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De las crecientemente mayoritarias argentinas "transoccidentales" (página 2)

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Las "Argentinas intraoccidentales" encuadran a las personas, preponderantemente descendientes de emigrantes europeos o de Cercano Oriente, presumiblemente de extracción ciudadana, que han venido aceptando acrítica o críticamente las pautas que sucesivamente ha impuesto la cultura occidental o euro americana, por intermedio de los sectores ocupantes de las posiciones de poder, así como por los medios masivos de comunicación. Predominan en todas las instituciones formales públicas y privadas, con excepción de algunos sindicatos obreros. También en las agrupaciones politicas de todo el espectro político.

La noción de especto o gama permite inferir que hay posiciones intermedias entre el polo "transoccidental" y el "intraoccidental. No puede descartarse que haya casos de desplazamientos de polos a lo largo de parábolas vitales, o, con sus imaginables desajustes, la "convivencia" de ambos polos en una misma persona.

Independiente de los marbetes escogidos, la diferenciación se remonta al traumático encuentro entre los colonizadores y evangelizadores españoles, y las etnias que estaban aquí "desde el origen". Sin embargo, la creciente "visibilidad" del fenómeno, es relativamente reciente, y mas reciente aun el comienzo de su tratamiento intelectual.

Los acontecimientos argentinos de octubre de 1945, aparecen como emblemáticos respecto a lo señalado en el párrafo precedente. De allí el juicio de valor negativo, tras el calificativo de "aluvión zoológico", al que seguiría el juicio de valor reivindicativo con el "grasitas".

Ya para esa época, habían hecho su entrada en las Argentinas, principalmente vía la cinematografía, con el apoyo de la prensa gráfica, las pautas del " American Way of life". Por sus posibilidades difusivas, este elemento fue más masivo, que la adopción puntillosa que los sectores "intraoccidentales", venían haciendo de las costumbres o modas parisinas y londinenses. Por esos tiempos, todavía existía un sector tradicional, detentador de grandes superficies agrarias en la "Pampa húmeda", que con el paso del tiempo devendría poco relevante en términos de influencia cultural.

Paradójicamente, los sectores "intraoccidentales", habían constituido una pujante clase media, que se fortaleció materialmente con el fenómeno peronista, del que fueran acérrimos enemigos. Ya para ese entonces, asomaban aisladas críticas a este sector, que seguiría creciendo luego de la autodenominada "Revolución Libertadora", y que mantendría ese relativo ascenso hasta entrada la década del 70.

En los tiempos que corren comienza a hacerse mas patente, al menos para ciertos sectores, en los cuales nos encuadramos, que hay unas Argentinas "Intraoccidentales" y otras Argentinas "transoccidentales". Las mismas conviven forzada y traumáticamente. Sustentados en marcos teóricos provenientes de las Antropologías y las etnologías, sostenemos que estamos ante dos paradigmas culturales o dos cosmovisiones (Weltanschauung).Ninguno mejor que otro. Ninguno superior que otro. Más si, queda claro, que los paradigmas que se polarizan en lo "intraoccidental" y en lo "Transoccidental", son cualitativamente diferentes.

Aunque esta característica, haya sido así desde el principio del contacto entre lo precolombino y lo "occidental", queda por estos tiempos mas evidente que por una mera razón de alta  fecundidad de las mujeres "transoccidentales" y una baja fecundidad de las "mujeres " intraoccidentales", los argentinos "transoccidentales" son una mayoría demográfica creciente. A esto han hecho su contribución, la migración que en las últimas décadas se ha incorporado a este polo, proveniente de Bolivia, Paraguay y Chile. Migración con gran congruencia sociocultural con las poblaciones de las provincias argentinas vecinas a esos países.

Esta mayoritariamente creciente población con pautas "transoccidentales", es el dato a nuestro juicio más relevante de los "asuntos argentinos" contemporáneos. Porque esta mayoría en términos demográficos, se proyecta en todas las dimensiones del quehacer humano. Y se nos hace que este fenómeno, emblematizado en la "cumbia villera", es algo de muy difícil metabolización para los sectores de la decreciente minoría "intraoccidental", que pese a tal condición, siguen siendo mayoría en  las instituciones públicas y privadas, particularmente en sus estamentos directivos. Desde allí (por ejemplo desde los grandes medios de comunicación), irradian concepciones, obviamente pertenecientes al arco ideológico "Intraoccidental", las que como no podía ser de otra manera son decodificadas por las mayorías transoccidentales de manera distinta a la de los portadores de los códigos emisores.

