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El éxodo rural y los cinturones de miseria

Enviado por victor velasquez


  1. Introducción
  2. El latifundio y su vinculación con el narcotráfico
  3. Conclusión

Se estima que de cada 10 habitantes de las ciudades más importantes de Venezuela, es éxodo rural de primer o segundo grado, esto a consecuencia del grado de abandono y deterioro de las poblaciones rurales, lo que ha provocado el éxodo incontrolable hacia las ciudades generando ese crecimiento anárquico que representan los barrios y los cinturones de miseria que adornan el país, ciudadanos que hasta ayer producían alimentos para ellos y el resto de la sociedad y que ahora se han convertido en seres improductivos asalariados o subempleados que exigen un espacio físico urbano, consumen agua, luz, servicios públicos básicos y congestionan las ciudades.

Parece que humanizar y descongestionar las ciudades debe comenzar por solucionar este grave problema del éxodo rural y esto se puede lograr volcando el presupuesto nacional hacia la provincia estimulando las actividades no solo agrícolas o agroindustriales sino la pequeña y mediana industria, los artesanos y financiar toda aquella actividad económica que genere bienes y empleo, hay que incentivar a los ciudadanos para que retornen a sus terruño(el buen hijo vuelve a su casa) pero que se le garantice posibilidades de empleo, vivienda, educación, servicios básicos y puedan recibir el financiamiento oportuno para consolidar sus proyectos personales .

Un cinturón de miseria son esos asentamientos que generalmente empiezan con una invasión de terreno, por los desposeídos (los pobres que no pueden comprar ni rentar una casa) y bueno, como veras pues como no están legales no tienen acceso a drenaje, alumbrado público, pavimentación, seguridad y todos los servicios que la gente q tiene mucha iniciativa puede obtener.

Por lo mismo que viven en esas condiciones tan precarias, pues se piensa que es gente que no tiene la cultura suficiente para acceder a un empleo bien remunerado ni tiene los estudios para ello, por su misma pobreza, no tiene carro, no consume mucho para necesitar que les ponga una tienda cerca, por lo mismo la inseguridad es mayúscula en los alrededores.

Introducción

En el siguiente trabajo de investigación nos centramos específicamente en el éxodo rural, los cinturones de miseria y la vinculación del latifundio con el narcotráfico.

Se reseña un poco por que la población rural tiende a abandonar sus pueblos para adentrarse en las ciudades en busca de esa vida y oportunidades que no tienen en sus tierras de origen.

También analizamos un poco las vinculaciones que tiene el narcotráfico con esa población rural, ya que esta es una industria ilegal, pero que le brinda algunas oportunidades, que no le dan otras, bien sea por su falta de estudios, falta de cultura o por negligencia del mismo gobierno, ya que si este financiara todo tipo de actividad económica que genere bienes y empleos, ellos no abandonarían sus tierras y no serian presa fácil de esa industria ilegal que es el narcotráfico.

El latifundio y su vinculación con el narcotráfico

Un latifundio que está en total contradicción con la economía del siglo XXI y con la vida de la población rural, pero que se sostiene gracias al apoyo económico, político y militar de las transnacionales. El latifundio, a pesar de su poder, resultó mucho más vulnerable a la crisis y a la apertura, que los campesinos, que dejaron de sembrar el 35 por ciento de nuestras parcelas, mientras los terratenientes abandonaron el 77 por ciento de su área sembrada. Pero los terratenientes, así como la decadente clase política son sostenidos por el capital extranjero, pues como Suharto en Indonesia o como los sultanes malayos, los gamonales colombianos son los guardianes del sistema neoliberal de globalización.

El antidemocrático, excluyente y violento régimen colombiano (entre 1966 y 1988 fueron asesinadas 29.000 personas por motivos políticos, en los dos últimos años fueron asesinados 5.800 colombianos, cada 3 días se asesina un dirigente sindical, se suceden 10 asesinatos políticos diarios en promedio y 3 masacres por día) ha llevado a vivir en condiciones de miseria al 85 de la población rural, a la concentración aberrante e ilegítima de la tierra, (el 1.5 % de terratenientes latifundistas y narcotraficantes posee el 80% de la tierra en condiciones de improductividad), ha lanzado a abrir nuevas fronteras agrícolas en zonas de colonización a millones de campesinos, a que estos siembren 120.000 hectáreas de coca, como única alternativa productiva y económica de subsistencia ante las políticas marginalizadoras y represivas del Estado.

Estas dramáticas situaciones de violación sistemática de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de los colombianos evidencian claramente la ilegitimidad del Estado colombiano y ponen en entredicho su viabilidad en el conjunto de la comunidad internacional.

