el taita curita en esos momentos veía concluida su obra, infundir el miedo, su obra llena de rostros arrepentidos, compungidos, llorosos, suplicantes de perdón, ojos sucios llenos de humillaciones, ruidos guturales, animales, que estremecían a la carne pecadora, eran calmados rápidamente por el perdón que profesaba el cura a todos los crímenes de la indiada, básicamente el combinar fetichismo y supersticiones con imágenes sacrosantas y con la fe que inculcaba el curita, el mantener relaciones sexuales o servinacuy antes de casarse por la ley y por la iglesia, luego del perdón prometido los indios se sentían salvos y calmos volvían a confiar en la misericordia de tata dios. Solo el indio huasuminga y la india callaguaza no se sentían así y es que ellos vivían en pecado eterno pues no se habían casado ni por la iglesia ni por la ley y para aislarse de los demás naturales para que no los señalen se fueron a vivir su pasión deshonesta, corrompida, inmoral, impúdica, sucia, escabrosa y genital a una barraca imperceptible a cortos metros de la comarca maligna, sufrían y aguantaban además por que la fruición, el deleite, el gozo que experimentaban en esa casucha minúscula era muchas veces interrumpida e impedida escabrosamente por murmullos, silbidos, sonidos sobrenaturales y mas aun en las tenebrosidades de las noches mas oscuras, sombrías, prietas y lóbregas quebrando todo amor todo deseo y toda lujuria y tornándolo en reproche, en acusaciones mutuas, en temores y llantos sobre todo en la india donde ya el pecado de su amor, de su codicia sexual, empezaba a adquirir forma semilunar en el abdomen, cuando la iglesia quedaba a solas, sin el gentío, sin la indiada, ellos los pecadores eternos, lloraban, se arrepentían, suplicaban perdón a las imágenes santas ataviadas con huachafería propia del lugar, tratando de explicarles, tratando de explicarse ellos mismos que era costumbre nativa de sus antepasados el convivir antes de casarse para aprender a encariñarse para aprender a amarse así lo habían hecho por siglos, ahora casi nadie del lugar, quien sabe si en otros, pero a esta comarca llego tata dios representado por el cura que les refregaba en sus caras, en sus manos, en sus genitales, que estaban condenados eternamente, al salir de la iglesia caminaban, el indio por delante, ella por detrás siguiéndolo como un perro, dejando huellas de arrepentimiento, encarando de nuevo la indiferencia de los demás, tratando de olvidar, vagaban, caminaban, se perdían y entraban una y otra noche mas a la calle de las guaraperias, donde todo se olvida, donde todo es mejor, donde ni siquiera saben quienes son, donde no existen los pecadores, ni los castigos, ni los invasores conquistadores abusivos y seguimos siendo libres, felices, ya al caer la noche, ambos completamente borrachos y ya lejos de la indiferencia de la gente, ya lejos de la voz del curita y ya lejos del pecado se arrastraban en placer por alguna zanja, por algún sucio y hediondo camino gimiendo, gritando, gozando, sudando, penetrándose, amándose, como animales, luego durmiendo sucios, pero felices pecadores, pero ya olvidados y felices, regresaban a su choza al apuntar el alba y nuevamente a arrastrarse de placer ya en el amanecer, los ruidos fantasmales no existían y ellos eran felices una vez mas, con el embarazo de callaguaza las cosas empeoraron, los temores crecieron, la muerte comenzó a rondarles por la cabeza el infierno se les hizo el pan diario.