Frente a una cámara o micrófono o exposiciones públicas, los sectores intraoccidentales, se esfuerzan por parecer receptivos a este fenómeno. Ya tenemos muchas décadas en nuestras espaldas, como para decir, que cuando esa "publicidad " no existe, asoman resistencias de alta irracionalidad, todas susceptibles de ser tipificadas como sancionables por la legislación en materia de discriminación, racismo y xenofobia. Un campo de confrontación cotidiana entre las Argentinas Intraoccidentales y las transoccidentales, son las habituales peleas entre los conductores de ómnibus (abrumadoramente pertenecientes al polo transoccidental) en el área metropolitana de Buenos Aires, y las pasajeras (habitualmente son mujeres) que pertenecen al sector "intraoccidental".Ya sabemos con las frases despectivas, por parte de las pasajeras indignadas con que terminan estas disputas.

En materia de politicas públicas, hechas las salvedades de los abismos de legitimidad entre los gobiernos de facto o pseudo democráticos, y los democráticos, las mismas son formuladas e implementadas por personas pertenecientes al polo intraoccidental. Ello es un dato estructural plasmado en los presupuestos públicos. Y aún hechas con la mejor buena voluntad y eficiencia, pero con sus propias pautas culturales, que son distintas a las pautas culturales de los presuntos beneficiarios de esas políticas: Ello es más palpable, sobre todo, en las direccionadas a sectores donde es abrumadora la presencia de argentinos transoccidentales.

Esto se da también en la cotidianidad como por ejemplo la relación en los llamados "countries", que funcionan con personal que vive en asentamientos precarios, para servir a  familias "Intraoccidentales".

O la labor de los llamados "cartoneros" (transoccidentales hasta los tuétanos), que van en búsqueda de su sustento, en aquellos barrios de mayor poder adquisitivo o donde se concentra la actividades comercial y financiera( "intraoccidentales" por antonomasia).

La capacidad de "resiliencia" de estos eufemísticamente denominados "recicladores urbanos",es un indicador de la mayor capacidad de los argentinos "transoccidentales",para procesar los efectos de la crisis global en curso, la que golpea al corazón de las Argentinas "intraoccidentales" estrechamente vinculadas a las estructuras occidentales en curso de colapso, estructuras a las que en la mayoría de los casos han venido adscribiendo y sosteniendo acríticamente, contribuyendo a consolidar los mecanismos que trasnacionalizaron la economía formal argentina a partir de setiembre de 1955.

Saltemos de lo etnográfico a aspectos de tipo demográfico, que son obviamente indesglosables del flujo o fluencia vital de las Argentinas. Hacia fines del año 2008, se estimaba que la población argentina superaba ligeramente cuarenta (40) millones de personas. Estas personas estaban agrupadas en su inmensa mayoría en alrededor de 1610 centros urbanos superiores a las seiscientas personas. La distribución de esta población se localizaba en la red de asentamientos urbanos que se configuró entre 1880 y 1914, con la expansión acelerada de la red ferroviaria, la que terminó de configurar a las Argentinas "postcolombinas", que se había esbozado con las doce fundaciones españolas acaecidas entre la mitad del siglo XVI y las primeras décadas de siglo siguiente.

Ya en el Censo Nacional de 1914, se hacia evidente una distribución demográfica, que se concentraba en las grandes ciudades, particularmente en la de Buenos Aires y sus alrededores.

Hay tesis doctorales presentadas a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, demostrativas, que ya superó el siglo, la consideración como problemática, de la concentración demográfica en el Área metropolitana de Buenos Aires. Hay toda una corriente de opiniones-en la que nos enrolamos- que viene denunciando esa situación como anómala. Pero seria una necedad, desconocer que la dinámica de concentración persiste y ha soslayado todos los avatares institucionales devenidos desde el momento en que el fenómeno se hizo evidente, así como los ensayos gubernamentales para intentar atenuar esa concentración.

