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Mejora de la Educación Superior en la República Dominicana


  1. Fuentes consultadas

El 28 de octubre de 1538 mediante la bula papal, In Apostolatus Culmine, decretada por el Papa Paulo III, se fundó la primera universidad del Nuevo Mundo, ubicada en Santo Domingo, República Dominicana. La Universidad Santo Tomás de Aquino fue creada en el reinado español de Carlos I, aunque este no la reconoce hasta dos décadas más tarde, y en su momento fue la primera entidad de educación superior del hemisferio occidental. Cabe destacar, que antes de su conversión a centro de estudios superiores, la institución fue creada para la formación de los sacerdotes en el 1518 y era dirigida por la Orden Dominicana (Cocco, Manuel 1990; citado por Mirabal, Yoselman 2016:278).

Como se puede observar, la educación superior del Nuevo Mundo, inició por la República Dominicana. Aunque se debe reconocer que existieron interrupciones a lo largo de la historia, haciendo obligatorio que se hable de un reinicio, de dicha educación, a partir del 16 de noviembre del año 1914, bajo la nueva nominación de Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); Y finalmente, mediante la Ley No. 5778 del 31 de diciembre del año 1961, se otorgó la autonomía a dicha institución (Mirabal, Yoselman 2016:278).

Es así como, República Dominicana, siendo la más antigua del hemisferio, se convierte al mismo tiempo en una de las más jóvenes de la región, en materia de educación superior. Y en ese sentido, cobra relevancia el tema del presente ensayo: Mejora de la Educación Superior en la República Dominicana.

No se puede hablar de mejora de la educación superior del país, si no se conoce cuál es la realidad de la misma. En tal razón, un primer paso lógico del presente trabajo debe ser la realización de un diagnóstico de la educación superior dominicana. Pero por otro lado, se debe destacar que, toda evaluación interna, en cualquier aspecto, de un país, no reflejará resultados fiables si los referentes son el mismo país; por lo qué, es imperante acudir a los referentes externos existentes, sobre la educación superior.

El referente externo más cercano, y que involucra a República Dominicana, lo constituye la UNESCO y la CEPAL; organismos reguladores de la calidad y el desarrollo de la región Latinoamericana y del Caribe, y que dentro de sus objetivos se encuentra lo referido a la educación superior de los países que lo integran. Respecto a la educación superior, la UNESCO celebró los días 5-9 de octubre del 1998, en la ciudad de París, Francia, la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, titulada: "La educación superior en el siglo XXI". Dicho congreso mundial, tomó con punto de partida (entre otros) el artículo 26 de la Declaración de los Derechos Humanos (1948), que establece que el acceso a la educación superior ha de ser igual para todos, en función de los méritos respectivos.

Para la UNESCO, según el artículo 11, de la Educación superior en el siglo XXI (ESSXXI), sobre la Evaluación de la calidad, en su literal (a) dice:

La calidad de la enseñanza superior es un concepto pluridimensional que debería comprender todas sus funciones y actividades: enseñanza y programas académicos, investigación y becas, personal, estudiantes, edificios, instalaciones, equipamiento y servicios a la comunidad y al mundo universitario. Una autoevaluación interna y un examen externo realizados con transparencia por expertos independientes, en lo posible especializados en lo internacional, son esenciales para la mejora de la calidad. Deberían crearse instancias nacionales independientes, y definirse normas comparativas de calidad, reconocidas en el plano internacional. Con miras a tener en cuenta la diversidad y evitar la uniformidad, debería prestarse la atención debida a las particularidades de los contextos institucional, nacional y regional. Los protagonistas deben ser parte integrante del proceso de evaluación institucional. (UNESCO 1998:27)

Según lo expresa este artículo (11) antes citado, el aspecto principal a tomar en consideración en la educación superior del presente siglo (XXI) es, sin duda, el nivel de calidad de la misma, calidad que debe incluir: "enseñanza y programas académicos, investigación y becas, personal, estudiantes, edificios, instalaciones, equipamiento y servicios a la comunidad y al mundo universitario"; es decir que debe ser integral. Este mismo artículo (11), pero en su literal (b), señala que la calidad también incluye "que la enseñanza superior esté caracterizada por su dimensión internacional: el intercambio de conocimientos, la creación de sistemas interactivos, la movilidad de profesores y estudiantes y los proyectos de investigación internacionales".