Los segundos, los minutos, las horas, se hacían interminables para el indio y la india, al fin luego de un prolongado trabajo de parto y cerca al crepúsculo del atardecer, donde ya todo volvía a ser tinieblas tan igual al alma oscura y perdida de este par de obtusos creyentes de la nada, nació el hijo del pecado, el hijo de la pasión, del deseo desenfrenado, vio las espectrales tinieblas al nacer, pues no podemos afirmar que este ser condenado antes de nacer vio la luz, pues nació en el medio de la mas oscura noche y sin luna, se escucharon lobos aullar, aunque talvez solo estaba en la mente de estos ignaros, la india se desangraba, había sido un parto difícil pues el niño era grande y robusto para ser descendientes de indios y al nacer había desgarrado a la india, el indio sabia que nadie les prestaría ayuda estaban resignados a su suerte, tan solo orar y esperar que tata dios se conmueva del niño y ayude a la madre para que pueda vivir, ya no importaba que pasaría con ellos en el futuro, solo, tan solo su hijo, la noche también se hizo interminable, el niño lloraba y lloraba, la madre no lo podía atender, pues estaba muy débil, así que todo estaba en manos del indio, el cual decidido a no dejar morir a su hijo, salio en busca de leche de cualquier procedencia, vago por algunos parajes hasta encontrar una hacienda, en la cual se introdujo sigilosamente para no ser descubierto, mas que una hacienda era una chacrita, de esas que abundan en las serranías, muy pequeñas y oh suerte la mía exclamo el indio, cuando vio a una vaquita reflaca en dicho lugar, corrió hacia donde ella con lagrimas en los ojos bendijo al cielo y procedió a ordeñarla extrajo poca cantidad de leche del animal pues seguro ya había sido ordeñada durante el día, con su tesoro a cuestas fue corriendo alegre hacia su covacha, tal fue su sorpresa al llegar y encontrar a la india en pie amamantando a su hijo, el indio no resistió mas y se revolcó en la tierra húmeda que tenían por suelo y empezó a orar, a agradecer, a implorar alabanzas en su quechua castellanizada, pues parte de la evangelización de estos, era el hablar castellano, se rasgo las ropas se profirió innumerables heridas en su espalda, marcada con cicatrices antiguas, de antiguos maltratos físicos proferidos hacia el por algún patrón antiguo, las cicatrices que ocultaban heridas volvieron a abrirse, mostrando las mismas y otras nuevas, el indio no sentía dolor, mientras mas se castigaba, mas cerquita de la gracia de tataito diosito estaba, al fin seremos benditos acaso india? le dijo, hemos sido perdonados por tata dios? soy capaz de ofrecer mi vida, si diosito o el tata cura me lo pide, el niño ya no lloraba estaba junto a su madre y era todo lo que necesita, sentir ese calor, que solo las madres pueden dar, parte de algo de leche manaba escasamente de las mamas de la india, en fin se libro por el momento de beber leche de vaca sin hervir y de enfermarse seguro de TBC entero digestiva, pero seguro solo por el momento, la noche se puso quieta, se sentía paz, ellos sentían paz pues pensaban que estaban cerca a ser perdonados, mañana mismito voy donde el tata cura y le ofrezco mi vida, para que seamos perdonados, el indio delirando de gozo, pues se sentía seguro de que ante una ofrenda del tipo que pensaba hacer, segurito que seremos perdonados, estaba excitado, talvez perdería la vida, aunque el ya la tenia perdida desde antes, desde mucho antes, pero ahora no la perdería en vano, la iba a dar para que otros vivan, estaba excitado, iba a morir, no cesaba de hablar acerca del perdón que recibirían, no cesaba de gritar alabanzas a dios, no podía dejar de moverse frenéticamente, total mañana iba a morir, seria talvez una manera de intoxicarse, para no pensar mucho en que iba a morir y si se arrepentía a ultima hora y si decidía desaparecer, abandonando a su familia impura, no, no puedo pensar así y zassssssss se infligía otro latigazo y otro mas en la ya torturada y sangrante espalda, estaba perdiendo sangre el indio, no mucha, pero si seguía en este plan de maltrato talvez moría antes de ofrecer su vida, el indio se calmo, tomare una pausa, pensó, debo descansar, si, mi ultimo descanso entre los vivos, se durmió, se despertó tarde como nunca lo había echo, el niño lloraba y la india en pie seguía amamantándolo, el sol calcinaba como lo suele hacer por estos bares, fue a ver a su hijo, lo abrazo, lo beso, lo cargo, le dijo te amo en quechua, lo soltó, lo dio a la madre.
