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Riesgos sobre la salud de los alimentos modificados genéticamente: una revisión bibliográfica (página 2)


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METODOLOGIA

La presente revisión bibliográfica cubre el periodo comprendido entre enero de 1980 y mayo de 2000. Se utilizaron las bases de datos en línea Medline () y Toxline(http://sis.nlm.nih.gov/cgi-bin/sis/htmlgen?Toxline), empleando los siguientes términos de búsqueda: genetically modified foods, toxicity of transgenic foods, adverse effects of transgenic foods, y health risks of transgenic foods. La búsqueda se complementó mediante consultas específicas a determinadas páginas web de Internet: Departamento de Sanidad del Reino Unido (http://www.doh.gov.uk/gmfood.htm),Greenpeace- España (http://www.greenpeace.es/trans2000.htm), Real Sociedad de Ciencias del Reino Unido (http://www.royalsoc.ac.uk), Departamento de Agricultura, Pesca y Alimentación del Reino Unido (http://www.maff.gov.uk/food/novel/toxrev.htm), Rowett Research Institute (http://www.rri.sari.ac.uk/press/) y Parlamento Británico (http://www.parliament.uk/commons/hsecom/htm).

RESULTADOS Y COMENTARIOS

En la tabla 1 se presenta un resumen cuantitativo de los resultados de la búsqueda en Medline/Toxline. Estos muestran claramente el escaso número de artículos correspondientes a estudios experimentales originales sobre toxicidad, efectos adversos, o riesgos sobre la salud de los AMG (transgénicos). La primera publicación6, se refiere a un estudio llevado a cabo con ratas, pollos, siluros y vacas, en los que se comparó el valor nutritivo de una soja modificada genéticamente (para convertirla en tolerante al herbicida glifosato), con el de la soja comercial a partir de la cual se había obtenido la forma transgénica. La duración de la administración fué de 4 semanas para ratas y vacas, 6 semanas para pollos, y 10 semanas para sirulos. No se detectaron diferencias entre ambas sojas en las concentraciones de importantes nutrientes y antinutrientes, mientras que por otra parte se confirmaron los resultados de un estudio previo que mostraba la seguridad de la proteína expresada, la 5-enolpiruvilshikimato-3-fosfato sintasa procedente de la bacteria Agrobacterium sp. strain CP47. Con todo, estas investigaciones6 no abordaron los aspectos típicamente toxicológicos de la cuestión.

Tabla 1 Número de referencias bibliográficas aparecidas al utilizar diversos términos de búsqueda en las bases de datos MEDLINE/TOXLINE durante el periodo Enero 1980/Mayo 2000

Término de búsqueda

Citas

Estudios expa

Cartas, comentarios, opinionesb

Otrasc

Genetically modified foods

101

6

37

58

Toxicity of transgenic foods

44

1

7

36

Adverse effects of transgenic foods

67

2

16

49

Health risks of transgenic foods

3

0

2

1

aCitas correspondientes a estudios experimentales originales directamente relacionadas con el término objeto de la búsqueda. bPublicaciones sin respaldo experimental. cPublicaciones no relacionadas directamente con el término objeto de la búsqueda.

Tabla 2 Referencias bibliográficas obtenidas a través de MEDLINE y TOXLINE pertenecientes a estudios experimentales originales sobre potenciales efectos adversos de los AMG

Referencia

Producto administrado

Especie animal

Duración del experimento

Observaciones

Hammond y cols. (1996)6

soja tolerante glifosato

Ratas, pollos, vacas, siluros

4-10 semanas

Ausencia de diferencias significativas en las concentraciones de importantes nutrientes y antinutrientes

Fares y Sayed (1998)8

patatas transgénicas

ratones

2 semanas

Ligeros cambios en la configuración estructural del íleon

Brake y Vlachos (1998)9

maíz Event 176 Bt

pollos

38 días

Ausencia de diferencias significativas en los índices de supervivencia y en los pesos

Tutel'ian y cols. (1999)10

concentrados proteicos

ratas

5 meses

Modificaciones en hepatocitos de soja transgénica(membrana, actividad enzimática)

Ewen y Pusztai (1999)12

patatas transgénicas

ratas

10 días

Proliferación de la mucosa gástrica

Fenton y cols. (1999)13

lectina GNA

leucocitos humanos

—–

Enlace de la lectina con proteínas de los leucocitos

En un estudio posterior, Fares y Sayed8 examinaron en ratones los efectos de una dieta que contenía patatas a las que se había incorporado el gen Cryl de la bacteria Bacillus thuringiensis var. kurstaki, cepa HD14. Los autores observaron cambios ligeros en la configuración estructural del íleon de estos animales, en comparación con otro grupo de ratones alimentados con patatas tratadas con endotoxina delta, la cual contiene el mismo tipo de toxina que el Bacillus thuringiensis var. kurstaki. Este hallazgo fué considerado como un resultado de la expresión génica. Por ello, Fares y Sayed8 recomendaron llevar a cabo cuidadosos exámenes de todos los posibles efectos de los AMG antes de su comercialización. Sin embargo, consideramos el diseño experimental bastante pobre, dado el escaso número de animales utilizados, 5 por grupo, y el corto periodo de exposición, 2 semanas.

