Fraseología y Contexto – Algunas consideraciones y ejemplificaciones (página 2)
Enviado por Msc. Irma de las Nieves Hern�ndez L�pez
Algunas consideraciones y ejemplificaciones
En el proceso de comunicación, las palabras se unen entre sí para expresar ideas. Unas veces forman combinaciones libres "en las que no existen restricciones en la selección de los componentes, salvo en aquellos casos de incompatibilidad semántica y / o gramatical". Otras, constituyen combinaciones fijas, es decir, "combinaciones que se caracterizan, ante todo, porque reproducen un determinado conjunto léxico, fijo o parcialmente variable, pero que siempre se encuentra limitado en la elección por algo externo al sentido de las palabras o de la construcción".
Características principales de los fraseologismos:
A través de su desarrollo, las teorías sobre los diferentes aspectos que caracterizan la unidad fraseológica han sufrido modificaciones. Así vemos como han ido eliminándose en la práctica algunas de las que se creyeron características propias de este fenómeno. Por ejemplo, la intraducibilidad, que alguna vez fuera considerada uno de los rasgos inherentes a la unidad fraseológica, fue descartada por no cumplirse en todos los casos.
Otro de los rasgos, considerado algún tiempo obligatorio, y posteriormente eliminado, fue el de la supuesta propiedad ?? inherente a todo fraseologismo ?? de ser equivalente a una palabra, hecho que no se cumple en la mayoría de los casos.
En este proceso de eliminación se han conservado los tres rasgos considerados más importantes para que una combinación de palabras defina su condición de fraseologismo. Estos son: la pluriverbalidad, el sentido figurado y la estabilidad.
Estos rasgos están íntimamente ligados y en estrecha interdependencia en su función definitoria, ya que ninguno puede estimarse como exclusivo del fenómeno que se estudia.
En efecto, las unidades fraseológicas se contraponen, por una parte a la palabra; por otra, a unidades de estructura compleja tales como las palabras analíticas o analitismos y los términos compuestos.
El cuadro que aparece a continuación refleja el comportamiento de estas características en las unidades referidas.
CARACTERÍSTICAS | |||
Tipos de unidad | pluriverbalidad | Sentido Figurado | estabilidad |
Palabras | – | + – | + |
Analitismo | + | – | + |
Término compuesto | + | + – | + |
Fraseologismo | + | + | + |
Como puede aplicarse, las tres características se cumplen solamente en la unidad fraseológica.
La palabra, obviamente, no presentará la primera característica. El sentido figurado podrá aparecer o no en ella, en dependencia de varios factores, y su estabilidad está dada por el hecho de constituir una unidad nominativa del sistema de la lengua, que se reproduce hecha. Así, la palabra gato es monoverbal, existe como unidad nominativa para todas las variantes del español y encierra la posibilidad de uso recto y uso figurado.
En los analitismos están presentes la primera y tercera característica. Darse cita y poner fin constituyen ejemplos de combinaciones analíticas y, como tales, están constituidos por más de un elemento u carecen de sentido figurado. Además no son creados en un acto de habla, sino que existen "hechos" en la lengua. En su lugar pueden emplearse, generalmente, sinónimos léxicos como son, para los ejemplos mencionados, citarse y finalizar.
Los términos compuestos constituyen un caso especial, ya que, como vemos en el cuadro, pueden o no, tener sentido figurado; o sea, pueden tener o no las tres características inherentes a los fraseologismos en aquellos casos en que trasponen los marcos de la esfera terminológica y pasan a formar parte de la lengua general. Esto es debido, fundamentalmente, asociados metafóricas o de otro tipo, como sucede, por ejemplo, con reacción en cadena; o bien porque los elementos del término estén usados en sentido metafórico como en cola de caballo.
Cabe señalar el hecho de que algunas combinaciones de palabras que constituyen términos pueden ser considerados fraseologismos, de ahí que aparezcan en el cuadro con los signos (+ -).
Este breve análisis del comportamiento de las características en algunas unidades da la lengua ayuda a definir las características específicas del fraseologismo desde un punto de vista comparativo. ¿Cómo se refleja cada una de ellas en el análisis que se realiza?