Por otro lado, se encuentra la CEPAL, que según los informes 2015 y 2016, se puede apreciar que ha apostado a una educación superior mancomunada a la educación técnica profesional (ETP), esta última se inicia en el segundo nivel (secundaria) de la educación permitiendo a los estudiantes insertarse en el campo laboral antes de entrar al terciario educativo, y por ende tener resuelto el aspecto financiero que les garantizará su permanencia en dicho nivel educativo, que según la UNESCU y la propia CEPAL, es el factor más influyente de la desigualdad reinante en el mundo de la educación superior.

María Paola Sevilla (2017), inicia su serie "Políticas Sociales", con el apoyo de la CEPAL, Naciones Unidas y el Ministerio de Asuntos de Exteriores de Noruega, diciendo:

A nivel mundial existe un interés renovado y generalizado por la Educación Técnica Profesional (ETP), reconociéndose su potencial para responder a los desafíos de equidad, productividad y sustentabilidad de las naciones. Diversos organismos internacionales están desplegando esfuerzos y recursos para asesorar a los países en el fortalecimiento de sus sistemas de formación para el trabajo, de modo de hacerlos más pertinentes a las demandas del sector productivo y de la sociedad en general. Por su parte, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidades, que rige los programas mundiales de desarrollo durante los próximos 15 años, asigna un rol protagónico a la ETP al incluir objetivos que incitan explícitamente a los Estados a propiciar el acceso igualitario y de calidad a esta educación y a aumentar el número de jóvenes y adultos con competencias técnicas y profesionales para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento. (Sevilla, María 2017: 9)

Al dar una mirada panorámica a la educación superior de República Dominicana, se debe reconocer que se han dado pasos muy importantes, a fin de que se produzcan mejoras progresivas y tendentes a producir los cambios paradigmáticos necesarios, que el sistema requiere para ponerse a tono con las nuevas exigencias del presente siglo (XXI) en el orden de dicha educación. Uno de esos pasos trascendentes, fue la creación de una Ley general de educación superior puesta en vigencia el 13 de agosto del año 2001, la Ley 139-01. Esta ley, obligó la puesta en función de la Secretaría de Estado de Educación Superior Ciencia y Tecnología (SEESCyT), hoy Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCyT), que inicia con la toma de control del sistema de educación superior dominicano, creando normativas y reglamentos a ser aplicados en todas las instituciones de educación superior (IES) del país. Así como la realización de las evaluaciones institucionales internas y externas, a cada una de las universidades en función del país.

Algunas de las universidades evaluadas, no resistieron el rigor de las evaluaciones y en consecuencias fueron cerradas; otras lograron calificar, poniéndose al día, dentro del plazo otorgado por el organismo rector, lo que les permitió continuar prestando el servicio a la sociedad dominicana y en tal sentido elevar su nivel de calidad.

Otro de los pasos importantes dado, fue la elaboración de planes estratégicos para la educación superior en el país, el Plan Decenal de Educación Superior, 2008-2018 y del Plan Estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación 2008-2018. A través de estos planes estratégicos, la educación superior dominicana tomó una dinámica distinta y a la vez significativa, ya no se dan palos a ciegas ni se camina sin dirección definida, ahora se tienen metas claras y especificas de hacia dónde se quiere llegar como nación. Amén de las presiones recibidas de organismos internacionales, como son los famosos Objetivos del Milenio que desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se han impuesto sobre todas las naciones del mundo, en especial en la región Latinoamericana y del Caribe.

Estas presiones externas han contribuido con la mejora de la calidad en los diversos aspectos del desarrollo del país, dentro de ellos la educación en sus diferentes niveles: Primaria, Secundaria y Superior. Por otro lado, el Estado, a través del MESCyT, implementó programas de becas nacionales e internacionales que favoreció (y aun favorece) a gran parte de los docentes del sistema de educación superior, que ha permitido, a esos docentes, elevar su nivel de conocimiento a los puntos mínimos exigidos por las organizaciones internaciones, en materia de titulaciones (especialidad, maestría y doctorado) que deben tener los docentes del nivel terciario.

