones arqueológicas y por la revisión de valiosas fuentes documentales que abordan el tema.

    El lector encontrará en este informe las distintas técnicas y materiales que emplearon los primeros pobladores cubanos, así como la caracterización de los motivos y diseños de las distintas regiones pictóricas estudiadas.

    Desarrollo

    El arte rupestre, es una de las manifestaciones artísticas aborígenes más conocidas universalmente; tuvo sus inicios en Europa, hace aproximadamente 30 000 años y se calcula que en América debió comenzar a desarrollarse hace unos 20 000 años, como lo corroboran las pinturas fechadas en la localidad de Piaui en Brasil; del área continental debieron expandirse hacia el Caribe y por supuesto a Cuba.

    En otros tiempos era común ver en la literatura arqueológica los términos "dibujo rupestre" o "pintura rupestre", los cuales no recogen en su totalidad el contenido del "arte rupestre"; este último no sólo encierra el de los primeros sino que incorpora a todas las técnicas que el primitivo utilizó para expresarse artísticamente en los techos, paredes y formaciones secundarias de las cuevas, dando pruebas de sus concepciones estéticas, sus ideas mágico-religiosas y sus necesidades materiales.

    En la obra de Fray Ramón Pané "Relación acerca de las antigüedades de los indios", se encuentra la primera referencia al arte rupestre antillano, este trabajo fue escrito por un humilde jerónimo que llegó a La Española en el segundo viaje de Cristóbal Colón, quien le encargó que viviera con los aborígenes y luego le informara sobre sus creencias; la mención en cuestión es la siguiente:

    "… la cual cueva se llama Iguanaboina, y ellos la tienen toda pintada a su modo, sin figura alguna, con muchos follajes y otras cosas semejantes".1

    En Cuba el arte rupestre está presente en todos los grupos culturales, independientemente de su desarrollo, pero es necesario aclarar que el mayor número de las evidencias corresponde a los mesolíticos o "ciboneyes". El doctor José Manuel Guarch afirmó, "… desde el mismo instante que el hombre cubrió sus primeras etapas como Homo sapiens sintió la necesidad social de manifestarse a través de la expresión pintada, pues en forma continua, las expresiones de este tipo -naturalista, estilizadas, simbólicas, gráficas, alfabéticas o simplemente en distribuciones de planos de color y formas-, desde entonces han llegado hasta nuestros días y todo hace pensar que continuarán llenando nuestros museos, galerías, y las paredes de nuestros propios hogares, con significados variados, colectivos e individuales, dentro de la sociedad".2

    Entre 40 000 y 50 000 años se calcula la entrada del hombre a América; a través del estrecho de Bhering. Detrás de la mega fauna llegaron a nuestro continente las primeras oleadas de Homo sapiens, pertenecientes a la raza mongoloide que dio origen a la subraza mongoloide americana, la cual en el momento de su arribo a estas tierras poseía la suficiente capacidad anatomofisiológica (desarrollo de las manos y el encéfalo) que le permitió ejecutar el arte rupestre o parietal.

    En el trabajo del doctor José Manuel Guarch, anteriormente citado, se expone la aparente involución en cuanto a los pictogramas que se producen en Cuba ya que los grupos preagroalfareros elaboraban motivos geométricos y en ocasiones figuras muy estilizadas, mientras, que los agroalfareros expresaron temas con figuras estilizadas, pero dentro de una concepción naturalista. Este desarrollo es inverso a como se produce en Eurasia (expresión naturalista en el paleolítico superior y estilización y abstracción simbólica en el neolítico); es explicable sólo a partir de orígenes étnicos distintos para los preagroalfareros y los agroalfareros.3

    Dentro del arte rupestre cubano encontramos seis técnicas utilizadas por el aborigen: la pintura, el petroglifo, la pictografía escultural, el petroglifo escultural, la combinación de pintura y petroglifo, y el arte mobiliar.

    La pintura o pictografía fue la técnica más utilizada; como el nombre lo indica era pintar con distintos materiales sobre las paredes, los techos y las formaciones secundarias de las cuevas, por su importancia más adelante profundizaremos en ella, ahora sólo agregaremos que es considerada escultural la pictografía cuando el pintor hace uso del relieve natural para realizar sus dibujos.

    El petroglifo incluye toda talla o rayado en las piedras de las cuevas que no se puedan mover, en algunas partes del mundo también se les llama grabado; se le considera de tipo escultural cuando el artista utiliza el relieve natural dentro de su diseño.

    En ciertas ocasiones encontramos combinación de técnicas como la pintura con el rayado.