Pluriverbalidad
Lo primero que salta a la vista en un fraseologismo es su pluriverbalidad. Con esto se quiere decir que todo fraseologismo debe estar integrado por dos o más palabras, una de las cuales, al menos, debería ser una palabra plena. Esta, a su vez, podrá ir acompañada de una o más palabras auxiliares. Otras veces, el fraseologismo podrá estar integrado por dos o más palabras plenas. El primero de los tipos, denominado unicumbre, realiza, por regla general, la función de adverbio, asociándose a verbos cuya acción modifica o complementa:
… y se fueron juntos, Kaby y el Sacristán, con un secreto de película.
En muchas ocasiones este tipo de fraseologismo no tiene una palabra equivalente en el sistema, hace que su uso sea obligado en todos los estilos; pierde así, como resultado lógico, su expresividad; de este modo pasa a formar parte del estilo neutral, como ocurre, por ejemplo, con a raíz de, a la larga, etc..
El segundo grupo, bi o multicumbre, integrado por dos o más palabras significativas, puede presentar diversas estructuras, de las cuales las más importantes y difundidas son las nominales y las verbales.
Los fraseologismos nominales pueden estar integrados por un sustantivo + adjetivo, o por dos sustantivos en función predicativa; por lo general, designan una cualidad o característica propia de lo denominado: persona, animal o cosa. En la mayoría de los casos su estructura no difiere de la de una combinación libre:
¡Eres una hipócrita, una mosquita muerta!
En los fraseologismos verbales, el elemento principal de la combinación lo constituyen el verbo, el cual, al unirse a un sustantivo, a un adjetivo, a un adjetivo + sustantivo, etc., puede adoptar las más diversas estructuras. Entre ellas:
- Verbo + sustantivo;
- pronombre + verbo + preposición + verbo + sustantivo
- Verbo + preposición + sustantivo;
- Verbo + artículo + sustantivo + adjetivo;
- verbo + sustantivo + conjunción + sustantivo
- Verbo + preposición + artículo + adverbio + adjetivo;
etc.
Ejemplos de estas estructuras se encuentran en:
- Lo vemos como mira el nuevo, cogiendo recorte.
- … peor es que los nombres le tengan miedo a una y nos quedemos pa vestir santos.
- … mi hermana y yo a quienes él debía mantener a raya.
- …quienes deben ser los que lleven la voz cantante.
- Si para sacarle una palabra cuesta dios y ayuda.
- En esta cargo con la más fea.
Sentido figurado
Toda expresión compuesta de sentido indivisible, tanto si se escribe formando una palabra como si se presenta articulada en dos o más, constituye una entidad léxica que ha de estudiarse y tratarse como tal.
No todas las expresiones compuestas de sentido indivisible pueden ser consideradas fraseologismos. Para que esto suceda deberá reunir, como se expuso anteriormente, tres requisitos indispensables: ser pluriverbales, fijas y poseer sentido figurado.
Los fraseologismos son motivados generalmente o bien por la necesidad de denominar las propiedades de algunos objetos o conceptos, o bien como medio de manifestación de expresividad. La metáfora es el factor semántico por excelencia que actúa en la formación de estas unidades.
La metaforización, es decir, el cambio de sentido originado por la semejanza entre fenómenos u objetos, es una de las mayores fuerzas de enriquecimiento de la fraseología. Son muy numerosas las unidades fraseológicas pertenecientes al grupo léxico de partes del cuerpo.
Ejemplo:
* Yo se lo dije a mi mujer: esto no dura, éste cambió la vaca por la chiva.
* Mi mujer me dijo que la única solución era visitarlos (…); que los vecinos nos estaban esperando con los brazos abiertos.
Las relaciones de semejanza en el fraseologismo se revelan de diferentes formas. Se han citado algunas de ellas:
- Una acción física (echar un jarro de agua fría a alguien), pasa a ser psíquica al ocurrir el proceso de fraseologización y adquirir el sentido de "quitar bruscamente una ilusión o esperanza".