la abrazo los abrazo, la beso. le dijo que la amaba en quechua, se despidió, la india soltó el llanto, ya no te veré mas, ya no dijo el indio y salio, camino cabizbajo y con lagrimas que se escurrían a gorgotones por sus oscuras mejillas hinchadas y cuarteadas por el sol, llego al pueblo seguía con la cabeza enterrada en el camino, no veía a nadie, se dirigió de frente a la plaza, donde quedaba la iglesia, llego a ella, la puerta estaba cerrada, toco la aldaba, salio el pongo de la iglesia, pidió hablar con el tata cura, no se le puede perturbar, a esta hora esta comunicándose con dios, segurito que dios me ha escuchado y le esta diciendo al cura que hemos sido perdonados, sintió una ligera y extraña alegría, sintió que podía vivir para ver crecer a su hijo y encima con la gracia de diosito, volvió a llorar el indio, a sollozar, se tiro al piso, al pie de la iglesia, cuya puerta había sido cerrada ya por el monaguillo, espero unos minutos, se desespero, volvió a tocar una vez, otra vez mas fuerte salio el monaguillo de nuevo, con restos de leche y migajas de pan en los labios, ya puedo hablar con el tata cura, es urgente, el monaguillo percibió tal desesperación en el indio que se compadeció, pasa le dijo espera adentro, pero no insistas el tata cura se queda orando aproximadamente una hora y recién ha empezado hace veinte minutos, así que si quieres esperas adentro, cuando se desocupe te atenderá luego de bañarse, esta bien, acepto el indio, sígueme le dijo el monaguillo, lo condujo hacia una habitación con paredes de barro, impregnadas de hollín, lo cual le daba un aspecto negruzco, de suciedad, en contraste con la mediana pulcritud que se mantenía en las habitación principal de la iglesia, a fuerza de la indiada monaguilla, que se levantaba antes de que despunte el alba, mientras el curita dormía placidamente, para limpiar como pudiesen la polvareda que levantaban los caminos de tierra del lugar, aquella habitación donde estaba el templo con la imagen del cristo crucificado, aquella habitación atestada de indios como el, los domingos religiosos y místicos, donde el tata cura sentía el poder sobre las bestias, al hablarles del pecado y del cielo, la recompensa y el infierno, el castigo asustándolos como corderitos, así como el indio se encontraba ahora, muerto o a punto de morir, por una creencia impuesta por seres foráneos, supuestamente divinos a fuerza de armas y caballos, era la cocina de la iglesia donde el monaguillo se encontraba desayunando, había un gran horno donde preparaban el pan de mote, que era vendido por la iglesia y que toda la indiada debía comprar, so pretexto del cura de que era comida de dios, bendita por el mismo, para alimentar el alma de fe, bondad, buenos pensamientos y vivir en armonía con el prójimo y con la iglesia, así pues toda la animalada estaba obligado a adquirirlo, el indio prefirió sentarse en el piso, asumiendo una actitud humilde ante el monaguillo, así estaba nuestro indio de humildísimo, de avergonzadísimo, por el pecado que llevaba a ciernes, no te sientes en el piso exclamo el otro indio, así esta bien dijo, como quieras, siguió desayunando, al indio que mantenía los ojos mirando al piso, se le escapaban de vez en cuando algunas miradas al sabroso pan de mote y al tazón de leche que degustaba el monaguillo, este se dio cuenta y sintiendo compasión por el, le ofreció, quieres desayunar?, antes que salga el cura le dijo, a pesar de que el indio llevaba algunos días sin comer y sintiendo como le apretujaban las tripas en el abdomen, dijo no y pensó, no merezco comer comida de dios hasta que el tata cura me perdone, aceptando mi ofrenda de vida y en realidad para que me serviría si dentro de poco voy a morir, volvió a decir no, pues el monaguillo se quedo mirándolo como si no hubiese escuchado respuesta de sus labios, como quieras dijo, a que te dedicas le pregunto mientras engullía ávidamente el