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Aborto y pensamiento progresista


Partes: 1, 2, 3

    1. Antecedentes históricos al aborto
    2. Los Derechos Humanos y normativas referidas a la protección de la vida
    3. Supuestos de despenalización del aborto: sistema de indicaciones y sistema de plazos
    4. Formas de practicar el aborto. Algunas consecuencias
    5. ¿A qué intereses sirve el aborto?
    6. El aborto y las políticas de control de natalidad en los países en desarrollo
    7. Pensamiento progresista y aborto
    8. Los cristianos, la Iglesia y el aborto
    9. Efectos que produce en la sociedad las legislaciones sobre el aborto
    10. Consideraciones al aborto
    11. Conclusión
    12. Algunas referencias bibliográficas
    13. Documento Anexo

    Antecedentes históricos al aborto

    En el transcurso del sigo XX se experimentó una gran aceleración de las prácticas legales del aborto. Ya en 1.920 la Unión Soviética despenalizó la interrupción del embarazo por motivos demográficos, y en la década de los treinta se añadieron varios países escandinavos, del este de Europa y Japón. Sin embargo, es a partir de la década de los sesenta cuando se inicia la gran carrera de las legalizaciones en el mundo occidental. Ahora se añaden otro orden de razones: médicas, eugenésicas, morales y sociales.

    Las civilizaciones, entonces y ahora, se han caracterizado por disponer la ideología al servicio de los intereses de turno, restringiendo los derechos de las personas y ocultando unos motivos inconfesables.

    Durante siglos, los intereses dominantes de los varones fueron determinantes para cuestionar que las mujeres tuvieran la misma dignidad que ellos, y eso aún hoy pesa en nuestra historia. Sirvan de ejemplo afirmaciones como las siguientes, realizadas en distintas épocas por algunos intelectuales y filósofos:

    "La mujer siempre será mujer, es decir, estulta (necia) aunque se ponga la máscara de persona" (Erasmo).

    "La mujer representa una especie intermedia entre el niño y el hombre" (Aristóteles).

    "La mujer es un animal de cabello largo e ideas cortas"… "Se une inmediatamente a algún hombre que la oriente y la dirija. Esto se debe a que necesita un señor y un amo" (Schopenhauer).

    Igual tratamiento tuvieron los niños. La idea actual sobre la infancia, que considera al niño como una persona con necesidades e intereses propios, es muy nueva. Desde la Edad Antigua se percibía al niño como un objeto propiedad del padre. En las antiguas Grecia y Roma el aborto y el infanticidio estaban generalmente permitidos y socialmente aceptados. Esparta, eminentemente guerrera, precisaba varones fuertes, de manera que muchas niñas y los niños más débiles o con malformaciones, eran despeñados nada más nacer.

    Es a partir del siglo V cuando se produce un cambio importante impulsado por el cristianismo con la filosofía "Deus Carita est", que refuerza la responsabilidad del padre sobre los hijos; se empieza a considerar que dar muerte a los hijos es asesinato y comienza a estar mal visto el abandono de los niños.

    También durante siglos se negó la condición humana de los esclavos. Los intereses económicos de la época precisaban de mano de obra, sin ninguna condición, para poder llevar a cabo las construcciones de aquellas grandes civilizaciones que hoy nos dejan boquiabiertos.

    En la colonización de América se afirmó con contundencia por muchos, que los indígenas no eran humanos y que eran similares al mono. ¿Cómo si no se hubiera podido sostener aquella situación y justificar la expoliación, violaciones, abusos y crímenes que se realizaron a pesar de las voces que se levantaron contra este genocidio?

    La historia reciente nos sitúa ante aniquilaciones similares como el holocausto nazi, que se llevó a cabo despojando a los judíos de la dignidad de persona. Quienes efectuaban aquellas atrocidades no tenían la menor duda de que eliminar a aquellos seres era legítimo. Se hacía legalmente. Detrás de cada una de estas actuaciones siempre han existido intereses.

    edu.red

    En la actualidad el gran debate del aborto se sustenta en la negación de la dignidad humana del no nacido. De esta manera, al igual que en los acontecimientos anteriores, se puede proceder a su aniquilación como si se trataran de un mero tumor o de un parásito que invade a la madre.

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