- Una propiedad física (ser duro de pelar) pasa a ser psíquica, ya que, al metaforizarse, adquiere el sentido de "no someterse fácilmente".
- Acciones no relacionadas específicamente con las personas, al metaforizarse, se refieren a ellas. Esto sucede con "partir por el eje" cuando, al metaforizarse, adquiere el sentido de "causar un gran perjuicio a alguien".
- La acción dirigida a un objeto concreto (tirar por la borda), al metaforizarse, puede transformarse en una acción dirigida a algo abstracto.
Estabilidad fraseológica
La estabilidad es la capacidad que poseen los fraseologismos de ser reproducidos íntegramente. Es una de las características que, conjuntamente con las restantes, permite distinguir el fraseologismo como una unidad lingüística.
Los elementos del fraseologismo están relacionados entre sí de forma tan estrecha, que no puede deducirse su significado del valor semántico de sus componentes, ya que éstos pierden su significado primario (total o parcialmente) para recibir uno nuevo.
Este fenómeno se ha demostrado en el ejemplo de las combinaciones de palabras noche oscura y noche toledana. En el primer ejemplo, al concepto común de oscuridad se añade otro concepto también común: noche. De un modo totalmente diferente se construye la semántica del ejemplo noche toledana, en el cual la unión de noche con toledana origina una unidad fraseológica con el significado de "noche de insomnio".
La combinación libre, no obstante su uso y carácter habitual, posee siempre una estructura semántica divisible, por lo que cada elemento conserva su sentido propio individual. Así, por ejemplo, en la combinación libre aguantarse la mano las palabras aguantarse y mano pueden separarse o unirse sin que cambie por esto su sentido primario. Otra cosa ocurre cuando se utiliza la combinación de palabras aguantarse la mano, pero con el sentido de restringir una acción. Los ejemplos de uno y otro caso:
El sentido recto
La verdad que tocarle la cara a un hombre así, ya mayor…es una rareza por lo menos. Así que me aguanto la mano y hasta va y meto las dos debajo de la mesa.
El sentido metafórico
?? ¡Que ganas tengo que vengan los muchachos! Los pases deberían ser más arrimaos. Con ellos aquí Mateo se aguanta la mano con los forrajeadores.
En esta combinación no se hable de la acción directamente expresada por los términos que integran la combinación (aguantarse la mano), sino de algo en lo que no intervienen necesariamente las manos como objeto de la acción.
La estabilidad fraseológica se manifiesta de diferentes maneras, entre las cuales pueden considerarse principales las siguientes:
- Imposibilidad de cambiar el orden de los componentes fraseológicos, aunque este cambio no conduzca a la violación de las leyes de una lengua. Así, por ejemplo, se puede decir de pies a cabeza, pero no de cabeza a pies; a tontas y a locas, pero no a locas y a tontas.
- Imposibilidad de interpolar elementos ajenos al fraseologismo: al doblar de la (próxima) esquina, cerrar sus (bellos) ojos.
- Imposibilidad de sustituir unos elementos por otros: sudar la gota gorda (gruesa); comer candela (fuego).
- Imposibilidad de sustituir determinada categoría gramatical (número, género, voz, etc.); por ejemplo: abrir el ojo en lugar de abrir los ojos, chiflar la mona en lugar de chiflar el mono, el pasaporte ha sido dado en lugar de dar el pasaporte.
Entre los fraseologismos se ha observado diferentes grados de fijación que no sufren ningún tipo de modificación, como a brazo partido, halarse los pelos, etc., y admiten diferentes tipos de modificaciones. Las últimas se manifiestan del modo siguiente:
- admisión en una unidad fraseológica del tipo verbo + sustantivo, de un cambio de lugar de componentes, mas adición de pronombre para lograr transmitir el énfasis propuesto: cortar un traje en el ejemplo ese traje no se le puede cortar a sí mismo, o un sablazo hay que saber tirarlo, modificación del fraseologismo tirar un sablazo.
- posibilidad de interpolación de elementos ajenos a la estructura léxica del fraseologismo: dar (tremendo) bombo, etc. Estos elementos constituyen, fundamentalmente, elementos de intensificación o valoración que tienen como objetivo aumentar la expresividad.