mote, dejándole restos de leche en las comisuras de los labios, que estaban adornados por dos mejillas ajadas, maltratadas, prietas por el calcinante sol, comisuras que relamía con una lengua saburral, pequeña y muy ancha, huasuminga acuclillado en el suelo del templo lo miraba fijamente, mas por hambre, que por resentimiento, total era otro indio mas como el, no tendría por que tenerle rencor, al pastoreo respondió, en el valle, en la ribera, en el bosque, y para que amo trabajas, no, ya no trabajo mas, me echaron, me acuso el patrón de ser un suha, y de robar que? De haber robado sus alpachos, y yo nunca…… la voz se le entrecorto, pero inmediatamente se enjugo las mejillas con ambas manos, con dureza, como arrepintiéndose de haber siquiera intentado llorar al recordar, asumió una mueca orgullosa y dijo, además de haber faltado a la niña del patrón, como así? De haberla mancillado pues, y? nunca lo juro por mi hijo, y que te hicieron? El patrón llamo a sus pongos los cuales cogieron los lloqques del amo y me torturaron hasta dejarme inconciente y sangrando por la espalda, la boca, la cabeza, así estuve como dos a tres días hasta que al despertar me dijeron que me largara y así me fui, cogi mis cacharpas y me largue, yo te juro que no soy ladrón, no soy ladrón ni tampoco he hecho daño a la niña, lo juro, te creo esta bien, pero bueno eso ya paso no? Ahora quédate mas tranquilo mejor es olvidar, no recordar, así viviremos mas tranquilos aceptando..,
huasuminga lo interrumpió, aceptando, dijo irónicamente, el odio, el abuso, los maltratos, las faenas, sin hacer nada, sin reaccionar, para poder vivir en paz, cumpliendo las imposiciones de los extraños blancos a caballo, siendo sus pongos, como tu, y nuestras mujeres en las mitas, siendo abusadas por los amos, eso es lo que quieres decir? Eso es vida para ti? Pues no se, por ahora tengo otras cosas en que pensar, el monaguillo lo quedo mirando con un recóndito estremecimiento, y al mismo tiempo con tristeza, que pasaba por la mente de este otro indio?, miedo? Remembranzas de libertad, añoranza, ilusión, antipatía, o talvez si, miedo, pero miedo a que existan por allí en el pueblo otros indios insurrectos como huasuminga que estimulen mayor violencia e irritación en los usurpadores y terminen incluso hasta por darles huañuchiy a los mas sumisos, obedientes, mansos, fieles, como el, hasta a los mas sociables como el, total el ya casi estaba acostumbrado a la vida que llevaba y esta aparentemente no era tan mala, pues tenia un techo digno donde pernoctar, alimento nunca le faltaba y si quería tomarse unos moritos de vez en cuando o algo mas distinguido como el tata curay, como no, un vino, pues iba a la alacena en la noche, oculto por las sombras, donde solo se escuchaba el mutismo de la penumbra, se deslizaba calladamente por la escalera, se introducía con muchísimo cuidado, para no hacer rechinar la puerta de la cocina, abría la despensa y a disfrutar del dulce extracto de uva o del aguardiente, dependiendo siempre del frío de la madrugada, o de lo agotado que estaba para poder conciliar el sueño, hasta era llevadero aunque sufrible el haberse ido poco a poco domándose a los cambios de animo del tata curay, tantas veces cambiante, sobre todo cuando estaba con copas ya sea de morito o de vino, tornándose irremediablemente irascible, pues cuando estaba de mal humor simplemente lo obligaba a que redoble sus esfuerzos físicos en las faenas que también esta autoridad eclesiástica le imponía a su pongo, y si no cumplía tal como el cura quería, lo cual casi siempre ocurría cuando el monaguillo era sometido a trabajos físicos doblemente forzosos lo torturaba a latigazos, no dijo nada, los ojos de ambos indios se cruzaron, se miraron fijamente, mas los de huasuminga, el otro bajo la cabeza, sorbió su ultimo trago de leche y se engullo el ultimo trozo de mote que se le permitía comer por las mañanas.