Por su parte, Brake y Vlachos9 no encontraron diferencias estadísticamente significativas en los índices de supervivencia, incrementos de peso y porcentajes de peso relativo de diferentes partes del cuerpo entre pollos cuya dieta había sido preparada con maíz transgénico Even 176 "Bt", y pollos alimentados durante el mismo periodo de tiempo del estudio, 38 días, con maíz control isogénico (no transgénico). Como en el caso de la investigación anterior8, el alcance de este estudio nos parece limitado al ceñirse solamente a unos pocos efectos adversos y a un corto periodo de exposición.

Tutel'ian y cols.10 y Onischenko y cols.11 evaluaron en ratas la seguridad de concentrados de soja modificada genéticamente 40-3-2 (Monsanto Co., USA), concluyendo que una dieta suplementada con concentrados albuminoides de dicha soja, a razón de 1,25 g/rata/día durante 5 meses, modifica la función de la membrana de los hepatocitos y la actividad enzimática en los mismos, aunque dentro de estándares fisiológicos. No obstante, estos estudios son esencialmente bioquímicos, y no cubren más que una pequeña parte de lo que debería ser una completa evaluación de los potenciales efectos adversos de la soja 40-3-2.

Las publicaciones más recientes referentes a estudios experimentales originales que aparecen en Medline/Toxline pertenecen a Ewen y Pusztai12, y a Fenton y cols.13. De particular interés por la trascendencia que en los medios de comunicación ha tenido, así como por la gran controversia científica que ha despertado, es el de Ewen y Pusztai12. Estos investigadores mostraron que las ratas alimentadas con dietas que contenían patatas modificadas genéticamente (lectina Galanthus nivalis agglutinin [GNA]), presentaban diversos efectos en diferentes partes del tracto gastrointestinal. Algunos de estos efectos, tales como la proliferación de la mucosa gástrica, fueron atribuidos principalmente a la expresión del transgen GNA. Sin embargo, otras partes de la estructura modificada genéticamente o la propia transformación genética (o ambas), pudieron también haber contribuido a los efectos biológicos globales del consumo de patatas transgénicas, especialmente en el intestino delgado y el ciego. La publicación de ese artículo fué seguida de una polémica oleada de comentarios críticos al mismo14-18. En respuesta a esas críticas, los autores del estudio destacaron entre otros interesantes aspectos, la escasísima atención que se ha venido prestando al potencial consumo de los AMG por parte, entre otros grupos, de aquellas personas con digestiones anormales resultantes de trastornos gastrointestinales crónicos19.

Precisamente, entre los graves problemas que al respecto podrían potencialmente plantearse, queremos destacar los resultados de un interesante estudio experimental en ratones, en el que se demostró que la ingestión de DNA ajeno puede alcanzar los leucocitos periféricos, el bazo y el hígado a través de la mucosa de la pared intestinal20. Ello supone que un gen transferido podría ser incorporado en un lugar impredecible del genoma, con todas las consecuencias que de ello podrían derivarse.

La última referencia experimental detectada en la presente revisión ha sido la correspondiente al estudio llevado a cabo en leucocitos humanos para establecer los efectos de la lectina GNA13. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la lectina GNA podía enlazar fuertemente con numerosas proteínas de los leucocitos. Las posibles consecuencias de este hallazgo llevaron también a esos investigadores a recomendar que los potenciales efectos sobre la salud de los alimentos que contienen GNA debían ser rigurosamente evaluados, antes de su posible paso a la cadena alimentaria. Los resultados de ese estudio13 fueron relativizados en cartas al Editor21,22, las cuales fueron contrareplicadas a su vez por los autores23.

Finalmente, una serie de referencias aparecidas en Toxline subrayan la importancia de examinar el potencial alergénico de los AMG, dado el interés que el conocimiento de las alergias alimenticias supone desde un punto de vista de salud pública24-28. Sin embargo, tanto en Medline como en Toxline destacan por su ausencia las referencias correspondientes a estudios o evaluaciones nutricionales, toxicológicas, e inmunológicas de los AMG con carácter experimental.