- Posibilidad de sustitución de unos elementos por otros (por regla general, tomadas de posibilidades fijas, ya existentes y conocidas con anterioridad) que, generalmente, son sinónimos o palabras que pertenecen a un mismo grupo léxico-semántico: amarrarse los calzones (pantalones), apretar las clavijas (tuercas).
- Posibilidad de sustitución de las categorías gramaticales: apretar la(s) tuerca(s), entre otros.
Identificación de Fraseologismos con homónimos libres en el contexto oracional
Considerando el fraseologismo como unidad léxica integral, no habrá diferencia entre el estudio que pudiera hacerse del mismo y el de la palabra como unidad de nominación. Debido a esto, estas combinaciones de palabras pueden ser sometidas a un análisis valencial como puede hacerse con las palabras simples.
Se denomina valencia en lingüística a la combinación potencial de elementos homogéneos de la lengua. La valencia puede ser establecida en diferentes niveles de lengua: fonológico, léxico y sintáctico; planos fonético y semántico.
La valencia sintáctica de los verbos y de los fraseologismos verbales en español ha sido estudiada en algunos trabajos de lingüistas soviéticos; pero además de la valencia sintáctica, los fraseologismos se caracterizan por su valencia léxico-semántica, es decir, la posibilidad de combinarse con grupos léxico-semánticos de palabras.
Las reglas de combinabilidad léxico-semánticas de las combinaciones estables no siempre coinciden con las reglas existentes para las combinaciones libres homónimas, sino que pueden ser hasta contradictorias, como sucede, por ejemplo, con la combinación echar chispas, que en sentido recto suele estar relacionada con un sujeto material inanimado, mientras que en sentido figurado el sujeto ha de estar representado por un sujeto humano. La posibilidad de combinarse con diferentes grupos léxico-semánticos también puede coincidir solo parcialmente. En la mayoría de los casos pede observarse un aumento de las posibilidades semántico-potenciales, cuando la combinación es utilizada como fraseologismo.
En los fraseologismos verbales, la capacidad de combinarse con el sujeto y todos los demás miembros secundarios de la oración no la tiene el verbo, sino la unidad fraseológica en su conjunto, es decir, que no es el verbo el que determina la valencia de la unidad fraseológica, ya sea gramatical o léxico-semántica, sino el fraseologismo como unidad lingüística integral.
La interrelación semántica que surge entre el fraseologismo verbal y sus actantes, muy especialmente con el primer actante o sujeto, es extraordinariamente importante, y, al determinar si una combinación de palabras está usada en sentido recto o figurado, desempeña en ocasiones el papel principal.
Sin embargo, la combinación de palabras, tomada de forma aislada, puede ser correcta, y, al asociarse a otros elementos, hacer la oración semánticamente incorrecta. La palabra "queso" puede asociarse al verbo "oler", ya que el queso tiene olor. De aquí se deduce que la combinación de palabras oler a queso es perfectamente correcta desde los puntos de vista gramatical y léxico semántico.
En una oración, esta combinación de palabras puede ir asociada a diferentes sustantivos en función de primer actante. Por ejemplo: plato, comida, ropa, papel y otros objetos materiales pueden, en cierta medida u determinada situación, oler a queso.
El asunto es otro cuando como primer actante interviene un sustantivo con un sema inmaterial que designa un objeto que en la vida real no puede tener olor. Así:
El caso se me volvió oscuro y empezó a olerme a queso.
En la interpretación del sentido (recto o metafórico) de la combinación influye, de manera decisiva, la competencia del hablante. Por la discordancia semántica del tipo ofrecido en el ejemplo, se revela fácilmente la existencia del fraseologismo. Así, lo que aparenta ser una oración semántica, no pierde su función comunicativa.
Los elementos del fraseologismo están relacionados entre sí de forma tan estrecha, que no puede deducirse su significado del valor semántico de sus componentes, ya que éstos pierden su significado primario (total o parcialmente) para recibir una nuevo.