Colombia es un país en el que los intereses rentistas de capitalistas nacionales prostituidos no solo eliminaron la autonomía alimentaria, sino que vendieron la soberanía alimentaria y política de los colombianos. Las nuevas semillas alteradas genéticamente solo sirven una vez, sometiendo en el futuro próximo a la dependencia total de las transnacionales la casi totalidad de las actividades rurales en el mundo. Un país con un Estado que no produce lo que se come no es un país en el que sus pobladores disfruten de la dignidad.

El capitalismo y sus cadenas agroindustriales, el capitalismo de los transgénicos que atenta contra las leyes dialécticas de la naturaleza no necesita del campesinado tradicional, el trabajo campesino que durante años dignificó la vida del hombre y su relación con la naturaleza se convirtió para el capitalismo en un insensible problema de mano de obra.

En Colombia, por ejemplo, las nuevas cadenas agroindustriales de caña panelera producen con el trabajo de 11 asalariados durante una semana lo que tradicionalmente con trapiches caseros producían 700 familias campesinas durante un año. He aquí la contradicción fundamental que evidencia la antiética del desarrollismo del capitalismo neoliberal, es la contradicción de la capacidad de acumular dinero frente a la dignidad del hombre.

Frente a la indignidad, la economía campesina no solamente es viable si no que se constituye en uno de los factores importantes para un potencial nuevo modelo de desarrollo que saque al país del conflicto de clases, social y armado, de la oscura barbarie en que se encuentra.

Una reforma agraria redistributiva como condición ineludible de la solución negociada del conflicto acompañada de un proceso de verdad histórica, de derecho a la justicia, de reparación integral de las víctimas y de los expropiados por el actual modelo autoritario permitirá al país retomar el camino de la seguridad y la soberanía alimentaria y política en el marco de un modelo de desarrollo autónomo, dialogado y concertado.

En tal sentido es necesario redefinir el desarrollo como concepto convencional y apropiarlo nacional y regionalmente, entenderlo como un proceso resultante de un proyecto político y cultural, que no se puede imponer desde los tradicionales centros de poder o asimilarlo como el buen regalo de las agencias de desarrollo capitalista.

El desarrollo es un proceso complejo y multidimensional que significa una serie de nuevos valores humanos y naturales que permitan armonizar las transformaciones de las estructuras productivas con sentido de equidad distributiva, responsabilidad ecológica e identidad cultural regional.

Se trata entonces de proponer un modelo de desarrollo que consiga una mejor armonía entre la naturaleza y la población y entre las dimensiones política, económica y ambiental. Se trata de revalorizar y asumir como imperativo ético el respeto por toda vida humana y no humana. Se trata, en última instancia, de un desarrollo donde las comunidades locales puedan compartir sus beneficios.

El narcotráfico es una industria ilegal mundial que consiste en el cultivo, manufactura, distribución y venta de drogas ilegales. Mientras que ciertas drogas son de venta y posesión legal, en la mayoría de las jurisdicciones la ley prohíbe el intercambio de algunos tipos de drogas.

El narcotráfico opera de manera similar a otros mercados subterráneos. Varios carteles de drogas se especializan en procesos separados a lo largo de la cadena de suministro, a menudo focalizados para maximizar su eficiencia.

Dependiendo de la rentabilidad de cada parte del proceso, los cárteles varían en tamaño, consistencia y organización. La cadena va de los traficantes callejeros de poca monta, quienes a veces son consumidores de drogas ellos mismos, las drogas se transportan por intermediarios que puede asimilarse a contratistas, a los imperios multinacionales que rivalizan en tamaño con los gobiernos nacionales.

Conclusión

En conclusión, podemos observar fácilmente que a pesar de la diversificación de las clases sociales altas, la constante siempre va a ser la existencia de personas con escasos recursos, lo cual se debe a que todavía seamos un país subdesarrollado, y por ende el éxodo rural y los cinturones de miseria siguen siendo una realidad actualmente.

Se entiende por subdesarrollo una situación de atraso, de irracionalidad en la estructura económica y en la participación social de los beneficios que ella misma produce, con niveles de consumo alimentario precarios, sumándosele el desempleo y el atraso cultural.

Hay que tomar en cuenta que el elemento básico, imprescindible para iniciar el tránsito por la vía del desarrollo, lo constituye la ruptura con el atraso económico, ya que de este factor dependen los demás. Luego de esto, es necesario elevar los niveles de productividad y promover el uso racional de los recursos tanto materiales como humanos con técnicas avanzadas y asi seguir hacia el desarrollo.

 

 

Autor:

Javier A Gutiérrez M

Maryori Y. Reyes M.

Enviado por:

Victor Velasquez

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION

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