Ese fenómeno se ha repetido en menor escala tanto alrededor de las capitales de provincia, como en otras ciudades de relevancia propia.

Se perciben pues un proceso de acumulación de riqueza y de pobreza. Y se genera el encuentro traumático entre los dos extremos del polo arriba identificado, en las dimensiones cuantitativas también apuntadas.

Los así llamados pobres y los "empobrecidos", conviven con los sectores que detentan el manejo de las instituciones formales públicas y privadas. La recuperación del Estado de Derecho a partir de diciembre de 1983, con el marco de legitimidad que comporta, no consigue procesar este fenómeno, que pareciera tener visos de inexorabilidad. Inexorabilidad que resulta llamativa atento, se cuenta con una dotación de recursos naturales, que da la posibilidad de revertir los cuadros de carencias múltiples y crecientes que son perceptibles para quien recorra los arrabales metropolitanos argentinos.

Los emigrantes desde el interior y desde algunos países limítrofes, han venido obviamente con sus pautas culturales. Señalamos mas arriba que prácticamente no había fronteras culturales entre las provincias argentinas y los países con los que tenían límites.

Las consideraciones demográficas precedentes, refuerzan las etnográficas precedentemente formuladas.

Este es el panorama que percibimos, actualizado al verano austral de 2009.Una convivencia traumática entre dos cosmovisiones: una crecientemente demográfica, y otra decreciente en el mismo campo. La creciente fue siempre mayoritaria, aunque ahora se torna más "visible". Y la minoría decreciente, aun detenta el control de las instituciones formales públicas, privadas y hasta comunitarias.

Una digresión sobre el párrafo precedente, la constituye la circunstancia que en términos electorales las crecientes mayorías transoccidentales vienen votando candidatos propuestos por las estructuras formales intraoccidentales, que tienen obviamente perfiles del polo que los candidatea. Esa característica se estaría revirtiendo paulatinamente a partir de los niveles municipales y de algunas provincias. Cuando la última Convención Nacional Constituyente, un miembro de la misma advirtió las consecuencias politicas de un distrito único para las elecciones presidenciales. Así, las Primera y Tercera Sección electorales de la Provincia de Buenos Aires, que encuadran a los distritos del conurbano bonaerense, donde la creciente mayoría transoccidental es contundente. Ello tendrá traducción en los pronunciamientos electorales futuros.

Nos da la impresión, que la minoría decreciente, es reticente en al menos asumir, que hay una mayoría creciente que tiene idiosincrasias, estilos de vida o modos de estar siendo, que le son antagónicos, o en el mejor de los casos distintos.

Ese panorama de desencuentros es aquel desde donde las Argentinas deben procesar la crisis multidimensional que conmueve al planeta. Las tensiones entre las tendencias globalizantes y las reacciones localistas, son algo con lo que habrá que acostumbrase a convivir.

Sabemos que serán excepción los argentinos "transoccidentales " que lean estas digresiones. Mas bien serán argentinos "intraoccidentales", muchos de los cuales, hasta se podrán irritar por nuestros enfoques.

Pero esto es lo que vamos concluyendo a lo largo de nuestra intensa parábola vital.

Como ya lo hemos sostenido en anteriores oportunidades, anhelamos que estos complejos panoramas se procesen- no digamos resuelvan- de manera democrática y pacífica.

Sabemos que nuestro anhelo tiene mucho de utopía. Apostamos a ellas desde nuestro entornos específicos, convencidos de las soluciones solidarias instrumentadas "cara a cara", en cada barrio, en cada comarca, en cada pequeña localidad o asentamiento; encuadradas en las entidades de bien público de primer grado y en su respectivo municipio.

Redactamos la presente comunicación -una suerte de actualización de las anteriores- convencidos que cada persona, por el sólo hecho de existir es una entidad superior, y puede dignificarse, libre y responsablemente, mediante el ascenso conciente de su individualidad.

(Redactado en Buenos Aires, entre el  13  y el 19 de febrero de 2009)

 

 

 

Autor:

Alfredo Armando Aguirre

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