A continuación se observa este caso en un artículo (de Osviel Castro Medel) del periódico Juventud Rebelde 2002.
¿Qué bola, asere?
Hay para alarmarse, en serio. Frases como la que encabeza estas líneas, se han hecho tan cotidianas y aun graciosas para algunos, que ya a un joven ?? lo vi en céntrica calle capitalina ?? se le antoja galantear a su pareja con: "Dame un beso en la boca, asere".
Alguien dijo una vez, acaso a modo de burla, que asere significaba "conjunto de seres apestosos", aunque el "diccionario de la calle" ?? podíamos especificar el chancletero
?? le ha dado el sentido de "amigo" o "socio". Y hasta lingüistas han salido a defender el término buscando su origen afro.
Mas lo cierto es que, poniendo a un lado la raíz de esa palabra y al margen de las riquezas del idioma, a menudo surgen y resurgen ?? no se sabe si en los atestados camellos o en los solares periféricos ?? vocablos tremebundos, voces oscuras que van sustituyendo con hábito de arrabal locuciones corteses, elegantes, finas, cultas o simplemente corrientes.
Tildaría de dinosaurio al que pretenda hablar hoy el español de aquellas célebres novelas de caballería de la época de Cervantes o a quien, en exceso de refinamiento, aconseje que cuando alguien tropiece a más no poder con la acera deba decir: "Oh, mis zapatos han colisionado brusca y dolorosamente con este objeto de concreto".
Entiendo, por otro lado, que nuestra lengua, acaso como ninguna otra, es una esponja, dada a dilatarse con las expresiones de la cotidianidad y a nutrirse de lo postmoderno y lo foráneo. Al respecto han disertado especialistas y estudiosos.
Pero no parece entendible que acepciones surgidas tal vez en cierto ambiente "guaposo" o vulgar lleguen a imponerse con tal naturalidad, no solo en la jerga diaria, sino hasta en círculos académicos o supuestamente cultos.
Hace poco una profesora contaba que llegó a endiosar a un médico por los cuidados y atenciones que este había tenido con su hijo, aquejado de una delicada enfermedad. Eso, hasta el día en que se apareció un colega del galeno en la sala; el saludo hacia al compañero recién llegado fue: "Pero asere, estás hecho un yuma, cuáles son tus talles que ya no te veo en el gao ni en ninguna parte".
Desde ese momento, ante los ojos de la profesora, aquel buen especialista perdió sabiduría, porte y hasta ética. Y es que el habla, reflejo de la conciencia de los hombres y su historia, es expresión de educación, hábitos, estética… cultura.
Por eso, hace un tiempo, como muestra de la preocupación por el deterioro de la oralidad, surgió aquella excelente canción (¡Cómo me gusta hablar español!), denunciadora de los peligros que acechan a la lengua cubana, entre estos el de convertirse en un dialecto ininteligible en otras latitudes hispanas.
Sin embargo, desde entonces han aparecido en la vida diaria más y más oraciones "callejeras", algunas con raíces en otros idiomas o quién sabe dónde, como por ejemplo: Este tipo es un fula. Me voy pa? la poma. Juan se tiró tremenda coba. Brother, préstame un prajo. Oye, se te ensució una pierna del fardo. Te empataste con una piruja. Compré unos faos.
O estos: Está cana por afaniche. En ese gabinete hay un baro largo. Voy en bora. Échate el play. El consorte está ñampio. Ese mulo es mi ambia. Se le rompió la pura. A ese calvo le quedó vacía la güira con ese invento. Tremendo hierro el del monina. Esa niña está monstruo. Me jamé a esa jebita con papa. Esos tacos están bolaos. Mañunga o siembran. Estoy fachao por la caja del pan…
Hoy, incluso, en determinados lugares del planeta, se ha llegado a estigmatizar equivocadamente al cubano, a "identificarlo" por ese tipo de lenguaje. Por ejemplo, una pésima película sobre un bailador santiaguero que va de visita a Estados Unidos, protagonizada por el boricua Chayanne, relata la escena en que este encuentra por casualidad a un villaclareño. El saludo, lleno de euforia, fue la frase enunciada en el título de este trabajo.