Huasuminga se sentía extrañamente feliz, su espíritu, su alma, su animo, su esfuerzo, y su corazón latían mesurada y acompasadamente, ya no escapaba, ya no se escondía, ya no se desbocaba, ya no galopaba ahora sin ataduras, ya no mas como un corcel salvaje, irracional, al parecer el amor a su mujer y especialmente a su hijo, habían provocado un profundo cambio en el, sus pensamientos de emancipación, de insurrección, estaba sepultados por una muralla de piedras o al menos en viaje a ese lugar iban sus ideas, su desasosiego, su desmoralización, sus lagrimas amargas, su orgullo, generado en torno a la explosión invasora que estaba convirtiendo el paraíso terrenal en el que sus antepasados fueron reyes, en un mundo de pobreza, en un mundo donde el dolor era el comer diario, el mismo se había encargado de ocultar, de enterrar. Estaba ya domesticado, contenido, refrenado o quizás resignado, rendido o sumiso, dicho en mejores términos, a una suerte mortal que tan solo por el perdón, la indulgencia, la misericordia del cura y por ende de dios, de toda la indiada y de los conquistadores, no seria letal ni irreparable, se embeleso con la cocina de la iglesia, observo el horno fenomenal, hecho a base de masa de barro cocido al fuego, el piso de pedrusco, el techado de tejas que rechinaban, crepitaban, chillaban al sol, al ritmo de la gracia de dios, las mesas, sillas, repisas de huarango, escucho el lamento de palomas gordas de ojitos azules, piquitos rojos y patitas negras, que se posaban en el techo del templo, se rió, de que te carcajeas? Pregunto el monaguillo, no respondió, estaba contento y ansioso, a que hora se desocupa su ilustrísima? Ya te he dicho que tienes que esperar sentado, tranquilo y quieto, por que te urge tanto hablar con el? Que es lo que tienes que conversar con mi curay? Huasuminga no respondía, solo sonreía, tiene que terminar sus quehaceres sacrosantos, el habla con dios sabias?, no, no lo sabia, si, yo lo he escuchado, y que le dice? No se, no entiendo, son sonidos, murmullos, balbuceos, jadeos, ahogos, resuellos, gritos, a veces también hasta maldice, sabias? No, no lo sabia, y por que lo hace?, no, no lo se, una vez le pregunte, el se había puesto alegre con algunos moritos de mas y me dijo enrojecido y sudoroso, que eso pasaba cuando el diablo, Satanás lo quería tentar y cuando eso pasa tiene que rechazarlo y ahuyentarlo con insultos, con ofensas, con desprecios, con gritos, y dios ve bien eso? Supongo, el habla con dios, supongo que dios le dice que hacer en esos casos, supongo que esta bien lo que hace, y tu lo has visto, a quien? al maligno, no, nunca jamás, ni quiero verlo, y tu…? Como te llamas, me dijiste? Mi nombre es huasuminga, yo tampoco lo he visto, pero si lo he escuchado atentamente, y a que te sonó? A lechuzas, búhos, a murciélagos, creo que a todos los animales que habitan en las tinieblas de la noche, creo que todos esos animales nocturnos y tenebrosos son demonios, ah y también a soplos, a brisas muy enérgicas, yo también lo he escuchado, Dijo el monaguillo, y donde? Pregunto huasuminga, en el cuarto de su ilustrísima, cuando lo viene a tentar, y a que te sonó?, a alaridos, quejas, lamentos de dolor, de sufrimiento, pero no de animal, y entonces de que? de mujer. Luego de largo tiempo el tata curay salio de su dormitorio, inmediatamente se le acerco el pongo, su ilustrísima ha venido el indio huasuminga que quiere hablar con UD., que? Que mierda quiere ese indio apestoso?, seguro quiere comida, tirale la comida de mis perros al suelo y que la coma ahí, no tatay, creo que viene por otra cosa, pues ya le ofrecí comida y no la ha recibido, ah encima de todo es orgulloso el indio de mierda, Donde esta? Ya va a ver este como le quito el orgullo, esta en la cocina tata, como? Ha