    El arte mobiliar es la talla en piezas móviles; cuando se trata de piedras sueltas se le da el nombre de litoglifos, cuando es en conchas malacoglifos y cuando es en huesos osteoglifos.4

    Para confeccionar las pinturas los indocubanos utilizaron diversos materiales orgánicos e inorgánicos; entre los primeros tenemos el carbón vegetal, aceites, fibras vegetales y clara de huevo; entre los segundos varios minerales.

    El carbón vegetal pudo ser utilizado directamente sobre las superficies a pintar, como si fuera carboncillo o sencillamente triturado constituyendo el pigmento de la pintura.

    Los aceites vegetales o animales debieron ser el componente principal de la pintura. En la cueva de Ramos, en Punta de Caguanes, Sancti Spíritus, Cuba; fue encontrado en un pequeño hueco, cierta cantidad de carbón vegetal mezclado con una sustancia que conservaba su condición grasosa.5

    La clara de huevo también pudo ser empleada como medio en la pintura, algunos pueblos aborígenes la utilizan en la actualidad; en España se reconoce la sangre como aglutinante.6

    Como pinceles pudieron ser utilizadas las fibras vegetales como el guano de Campeche (Thrinax wendlandiana, bell) y el algodón (Gossypium sp.); ha quedado evidenciado que en algunos casos recurrían a los propios dedos y en ocasiones toda la mano.

    Entre los minerales empleados como colorantes tenemos el óxido de hierro para obtener colores que van desde el naranja hasta el rojo intenso y el óxido de manganeso para el negro. El rojo y el negro son los dos colores más empleados pero no los únicos, ya que se han reportado pictografías hechas en gris y en blanco.

    La pintura era preparada de la siguiente forma:

    "Tomaron la hematite o el carbón vegetal y lo redujeron a polvo en un mortero de piedra – se han encontrado morteros y ‘manos’ impregnados en materiales tintóreos -, posteriormente lo mezclaron con grasa o con agua, mediante batido, hasta obtener una pasta adecuada para sus fines".7

    La forma de aplicación, como en alguna medida ya se ha mencionado, fue con el carbón vegetal directamente o utilizando un pincel o hisopo de fibras vegetales.

    Para la descripción y estudio de las pictografías se emplean al menos dos categorías que es indispensable conocer: "motivo" y "diseño".

    Los motivos son, "elementos de que se sirvió el aborigen para resolver los problemas pictóricos presentados. Constituyen una abstracción", mientras que los diseños son el "conjunto de motivos o determinados motivos con una categoría determinada. En uno u otro caso constituyen la obra ejecutada. Los estudios realizados permiten aislar 208 diseños distintos".8

    Existen 31 motivos diferentes en las pictografías aborígenes de Cuba9: Puntos, líneas rectas, líneas entrecruzadas, ángulos, triángulos, triángulos a tinta llena, cuadrados, cuadrados a tinta llena, rombos, paralelas unidas, paralelas curvas unidas, líneas quebradas, perpendiculares a una recta, rectas secantes, recta con secantes angulares, cruz, curva en aspas, hombre lineal, hombre a tinta llena, herraduriforme, tridente, doble curva, curva cerrada, círculo, óvalos, espirales, ojos de café, corazón, cuadrúpedo, jinete y jinete con cabeza dibujada.

    Para hacer un estudio del arte rupestre cubano hay que recurrir necesariamente a las obras del Doctor Antonio Núñez Jiménez, quien por más de cincuenta años se dedicó entre numerosas temáticas a investigar esta manifestación artística en Cuba y en otras partes de América y del mundo.

    Apoyándonos en su obra titulada "El arte rupestre cubano y su comparación con el de otras áreas de América", hemos elaborado un resumen de los principales lugares del archipiélago cubano donde se han localizado pictografías, así como sus características más importantes.10

    En Cuba han sido aisladas nueve regiones del arte rupestre, es decir, zonas donde se concentra el mayor número de estas pinturas (esto no implica que no puedan existir otras, sí las hay pero de menor magnitud), las zonas ya aisladas son:

    1- Sierra de los Órganos

    2- Habana – Matanzas

    3- Guara

    4- Isla de la Juventud

    5- Caguanes

    6- Cubitas

    7- Banes

    8- Baracoa

    9- Costa sudoriental

    Haciendo un recorrido de Oriente a Occidente las principales regiones pictográficas son las siguientes:

    En Mayarí, provincia de Holguín, existen las cuevas de Seboruco, con pictografías negras y bastante abstractas, que parecen recordar a figuras antropomorfas. Estos dibujos están asociados a la llamada Cultura Seboruco, la cual ha sido fechada en unos 6 000 años antes del presente.

