La formación profesional en las escuelas técnicas Robinsonianas de Venezuela
Enviado por Eutimio José Ledezma López
SIMÓN RODRÍGUEZ:
"La Capacitación para el Trabajo
Temprano", pensó en unir la educación
Escolar con el trabajo productivo
y lograr una perfecta armonía entre
INTRODUCCIÓN
La globalización característica de esta época marcará en el siglo XXI y como proceso, no sólo incluye los aspectos vinculados con la economía y las finanzas, sino también, la ciencia, la tecnología y las comunicaciones, la política y la educación.
Profundos cambios se están generando en el proceso productivo, como resultado de la alta tecnología y si años atrás, el desarrollo dependía de la cantidad de energía, de recursos naturales, y entre otros factores, hoy día este lo determina la capacidad de conocimiento, la información y la productividad.
América Latina no escapa de este fenómeno, pero al mismo tiempo su situación real, hace que adquiera una connotación muy diferente. Siendo esta una de las regiones más ricas del mundo en recursos naturales renovables y no renovables, se encuentra entre la más pobre.
En las últimas décadas del siglo XX los países de América Latina y del Caribe, a pesar de los múltiples intentos de reajustes en sus economías no han podido evitarlos, por solo citar algunos ejemplos, la participación de las exportaciones mundiales, descendieron significativamente, las importaciones aumentaron, el precio de los productos de exportación bajó, el 10 % de los hogares más ricos han recibido el 40 % del ingreso total.
Estas condiciones socio – económicas no permiten a América Latina reinsertarse a la economía mundial e ingresar a la competitividad con la falta de conocimientos tecnológicos, informativos, es decir, recursos humanos de alto nivel. Es evidente que no es posible entre otros factores sin sistemas educativos de calidad, pero para ello se requiere de políticas estadales que lo propicien. Estas transformaciones políticas y socio – económicas profundas en un proceso de interacciones mutuas, que faciliten una educación de calidad para rebasar los niveles actuales de desarrollo en Venezuela.
DESARROLLO
De cara a la tendencia social globalizadora, promovida por las grandes potencias (mercados comunes, desaparición de fronteras) y ante la política neoliberal de descentralización y privatización, hay una fuerte corriente de rescate de lo autóctono a partir del reconocimiento de la identidad, entendida esta en lo individual y lo social. Hay que potenciar toda identidad, tanto de la cultura, de la ciencia, de la educación, de los valores, partiendo de sus raíces y continuidad histórica; hay que proyectar sus especificidades luego de haber evaluado y valorado las trascendencias de las mismas, así como de las provenientes de todas las latitudes. Es por ello que se hace necesaria una estrategia alternativa de integración comercial como podría ser la implantación del ALBA (Alternativa Bolivariana para las América).
Cada vez más la educación se concibe como interacción de la escuela con la vida, de la enseñanza con la sociedad. La educación, el maestro, tiene que hacerse cargo de la realidad local y nacional, y de sus alumnos como sujetos del proceso educativo, y aprender a conocer estas realidades para que en su interrelación se transforme y desarrollen.
Es a través de las Escuelas Técnicas Robinsonianas, donde podemos crear conciencia a nuestros coterráneos de la importancia del logro de la independencia agroalimentaria que proporcionan a nuestros habitantes, un desarrollo sostenible y sustentable, que nos permitan cumplir con las metas del milenio.
Los procesos económicos, políticos y sociales actuales, exigen hombres con mayores capacidades y amplia preparación para la vida, por lo que se requiere dar solución a estos reclamos objetivos del desarrollo; para ello se necesita una Educación Técnica y Profesional que asuma sus compromisos actuales con los cambios educacionales que amerita la revolución de la Republica Bolivariana de Venezuela.
La contribución a esta transformación exige estrategias de desarrollo educativo para formar ciudadanos trabajadores, es decir, individuos "… completos, formados y dotados de aquellas capacidades y competencias básicas, de forma que se prevea su adecuado comportamiento tanto en la vida política y social como en el campo del trabajo y de la producción. Los ciudadanos deben ser, de este modo, sujetos y actores de su educación y formación, de modo que los capacite para adecuarse a los cambios del entorno socioeconómico y les permita el disfrute de los beneficios de la cultura y el ocio, en un proceso que se caracteriza por la adecuación a los cambios y el aprendizaje a lo largo de toda la vida" (Anta, G. 1998).
La sociedad, condicionada por los constantes cambios, le exige transformaciones a la educación, lo que implica "estar encaminadas a preparar profesionales capaces de aprender permanentemente para tratar con el cambio, y lo suficientemente flexibles para desempeñar una amplia gama de ocupaciones, afrontar la movilidad profesional y adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones de trabajo, independientemente del nivel" (Abreu, R. 1997).
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