entrado a mi casa, a la casa de dios, quien lo ha dejado entrar? Yo señor, y quien mierda eres tu indio sarnoso para autorizar que la indiada pecadora y sucia entre sin mi consentimiento a esta casa santa, limpia y pura?, perdón tata, es que lo vi desesperado, creo que se encuentra medio loco, tiene sus vestiduras rasgadas, esta herido y sangrando, ya vamos a ver como le quito la locura a estos hediondos, y tu por lo pronto te quedas sin comer una semana, solo agua y nada mas, como te vea robando comida te mando a fusilar, apestoso, pecador de mierda, dile que venga, el pongo fue presuroso con la cabeza gacha y sin mirar al cura, directo a la cocina, de donde salio acompañado y siempre con la cabeza gacha de huasuminga, el cual a pesar de su aspecto maltratado, estropeado, maltrecho, se acerco con pasos firmes cerca al tata curay, este sin dejar de verlo a los ojos y con una expresión de absoluto desden, le dijo que carajos quieres indio de mierda, huasuminga de la manera mas servil y humilde intento besarle las manos al tata, este las aparto, el indio se arrodillo y le dijo que quería su perdón que quería el perdón de la iglesia y de tata dios, y porque pregunto el cura, a quien has matado? A quien le has robado? A quien has violado? hijo de Satanás, a nadie tata cura, se lo juro, a nadie, soy hombre de bien, entonces por que pides perdón, es que ha nacido mi hijo y no tenemos para comer y mi mujer se muere, has tenido un hijo? Si tata, y te has casado?, no tata, por eso me arrepiento y quiero su perdón, quiero vivir bajo las normas de dios, eres un pecador impuro, indio apestoso, tu y toda la indiada son la misma basura, ah?, ahora que has probado del pecado, ahora que te has divertido viviendo enlodado, ahora vienes a pedir perdón, basura ignorante, pues no, serás castigado y tu mujer y tu hijo tendrán el mismo fin, arréstenlo, grito enrojecido el cura, el indio se desconcertó, miro al pongo este seguía con la cabeza gacha, sin moverse, ahora veras indio de mierda, el tata se dirigió a un armario, saco un látigo, huasuminga empezó a llorar, no tanto por lo que le podría pasar a el, sino por lo que le iba a pasar a su familia, el cura asesto el primer latigazo directo a la cara del indio, este hizo un vano intento por esquivar el látigo, pues este fue certero, hundiéndose en seco sobre su cara humedecida por sus lagrimas y ahora mas por la sangre que brotaba de la herida abierta que había dejado la punta afilada de metal con forma de puya que maliciosamente había sido colocada al final del corto látigo de cuero, el cura iba a asestar el segundo golpe, en vista que los soldados que custodiaban la iglesia no se acercaban todavía al llamado del encolerizado cura, cuando huasuminga decidido y fuera de si se dirigió al cura dándole un empellón que lo hizo trastabillar y caer, el cura ahora se encontraba asustado y profiriendo gritos de auxilio, huasuminga se dirigió corriendo, casi saltando a la puerta de la iglesia para escapar, para huir, para salvar a su familia, cuando en eso se presento la guardia de la iglesia y fue detenido a punta de macanazos y atado con fuertes soguillas por las manos, por los pies, ya completamente maniatado, aprisionado, inmovilizado, fue llevado donde el cura, el cual lo acuso de haberlo querido matar, inmediatamente fue llevado donde el gobernador local, que no era otro mas que un español invasor, el cual determino que sea apaleado, azotado hasta desangrarse y luego colgado en el centro del pueblo, como un ejemplo, como una muestra del alma de Satanás, castigada por dios y sus representantes en la tierra, así fue el destino de nuestro pobre indio, fue azotado hasta morir, y colgado en el centro de la plaza de armas a vista de toda la indiada, la suerte de callaguaza fue similar, temiendo