    En el extremo occidental de la Sierra Maestra, cerca de Cabo Cruz, provincia Granma, se abre la Cueva del Fustete con dibujos hechos con carbón; en su mayor parte son sólo trazos, pero en uno de éstos se observa como una sucesión de peces exageradamente esquemáticos.

    En la Sierra de Cubitas, Camagüey, existen pictografías circulares, triangulares, hojiformes, antropomorfas, zoomorfas y de manos impresas, en colores negro y rojo, figuras post-colombinas (escenas de la conquista y colonización de Cuba por los españoles), así como máscaras humanas asociadas en algunos casos a la cerámica.

    En la costa Norte de la provincia de Sancti Spíritus, en las cuevas de Caguanes, existen pinturas de estilo abstracto, geométrico, formadas fundamentalmente por figuras daguiformes, rediformes y hojiformes, así como por círculos y algunos diseños antropomorfos y zoomorfos. En los cayos Aguada, Lucas y Salinas existen cuevas con pictografías semejantes a las de Caguanes.

    En la costa norte de la provincia de Matanzas, en la Península de Hicacos, se encuentra la Cueva de Ambrosio que posee diferentes dibujos que representan series de círculos concéntricos negros, figuras laberínticas que constituyen representaciones muy estilizadas de carácter zoomorfo, así como figuras antropomorfas.

    En la provincia de la Habana son notables las pictografías de las cuevas de García Robiou y de la Virgen, con figuras antropomorfas, algunas de tipo "radiográficas".

    En esa provincia se encuentra la localidad de Guara, con varias cuevas pictográficas, en algunas de éstas aparecen escenas de cazadores, grandes cuadrúpedos, así como figuras zoomorfas y antropomorfas, muy estilizadas.

    En esas cuevas de Guara también hay series de círculos concéntricos, líneas onduladas y paralelas horizontales.

    En la Sierra de los Órganos, existe una región pictográfica con dibujos en rojo y negro, con representaciones zoomorfas, antropomorfas y geométricas.

    Entre las regiones del arte rupestre cubano la de la Isla de la Juventud ocupa un lugar destacado, son múltiples las cuevas donde el aborigen nos dejó su arte parietal.

    La Cueva Número Uno de Punta del Este, llamada la "Capilla Sixtina del arte rupestre cubano", posee cincuenta diseños en ciento treinta y cuatro pictografías, la de mayor cantidad en nuestro país; es considerada la más importante localidad del arte rupestre cubano.

    La bóveda y paredes de la cueva están literalmente cubiertas por centenares de pictografías; la mayor parte representa series de círculos concéntricos, generalmente con alternativa de colores rojos y negros, a veces separados por el blanco natural de la caliza.

    El Motivo Central o pictografía número 1, es la obra maestra del arte rupestre cubano, es ligeramente ovoide; tiene un diámetro mayor de 1,54 metros y está formada por cincuenta y seis círculos concéntricos, veintiocho de los cuales son rojos y otros tantos negros. Ellos simbolizan, según Fernando Ortiz, el cómputo de un mes lunar, es decir, los círculos rojos representan los días, y los negros, las noches.

    A esta pictografía se encuentra superpuesta una flecha larga de color rojo que apunta directamente al Este; igualmente dentro del Motivo Central, existen varias series de círculos concéntricos de enigmático significado.

    La pictografía número 2, dibujada en negro, representa una complicada figura serpentiforme, la cabeza de la serpiente aparece envuelta por su propio y largo cuerpo, constituido por cinco círculos concéntricos, encima de los cuales se ven otras líneas de trazo más o menos ovalado, que semejan su cola, dicha cabeza la componen dos ojos circulares unidos por la boca, en forma de arco.

    La pictografía número 3, es otro símbolo astronómico, es una cruz, cuyas aspas señalan aproximadamente los puntos cardinales; está dibujada en negro, mide 44 centímetros, es una línea que al desarrollarse se envuelve en torno de sí misma para formar un trazo cuádruple, de modo que en su parte central aparecen las líneas, cruzadas en ángulo recto.

    En esta cueva, como ya hemos mencionado, existen muchas pictografías de importancia, que en las obras del Doctor Núñez Jiménez se recogen ampliamente.

    En 1987 fueron localizadas en algunas grutas del municipio de Rodas, provincia de Cienfuegos, manifestaciones de arte rupestre prehistórico, consistentes en pinturas (pictografías) y tallas (petroglifos), "… Al estilo geométrico de estas obras parietales, se suma la sencillez de las técnicas empleadas: trazos negros y finos para las pictografías y simples líneas incididas en la roca caliza para los petroglifos".11

    Por su importancia es necesario que le dediquemos algunos párrafos a los petroglifos y al arte mobiliar.