Otro aspecto a resaltar, es que el país ha adoptado la educación técnica profesional (ETP), promovida por la CEPAL en la región Latinoamericana y del Caribe, en el nivel medio de la educación; este hecho se evidencia en un informe dado a conocer por el Ministerio de Educación (MINERD) el año pasado (2016), dedicado de manera exclusiva a presentar los logros alcanzados por el programa de ETP durante los años 2012-2015, que solo en las tres (3) provincias principales del país (Santo Domingo, San Cristóbal y Santiago) alcanzaron la cifra de ochenta y dos mil ciento ochenta y uno (82,181) que completaron dicho programa, y que hecho, el ochenta y siete punto siete por ciento (87.7%) de los encuestados estaban inserto en el campo laboral al momento de la presentación de dicho informe.

A pesar de los avances, que de forma palpable, se pueden apreciar en materia de educación superior en el país, cabe decir que no todo es color de rosa; al igual que el resto de la región Latinoamericana y del Caribe, el país experimenta un alto índice de desigualdad en el nivel terciario de educación. Según Francisco P. Fortuna (Educación superior: ¿Derecho o privilegio? 2017), el treinta punto once por ciento (30.11%) del total de los que aprobaron las pruebas nacionales en el período 2011-2016, no pudieron acceder al tercer nivel de educación, y que a pesar de que el sesenta y nueve punto noventa y nueve (69.99%) logró matricularse en dicho nivel, solo el treinta y siete punto catorce (37.14%) pudo mantenerse en él. Continúa diciendo Fortuna en su análisis, que solo entre el treinta y el cuarenta y uno por ciento (30-41%), de los que ingresan al sistema de la educación superior dominicano logran finalizar los estudios (Fortuna A. 2017: 4).

Lo antes dicho, representa un gran reto tanto para el Estado, como para los organismos encargados del tercer nivel de educación en el país. Entre las preguntas que deben plantearse están: ¿Por qué el 30% de los que completan el bachillerato no tienen acceso a la educación superior? ¿Cuáles factores inciden para que más del 50% de los que inician el tercer nivel de educación no completen el programa?

Concluimos el presente análisis diciendo, que aunque son diversos los factores que inciden en estas dos realidades planteadas, el principal de ellos es el factor financiero o económico. El Estado garantiza los dos primeros niveles de la educación, sin embargo, no ocurre lo mismo con el nivel superior, esto es a pesar de que la Ley 139-01 establece, en su artículo 90, "…El Estado Dominicano tendrá la responsabilidad de financiar la educación superior pública y de contribuir al financiamiento de la privada". También dice dicha ley, en el artículo 89, "La educación superior debe estar adecuadamente financiada por la sociedad, a fin de garantizar su cobertura, pertinencia y calidad y permitir el acceso y permanencia a la misma a todos aquellos que califiquen sobre la base de sus méritos, capacidades y esfuerzos…".

Es cierto que existe la universidad del pueblo (UASD), pero sabemos que no es suficiente para suplir la demanda del país, desde que logró su autonomía (1961); pues apenas un año más tarde (1962), tuvo surgir el sector privado (PUCMM) debido a la gran necesidad que, en materia de educación superior se abocó el país.

Fuentes consultadas

Fortuna Amador, Pablo (2017). Educación superior: ¿Derecho o privilegio? Santo Domingo: UCSD. (Artículo)

Mirabal, Yoselman (2016). Introducción a la Educación. Santo Domingo: Producciones Mirabal.

Sevilla, María (2017). Panorama de la educación técnica profesional en América Latina y el Caribe. Chile: Naciones Unidas.

UNESCO (1998). La educación superior en el siglo XXI. París

Informe General Sobre Estadísticas De Educación Superior 2015 Y Resumen Histórico 2005-2015

Silié, Rubén; Cuello, César & Mejía, Manuel (2004). Estudio sobre la calidad de la educación superior en la república dominicana.

 

 

Autor:

Francisco Pablo Fortuna A. Th, D.

UCSD & UNEV