lo peor pues su indio ya iban cinco días que no aparecía, invoco a Satanás para que la ayude, para que su hijo no muera, ofreció su alma al diablo al igual que la de su hijo, la india murió desangrada y lo que le ocurrió al pobre niño de ambos, fue terrible, el niño sobrevivió, no murió, pero fue adoptado por el mal que habita mas allá del bosque profundo, donde la atmósfera se torna podrida y hedionda", de allí viene esta leyenda, esta historia que la anciana relataba cada cierto tiempo, el niño malo hijo de Satanás, dentro de toda su maldad, pues hacia que personas buenas se tornasen en seres malignos que mataban, violaban, etc., este espíritu del niño malo, odiaba particularmente a las personas blancas pues le recordaba a los conquistadores que dieron muerte a sus padres, es así como estos pobladores supusieron que mi hija manuela había sido poseída por el mal y se la llevaron para rezarla, bañarla en aguas embebidas con hierbas, hacerla dormir todas las noches aromatizada con sahumerio y en fin mil practicas mas, las cuales no dejaron huellas en mi hija pues todo el tiempo la paso prácticamente inconciente, dormida por los brebajes que le daban, luego la recupere me fue entregada por la misma anciana, con la cual nos quedamos conversando durante largo tiempo, sin saber cuanto tiempo había pasado desde que arribamos al pueblo este de camarones, hasta este momento, nos quedamos dos días mas, disfrutando de una buena acogida ahora que toda la situación estaba clara, y como no saboreando estos riquísimos camarones.
Los conquistadores, anularon, destruyeron las virtudes, la dignidad, la integridad y las costumbres, por ende la fuerza de un pueblo, fuerza que no era motivo de admiración sino de menosprecio, pues fue vista como un vicio, como inmoral, corrupta, corrompida por el libertinaje, por el pecado impío, marcando así una deformidad cultural, forjando a un ser extraño en las descendencias futuras, un ser sin identidad nacional, un ser que rechaza de tanto rechazo que recibieron sus antepasados a su propia sangre nativa, natural, convirtiéndose en una mala fotografía de un estereotipo foráneo que utilizo correctivos violentos y abusivos, una generación deforme de nuestra cultura oriunda que rinde homenaje vergonzoso a aquellos que nos extinguieron, por ejemplo el taita curay, una de las primeras autoridades eclesiásticas que impuso el régimen español, dominaba la vida y el destino de la sociedad nativa a través de una creencia extraña, a través de un fervor que provocaba dolor y sufrimiento al no ser aceptada dicha sociedad, al enseñar con dureza que era un error de la creación universal, que ni siquiera se aproximaba al plano animal, una raza sub humana, inferior, imperfecta, una escoria vergonzosa y despreciable, que imperativamente tenia que transformarse para por lo menos pretender avecinarse a la raza humana, o en el peor de los casos ser exterminada, llegaron a repudiarse entre ellos, llegaron a odiarse entre ellos, llegaron a rechazar a su propia familia, a su sociedad, a su región, a su país, la creencia impuesta dejo una traza definitiva en sus corazones y mentes y a través de las descendencias probablemente en su información genética, la raza oriunda es negativa, viciosa, ignorante y corrompida, por lo tanto será sometida al martirio dominador y degenerado de invasores ilustrados, instruidos, educados, no con el objeto de culturizarla, sino con el de anularla, a través de expresiones de aborrecimiento, repulsión, que culmino prácticamente en el exterminio nativo y entre los que quedaron una antipatía propia entre hermanos forjada a base de endurecimiento, constancia y de trabajo psicológico, salvo escasas excepciones.
Autor:
Carlos Eyzaguirre Ojeda
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