    La palabra petroglifo está formada por voces griegas, petra significa piedra y glifo es equivalente a cincelar o grabar, por lo tanto sería tallar o rayar sobre las paredes de las cuevas o farallones.

    En nuestra isla han sido reportadas al menos quince localidades con petroglifos,12 siendo las principales las siguientes:

    En La Patana, en el extremo oriental de Cuba, en las cuevas de los Bichos y del Jagüey los hay de tipo zoomorfos, son muy conocidos sus petroglifos esculturales tallados en estalagmitas.

    En algunas cuevas de Santiago de Cuba y Guantánamo se han hallado ídolos estalagmíticos que presentan tallas antropomorfas.

    En la zona de Waldo Mesa, Camino del Yarín y Santa Rita, en Holguín, se han localizado nuevos petroglifos; también en la Cueva Ceremonial y en la cueva de la Amistad Cubano-Húngara, en Cabo Cruz, así como en las regiones de Baracoa y Sierra Maestra.

    En el centro de la Isla, en la Sierra del Escambray, específicamente en la Cueva del Cerrote se han localizado petroglifos antropomorfos.

    La técnica del rayado está presente en las paredes de la Gran Caverna de Santo Tomás, en Pinar del Río, donde con un arte geométrico muy estilizado, plasmaron figuras serpentiformes, solares, triangulares, cruciformes y humanas.

    También se han podido descubrir tallas en rocas sueltas, o sea el llamado arte rupestre mobiliar, en su variedad litoglífica.13

    El más notable ejemplar de este tipo de arte, está plasmado en una roca de diorita de 51 cm de base, 39.5 de alto y 31 de ancho; este semeja un cono irregular y en sus caras aparecen más de veinte figuras circulares bien talladas. Este ejemplar fue hallado en el fondo de una cañada a casi un kilómetro de Los Mares, provincia de Holguín; próximo a un residuario ceramista.

    Otra importante pieza del arte rupestre mobiliar es un litoglifo tallado en un guijarro discoidal de caliza compacta, presenta tres series de grabados superpuestos, parecidos a las figuras circulares de Punta del Este. Fue hallado en la región de Banes, Holguín. Toda la superficie de esta pieza está cubierta por figuras geométricas incisas que corresponden a tres épocas, lo que pudo determinarse por el distinto grado de conservación de dichos gráficos.

    Hemos realizado un sintético recorrido por el Arte Rupestre en Cuba, con manifestaciones de indudable valor para el Arte y la Prehistoria; no tan conocidas mundialmente como lo son las representaciones que adornan las Cuevas de Altamira en España y en Lascaux en Francia, pero si evidencias materiales de un pueblo que quiso plasmar en las cuevas un mensaje artístico-utilitario de sus relaciones con los dioses, con los hombres y con el medio que lo rodeaba.

    Notas y Referencias Bibliográficas

    1 Ramón Pané. Relación acerca de las antigüedades de los indios, página 33.

    2 José M. Guarch. Consideraciones sobre la capacidad fisiológica-cultural de los indocubanos para la ejecución de los pictogramas, página 77.

    3 Ídem. Página 83.

    4 Antonio Núñez Jiménez. El arte rupestre cubano y su comparación con el de otras áreas de América, página 3.

    5 José M. Guarch. y Caridad Rodríguez. Consideraciones acerca de la morfología y el desarrollo de los pictogramas, página 55.

    6 Guía General, Museo Arqueológico Nacional, España, página 28.

    7 Guarch y Rodríguez. Obra citada, página 56.

    8 José M. Guarch. Arqueología de Cuba, página 68.

    9 Guarch y Rodríguez. Obra citada, página 58-60.

    10 Núñez Jiménez. Obra citada, página 4-13.

    11 Marcos Rodríguez. La etapa de apropiación en la comunidad primitiva de Jagua, página 3.

    12 Núñez Jiménez. Obra citada, página 13-14.

    13 Ídem. Páginas 14-15.

     

     

    Autor:

    Lic. Armando Rodríguez Alonso

    Lic. Rossana Lorenzo Rodríguez

    Datos de los autores: – Armando Rodríguez Alonso (), cubano, nació en 1959, es Licenciado en Historia y Ciencias Sociales, graduado en el año 1980 en el Instituto Superior Pedagógico "Félix Varela" de Villa Clara.

    – Rossana Lorenzo Rodríguez (), cubana, nació en 1971, es Licenciada en Historia, graduada en el año 1993 en el Instituto Superior Pedagógico "Félix Varela" de Villa Clara.

    Categoría: Historia.

    Palabras claves: "Arte rupestre" y "comunidades aborígenes".