Todos sabemos que la esencia del alma del cubano no cabe en la simpleza de un saludo alegre en un encuentro de azar y que su cultura, bien vasta, se ensancha por días para envidia de millones en este mundo.
No obstante, traído el tema a colación, emerge una inquietud. Y nace un reto no exento de complejidades relacionado con las expresiones diarias de nuestras gentes. Porque resulta incompatible con los ambiciosos y bellos ensueños educativos y cognoscitivos de este país escuchar ahora, en la sociedad que sin dudas será la más culta del mundo, que un muchacho, quizás con algunas réplicas en otras pocas calles citadinas, enamore a su novia con un espantoso: "Dame un beso en la boca, asere".
Ejemplificaciones
A continuación aparecen otros ejemplos (y sus significados) extraídos del contexto universitario, los que demuestran la necesidad de seguir profundizando en la búsqueda de las vías conducentes al perfeccionamiento del uso de la lengua.
Tú veras lo que es amarrar mula en ventana vieja.
Tú verás lo que es pasar trabajo.
Cuando la cosa no está pa? ti la mula mal pare el potro, la mujer pare de otro y se seca el boniatal.
Cuando estás de mala suerte, nada te sale bien.
Me comí un cable.
Me engañaron, me confundí.
Estiró la pata, se mudó pa? el reparto boca arriba.
Se murió.
Coger botella.
Parar carro.
Estar muerto ahí.
Estar enamorado.
Desmaya la torunda.
No te molestes.
Tumba catao y pon quinqué.
Cambiar el tema.
Multiplícate por cero y desaparece.
Vete.
Voy quitao, voy echando.
Me voy.
Ponte pa la bola.
Ponte para lo que estas haciendo.
Se te fue el tiro por la culata.
No te salió bien lo que hiciste o quisiste hacer.
Es de la época del chán chán.
Es viejísimo.
Mas viejo que andar a pie.
Es viejísimo.
Te pareces una pantalla de televisor caribe.
Estás gorda.
Hazme la media.
Acompáñame.
Estás curda.
Estás borracha.
Estás fula.
Estás fea, mala.
Tú tienes moni.
Tienes dinero.
Véndeme un fula.
Véndeme un dólar.
Magua, estilla, caña, baro, tabla.
Dinero.
Yuma.
Extranjero.
Jama.
Comida.
La pala.
Cuchara.
Puro.
Padre.
Chivo.
Bicicleta.
Gao.
Casa.
Fula, verde.
Dólar.
Jeba, nena.
Niña.
Conclusiones
El estudio realizado ha permitido llegar a las siguientes conclusiones:
- Las teorías fraseológicas reflejadas son aplicables a la lengua española hablada en Cuba. Entre ellas:
- El concepto universal acerca de la existencia de combinaciones estables o fijas.
- pluriverbalidad
- sentido figurado y
- estabilidad
- Las principales características de las unidades fraseológicas:
Los fraseologismos con homónimos libres pueden ser diversos, pero en todos ellos desempeña un papel principal el contexto.
El contexto situacional permite revelar el uso fraseológico de la combinación cuando ni el oracional ni el supraoracional pueden hacerlo. Indispensable resulta que el lector / oyente esté familiarizado, en cierta medida, con la situación o con un fragmento de la realidad que se describe en el contexto dado.
Este breve análisis del comportamiento de las características en algunas unidades da la lengua ayuda a definir las características específicas del fraseologismo desde un punto de vista comparativo.
Bibliografía
Enciclopedia Microsoft Encarta 2007
Hernández López, Irma de las N. (1989/2000) Cuadernos de Teoría y Práctica del Español (I, II, III y IV), Universidad de Pinar del Río.
Periódico Juventud Rebelde (2002). Artículo de Osviel Castro Medel, pág.4
Autores:
Lic. MsC. Irma de las Nieves Hernández López
Dr. Ihosvani Baños Hernández
MsC. María Eugenia Garriga
João Castro Nené
Universidad de Pinar del Río Cuba.
"Hermanos Saíz Montes de Oca"
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