Por otra parte, un exhaustivo informe de la Royal Society of Sciences del Reino Unido destaca la importancia de examinar de forma individual cada AMG, sin que puedan derivarse posibles extrapolaciones29, indicando asimismo que aunque no existan evidencias de efectos perjudiciales debidos a la modificación genética, ello no significa por supuesto que los efectos nocivos puedan ser categóricamente descartados30. El informe recomendó que los resultados de cualquier futuro estudio sobre la seguridad de los AMG deberían ser, una vez completado, publicados tras el correspondiente proceso de revisión por pares. El objetivo de esa recomendación es que la comunidad científica internacional tenga la oportunidad de juzgar el trabajo antes de informar a la opinión pública.

Aunque el debate sobre los AMG se ha instalado fundamentalmente en las prestigiosas revistas científicas British Medical Journal, Lancet, Nature y Science, las publicaciones aparecidas en las mismas, salvo las excepciones ya comentadas12,13, no corresponden a estudios experimentales o evaluaciones originales sobre los efectos adversos o la potencial toxicidad de los AMG31-44.

CONCLUSIONES

A la vista de lo anterior, pueden establecerse algunas conclusiones referentes al conocimiento del estado actual de los potenciales efectos adversos sobre la salud de los AMG. Así, mientras las manifestaciones en medios de comunicación generales, llevadas a cabo por representantes de empresas biotecnológicas que se dedican a la elaboración de los AMG, indican que, de acuerdo con sus estudios, el consumo de los AMG ya comercializados o en vía de ello, no implica riesgos para la salud humana, a tenor de la ausencia de publicaciones experimentales originales, lo manifestado por dichas empresas se convierte en un mero acto de fe, al no haber podido ser debidamente juzgados los resultados o contrastados por la comunidad científica internacional.

Tal y como hemos indicado, hasta la fecha, en las bases de datos Medline y Toxline, solamente se recoge una muy pequeña cifra de artículos correspondientes a estudios experimentales directamente relacionados con el tema objeto de esta revisión. Ninguno de ellos pertenece a compañías del sector biotecnológico o ha sido desarrollado en agencias u organismos reguladores. El resto de publicaciones recogidas en las bases de datos son simples comentarios u opiniones sin respaldo experimental original, los cuales, a tenor en algunos casos de la filiación de sus autores podrían, incluso, no ser del todo desinteresados2,37,43,44.

En un reciente informe del Departamento de Sanidad británico, Donaldson y May45 establecieron una serie de puntos clave a desarrollar en cualquier proceso de evaluación de la seguridad de los AMG. Entre ellos se cita la realización de estudios nutricionales, toxicológicos y microbiológicos. O las empresas que han patentado ya algunos AMG publican los resultados de esos estudios (o en su defecto las agencias que los han evaluado), o éstos deberán ser llevados a cabo por organismos independientes y, por supuesto, publicados. Tan sólo una absoluta transparencia logrará que la sociedad pueda llegar en su momento a no desconfiar de los AMG. En este sentido, España, a nivel oficial, no figura actualmente a la vanguardia de los países que han mostrado su preocupación por el tema46.

En resumen, nuestro mensaje básico es que no se han realizado, o bien publicado (lo cual comporta que no pueden ser debidamente juzgados o contrastados), los suficientes estudios experimentales sobre los potenciales efectos adversos de los AMG en la salud animal ni, por supuesto, en la humana, que puedan servir de base para justificar la seguridad de esos productos. Como, por otra parte, el potencial socioeconómico que ofrecen los AMG es muy grande, creemos que las investigaciones sobre su seguridad deberían ser absolutamente prioritarias. Sólo este conocimiento evitaría la sensación de que nos hallamos ante uno de los mayores experimentos de todos los tiempos, en el que estamos siendo utilizados como cobayas.

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19. Ewen SWB, Pusztai A. Health risks of genetically modified foods. Lancet 1999;354:684.

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23. Fenton B, Stanley K, Fenton S, Bolton-Smith C. Lancet 1999;354:1728.

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46. Informe sobre el protocolo de bioseguridad, 2000. Internet: http://www.greenpeace.es/trans2000.htm.

José L. Domingo Roig y Mercedes Gómez Arnáiz

Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental. Facultad de Medicina. Universidad "Rovira i Virgili". Tarragona. Correspondencia: José L. Domingo Roig. Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental. Facultad de Medicina. Universidad "Rovira i Virgili". San Lorenzo 21. Reus. 43201 Tarragona

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