- A modo de prólogo
- Una mirada de la situación educativa
- Reflexiones sobre la crisis de la educación
- Reflexiones para pedagogos
- Reflexiones para educadores y educandos
- El debate actual de la educación argentina
- Insuficiencias del paradigma educativo
- Los conceptos tienen alas
- La agenda pedagógica neoliberal
- Conclusión
- Notas
A modo de prólogo
"Nos lamentamos del desbarranque de la escuela pública, sin haber alcanzado a comprender los complejos movimientos que lo causan, ni abrir nuevas perspectivas teórico programáticas".
Estas palabras, que reflejan una de las mayores falencias en el discurso educativo, pertenecen a Adriana Puiggrós (1), quien propone que la educación posibilite la transformación social, a partir de la deconstrucción de los viejos discursos de los educadores, pedagogos y teóricos de la educación. Como intelectual(2), pretende articular un discurso alternativo, que deje al descubierto el "dispositivo neoliberal de tergiversación de los conceptos". De esta manera, la autora sugiere explorar todo aquello que se escapa a la organización oficial de los saberes y de los programas; esto responde a la idea de que la historia es una lucha permanente entre lo establecido, lo instituido, y la contingencia.
En función a este propósito, Puiggrós persigue dos ideas fundamentales para la elaboración de un discurso progresista alternativo: la primera consiste en rearticular el papel del Estado, "para que se convierta en un productor de espacios en los cuales fructifique el conocimiento, y en un distribuidor de saberes "; el segundo propone, además de promover el diálogo, diseñar un nuevo espacio público de educación, en el cual se comparta lo acordado a partir de las diferencias (op.cit.:10).
De este modo, puede observarse la relación de inclusión que se establece entre ambos objetivos, es decir, el primero entraña al segundo, en la medida en que sólo en un Estado democrático, se promueve el diálogo social, se equilibran las demandas de libertad y justicia, y se robustece la escasa capacidad educativa que posee la sociedad civil. Ése es el desafío de los intelectuales, es el mismo que propone también Torres, cuando afirma:
"Un intelectual crítico es alguien que ofrece a la sociedad como su espejo, los aspectos críticos que deberían ser confrontados para mejorar los mecanismos de sociabilidad, para mejorar los mecanismos de producción, para mejorar los mecanismos de intercambio político" (op. cit. : 49).
En relación a esto, y con el objeto de constituir "intelectuales transformativos"(3) , el presente trabajo se propone articular una reflexión crítica acerca de la situación educativa actual, a partir del análisis que realiza Adriana Puiggrós. Así, se articulará en dos partes: la primera responde a la división que realiza la autora, en su libro; la segunda comprende una apreciación, la cual se formulará en torno a la relación Educación – Estado. En otras palabras, el planteamiento teórico de Puiggrós sustentará la reflexión que se pretende realizar, abordando dicha relación.
La estructura de Volver a educar.
Además de la Introducción, el libro se compone de dos partes, tituladas: Una mirada a la situación educativa y El debate actual de la educación argentina. Cada una de dichas partes se divide en cuatro capítulos, los cuales, a su vez, se dividen en secciones. A continuación, se intentará sintetizar el contenido de cada capítulo, respetando los correspondientes títulos que la autora les otorgó.
Primera Parte:
Una mirada de la situación educativa
Capítulo I: Reflexiones sobre la conmoción cultural.
Entendiendo la política como el arte de la marcación (o articulación) de las diferencias en un espacio de lucha, Puiggrós sostiene que la educación es una forma de esa lucha. En otras palabras, educar es una tarea que implica el diseño del futuro, mediante la imaginación. Pero, en esa tarea, inciden impulsos destructivos que, expresados en términos de estrategias educativas, tienden a obstaculizar la transmisión de la cultura. Dichos impulsos se encuentran en todas las sociedades, unidos a intereses político-económicos y a una falta de imaginación. Así, educar e impedir la educación constituyen una condición indispensable de la cual dependerá el futuro.
A partir de la aceptación de la diversidad de lo real, es posible pensar la educación como campo problemático, constituido por elementos necesarios y elementos contingentes. Este concepto permite entender que las sociedades, lejos de ser estructuras acabadas, cerradas, "son productos históricos y sistemas de equilibrio entre necesidad y contingencia" (4).
Así, en Volver a educar, Puiggrós afirma que:
"los procesos sociales actuales y pasados, aquello que imaginamos y las teorías que elaboramos son canales, puntos de partida, limitantes y condicionantes del futuro. Pero el porvenir no se limita a esto: también existe el azar, la contingencia y todo lo que puede ocurrir más allá de nuestra imaginación"
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